viernes, 25 de febrero de 2011

Berlusconi, il Cavaliere. (I) Juzgado por tres magistradas.


Karima el Mahrong, conocida por Ruby, en el centro de las pesquisas de la Fiscalía de Milán que investiga al primer ministro italiano por incitación a la prostitución de menores y concusión.



De izquierda a derecha, Carmen D'Elia, Giulia Turri y Ursulina De Cristofaro, las tres magistradas que forman el tribunal que juzgará a Berlusconi (EFE)


Para Silvio Berlusconi las mujeres a menudo han sido meros objetos sexuales de los que se aprovechó gracias a su poder y a su dinero. Y, su habilidad para torear la Justicia sufrió un duro golpe, al enterarse de que serán tres juezas las que le juzguen por supuesta incitación a la prostitución de menores. “La verdad –ha comentado, no queriendo demostrar el temor de que sean ellas las que le juzguen–, no estoy nada preocupado”. Y prefiere seguir vanagloriándose de haber humillado y denigrado sin recato a las mujeres, comprándolas como mercancía fresca. Hartas de aguantar su prepotencia, las mujeres italianas se han lanzado contra él, explotando de indignación y manifestándose por toda Italia al grito de ¡Basta!

Tres nombres femeninos le juzgarán el próximo abril por prostitución de menores en un juicio que podrían marcar el inicio de su final. Se trata de tres magistradas que, si il Cavaliere no encuentra otra forma de burlar la ley, formarán el tribunal que le juzgará el próximo 6 de abril en Milán. La jueza Cristina di Censo ha admitido la solicitud de juicio inmediato por abuso de poder y prostitución de menores y concusión en el marco del caso Ruby. Las acusaciones se remontan a 2010, cuando Karima el Mahgroug, alias Ruby, una menor marroqui detenida por el presunto robo de 3.000 euros, fue liberada gracias a la intervención directa de Berlusconi. Al ser menor de edad, marroquí y no tener el pasaporte en regla, los agentes habían decidido llevarla a comisaría. Pero, tras enterarse de la noticia, Berlusconi llamó al jefe de Policía de Milán para que la liberaran por tratarse, según dijo, de la nieta del todavía presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y así evitar un conflicto diplomático.

(Se hace difícil olvidar que Berlusconi, más que cualquier jefe de gobierno europeo, siempre trató con guante de seda las relaciones con Mubarak y con Gadafi. Y presumió de contar con estas amistades y de recibir, como regalo de este último, un anillo de oro. Claro que también el ex presidente Aznar supo apoyar a ambos –a Berlusconi y a Gadafi–, recibiendo de éste un caballo como regalo y de aquél su apoyo “moral” y político.)

Las tres magistradas que juzgarán a Berlusconi, una decisión que ha sido cuestionada por el entorno del mismo, son Carmen D'Elia, Giulia Turri y Orsola de Cristofaro. “Ya hay tres mujeres en el proceso Mills –ha declarado en tono irónico Piero Longo, uno de los abogados de Il Calviere–. Las tres son apreciadas y, en algunas ocasiones, agradables”. Menos fino ha estado Gaetano Pecorella, ex abogado del premier y hoy diputado del Pueblo de la Libertad, quien ha cuestionado la imparcialidad y la profesionalidad de las juezas: “Es peor de lo que se podía esperar. Viendo a un millón de mujeres en las plazas contra Berlusconi, no creo que sea ninguna ventaja un tribunal con tres mujeres. De hecho, quizá sería oportuno que fuera respetado de alguna manera el principio de la paridad. Hay delitos, en particular los sexuales, sobre los que las mujeres son más sensibles, están más pendientes e incluso más motivadas”.

Curiosa, cuanto menos, es la reacción del semanal católico “Familia Cristiana”, que ha interpretado la designación de las tres mujeres casi como un signo de justicia cósmica: “Es imposible no pensar en la némesis. Tú, Berlusconi, te has servido de las mujeres, y en mal modo; ahora, las propias mujeres harán justicia”. Y Concita de Gregorio, directora del diario L’Unitá, ha rematado: “No hay que subestimar el poder de las mujeres”. Resumiendo, que Berlusconi no las tiene todas consigo. Sabe que ha convertido la política italiana en una basura impúdica en la que sólo cuenta la belleza y la televisión Pero, desde que la Justicia anda tras él, pisándole los talones, piensa que, en algún momento, le puede sorprender en un renuncio. Con lo que todo su poder se acabaría.

Mañana: Berlusconi, il Cavaliere: (y II) “¡Acabaré la legislatura!”

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