La Santa Sede, Club de Fútbol.
El Papa entrega el Trofeo Vaticano de Fútbol.
No es ningún secreto que al Vaticano le gusta el fútbol. Tarcisio Bertone, secretario de la Santa Sede, el mismo que relacionaba, hace dos semanas, homosexualidad y pederastia en Chile e intentaba demostrar la ausencia de conexión entre celibato y pederastia, ha declarado en más de una ocasión que le gustaría contar con un equipo propio que representase al Vaticano y llegara a competir oficialmente en las ligas nacionales e internacionales. Se supone que los colores de la vestimenta de sus futbolistas serían los mismos que los de la bandera vaticana: amarilla y blanca. Y no creo que la afición, así como el dinero, faltara en esos medios. Amén del fervor deportivo para aspirar a ganar los equipos más endiablados y poderosos gracias a la santa pasión e impulso de los guerreros del Vaticano quienes, de esta manera, demostrarían al mundo que, con ayuda del altísimo y de los mismos milagros, las aspiraciones de los creyentes no tienen límites.
Portero en su juventud y hoy cardenal de 75 años, Tarcisio Bertone ha llegado a comentar, en una televisión local de Génova, los partidos de la Liga italiana y es un declarado seguidor de la Juventus de Turín. En abril de 2005, Bertone señalaba deportivamente: “¡La Iglesia ha encontrado a su Beckenbauer! Benedicto XVI es como un director retirado, pero puede dar aún pases largos”. Si se hacía realidad el proyecto de Bertone, el equipo de fútbol del Vaticano recibiría la bendición y soporte papal. No en vano, cuarenta y dos jugadores del mundial, celebrado en 1990, provenían de centros salesianos. El cardenal portugués, Josè Saraiva Martins, llegó a jugar con Garrincha. Y Fiorenzo Angelini, otro cardenal, seguidor de la Roma, comentó los partidos de la Serie Sat2000, la televisión de la conferencia episcopal italiana.
El cardenal Bertone, es, además, el creador de la “Clericus Cup” hace unos cuatro años, un torneo en el que sacerdotes y seminaristas romanos cambian los hábitos por los tacos de las botas de fútbol. Se trata del primer campeonato por equipos formado únicamente por religiosos. Son 311 participantes de 50 países y de los 5 continentes que, en lugar de proferir tacos, tratan de convertir el juego sucio en un vergel de buenas intenciones cuajado de jaculatorias que suplen los exabruptos verbales. Pero la idea de Bertone no concluye aquí e, incluso, hay quien le ha sugerido la iniciativa de una posible creación de la Selección Nacional del Vaticano. De momento, quién sabe si el secretario de Estado no está ya a punto de fichar a los mejores jugadores para comenzar conquistando la Liga de fútbol celestial.
El cardenal Bertone, comenta que la UEFA se interesó en hacer participar a su equipo, pero la Santa Sede “todavía no lo ha considerado” oportuno. Advierte que la creación de un equipo profesional del Vaticano es una broma. “Tenemos equipos aficionados compuestos por el personal de los Museos Vaticanos, de la Fábrica de San Pedro, de la Guardia Suiza y de las demás dependencias vaticanas”. El secretario de Estado explica el interés de la Santa Sede por el mundo del deporte y pide a los deportistas que “eduquen a todos en hacer un verdadero juego de equipo”. Pero no faltan lo que temen que, mañana, las mejores selecciones europeas deban enfrentarse con el equipo del Vaticano quien, aparte de sus gestos píos y las buenas intenciones, termine poniendo a Dios de portero y colando goles en el equipo contrario a costa de romperle a alguien los huesos e imponiendo, como de costumbre, sus ideas.
2 comentarios:
Así, de este modo el neocatecumenismo ahondará en el misterio inextricable del gol, como una revelación de fé, causal y guiada por el Espiritu Santo y la gracia Santificante. Bobos no son.
chiflos.
I Gran artículo nunca se sabe la iglesia disfrutaba de fútbol tanto que wouldn `t quieres jugar contra un equipo con Dios en sus lol lado,
Lo siento si esto es mala escritura soy un estudiante en España
Gracias Jim
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