domingo, 2 de agosto de 2009

La semana negra del PP y la mancha negra de Mallorca.

Luis Bárcenas, ex tesorero del PP.

La pasada fue tal vez la semana más negra del PP. Después de meses de investigación, el miércoles, un juez del Tribunal Supremo decidía pedir al Senado el suplicatorio para procesar a Luis Bárcenas, tesorero del PP, por los presuntos delitos de cohecho (soborno) y delito fiscal. Rajoy, su presidente, quien guardaba desde hace tiempo un silencio cómplice, perfectamente enterado de todo el mecanismo judicial, “cesó temporalmente” a Bárcenas como Tesorero del PP horas antes que el público conociese la decisión del Tribunal Supremo. O hizo que Bárcenas presentase su dimisión en la tesorería, dejando al margen su cargo de senador. Con ella se iniciaba el declive de este Senador por Cantabria, que lo mismo hacía alpinismo como se arrastraba por las profundidades de la política. Luis Fraga, senador por Cuenca, y amigo del de Cantabria, estudió en ICADE junto con él. Ambos habían leído a Jack London y Joseph Conrad. Ambos eran alpinistas y lo mismo subían a la cima sudamericana del Aconcagua como abrían la “vía española” en el Everest. “Luis –dice Fraga de él– tiene los valores de la montaña. Es valiente, discreto, ordenado, prudente, con sentido común, preparado. Y sabe esquivar el protagonismo y los conflictos”. Fraga recalca que al tesorero “le inquieta la fortaleza de las instituciones: las Cortes, el Gobierno, la educación y la Justicia”. Luis Bárcenas ha adelgazado 17 kilos en estos intensos meses.


El 31 de marzo, Baltasar Garzón había acusado al tesorero del PP y custodio de las finanzas del partido, de haber cobrado 1,3 millones en sobornos, conseguidos de las empresas vinculadas con Correa, a cambio de concesiones de actos públicos del partido. Las pruebas indicaban que se había enriquecido, aumentando su patrimonio espectacularmente, y que habría efectuado operaciones opacas en paraísos fiscales. Entre sus posesiones, destacan tres casas: una en Madrid, otra en Marbella y una más en Baqueira Beret, que son pagadas al contado. Pero ¿cómo? ¿Tanto da el ser contable del PP? ¿También a él le había tocado la lotería, como a Carlos Fabra, presidente del PP en Castellón? Bárcenas es investigado por la Policía por haber ingresado en un banco 330.000 euros en billetes de 500 euros, cantidad que coincide con el pago de uno de los cheques que fueron destinados al chalé de Baqueira. El senador y contable del PP justifica esta operación como la devolución de un crédito solicitado previamente para una compra de cuadros que resultó fallida. Los investigadores policiales tasan su patrimonio entre 3 y 3,5 millones. Pero Bárcenas quiere tomar el toro por los cuernos. Y solicita comparecer voluntariamente y con carácter de urgencia ante el Tribunal Supremo. Alega que ese dinero procede de su sueldo en el PP, de herencias y de las revalorizaciones de sus inversiones. Rajoy, siempre en defensa tanto de Bárcenas como del eurodiputado Gerardo Galeote, se declara convencido de que nunca “nadie podrá probar” que ambos “no son inocentes”. Enterado antes que nadie de la decisión del juez Moterde, el presidente del PP le acepta, al fin, su “cese temporal” como tesorero del partido. Bárcenas no dimite y Rajoy realmente no le cesa, sino que lo “libera temporalmente” de sus responsabilidades para que pueda ocuparse plenamente de su defensa.


Desde la imagen de Bárcenas, sometido al detector de metales, a las peticiones de algunos dirigentes del PP, que se suman a quienes desean ver a Bárcenas fuera del partido, los detalles anteriores a dicha dimisión eran especialmente interesantes. A Rajoy se le hacía cada vez más difícil vender sus mensajes. Esperaba y espera todavía que el foco valenciano se archivase, mientras crecía la rebelión contra el tesorero del PP. Había quienes estaban convencidos de que Rajoy no iba a ceder a las presiones. Pero otros creían que a Bárcenas “se le había ido la cabeza” y que, ante esa circunstancia, Rajoy debería reconsiderar su postura. El tesorero ya había desvelado en su entrevista en “ABC” el acuerdo al que había llegado con su presidente. Una parte del PP quería acabar con el tesorero del partido, que tan mal nombre estaba dando a su formación. El diario “El País” destapaba hace unos días las supuestas estrategias de Bárcenas, chantajeando a dirigentes del PP con hacer públicos datos privados de los papeles de la sede “popular” que se habría llevado a casa.


El presidente de la Diputación de Orense, José Luis Baltar, señalaba que el tesorero debería pedir su dimisión, mientras que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sostenía que el caso tenía un “un planteamiento claro, con fecha cierta” tras confirmar Bárcenas que se iría, si el Supremo lo imputaba. La vicesecretaria, Ana Mato, volvía a abogar por su “presunción de inocencia”. Y Alvarez Casco, ex secretario general del PP, intercedía a su favor ante el propio Rajoy. Tres eran los motivos aludidos, según el diario “El Mundo”: por interés del partido, por igualdad con otros casos y por coherencia por la ausencia de una imputación formal contra él. “A mí –protestaba Rajoy el pasado 15 de julio en el Foro ABC, en Málaga, nervioso y harto de verse acosado por los suyos como encubridor del tesorero del PP–, Bárcenas no me ha chantajeado. Si algo he demostrado en política es que no acepto ni chantajes ni presiones”. Y añadía, ante la pregunta de si creía que Bárcenas se había llevado de Génova nueve cajas con información comprometida: “Con franqueza, a mí no me consta que se las haya llevado”.



La irrupción de Esperanza Aguirre, enfrentándose a Bárcenas, había agravado la situación. Esperanza Aguirre aludía el 13 de julio pasado a la responsabilidad del líder del partido, Mariano Rajoy, en el tema Bárcenas, con una velada insinuación a que debería dejar el cargo. “Rajoy sabrá lo que tiene que hacer en cada caso”, contestaba al ser preguntada sobre el tesorero “popular”. “Pero yo le pido de rodillas al señor Bárcenas que toda la información que tenga sobre mí la haga pública cuanto antes y además, con mucha claridad y con mucha precisión”. Preguntada acerca de si sentía “algún temor” ante esta posibilidad, Aguirre contestaba con su sonrisa de sabelotodo: “Fíjese el temor que tengo”. Su consejero de Economía y Hacienda, Antonio Beteta, manifestaba tajantemente que no entendía “cómo se puede soportar” que Bárcenas siguiera en el cargo ya que consideraba un error “enrocarse en un puesto”. “Si, en algún momento, ves tu honorabilidad afectada –declaraba Beteta–, lo mejor que puedes hacer es dimitir”. El tesorero del PP insinuaba que los papeles comprometedores podrían afectar al ejecutivo madrileño, pero Aguirre, en lugar de achicarse, pedía al tesorero nacional del PP que “no se cortara un pelo y hablara lo que quisiera” respecto a su persona, al tiempo que reclamaba una vez más que se levantase el secreto del sumario de “Caso Gürtel”. Mientras tanto, el líder conservador mantenía su silencio y agradecía a los suyos su “paciencia y espíritu deportivo”.



La situación se complicaba el domingo pasado, cuando Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, negaba tajantemente haber recibido regalos de “El Bigotes” y amenazaba con presentar querellas contra quien osara dudar de su honorabilidad. Al día siguiente, arropada por la mayoría de sus concejales del equipo de gobierno, se acogía al acostumbrado “Y tú también”. “Todos los políticos de este país –se excusaba la alcaldesa–, desde el primero al último, reciben regalos y sospecho que los del presidente del Gobierno tienen que ser más grandes y más caros que los de la alcaldesa y los concejales”. La alcaldesa de Valencia se defendía de las informaciones que la relacionaban con la trama del “Caso Gürtel”, señalando que era una persona “íntegra”. Y que lo seguiría siendo “para orgullo” de su equipo de trabajo, de su familia y de sus conciudadanos. El presidente de la Generalitat trasladó su apoyo a la alcaldesa, durante un encuentro en un restaurante en la playa de la Malva-rosa de Valencia, donde almorzaron juntos. Un tipo de encuentros habituales, según fuentes municipales, puesto que la alcaldesa y el presidente Camps se ven “casi todos los días” y hablan, aprovechando estas reuniones, para tratar sobre temas que afectan a la Comunitat y a la ciudad.

Camps habla con Rita Barberá


Rajoy se ha aferrado a la escasa cuantía de la multa con que, a su juicio, está castigado el delito de cohecho impropio: “Es evidente –contesta– que la pena de banquillo, que el señor Camps lleva pagando desde hace cuatro meses, es mucho mayor que la pena de los 2.500 euros”. Pocos en el PP muestran dudas del desgaste que suponen estos escándalos judiciales para Rajoy. Al contrario, confían en que la decisión del recurso presentado por Camps, previsto para mañana, lunes, sea positivo y siga acaparando votos. E insisten en que los trajes a medida de Francisco Camps y los bolsos de lujo de Rita Barberá han pasado a ser parte de la normalidad española. “Todos los políticos reciben regalos”, certifica la alcaldesa valenciana, quien lamenta que los bolsos y los trajes “absoluta y perfectamente legales” hayan relevado de las portadas de los medios de comunicación al desempleo que afecta a cuatro millones de personas, lo que a su juicio supone “una vergüenza”. Barberá critica que el paro “desaparezca del primer nivel de la información” y se pregunta qué pensarán “los cuatro millones de parados” de que los medios “se ocupen de un bolso o un traje, cuando es algo absoluta y perfectamente legal, y no de que no pueden comer cuatro millones de españoles”.


A 162 millas de Valencia, en pleno mar Mediterráneo, la isla de Mallorca, en donde el Rey llegaba ayer, sábado, procedente de las Islas Madeira, (Portugal), de viaje oficial. Pese al atentado que, cual mancha negra, pesaba sobre la isla, Don Juan Carlos no estaba dispuesto a renunciar a sus vacaciones de verano. Dos días antes, se había producido el atentado en Palmanova, a diez kilómetros de Marivent, residencia veraniega de la familia real. Mil seiscientos agentes, entre policías y guardias civiles, rastreaban la isla en donde una bomba lapa –entre tres y cuatro kilos de explosivos– colocada en los bajos de un todoterreno de la Benemérita, había acabado con dos jóvenes guardias civiles. Las fuerzas públicas proseguían con todos los controles, en busca de los autores del atentado. El Rey dijo sentirse “segurísimo y encantado” de llegar a Mallorca. E insistió en que a los terroristas de ETA “hay que darles en la cabeza y continuar hasta acabar con ellos”. Pese a que los etarras tuvieron el tiempo suficiente para instalar las dos bombas, una de ellas explosionada por artificieros, y abandonar tranquilamente la isla, tras haberla colocado la noche anterior, la “Operación Jaula” continúa a la caza de los terroristas. Y Mallorca sigue sometida a estrictos controles antiterroristas tanto para la seguridad del Rey como para atrapar a los autores del atentado, convirtiendo la isla de la calma en un campo lleno de cepos y de cazadores en busca de ratones, ante la alarma e incredulidad de los turistas.

Los reyes, en Mallorca.


Más de 6.000 personas se concentraron en la tarde del viernes en el antiguo cuartel de la Guardia Civil de Palmanova para rechazar profundamente todo tipo de violencia y protestar contra el atentado. La concentración, organizada por el Govern Balear, el Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Calvià, se llevó a cabo en la calle de Miquel dels Sants Oliver, y transcurrió bajo el lema “Todos juntos contra el terrorismo”. Hubo, al mismo tiempo, concentraciones de repulsa en las calles de toda España. Rubén Puelles, hijo del inspector de la Policía Nacional, Eduardo Puelles, asesinado el pasado 19 de junio por Eta, afirmó que los atentados de la banda armada “no tienen sentido” y aseguró que “han perdido la cabeza”. “Desgraciadamente –manifestó Rubén, quien no reprimió su rabia contra Eta–, he tenido que vivir lo mismo hace mes y medio. Son una banda de hijos de puta, con todas las letras –recalcó–. Tanto los terroristas como los que les apoyan”.


Atentados como este, en Mallorca, pueden cambiar su imagen de isla de la calma, ya amenazada por el turismo de masas


Marcados por el luto del atentado de ETA en Palmanova, que se cobró la vida de los dos guardias civiles, Diego Salvá Lezaun, de Pamplona y de 27 años, y Carlos Sáenz de Tejada, nacido en Burgos y de 28 años, los Reyes iniciaron sus vacaciones en la isla de la mancha negra, acortadas en casi una quincena. Anteriormente, solía llegar a la isla entre el 15 y el 20 de julio. El día anterior, Mallorca había recibido su primer golpe mortal, en el que los verdes también lloraron.

Compañeros de los dos guardias civiles asesinados el jueves en Palmanova lloraron durante el funeral. Foto Reuters.


Cinco dibujos de impacto: Premio especial Medio Ambiente. José Antonio Costa. UFPI


Premio Portifolio Especial. Categoría Charge. Ricardo César de Araújo UNISUL

Vencedor de la Muestra Competitiva de Cartum. Tema Medio Ambiente. Mohammad Alí Kalahi.



Dos dibujos de Pepe Roig, a propósito de los atentados en Mallorca: Queda la palabra y Eta No.







2 comentarios:

Anónimo dijo...

Transcurre la lidia incesante como un problema irresoluble. Una vez muerto el toro, saldrá otro renovado y brioso como una España prometedora. Y así sucesivamente. En este orden de cosas, ETA es el picador. Nos debilita hasta la extenuación, y predispone hacía el resto del curso agónico. No son frecuentes, o -ocurren con menor frecuencia- el derribo del caballo, ni el salto de la barrera, ni la cogida del diestro. (Saldrá otra cúpula Artapalo) y en tales casos estos hechos no cambiarían el estado de cosas. El destino inexorable será la estocada mortal y/o la puntilla. ¿Cómo España podría negarse a salir a este ruedo fatal? Quizá haya que plantearse dejar de ser tan bravos, tener tanto encaste y trapio, y buscar la asunción de la mansedumbre que no entre a los trapos y posibilite otras expectativas.
chiflos.

Santiago Miró dijo...

Amigo Chiflo: tu comentario es muy sutil y hace reflexionar a fondo.