Los infiltrados, y no los “indignados”, provocan la violencia.
Multitud de los "indignados" en las puertas de la Ciutadella, donde está la sede del Parlament catalán.
Un momento de la tensión vivida en la protesta de los 'indignados' frente al Parlament catalán.
En la acampada de la Puerta del Sol, aseguran que, desde el principio de las protestas, los manifestantes demostraron ser “pacíficos”. “Es democrática la presión que hemos ejercido desde un principio, pero no lo es empujar, insultar…”, reconocen fuentes de la acampada. No obstante, comentan que, en Barcelona, se vio a muchos “infiltrados relacionados con los Mossos” dentro de los grupúsculos violentos que protagonizaron los actos. “Democracia Real YA”, rechaza “los actos producidos por una minoría, que no representan el espíritu con el que se había convocado el bloqueo del Parlament”. Iván Olmedo, portavoz de DRY, manifiesta que sí secundaron y apoyaron las protestas. “Cuando pensamos que una causa es justa, la apoyamos y le damos difusión, y las protestas frente al Parlament son totalmente legítimas. No así la violencia, ejercida por una minoría contrarrestada por el resto de la gente”.
Cerco a los 'indignados' que rodean el parque de la Ciutadella en donde los políticos aprobaron los presupuestos.
Desde la comisión de Comunicación de Acampada Sol, se condena de manera radical todo acto violento y en especial los que tuvieron lugar en las inmediaciones del Parlamento Catalán. Y se pide que hechos así no vuelvan a ocurrir. Los “indignados” manifiestan todo su apoyo a la Asamblea de Barcelona y a las acciones que, de forma pacifica, están promoviendo”. “Democracia Real Ya” sostiene que el camino para lograr sus objetivos pasa por actuaciones pacíficas, y en todo caso, desobediencia civil. Y se solidariza con “todos los heridos a manos de los Mossos, que han contado con el apoyo de (policías) secretas”. La comisión insiste en su comunicado en que “nos desmarcamos de manera absoluta de todo acto violento” y reitera que “en nuestras convocatorias, sólo se promueven acciones pacíficas. Esta es nuestra única manera de actuación”. Manifiesta su apoyo a la Asamblea de Barcelona y a “las acciones que de forma pacífica están promoviendo”. “Democracia Real YA” destaca en su web que los actos de Barcelona frente al Parlament no estaban convocados por esta organización, sino por Acampadabcn y Aturem el Parlament. Rechaza los actos producidos por una minoría, que no representan el espíritu con el que se había convocado el bloqueo del Parlament. Y sostiene que el camino “para lograr nuestros objetivos pasa por actuaciones pacíficas, y en todo caso, desobediencia civil”.
Felip Puig, consejero catalán de Interior.
Muy pronto, un vídeo en YouTube denuncia la infiltración de varios policías entre los manifestantes. Son, según él, mozos “revienta-indignados”, supuestos infiltrados que intentan aprovechar las manifestaciones masivas para poner en práctica sus formas violentas de protesta. Son descubiertos por los manifestantes que les acusan de comenzar con los incidentes. La polémica pasa por la presunta actuación de policías del cuerpo de los Mossos, a los que se les acusa desde la Red de provocar las cargas de los antidisturbios desde su posición de infiltrados entre el colectivo de “indignados”. Hay quien les acusa de ser los promotores de los actos violentos, haciéndose pasar por “indignados” violentos durante las protestas. Pero Felip Puig, el consejero de Interior de la Generalitat de Catalunya, quien, el pasado 27 de mayo, tras el intento de desalojo por parte de los Mossos d'Esquadra de la acampada en Plaza de Cataluña, fue duramente criticado por la oposición, asegura que el vídeo en cuestión “es falso”. Y, visiblemente molesto, se dirige en rueda de prensa a los periodistas. Intenta aclarar que es cierto que los agentes que aparecen en esas imágenes son, en su mayoría, “mossos” infiltrados. “Algunos de los que se identifican pueden ser, policías de incógnito que se arriesgan para cumplir su deber de informar... Pero, ¿cómo quieren sino que se haga su trabajo?”. Y añade, en su defensa, que “es muy fácil, desde la Red, mentir y atacar a una institución para crear una corriente de opinión contraria y criminalizar a los Mossos”.
Mozos infiltrados que aparecen en el vídeo de Internet.
Los mozos infiltrados son identificados por su físico, como por su actitud, sólo preocupados por ocultar sus rostros. E, identificados por los “indignados” que les increpan, son obligados a retirarse en un portal, como se puede ver en el vídeo, hasta que, finalmente, son escoltados y protegidos por los antidisturbios que les retiran de la zona. Miembros de la Comisión de Comunicación acusan a estos infiltrados de comenzar supuestamente con los incidentes contra los dispositivos de antidisturbios, incitando a la violencia y rompiendo la base pacífica del movimiento. Por otra parte, miembros del 15-M de Barcelona, barajan la hipótesis de que aquellos que increparon a los parlamentarios catalanes dentro del pasillo policial, deben de ser igualmente infiltrados, “personas que tuvieran permiso para entrar”, puesto que era imposible que los manifestantes traspasasen el pasillo creado por el cordón policial y cerrado desde las 6 horas y cuarto de la mañana. Lejos de aclarar sus propias contradicciones, Felip Puig denuncia en su comparecencia que los “indignados” violentos practicaron tácticas y estrategias típicas de las “guerrilla urbana”, advirtiendo que “irá a por ellos”, pues “estamos ante nuevos métodos de violencia y de guerrilla urbana, que se aprovechan de la resistencia pacífica y utilizan cada vez más mecanismos de violencia extrema, con métodos cada vez más sofisticados de organización”.
Los “indignados” valencianos muestran a Camps la tarjeta roja.
Por su parte, Francisco Camps, president de la Generalitat, alardea de demócrata en su discurso de investidura, frente a las protestas de los “indignados” que le sacan tarjetas rojas a las puertas de Les Corts. “Las elecciones –dice pletórico por la victoria recibida– las han vuelto a ganar todas las personas que viven en una comunidad en la que la pluralidad y la tolerancia refuerzan a diario nuestro sistema de autogobierno basado en la Constitución. Es una democracia moderna que rechaza la agresividad, la violencia y el extremismo de los que no creen en nada. La democracia es esto: votos y escaños”. Mientras tanto, afuera, cientos de “indignados” con la corrupción que rodea al Ejecutivo valenciano corean sus consignas contra el dirigente conservador. Y muestran sus pancartas en las que recuerdan que “Honorable president es un oxímoron” y “Violencia es no hacer nada en contra de esta infamia”. Muestran su protesta de modo pacífico así como su rechazo a las acciones violentas del día anterior en Barcelona. Y Camps propone una reforma electoral que permita a los ciudadanos elegir a los diputados por circunscripciones uninominales, partiendo del número de representantes de cada provincia. “Intentar acabar con las minorías –dice Marga Sanz, portavoz de I. U., en un intento de acallar las críticas– tiene un nombre: fascismo”. Mónica Oltra, voz de Compromis en el Parlamento regional, considera que esta propuesta no tiene cabida en la actual Constitución. Y anuncia que sus diputados harán como los 'indignados' y sacarán tarjetas rojas pero en el Pleno, durante la votación de investidura.
El viernes, las calles valencianas próximas a Les Corts están cortadas. Hay cordones policiales cada diez metros y decenas de furgones patrullan cada metro de asfalto.
Grupo de “indignados” protesta pacíficamente ante les Corts. Un helicóptero vuela a ras de los tejados y el president Camps está dispuesto, si llega el caso, a volar en él como lo hiciera el catalán Artur Mas. Sin embargo, en Valencia no hay en ese momento, manifestaciones de violencia. Nadie intenta pasarse los cordones de seguridad, ni los diputados que accedieron a la fortaleza de Les Corts por la puerta de servicio, bajo la consigna de no salir al exterior ni para tomar un café, se sienten amenazados como los de Barcelona. “Con todo preparado para la batalla –escribe Segi Tarín–, a las nueve en punto, una guarnición de policías constituye la primera línea de choque a 300 metros de la entrada principal. Los agentes esperan con expectación hordas de indignados infectados por el virus de la revuelta catalana. No es así. La primera manifestante llega sola, se acerca a la valla y muestra un cartel: ‘Honorable president es un oxímoron’. Las miradas de un par de agentes dan vueltas al mensaje, intentando descifrar su carga. ‘Esta institución está podrida’, les aclara Patricia, una de las primeras del millar de asistentes que se apostan lo más cerca posible de Les Corts para quejarse de que Francisco Camps, imputado en la Gürtel, sea investido como máxima autoridad política valenciana”.
Manifestación de indignados, a las puertas de las Cortes valencianas.
Los concentrados reciben en silencio y con tarjetas rojas a los pocos diputados que acceden por la fachada principal. No hay insultos, ni enfrentamientos, ni persecuciones, ni escupitajos. Solo tarjetones rojos y alusiones al President. Pero la Policía no las tiene todas consigo. Mira con desconfianza a los “indignados”. Sobre todo, cuando un joven se acerca a las vallas con una ristra de chorizos y una baguette, mientras la multitud corea: “¡President! President!”. Una de las pancartas reza simplemente: “Sin violencia, somos más”. Ni siquiera, cuando 250 jóvenes ocupan la Bolsa y son sacados a empujones por la Policía, hay enfrentamientos. Las porras no son desenfundadas y hasta algunos agentes, ruborizados, aceptan los ramilletes de flores que un grupo de muchachas de la comisión poética reparte.
Algunas personalidades políticas y culturales se muestran afectadas por estos acontecimientos. El presidente del Congreso ya no cree que los jóvenes del 15-M sean tan “buena gente” como en un principio le parecían. Las sentadas que protagonizaron la semana pasada en la misma puerta del Congreso de los Diputados, el acoso sufrido por el alcalde de Madrid en plena calle y el comportamiento de no pocos, intentando impedir el paso a los diputados catalanes en el Parlamento, le hace cambiar de opinión. Sin estudiar detenidamente cada caso, José Bono se muestra muy duro y califica estos hechos de “inaceptables”, al tiempo que defiende sin fisuras el uso de la fuerza por la Policía “porque para eso está la fuerza pública”, para impedir que se cometan actos violentos y se infrinja la ley. Bono confiesa sentirse “absolutamente indignado” por la protesta que los simpatizantes del movimiento 15-M están protagonizando frente al Parlamento catalán. A su juicio, esto “traspasa los límites de lo razonable” que puede permitirse a los jóvenes acampados en diversas plazas de toda España, motivo por el que justifica el uso de la fuerza por parte de la policía. El presidente del Congreso muestra su “solidaridad” con el alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón, que es increpado por un grupo de manifestantes la noche del lunes en plena calle, cuando pasea, junto con su familia, al perro.
Fernando Savater considera que los cientos de indignados que protestaron a las puertas del Parlament de Catalunya son un “hatajo de mastuerzos”. Para él, lo aceptable del movimiento 15-M era que se practicaba sin violencia, sin coacciones. Pero, a su juicio, las protestas y el hecho de que hubieran intentado impedir, sin éxito, que los diputados entraran a la cámara contradice el carácter pacifista que les definía. “Son un hatajo de mastuerzos –explota el filósofo y escritor– que quiere imponerse a los representantes de la votación popular y que, por tanto, debían ser desalojados por la Policía y nada más. El cerco al Parlament no es tolerable en ningún Estado de derecho”. Afirma que “que cuatrocientas personas en la calle parecen muchas más que 400.000 en su casa, pero esto no puede ser. Ni representan a nadie, ni tienen por qué ser escuchados más que los demás, ni tienen que ejercer esa coacción”.
El escritor Fernando Sánchez Dragó publica el viernes en “El Mundo” un largo artículo en el que, una vez más, hace de la polémica y de la provocación sus señas de identidad. Dragó llama “memo” a Stéphane Hessel, el nonagenario autor de “¡Indignaos!”, y carga con dureza contra el movimiento del 15-M. Acusa a Jessel de enriquecerse “con un par de libelos en los que sólo hay vaniloquio, azúcar y santurronería”. Además, compara su librito “¡Indignaos!” con el Mein Kampf de Hitler, El Libro Rojo de Mao o El Libro Verde de Gadafi. Llama a los “indignados” llorones malcriados. “No se arroguen esos llorones malcriados la representación de la sociedad en su conjunto, careciendo de lo que presumen”, escribe. Un poco más adelante, afirma que los indignados deben enterarse de que “la libertad es incompatible con la igualdad” y sigue con su retahíla de descalificaciones: “Lo peor de todo es la sarta de dislates que los quejicas nos proponen para arreglar las cosas”. Y arremete contra los “indignados de Sol” que “se parecen a los descamisados de Perón, pero visten, aunque muchos de ellos lo ignoren y sean sólo lo que Togliatti y otros de su colla llamaban “tontos útiles”, camisas rojas (las de Stalin), negras (las de Mussolini) pardas (las de Hitler), gris maón (las de Mao) y azul eléctrico (las de Franco)”.
Otros, como José Luis Sanpedro, no dejan de apoyar a los “indignados”. “No es verdad que el movimiento 15-M sea una generación perdida –dice el humanista y economista–. Por esto ahora estáis donde estáis. Estáis amargados, desconcertados. Hace unos meses no estabais, pero ahora estáis presentes. Y mi reacción inmediata es sumarme a lo que esto representa. Es absolutamente esencial pensar en el futuro. Que la gente se lo crea. Una prueba del error actual es esta idea” Y Sanpedro insiste en la dificultad de “conseguir un pensamiento libre” en la sociedad actual. El motivo, según él, es que “la democracia está pervertida y secuestrada”. El sistema actual está “dominado” por tres palabras mágicas: “Productividad, competitividad e innovación”, que deberían ser sustituidas, a su juicio, por “repartición, cooperación y recreación”. En cuanto a las protestas del 15-M, aconseja a los jóvenes manifestantes que no incurran en actos violentos. “No tenéis derecho a recurrir a la violencia porque tenéis la razón y el futuro. El sistema está roto y perdido. Por esto tenéis el futuro”.
“No me representen, titula en su blog Ignacio Escolar, quien escribe: “Quienes escupen a los parlamentarios, quienes los zarandean, quienes lanzan piedras o pintura contra ellos o quienes llevan la protesta contra un político hasta las puertas de su casa, donde duerme su familia, no me representan. Tampoco representan a los indignados, cuyos portavoces se han desmarcado de estos actos violentos. Aquellos políticos que quieren deslegitimar este movimiento con estos sucesos graves pero anecdóticos –en este mes que llevamos desde el 15-M, la inmensa mayoría de las protestas han sido pacíficas– están haciendo la misma equiparación injusta de los que pregonan que todos los políticos son iguales”.
“Sin embargo –continúa Escolar–, el miércoles todo el 15-M perdió fuerza por culpa de esta minoría violenta, con la que habría que poner kilómetros de distancia. Si hay alguna esperanza de que este movimiento consiga plantar cara a los abusos que está provocando la crisis no es porque 4.000 ó 40.000 personas se manifiesten frente al Parlament, sino porque una gran mayoría social (entre el 66% y el 80%, según las encuestas) simpatice con sus propuestas. Es una lástima que la violencia haya eclipsado el verdadero debate: el brutal recorte social que ayer aprobó CiU en Catalunya (con la inestimable ayuda del PP, que apoyó el plan mientras Mariano Rajoy disimulaba). Entre las víctimas de esta poda está la educación, que se queda sin gran parte de sus becas. O la sanidad, donde el tijeretazo pretende cerrar los quirófanos por las tardes o atender a 76.000 pacientes menos en urgencias (no sé cómo: tal vez los manden a casa). Esto, que no se contó en ningún programa electoral, también es violencia. Pero para responder ante este abuso sobran las pedradas o los escupitajos”.
El pasado 27 de mayo en Barcelona hubo palos para todos. Cinco mossos con porras y porrazos para cada “indignado”
Qaesar se pregunta en El Ventano:
“¿Tú, que me has echado de casa por no poder pagar una hipoteca que me vendiste con mentiras?
¿Tú, que me has dejado en el paro porque ganas unos millones menos que antes?
¿Tú, que defiendes a los corruptos de tu secta y los premias con una poltrona?
¿Tú, que solo publicas el morbo y te olvidas de lo sustancial?
¿Tú, que tienes tu fortuna en paraísos fiscales?
¿Tú, que solo obedeces a los mercados?
¿Tú, que me pagas 500 euros y siempre temo que hoy sea el último día de trabajo?
¿Tú, que adoptas medidas radicalmente distintas a tus promesas electorales?
¿Tú, que cobras tres sueldos del Estado?
¿Tú, que te atreves a opinar de los indignados sin haber visitado una acampada siquiera unas horas?
¿Tú, que utilizas el sacrosanto Parlamento para insultar y mentir?
¿Tú, que discutes lo que me concierne a puerta cerrada?
¿Tú, que no me ves cuando me miras, que no me escuchas cuando me oyes?
¿Tú, que intercambias alcaldías como si fuesen cromos?
¿Tú, que dices que todos los acampados son violentos mientras aseguras que no todos los políticos son iguales?
¿Tú, que solo te acuerdas de mí cada cuatro años? …
¿Y tú me llamas violento?
Ninguna violencia es admisible. Ninguna. Ni la física, ni la verbal, ni la psicológica, ni la social, ni la económica, ni la política...“
El 15-M prepara para hoy, domingo, el 19-J. Los “indignados” siguen protestando por la cobertura que los medios hicieron de los incidentes ante el Parlament de Catalunya. Dicen que se puso en primera plana los incidentes violentos que fueron minoritarios. Incidentes provocados por gente que no les representaba. Que sólo se publicaron imágenes impactantes pero no de la gente que intentó contener a los violentos. Y José Luis Serrano, portavoz de la Acampada Sol, asegura en El País que “no es la primera vez que estuvieron generados por infiltrados de la Policía que llevaban pinganillos, iban vestidos con prendas del esteriotipo de aquellos a los que se asocia con acciones violentas. Pero su actitud era extraña, estaban muy musculados”. Los representantes del movimiento quieren dejar de hablar de violencia. Su herramienta está clara: reivindican la desobediencia civil. “Desafiamos y nos enfrentamos con leyes injustas”. Su estrategia está clara. Y tras conseguir parar los primeros desahucios en Madrid, Parla, Valencia, Zaragoza, Barcelona y en otras ciudades, convocan para hoy, domingo en Madrid la marcha del movimiento 15-M que, partiendo desde cinco sitios distintos y bajo el lema “Europa para los ciudadanos y no para los mercados”, deberá confluir, si todo sale como está previsto, en las puertas del Congreso de los Diputados. Se espera un civilizado comportamiento de quienes quieren mostrar en la calle su indignación con un sistema que deploran. Sin violencia pero con gritos, eslóganes y pancartas contra lo que hayan decidido: gobierno u oposición, políticos o banqueros. Hoy nos demostrarán, si todo sigue como esperan, que con la “indignación” que les caracteriza, pueden conseguir mucho más que con la violencia.
Los países de la zona euro van a aprobar la próxima semana el llamado 'Pacto del Euro', una serie de medidas encaminadas a “preservar la estabilidad financiera y establecer los fundamentos de un crecimiento inteligente, sostenible, socialmente integrador y creador de empleo”, según la jerga oficial. En realidad, se trata del mayor recorte de los más elementales derechos sociales que se haya hecho en la historia del viejo continente. Un auténtico hachazo al Estado de Bienestar que tantas luchas requirió para conseguirlo. “Bajo diversos eufemismos –explica Qaesar en su blog El Ventano–, las medidas consisten en más de lo mismo, pero sin miramientos: rebajar los salarios, inutilizar la negociación colectiva, abaratar el despido, alargar la edad de jubilación, reducir el gasto público, sanear la banca con dinero público... El Pacto del Euro también habla de mejorar la Educación o incentivar la investigación, pero no dice cómo. Anuncia la necesidad de regular el sistema financiero, pero no propone ni una sola medida concreta. Y, en el colmo del cinismo, hasta aboga por reducir la pobreza. Si antes eran tijeretazos, ahora vienen los hachazos. Es lo que imponen los mercados a los gobiernos: unas medidas que encierran más violencia que todas las actuaciones protagonizadas por el 15-M. Este domingo, la calle mostrará la respuesta de la ciudadanía”.
Manel Fontdevila, lo hace con: Cuatro, En el Parlament, Renovación en la sala; Especuladores y En Valencia.
Territorio Vergara, con Indignado, La provocación, Más respeto, Triple dimisión en el Constitucional y Teléfono de la esperanza.
El pasado miércoles, 15 de junio, más de 4.000 “indignados” participaron en la acción de desobediencia civil colectiva planteada por el movimiento 15-M, en Barcelona. Los “indignados” pretendían protestar frente al Parlament ante el debate de la aprobación de los presupuestos. Todos ellos estaban en contra de la Ley Ómnibus, al ser aprobada como un decreto que generará una grave devaluación de la calidad de vida de los catalanes, un crecimiento de la exclusión social, desigualdades y conflictividad social. Desde el día anterior, el recinto estuvo custodiado por los “Mossos d’Escuadra” y el bloqueo estaba “enmarcado en una estrategia de desobediencia civil pacífica y colectiva ante la aprobación de leyes injustas”. En dicho bloqueo, se produjeron incidentes violentos. En un comunicado hecho público, los “indignados” aseguran que la mayoría de los que participaron “practicó una estrategia de resistencia activa no violenta”. La gente estuvo sentada o de pie ante los Mossos d'Esquadra y “gritó consignas y canciones contra los recortes, la Ley Òmnibus y la nefasta gestión de la crisis por parte de los responsables políticos”. Pero hubo también actos violentos. El movimiento 15-M reafirma que se trataron de “incidentes aislados en los que algunos diputados y diputadas que cruzaron entre el gentío fueron objeto de insultos, lanzamientos de agua y de pintura por parte de algunas personas”, aunque “los participantes en el bloqueo hicieron pasillos entre la gente para que salieran y [...] todos salieron ilesos gracias a los manifestantes que impidieron posibles agresiones físicas”. Los “indignados” catalanes resaltan que “más de 30 personas resultaron heridas durante las cargas policiales, producidas desde las 6 y media de la madrugada. Como resultado, tres personase ingresaron en el hospital y uno de ellos recibió un grave golpe en un ojo”. Y añaden que “los Mossos impidieron el acceso de los medios de comunicación en varios espacios del perímetro de la Ciutadella y confiscaron teléfonos móviles y cámaras de manifestantes para impedir que grabaran estas situaciones”.
Un momento de la tensión vivida en la protesta de los 'indignados' frente al Parlament catalán.
En la acampada de la Puerta del Sol, aseguran que, desde el principio de las protestas, los manifestantes demostraron ser “pacíficos”. “Es democrática la presión que hemos ejercido desde un principio, pero no lo es empujar, insultar…”, reconocen fuentes de la acampada. No obstante, comentan que, en Barcelona, se vio a muchos “infiltrados relacionados con los Mossos” dentro de los grupúsculos violentos que protagonizaron los actos. “Democracia Real YA”, rechaza “los actos producidos por una minoría, que no representan el espíritu con el que se había convocado el bloqueo del Parlament”. Iván Olmedo, portavoz de DRY, manifiesta que sí secundaron y apoyaron las protestas. “Cuando pensamos que una causa es justa, la apoyamos y le damos difusión, y las protestas frente al Parlament son totalmente legítimas. No así la violencia, ejercida por una minoría contrarrestada por el resto de la gente”.
Cerco a los 'indignados' que rodean el parque de la Ciutadella en donde los políticos aprobaron los presupuestos.
Desde la comisión de Comunicación de Acampada Sol, se condena de manera radical todo acto violento y en especial los que tuvieron lugar en las inmediaciones del Parlamento Catalán. Y se pide que hechos así no vuelvan a ocurrir. Los “indignados” manifiestan todo su apoyo a la Asamblea de Barcelona y a las acciones que, de forma pacifica, están promoviendo”. “Democracia Real Ya” sostiene que el camino para lograr sus objetivos pasa por actuaciones pacíficas, y en todo caso, desobediencia civil. Y se solidariza con “todos los heridos a manos de los Mossos, que han contado con el apoyo de (policías) secretas”. La comisión insiste en su comunicado en que “nos desmarcamos de manera absoluta de todo acto violento” y reitera que “en nuestras convocatorias, sólo se promueven acciones pacíficas. Esta es nuestra única manera de actuación”. Manifiesta su apoyo a la Asamblea de Barcelona y a “las acciones que de forma pacífica están promoviendo”. “Democracia Real YA” destaca en su web que los actos de Barcelona frente al Parlament no estaban convocados por esta organización, sino por Acampadabcn y Aturem el Parlament. Rechaza los actos producidos por una minoría, que no representan el espíritu con el que se había convocado el bloqueo del Parlament. Y sostiene que el camino “para lograr nuestros objetivos pasa por actuaciones pacíficas, y en todo caso, desobediencia civil”.
Felip Puig, consejero catalán de Interior.
Muy pronto, un vídeo en YouTube denuncia la infiltración de varios policías entre los manifestantes. Son, según él, mozos “revienta-indignados”, supuestos infiltrados que intentan aprovechar las manifestaciones masivas para poner en práctica sus formas violentas de protesta. Son descubiertos por los manifestantes que les acusan de comenzar con los incidentes. La polémica pasa por la presunta actuación de policías del cuerpo de los Mossos, a los que se les acusa desde la Red de provocar las cargas de los antidisturbios desde su posición de infiltrados entre el colectivo de “indignados”. Hay quien les acusa de ser los promotores de los actos violentos, haciéndose pasar por “indignados” violentos durante las protestas. Pero Felip Puig, el consejero de Interior de la Generalitat de Catalunya, quien, el pasado 27 de mayo, tras el intento de desalojo por parte de los Mossos d'Esquadra de la acampada en Plaza de Cataluña, fue duramente criticado por la oposición, asegura que el vídeo en cuestión “es falso”. Y, visiblemente molesto, se dirige en rueda de prensa a los periodistas. Intenta aclarar que es cierto que los agentes que aparecen en esas imágenes son, en su mayoría, “mossos” infiltrados. “Algunos de los que se identifican pueden ser, policías de incógnito que se arriesgan para cumplir su deber de informar... Pero, ¿cómo quieren sino que se haga su trabajo?”. Y añade, en su defensa, que “es muy fácil, desde la Red, mentir y atacar a una institución para crear una corriente de opinión contraria y criminalizar a los Mossos”.
Mozos infiltrados que aparecen en el vídeo de Internet.
Los mozos infiltrados son identificados por su físico, como por su actitud, sólo preocupados por ocultar sus rostros. E, identificados por los “indignados” que les increpan, son obligados a retirarse en un portal, como se puede ver en el vídeo, hasta que, finalmente, son escoltados y protegidos por los antidisturbios que les retiran de la zona. Miembros de la Comisión de Comunicación acusan a estos infiltrados de comenzar supuestamente con los incidentes contra los dispositivos de antidisturbios, incitando a la violencia y rompiendo la base pacífica del movimiento. Por otra parte, miembros del 15-M de Barcelona, barajan la hipótesis de que aquellos que increparon a los parlamentarios catalanes dentro del pasillo policial, deben de ser igualmente infiltrados, “personas que tuvieran permiso para entrar”, puesto que era imposible que los manifestantes traspasasen el pasillo creado por el cordón policial y cerrado desde las 6 horas y cuarto de la mañana. Lejos de aclarar sus propias contradicciones, Felip Puig denuncia en su comparecencia que los “indignados” violentos practicaron tácticas y estrategias típicas de las “guerrilla urbana”, advirtiendo que “irá a por ellos”, pues “estamos ante nuevos métodos de violencia y de guerrilla urbana, que se aprovechan de la resistencia pacífica y utilizan cada vez más mecanismos de violencia extrema, con métodos cada vez más sofisticados de organización”.
Los “indignados” valencianos muestran a Camps la tarjeta roja.
Por su parte, Francisco Camps, president de la Generalitat, alardea de demócrata en su discurso de investidura, frente a las protestas de los “indignados” que le sacan tarjetas rojas a las puertas de Les Corts. “Las elecciones –dice pletórico por la victoria recibida– las han vuelto a ganar todas las personas que viven en una comunidad en la que la pluralidad y la tolerancia refuerzan a diario nuestro sistema de autogobierno basado en la Constitución. Es una democracia moderna que rechaza la agresividad, la violencia y el extremismo de los que no creen en nada. La democracia es esto: votos y escaños”. Mientras tanto, afuera, cientos de “indignados” con la corrupción que rodea al Ejecutivo valenciano corean sus consignas contra el dirigente conservador. Y muestran sus pancartas en las que recuerdan que “Honorable president es un oxímoron” y “Violencia es no hacer nada en contra de esta infamia”. Muestran su protesta de modo pacífico así como su rechazo a las acciones violentas del día anterior en Barcelona. Y Camps propone una reforma electoral que permita a los ciudadanos elegir a los diputados por circunscripciones uninominales, partiendo del número de representantes de cada provincia. “Intentar acabar con las minorías –dice Marga Sanz, portavoz de I. U., en un intento de acallar las críticas– tiene un nombre: fascismo”. Mónica Oltra, voz de Compromis en el Parlamento regional, considera que esta propuesta no tiene cabida en la actual Constitución. Y anuncia que sus diputados harán como los 'indignados' y sacarán tarjetas rojas pero en el Pleno, durante la votación de investidura.
El viernes, las calles valencianas próximas a Les Corts están cortadas. Hay cordones policiales cada diez metros y decenas de furgones patrullan cada metro de asfalto.
Grupo de “indignados” protesta pacíficamente ante les Corts. Un helicóptero vuela a ras de los tejados y el president Camps está dispuesto, si llega el caso, a volar en él como lo hiciera el catalán Artur Mas. Sin embargo, en Valencia no hay en ese momento, manifestaciones de violencia. Nadie intenta pasarse los cordones de seguridad, ni los diputados que accedieron a la fortaleza de Les Corts por la puerta de servicio, bajo la consigna de no salir al exterior ni para tomar un café, se sienten amenazados como los de Barcelona. “Con todo preparado para la batalla –escribe Segi Tarín–, a las nueve en punto, una guarnición de policías constituye la primera línea de choque a 300 metros de la entrada principal. Los agentes esperan con expectación hordas de indignados infectados por el virus de la revuelta catalana. No es así. La primera manifestante llega sola, se acerca a la valla y muestra un cartel: ‘Honorable president es un oxímoron’. Las miradas de un par de agentes dan vueltas al mensaje, intentando descifrar su carga. ‘Esta institución está podrida’, les aclara Patricia, una de las primeras del millar de asistentes que se apostan lo más cerca posible de Les Corts para quejarse de que Francisco Camps, imputado en la Gürtel, sea investido como máxima autoridad política valenciana”.
Manifestación de indignados, a las puertas de las Cortes valencianas.
Los concentrados reciben en silencio y con tarjetas rojas a los pocos diputados que acceden por la fachada principal. No hay insultos, ni enfrentamientos, ni persecuciones, ni escupitajos. Solo tarjetones rojos y alusiones al President. Pero la Policía no las tiene todas consigo. Mira con desconfianza a los “indignados”. Sobre todo, cuando un joven se acerca a las vallas con una ristra de chorizos y una baguette, mientras la multitud corea: “¡President! President!”. Una de las pancartas reza simplemente: “Sin violencia, somos más”. Ni siquiera, cuando 250 jóvenes ocupan la Bolsa y son sacados a empujones por la Policía, hay enfrentamientos. Las porras no son desenfundadas y hasta algunos agentes, ruborizados, aceptan los ramilletes de flores que un grupo de muchachas de la comisión poética reparte.
Algunas personalidades políticas y culturales se muestran afectadas por estos acontecimientos. El presidente del Congreso ya no cree que los jóvenes del 15-M sean tan “buena gente” como en un principio le parecían. Las sentadas que protagonizaron la semana pasada en la misma puerta del Congreso de los Diputados, el acoso sufrido por el alcalde de Madrid en plena calle y el comportamiento de no pocos, intentando impedir el paso a los diputados catalanes en el Parlamento, le hace cambiar de opinión. Sin estudiar detenidamente cada caso, José Bono se muestra muy duro y califica estos hechos de “inaceptables”, al tiempo que defiende sin fisuras el uso de la fuerza por la Policía “porque para eso está la fuerza pública”, para impedir que se cometan actos violentos y se infrinja la ley. Bono confiesa sentirse “absolutamente indignado” por la protesta que los simpatizantes del movimiento 15-M están protagonizando frente al Parlamento catalán. A su juicio, esto “traspasa los límites de lo razonable” que puede permitirse a los jóvenes acampados en diversas plazas de toda España, motivo por el que justifica el uso de la fuerza por parte de la policía. El presidente del Congreso muestra su “solidaridad” con el alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón, que es increpado por un grupo de manifestantes la noche del lunes en plena calle, cuando pasea, junto con su familia, al perro.
Fernando Savater considera que los cientos de indignados que protestaron a las puertas del Parlament de Catalunya son un “hatajo de mastuerzos”. Para él, lo aceptable del movimiento 15-M era que se practicaba sin violencia, sin coacciones. Pero, a su juicio, las protestas y el hecho de que hubieran intentado impedir, sin éxito, que los diputados entraran a la cámara contradice el carácter pacifista que les definía. “Son un hatajo de mastuerzos –explota el filósofo y escritor– que quiere imponerse a los representantes de la votación popular y que, por tanto, debían ser desalojados por la Policía y nada más. El cerco al Parlament no es tolerable en ningún Estado de derecho”. Afirma que “que cuatrocientas personas en la calle parecen muchas más que 400.000 en su casa, pero esto no puede ser. Ni representan a nadie, ni tienen por qué ser escuchados más que los demás, ni tienen que ejercer esa coacción”.
El escritor Fernando Sánchez Dragó publica el viernes en “El Mundo” un largo artículo en el que, una vez más, hace de la polémica y de la provocación sus señas de identidad. Dragó llama “memo” a Stéphane Hessel, el nonagenario autor de “¡Indignaos!”, y carga con dureza contra el movimiento del 15-M. Acusa a Jessel de enriquecerse “con un par de libelos en los que sólo hay vaniloquio, azúcar y santurronería”. Además, compara su librito “¡Indignaos!” con el Mein Kampf de Hitler, El Libro Rojo de Mao o El Libro Verde de Gadafi. Llama a los “indignados” llorones malcriados. “No se arroguen esos llorones malcriados la representación de la sociedad en su conjunto, careciendo de lo que presumen”, escribe. Un poco más adelante, afirma que los indignados deben enterarse de que “la libertad es incompatible con la igualdad” y sigue con su retahíla de descalificaciones: “Lo peor de todo es la sarta de dislates que los quejicas nos proponen para arreglar las cosas”. Y arremete contra los “indignados de Sol” que “se parecen a los descamisados de Perón, pero visten, aunque muchos de ellos lo ignoren y sean sólo lo que Togliatti y otros de su colla llamaban “tontos útiles”, camisas rojas (las de Stalin), negras (las de Mussolini) pardas (las de Hitler), gris maón (las de Mao) y azul eléctrico (las de Franco)”.
Otros, como José Luis Sanpedro, no dejan de apoyar a los “indignados”. “No es verdad que el movimiento 15-M sea una generación perdida –dice el humanista y economista–. Por esto ahora estáis donde estáis. Estáis amargados, desconcertados. Hace unos meses no estabais, pero ahora estáis presentes. Y mi reacción inmediata es sumarme a lo que esto representa. Es absolutamente esencial pensar en el futuro. Que la gente se lo crea. Una prueba del error actual es esta idea” Y Sanpedro insiste en la dificultad de “conseguir un pensamiento libre” en la sociedad actual. El motivo, según él, es que “la democracia está pervertida y secuestrada”. El sistema actual está “dominado” por tres palabras mágicas: “Productividad, competitividad e innovación”, que deberían ser sustituidas, a su juicio, por “repartición, cooperación y recreación”. En cuanto a las protestas del 15-M, aconseja a los jóvenes manifestantes que no incurran en actos violentos. “No tenéis derecho a recurrir a la violencia porque tenéis la razón y el futuro. El sistema está roto y perdido. Por esto tenéis el futuro”.
“No me representen, titula en su blog Ignacio Escolar, quien escribe: “Quienes escupen a los parlamentarios, quienes los zarandean, quienes lanzan piedras o pintura contra ellos o quienes llevan la protesta contra un político hasta las puertas de su casa, donde duerme su familia, no me representan. Tampoco representan a los indignados, cuyos portavoces se han desmarcado de estos actos violentos. Aquellos políticos que quieren deslegitimar este movimiento con estos sucesos graves pero anecdóticos –en este mes que llevamos desde el 15-M, la inmensa mayoría de las protestas han sido pacíficas– están haciendo la misma equiparación injusta de los que pregonan que todos los políticos son iguales”.
“Sin embargo –continúa Escolar–, el miércoles todo el 15-M perdió fuerza por culpa de esta minoría violenta, con la que habría que poner kilómetros de distancia. Si hay alguna esperanza de que este movimiento consiga plantar cara a los abusos que está provocando la crisis no es porque 4.000 ó 40.000 personas se manifiesten frente al Parlament, sino porque una gran mayoría social (entre el 66% y el 80%, según las encuestas) simpatice con sus propuestas. Es una lástima que la violencia haya eclipsado el verdadero debate: el brutal recorte social que ayer aprobó CiU en Catalunya (con la inestimable ayuda del PP, que apoyó el plan mientras Mariano Rajoy disimulaba). Entre las víctimas de esta poda está la educación, que se queda sin gran parte de sus becas. O la sanidad, donde el tijeretazo pretende cerrar los quirófanos por las tardes o atender a 76.000 pacientes menos en urgencias (no sé cómo: tal vez los manden a casa). Esto, que no se contó en ningún programa electoral, también es violencia. Pero para responder ante este abuso sobran las pedradas o los escupitajos”.
El pasado 27 de mayo en Barcelona hubo palos para todos. Cinco mossos con porras y porrazos para cada “indignado”
Qaesar se pregunta en El Ventano:
“¿Tú, que me has echado de casa por no poder pagar una hipoteca que me vendiste con mentiras?
¿Tú, que me has dejado en el paro porque ganas unos millones menos que antes?
¿Tú, que defiendes a los corruptos de tu secta y los premias con una poltrona?
¿Tú, que solo publicas el morbo y te olvidas de lo sustancial?
¿Tú, que tienes tu fortuna en paraísos fiscales?
¿Tú, que solo obedeces a los mercados?
¿Tú, que me pagas 500 euros y siempre temo que hoy sea el último día de trabajo?
¿Tú, que adoptas medidas radicalmente distintas a tus promesas electorales?
¿Tú, que cobras tres sueldos del Estado?
¿Tú, que te atreves a opinar de los indignados sin haber visitado una acampada siquiera unas horas?
¿Tú, que utilizas el sacrosanto Parlamento para insultar y mentir?
¿Tú, que discutes lo que me concierne a puerta cerrada?
¿Tú, que no me ves cuando me miras, que no me escuchas cuando me oyes?
¿Tú, que intercambias alcaldías como si fuesen cromos?
¿Tú, que dices que todos los acampados son violentos mientras aseguras que no todos los políticos son iguales?
¿Tú, que solo te acuerdas de mí cada cuatro años? …
¿Y tú me llamas violento?
Ninguna violencia es admisible. Ninguna. Ni la física, ni la verbal, ni la psicológica, ni la social, ni la económica, ni la política...“
El 15-M prepara para hoy, domingo, el 19-J. Los “indignados” siguen protestando por la cobertura que los medios hicieron de los incidentes ante el Parlament de Catalunya. Dicen que se puso en primera plana los incidentes violentos que fueron minoritarios. Incidentes provocados por gente que no les representaba. Que sólo se publicaron imágenes impactantes pero no de la gente que intentó contener a los violentos. Y José Luis Serrano, portavoz de la Acampada Sol, asegura en El País que “no es la primera vez que estuvieron generados por infiltrados de la Policía que llevaban pinganillos, iban vestidos con prendas del esteriotipo de aquellos a los que se asocia con acciones violentas. Pero su actitud era extraña, estaban muy musculados”. Los representantes del movimiento quieren dejar de hablar de violencia. Su herramienta está clara: reivindican la desobediencia civil. “Desafiamos y nos enfrentamos con leyes injustas”. Su estrategia está clara. Y tras conseguir parar los primeros desahucios en Madrid, Parla, Valencia, Zaragoza, Barcelona y en otras ciudades, convocan para hoy, domingo en Madrid la marcha del movimiento 15-M que, partiendo desde cinco sitios distintos y bajo el lema “Europa para los ciudadanos y no para los mercados”, deberá confluir, si todo sale como está previsto, en las puertas del Congreso de los Diputados. Se espera un civilizado comportamiento de quienes quieren mostrar en la calle su indignación con un sistema que deploran. Sin violencia pero con gritos, eslóganes y pancartas contra lo que hayan decidido: gobierno u oposición, políticos o banqueros. Hoy nos demostrarán, si todo sigue como esperan, que con la “indignación” que les caracteriza, pueden conseguir mucho más que con la violencia.
Los países de la zona euro van a aprobar la próxima semana el llamado 'Pacto del Euro', una serie de medidas encaminadas a “preservar la estabilidad financiera y establecer los fundamentos de un crecimiento inteligente, sostenible, socialmente integrador y creador de empleo”, según la jerga oficial. En realidad, se trata del mayor recorte de los más elementales derechos sociales que se haya hecho en la historia del viejo continente. Un auténtico hachazo al Estado de Bienestar que tantas luchas requirió para conseguirlo. “Bajo diversos eufemismos –explica Qaesar en su blog El Ventano–, las medidas consisten en más de lo mismo, pero sin miramientos: rebajar los salarios, inutilizar la negociación colectiva, abaratar el despido, alargar la edad de jubilación, reducir el gasto público, sanear la banca con dinero público... El Pacto del Euro también habla de mejorar la Educación o incentivar la investigación, pero no dice cómo. Anuncia la necesidad de regular el sistema financiero, pero no propone ni una sola medida concreta. Y, en el colmo del cinismo, hasta aboga por reducir la pobreza. Si antes eran tijeretazos, ahora vienen los hachazos. Es lo que imponen los mercados a los gobiernos: unas medidas que encierran más violencia que todas las actuaciones protagonizadas por el 15-M. Este domingo, la calle mostrará la respuesta de la ciudadanía”.
También los humoristas pueden conseguir mucho más de lo que se imaginan. En principio, con sus trazos, nos permiten liberarnos de nuestros fantasmas. Medina, (con Los infiltrados y sus mensajes subliminales), El Roto, Peridis, Erlich o Forges son ejemplos de lo dicho.
Manel Fontdevila, lo hace con: Cuatro, En el Parlament, Renovación en la sala; Especuladores y En Valencia.
Territorio Vergara, con Indignado, La provocación, Más respeto, Triple dimisión en el Constitucional y Teléfono de la esperanza.
Y Pep Roig, con Mujer, si puedes tú con Dios hablar, No hagan olas, Soluciones recurrentes, Concejal celestial y Yo soy aquel.
El 15 de mayo empezó todo. Salimos a la calle para reclamar una democracia real. Para gritar que no somos mercancía en manos de políticos y banqueros. Ese día prendimos la llama. Y esta revolución pacífica continúa. Seguiremos hasta que nos escuchen. Junto con las acampadas de los indignados. Volveremos a tomar las calles, ahora contra el pacto del euro. Porque no queremos que hipotequen nuestro futuro ni pagar una deuda ilegítima. No más recortes en nuestra sanidad. No más recortes en educación. No más destrucción de los derechos de los trabajadores.
Fábula política difundida por Tommy Douglas, prominente activista y político, elegido en 2004 como “El canadiense más grande de todos los tiempos”. Reconocido como padre del paso del sistema de salud canadiense al modelo de Asistencia sanitaria universal
1 comentario:
La aparición de policias entre los indignados de Barcelona -como en Madrid- ya es algo evidente e incuestionable. Las tramas (el 15-M,es una de ellas)surgen de manera piramidal y casi siempre se descubren por el eslabón más bajo. Verificada la chispa de la sospecha, es instantánea la investigación, y esta -como el fuego- siempre tira hacía arriba y se expande. Con el transcurso del tiempo los hechos determinarán la participación operativa en inicio del CNI + CNP, así como la función directriz de los más altos cargos de la cartera de interior, del propio ministro y Presidencia del Gobierno en la función inspiradora y convenientemente refrendada y aforada. A estas alturas, la noticia ya sólo decepciona a los más tiernos blogueros de izquierditas. Para otros , -en cambio- vale todo, con tal de que no vengan "las gaviotas victoriosas," como antes aquellas banderas...
chiflos.
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