lunes, 21 de enero de 2008

21 de enero. Un himno y un parado.

Dibujo del libro de Enric Sopena, La Esppaña de Rajoy.

Nuestro himno nacional se ha quedado como estaba: compuesto y sin novia. La pretensión del Comité Olímpico Español de vestirlo con una letra apropiada, se ha ido al cuerno. Su presidente, Alejandro Blanco, está convencido de que, si hubiera seguido el cauce previsto, "seguramente la elección de la letra de Paulino Cubero, un parado de 52 años, natural de Granátula de Calatrava (Ciudad Real) y residente en Madrid, no habría tenido tantas críticas". Seleccionada entre más de 7.000 candidaturas iniciales sobre las que se hizo una preselección en la que quedaron 1.800, su letra debía presentarse hoy ante la sorpresa de todos, pero el pastel fue descubierto antes de hora y Alejandro Blanco se retracta de lo dicho: a la letra del himno le “falta consenso”. Y retira la propuesta. Cubero se enteró por la prensa.

Las primeras apreciaciones sobre esta letra ganadora fueron decepcionantes. “La Sociedad General de Autores y el Comité Olímpico Español –escribía el periodista Fermín Cobos– han apostando por un ripio que, de puro cursi, seguro que habría conseguido sonrojar al mismísimo Campoamor... Me sorprende que personalidades como el historiador Juan Pablo Fusi, la catedrática de Literatura Aurora Egido, el compositor Tomás Marco, el musicólogo Emilio Casares o el jurista Manuel Jiménez de Parga, hayan dado por buena una cursilada preñada de ripios que para abrir garganta invita a provocar la sicofonía que supone ‘cantar todos juntos con distinta voz y un solo corazón’...Hacía tiempo que no veíamos un homenaje tan cursi a lo políticamente correcto”.

A Gaspar Llamazares la letra le suena a rancia, hasta el punto de que, si el poeta José María Pemán levantara la cabeza, "lo denunciaría por plagio". El coordinador general de Izquierda Unida lo identifica más bien con "la España del pasado a ritmo de bolero". Cree que “es mejor quedarse con la música que ya nos ha costado tragar" que proponer letras que sólo pueden conducir a las "divisiones". Pide que se respete la composición tal y como está, y que cada ciudadano lo tararee como considere oportuno.

Tampoco a Carmen Calvo le gusta el texto elegido. “No se corresponde con el lenguaje que utilizamos en este momento los ciudadanos en este país, ni con los valores que manejamos, ni con la importancia de determinados principios". A la ex ministra de Cultura no le parece prioritario y avisa de que 'no es tan fácil' encontrar una redacción que suscite el acuerdo de todas las fuerzas parlamentarias. A su despacho del Ministerio llegaron propuestas de letra 'cada tres días', mayoritariamente enviadas por poetas y en una línea de 'auto-enaltecimiento' del país, pero ella siempre las guardó en un cajón porque “los símbolos nacionales no deberían tocarse”.

A Felipe Gonzáles el texto le recuerda "el parte de los años 60". El ex jefe del Ejecutivo no se pronuncia sobre si le gusta o no la letra, aunque declara que hay pocas en el mundo que le parezcan "razonables". El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, opina que "el juicio de calidad es decisivo a la hora de poner letra”. Y, considerando que se trata de "una cuestión de prestigio nacional", hay que hacerlo bien. Otros, como el poeta José Manuel Caballero Bonald, resumen así su sentir: “A mí me da igual que el himno tenga letra. Incluso me parecería muy bien que le quitaran la música”.

La Comisión Ejecutiva del COE se reúne esta semana para decidir qué hacer en el futuro. Alejandro Blanco se lamenta de la "deslealtad" de la gente que ha filtrado la letra al ABC. Una letra que ha levantado muchas carcajadas –me refiero a la del himno, no la del diario– y ha movido el humor en esta patria que se ríe de sí misma, un tanto agriada por las batallas electorales en marcha. A Paulino Cubero, tras el rechazo de su himno, no le han vuelto a llamar. Se enteró por la prensa de su rechazo y sigue mandando su currículo vitae. Ya lo ha enviado a 2000 empresas, pero sigue en el paro. Ricardo Cantalapiedra, en un artículo titulado: “Que dejen en paz a los himnos”, concluye: “Todos ellos son fuente de risas”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas composiciones musicales y letristicas que conforman los denominados himnos, logicamente no gustan a todos. No se trata sólo del factor musical, y literario, sino además por el fin exclusivo y excluyente que caracteriza al himno en si mismo. (La unidad de un colectivo) Esta particularidad (su carencia) es expresamente perceptible en este estado español, ya que desde la reconquista existe un problema de resolución de identidades. La organización territorial del estado contemplada en nuestra constitución del 78, no satisface practicamente a nadie que no sea castellano, y que Juan Carlos I, sea Rey y jefe del estado, es algo que no se lo han preguntado a ningún ciudadano de esta peninsula iberica. Entonces... ¿que coño quieren que cantemos...? Yo seguiré cantando el segadors, al vent, para la libertad, la tarara, y tocando aurreskus y muñeiras.
chiflos.

Anónimo dijo...

tendríamos que conseguir en vivir en este país sin banderas, ni himnos y sin simbolos que tantos daños nos ha causados.No vale la pena el defender esos objetos, que son manipulados para mantenernos totalmente alienados a los viejos fantasmas de nuestro paìs.

Anónimo dijo...

tendríamos que conseguir en vivir en este país sin banderas, ni himnos y sin simbolos que tantos daños nos ha causados.No vale la pena el defender esos objetos, que son manipulados para mantenernos totalmente alienados a los viejos fantasmas de nuestro paìs.

Anónimo dijo...

valiente panda de descastaos, desagradecidos y repugnante escoria