jueves, 6 de marzo de 2008

6 de marzo. La añoranza de La Moncloa.


La añoranza de La Moncloa pude provocar extraños comportamientos. Lo digo por el otro candidato, conocido por “Señor No” y por “Maricomplejines”. Nació en Santiago de Compostela el 27 de marzo de 1955. Miembro de una familia adinerada de Pontevedra, su padre fue un conocido magistrado con inclinaciones galleguistas y su abuelo, uno de los redactores del Estatuto de Autonomía de Galicia durante la II República. Los periodistas le retratan como una persona extremadamente reservada a quien le encanta viajar. No se quita el puro de la boca y practica con cierto éxito la retranca del gallego. Un gallego empeñado en volver, cueste lo que cueste, a La Moncloa.

A los 23 años, Mariano Rajoy ya era el registrador de la propiedad más joven de toda España. Inició su andadura política en 1977, afiliándose a Alianza Popular. Fue diputado en las primeras elecciones autonómicas. Del 86 al 91 presidió la Diputación Provincial de Pontevedra y vicepresidente de la Xunta. En marzo de 1996, la derecha vence en las elecciones generales gracias a una campaña dirigida por él. Ese mismo año, Mariano Rajoy contrae matrimonio con Elvira Fernández Balboa con la que tendrá dos hijos y es nombrado sucesivamente ministro de Administraciones Públicas, Educación e Interior, Vicepresidente Primero del Ejecutivo y portavoz del Gobierno.

Pero, en su última etapa, el PP, guiado por un Aznar ambicioso que se codea con Bush y le apoya en la guerra de Irak, queda en entredicho. En septiembre de 2003, Mariano Rajoy es nombrado secretario general del Partido Popular y, en marzo del 2004, candidato a la presidencia del Gobierno. Aznar le designa a dedo y nadie osa contravenir sus deseos. Cuando todos dan por hecho que saldrá vencedor de las urnas, se produce la tragedia del 11-M. Rajoy pierde las elecciones y debe desalojar La Moncloa. Piensa en dimitir pero, finalmente, se queda al frente del partido "por responsabilidad".Y decide regresar cueste lo que cueste. Las elecciones europeas, en las que el PP se queda a tan sólo un escaño del PSOE, le sirven de respiro.

Rajoy afronta más de un disgusto y apaga más de un fuego. Ve cómo Josep Piqué abandona el partido al no sentirse respaldado por él. Jaume Matas hace otro tanto para irse a la empresa privada. Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón se enzarzan en una continua contienda. Pero Rajoy sabe capear el temporal. En el partido le reconocen dos méritos: saber mantenerse agarrado al timón, pese a todos los temporales, y tener el suficiente coraje para intentar volver a La Moncloa.

En los últimos cuatro años, el líder del PP asegura haber cambiado mucho. Ha pasado de ser el sucesor de Aznar a jefe de la oposición. De vivir en La Moncloa a recorrer todos los pueblos de España. De tener una imagen encorsetada a lucir una más desenfadada. De no saber lo que es Internet a tener su propio facebook. De mantener su vida privada al margen de la política a ir con su esposa a prácticamente todos los mítines. Y esta vez no rehúsa enfrentarse con Zapatero ante las cámaras. La palabra que más pronuncia en los debates televisivos es “España”. En 74 ocasiones sale de su boca. Se siente más “patriota” que Zapatero y está seguro que volverá a La Moncloa.

A Rajoy le apasionan los deportes, sobre todo del fútbol y el ciclismo. Aunque ahora le gusta más verlos de lejos que practicarlos. Son sus cuatro mandamientos: paciencia, humor a la gallega, espíritu deportivo y sentido de la indiferencia. Le gusta fumar puros pero le acusan de no arriesgar lo suficiente en política. Ahora se podrá comprobar si eso es o no cierto. En pocos días, puede hacer realidad su sueño, y hasta puede convertirse en presidente de Gobierno, o no...

Como responsable que fue del ministerio de Interior, Rajoy impulsó la política antiterrorista contra ETA, pese a que, en alguna ocasión, el Gobierno del PP haya intentado negociar con ella. En la oposición, ha mantenido sus intransigentes críticas con el Gobierno socialista, al que no mantiene ni un minuto de tregua verbal. Ha atacado todas las reformas, señalando que algunas pueden llegar a poner en peligro la propia unidad de España. Tilda a Zapatero de “mentiroso” y no deja de dirigirle frases lapidarias: “Usted no sabe lo que va a hacer”, “vive en otro mundo” o “puede convertir a España en el cachondeo padre". Califica de disparate el nuevo proceso de regularización de inmigrantes. Rechaza que puedan votar en las municipales. Afirma que el matrimonio sexual responde a la “manía del Gobierno de parecer moderno”. Acusa al PSOE de romper el espíritu de la transición al retirar la estatua de Franco. Alega que cambiar el acuerdo con la Iglesia causaría graves problemas de convivencia. Recurre al Constitucional contra las bodas gays. Llama a los militantes del PP a manifestarse contra la Loe. Le coge el gustillo a las manifestaciones. Llama a "defender la nación española" en la marcha contra Zapatero. Y declara que volverá a ser candidato aunque pierda las elecciones.

La añoranza de La Moncloa produce esas pesadillas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

FICCION POSIBLE
Quizá en un futuro próximo, el pp y el psoe, pacten su unión y se configuren como bloque constitucionalista, componiendo mayoria parlamentaria frente a nacionalistas, radicales y grupos minoritarios y proponiendo un gobierno de concentración. (Y todo ello sin golpe de estado de por medio) Entonces tal vez pueda comprobarse que apenas había diferencias de fondo, y de forma, entre ambos grupos de representacion social, y que la actual bipolarización obedecía a una estrategia de poder, y conspirativa, fomentada por los terminales mediáticos y siguiendo las instrucciones de los gurús de las sociedades secretas que lo deciden todo al momento puntual del mantenimiento de sus equilibrios e intereses.
Hace algún tiempo diría: "Si no lo veo, no lo creo." Ahora digo: "Si no lo creo, no lo veo." Será que me estoy haciendo mayor.
chiflos.