Los títeres “terroristas”.
La sátira no es delito.
El Carnaval de Manuela
Carmena en Tetuán se estrenó el viernes, 5 de febrero, con una obra de la compañía
“Títeres desde Abajo”, que interpretó “La bruja y don Cristóbal”. Pero, antes
de que llegara al fin, los dos titiriteros de la obra fueron interrumpidos,
siendo detenidos por la policía. La prensa de derechas se adelantó en la
interpretación de la noticia, recordando que aquello era “por un delito de
enaltecimiento del terrorismo”. El diario ABC, escandalizado, decía: “Los
padres que acudieron a la plaza de Canal de Isabel II con sus hijos para
disfrutar de la función se vieron obligados a paralizarla cuando las marionetas
sacaron una pancarta donde han podido leer ‘GORA ETA’. En la representación de
‘La bruja y don Cristóbal’, los muñecos también ahorcaban a un juez, mataban a
una monja y se producía una violación. Agentes de la Policía Nacional y Municipal
se personaron en la plaza en donde se procedió al arresto de los artistas
contratados por el Área de Cultura y Deportes que dirige Celia Mayer. Desde la
compañía no han querido dar explicaciones. Fuentes de la Jefatura Superior de
la Policía de Madrid han detallado que, en el cartel, estaba escrito ‘GORA
ALKA-ETA’. Alka no tiene ningún significado en euskera, pero la conjugación
‘alka-eta’ invita a pensar que hacen un juego de palabras con ‘Al Qaeda’”. La
noticia fue posteriormente ampliada en todos los medios nacionales. Y los
titiriteros entraron en chirona. No había sido por robar o tener una caja B con
dinero negro, por estafar o blanquear capitales, por financiación ilegal o
malversación de fondos públicos, por ser una asociación mafiosa o una
organización criminal, por recibir comisiones ilegales o sobornos, por cohecho
o por amañar concursos, por prevaricación o por tráfico de influencias, por falsedad
documental o por… No. Estaban en la cárcel por un espectáculo teatral. Ocurrió en la España de hoy. El Telediario de fin
de semana de TVE mintió descaradamente al afirmar que, en el cartel del
espectáculo “del Ayuntamiento de Madrid”, figuraban “vivas a ETA”. Otros medios
informaron desde el principio del exceso de celo de la prensa de derechas por
juzgar e interpretar aquel hecho.
La misma compañía se
había presentado los pasados 29 y 31 de enero, en Granada, cuyo Ayuntamiento
preside el PP, y nadie había protestado. Un comunicado de CNT-AIT de Granada
hacía una llamada por la libertad de los titiriteros: “Contrariamente a lo
repetido mil veces en la prensa, la compañía de teatro ‘Títeres desde abajo’ no
hace apología del terrorismo en ninguna de sus obras y no existe ningún cartel
de ‘Gora ETA’. Los dos titiriteros fueron detenidos y encarcelados por
representar una obra políticamente incorrecta. Esto no es un chiste, es la última
barbaridad cometida por la ‘justicia’ y los cuerpos y fuerzas de seguridad del
Estado, el colmo de la represión. Uno de los dos detenidos era miembro del
sindicato de la CNT-AIT, de Granada, que
emitía un comunicado, explicando con detalle el contenido de la obra y lo
absurdo de su envío a prisión. La obra “La Bruja y don Cristóbal” no es una
obra para público infantil, tal y como se recoge en la web de la compañía de
títeres, sino que representaba una metáfora de la “caza de brujas” sufrida por
el movimiento libertario. En un momento de la obra, un policía golpea a la
protagonista hasta dejarla inconsciente. A continuación el policía coloca una
pancarta con el texto ‘Gora Alka-ETA’ sobre la protagonista para atribuírsela. Jamás
se justifica ni vanagloria el terrorismo. La realidad es que se critica el
control y la represión a la población bajo el pretexto de una supuesta lucha
contra el terrorismo. Irónicamente, sus autores han acabado sufriendo el mismo
sinsentido que criticaban. Desde este sindicato siempre defenderemos la
libertad de expresión en todas sus formas, además de luchar activamente contra
cualquier tipo de represión”.
Ada Colau es una de las
primeras políticas que muestran su apoyo a los dos titiriteros encarcelados por
la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo. Ola alcaldesa de
Barcelona defiende que, “en una democracia sana, hay que proteger toda libertad
de expresión” y escribe en su perfil de Twitter: “Hoy, convocatoria ciudadana
por la libertad de expresión”. En una imagen de los carteles aparece un títere
sujetando dos marionetas, una de las cuales lleva un puñal en una mano y una
pancarta en la que puede leerse: “Gora las marion-etas”.Facebook. Colau escribe
que una torpeza no es un delito. “La sátira no es un delito. En una democracia
sana, en un estado de derecho, hay que proteger toda libertad de expresión,
hasta la que no nos guste o nos moleste”. La exportavoz de la PAH considera que
la obra puede ser “de mal gusto”, que “seguro no era para niños”, pero que “como
máximo, ha sido un error de programación” y el “responsable ya ha sido destituido”
por el Ayuntamiento. Colau pide a la sociedad que se ponga en la piel de “esos
chicos, detenidos, acusados, encerrados
y asustados con lo que les viene”. Asimismo, denuncia que los jóvenes tendrán
que lidiar “con la maquinaria mediática sin escrúpulos de una derecha vengativa
que no soporta la disidencia y aún menos perder elecciones, y que sigue
recurriendo machaconamente al 'todo es ETA”.
El actor Alberto San
Juan mostraba el pasado sábado su
“solidaridad” con los titiriteros, acusados de enaltecimiento de terrorismo, y consideraba
“muy grave” su detención bajo la acusación de exhibir, en un espectáculo
infantil, una pancarta en la que podía leerse 'Gora ALKA-ETA'. “Alka-eta no es
ninguna organización, es una mezcla de Al Qaeda y ETA”, contaban los
titiriteros. Durante una rueda de prensa para presentar “El Rey”, que este fin
de semana llegaba a El Musical de Valencia, Alberto San Juan se solidarizaba
con los titiriteros: “Expreso mi solidaridad con ellos, porque una cosa es
hacer algo políticamente incorrecto delante de niños, que es cuestionable, y
otra es que una persona pueda terminar en la cárcel por algo así. Me parece muy
grave que a estos titiriteros se les pueda acusar de apología de terrorismo. Debemos
tener mucho cuidado, sobre todo en un país donde se les representa y se les
detiene, y en donde existe una Fundación, la Francisco Franco que es
subvencionada”. San Juan opina que también hay que denunciar el “acoso
mediático que sufren los nuevos ayuntamientos que se proclaman del cambio”,
como Madrid, Barcelona, Valencia, Cádiz o Zaragoza. “Es una lucha a muerte
planteada desde los medios de comunicación para defender un sistema de
privilegios que estos ayuntamientos están intentando modificar”. Y advierte que hay que “llamar a la alerta ciudadana, primero
para leer la prensa con pinzas y segundo, para estar atentos a estas historias”.
A su juicio “debemos tener mucho
cuidado, sobre todo en un país donde su representación es interrumpida y se les
detiene y en donde existe una Fundación Francisco Franco subvencionada. ¿Eso no
es apología del terrorismo más bárbaro, que es el de Estado, sino el más
prolongado y doloroso que ha sufrido este país. Un estado terrorista de 40 años
cuya sombra sigue intoxicando?”.
Pancarta exhibida en la obra.
“Ismael Moreno Chamarro
–sigue informando Paco Bello–, el juez de la Audiencia Nacional que ha enviado
a prisión preventiva sin fianza a dos titiriteros acusados de ‘enaltecimiento
del terrorismo’, es uno de los jueces más veteranos de la heredera del Tribunal
de Orden Público franquista. El mismo juez fue inspector de policía desde 1974
a 1983, después reconvertido en ‘demócrata de toda la vida’, es juez de la
Audiencia Nacional, desde 1988. Ha instruido montones de casos durante estos
casi 30 años (…) En su anterior carrera como policía también destaca una
querella contra él y otro inspector de policía por falsedad en las diligencias
de reconocimiento de un detenido, y que llevó al Tribunal Supremo a anular una
condena de 12 años, según esta sentencia del Supremo. Los policías Ismael
Moreno Chamorro y Antonio Rosino afirmaron falsamente que un testigo había
reconocido al acusado Luis Miguel López de las Heras. Más tarde el testigo explicó
en el juicio que, ‘en comisaría, le habían pedido que firmará la diligencia,
pues daba igual que no estuviera seguro del reconocimiento’. Los dos artistas
encarcelados por este juez deben ser puestos en libertad de inmediato si es que
aún queda algo de cordura (y de justicia) en este estercolero patrio al que
llamamos España. O que se preparen los actores que representen a partir de
ahora a un presunto o conocido terrorista o simplemente a un personaje molesto
para el posfranquismo. Nada les asegura que no puedan acabar en la cárcel”.
Cinco días después de
su ingreso en la cárcel, el viernes 5 de febrero, los dos jóvenes titiriteros
declaraban al juez que el organismo 'Madrid Destino', dependiente de la
concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la capital, conocía el contenido de
la obra que representaron. Los jóvenes detallaron el contenido de la obra y
aclararon que no había enaltecimiento alguno al terrorismo de ETA o a cualquier
otra organización, ya que se limitaba a reflejar cómo un personaje, el 'malo'
de la trama, un policía corrupto, realizaba un montaje para inculpar a la
protagonista de la misma, una bruja, pero que no era “un enaltecimiento de la
banda terrorista”. La web oficial de la compañía describió “La Bruja y Don
Cristóbal”, como un “espectáculo” en que “revivimos a Don Cristóbal
Polichinela”, un “oscuro personaje de la tradición popular ibérica”. Añadió que,
en la trama, aparece “una bruja que tiene la firme decisión de amar su libertad
por encima de todo y que no se deja pisotear por ningún Don Cristóbal, por
mucho poder que éste se arrogue”. El titiritero García Pérez aclara al juez que
“la finalidad de la pancarta Gora Alka-ETA es que, en el transcurso de la obra,
un policía deja inconsciente a la bruja, saca la cámara de fotos y coloca objetos
para que puedan involucrarla. “Es como si a la bruja la estuvieran haciendo”. Y
explics que “en esa representación aparecía el ahorcamiento de un guiñol
vestido de juez, no había un apuñalamiento de un policía, ni la violación de
una monja sino que personaje que sufre una violación no es una monja sino una
bruja, agredida sexualmente por su casero”. La empresa municipal 'Madrid
Destino', dependiente de Cultura, en manos de Celia Mayer, era conocedora del
contenido de la obra, según este titiritero: “El personal de la empresa cerró
el contrato con una persona llamada Ramón Ferrer Prada. Estaban advertidos del
contenido con violación y asesinato”. Los titiriteros también recordaron que
avisaron que “no era una obra para niños”, y que así lo recogía “la
organización municipal de Carnaval de Madrid”. De hecho, comentaron que la obra
“fue suavizada en Madrid por su contenido violento”.
La delegada del área de Cultura, Celia
Mayer.
Celi
Mayer, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, anunció en una breve
comparecencia ante los medios de comunicación que los servicios jurídicos
municipales iniciaron las acciones para
rescindir el contrato con los dos programadores designados para organizar el Carnaval
de 2016. La edil, que eludió contestar si iba a dimitir, señaló que el
Ayuntamiento se siente “absolutamente indignado” con los títeres. Celia Mayer
no precisó ni cuánto había cobrado la compañía por la obra, ni cuánto se habían
endosado los dos programadores. Concretó que el Ayuntamiento no había visionado
el contenido de la obra antes de que se representara, en la plaza del Canal de
Isabel II. “La sinopsis que nos mandaron –contestó– no tenía nada que ver con
lo que representaron”, declaró la edil, quien estuvo con los medios de
comunicación tres minutos y 39 segundos y solo permitió cinco preguntas, a las
que tampoco contestó de manera directa. La edil no contestó si piensa dimitir,
después de las polémicas acumuladas durante el último mes: la cabalgata de
Reyes, la retirada de los símbolos franquistas de manera unilateral y la
representación de los títeres de Tetuán dentro del Carnaval. “He hecho –concluyó
Mayer– todo lo que estaba bajo mi responsabilidad. Hemos presentado una demanda
[realmente ha sido una denuncia] y hemos ordenado el cese de los programadores”.
Tampoco quiso entrar en todo el aluvión de críticas de los grupos de la
oposición, en especial el PP y el PSOE, que pidieron su dimisión y llegaron
hasta el final para saber quién había programó la mencionada obra.
Diagonalperiodico.net publicaba
el 6 de febrero el siguiente artículo: “El peor consejero del Ayuntamiento de
Madrid: el miedo”. En él hacía el siguiente comentario: “Primero fueron a por
Guillermo Zapata, y Zapata cayó. Después a por Rita Maestre, y Maestre empieza
la semana que viene una vista oral que puede dar pie a su inhabilitación. Desde Reyes, especialmente a partir de ayer,
van a por la consejera de Cultura y Deportes, Celia Mayer. El PP perdió su
mayoría absoluta en mayo de 2015, pero sigue saliendo victorioso de las
batallas culturales que ha planteado al Ayuntamiento de Madrid. En esta ocasión,
la excusa que ha desencadenado una nueva tormenta mediática en la capital ha
sido la obra de títeres “La bruja y don Cristóbal’, una obra muy cruda –que la
compañía ofrece en su catálogo para adultos, no en el infantil–, representada
ante varias decenas de niños y niñas, la indignación de un grupo de padres y
madres, la paralización de la obra por orden del Ayuntamiento, la intervención
de la Policía Municipal, que detuvo y entregó a la Nacional a dos titiriteros. La
‘mayor afrenta’ de esta compañía de teatro, al margen de escenas –más o menos
habituales en el guiñol– de apuñalamientos y ahorcamientos, fue una pancarta en
la que se podía leer ‘Gora Alka-Eta’, que puede llevar a dos titiriteros a ser
las dos nuevas víctimas propiciatorias de las leyes 'antiterroristas'
españolas, acusados de enaltecimiento del terrorismo. La secuencia de los
hechos es ésa, pero su interpretación por parte de los medios de comunicación y
de los órganos de difusión del PP de Madrid ha situado al área de Cultura del
Ayuntamiento ante una crisis que puede desembocar en la dimisión de Mayer, si
se culmina la campaña mediática contra ella, una campaña que salpica a otros
concejales de Ahora Madrid, a Manuela Carmena y a los ‘sospechosos habituales’
en la guerra cultural emprendida por la derecha desde finales de 2014…Entre
medias, el equipo de Mayer intentó detener el efecto de la campaña en las redes
sociales mediante la publicación de un comunicado del Ayuntamiento en el que
echó más leña al fuego”.
Celia
Mayer, sobre la polémica de los titiriteros: “Es un ataque contra la
democracia”.
“Como estaba cantado,
los movimientos del Consistorio no han servido para contener la campaña contra
Mayer. El ariete es el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Iñigo Henríquez de
Luna, de quien esta semana se recordaba que, en 2009, se salió del Pleno del
Ayuntamiento de Madrid para no tener que votar la retirada del título de
alcalde honorífico de Francisco Franco. De Luna ha pedido a Carmena la destitución
inmediata de Mayer. Pero la victoria en la guerra cultural se produce cuando el
discurso permea hasta el tuétano de la sociedad, al margen de la ideología de
unos y otros (…) No puede ser más paradójico que esta batalla, en la que la
libertad de expresión vuelve a estar en el punto de mira, se dé en Carnaval,
una fiesta que, en los últimos años, se ha descafeinado en Madrid, pero que
siempre sirvió como válvula de escape para plantear, de forma satírica, el
conflicto entre clases y entre el pueblo y el Estado como representante del
poder. En ciudades como Cádiz, donde la tradición del Carnaval se ha mantenido
a pesar del rodillo del PP de Teófila Martínez, no se recuerdan casos de
detenciones de chirigoteros por “enaltecimiento” de ningún tipo. Pero, en
Madrid, el PP aporta la munición en estas guerras y vencerles, en ese campo,
está resultando mucho más difícil que superarles en las urnas, sobre todo si el
Ayuntamiento de Ahora Madrid, una vez más, vuelve a dar muestras de debilidad
al caer en el juego discursivo-represivo impuesto por la derecha mediática y
política. Poco importa que hoy se cumplan dos años de la muerte de 14 personas
y la desaparición de otra en el Tarajal, cuando la Guardia Civil repelió el
intento de entrar en la península de un grupo de migrantes. Eso no ha tenido
consecuencias políticas en forma de dimisiones. En cambio, una alusión en una
obra de teatro puede desencadenar un nuevo cisma dentro de Ahora Madrid”.
El pasado domingo, “La
Vanguardia” publicaba un artículo de Marina Meseguer que hablaba de este
teatro. Titulaba: “Los titiriteros encarcelados por enaltecimiento del
terrorismo se inspiraron en una obra de Lorca”. Y decía que “La bruja y Don
Cristóbal” en ningún momento pretende “ensalzar el terrorismo”, sino que forma
parte del género teatral de los títeres de cachiporras, una rama del teatro de
marionetas que se caracteriza por la irreverencia y lo políticamente
incorrecto. De hecho, la obra estaría inspirada en el “Retablillo de Don
Cristóbal”, de Federico García Lorca. Su origen se remonta a la Edad Media y se
caracteriza por un argumento sencillo y lleno de palizas, persecuciones y
garrotazos cuyo protagonista suele ser Don Cristóbal. “La obra está basada en
los títeres de cachiporras”, cuenta la compañera de uno de los detenidos, “con
la diferencia de que, en esta ocasión, la protagonista es una bruja okupa, no
Don Cristóbal”. “Ellos [Raúl G.P. y Alfonso L.F.] son muy punkies y han añadido
cosas, pero lo de pegar a la policía, ahorcar a un juez y todo eso ya estaba en
el Polichinela, un personaje de las cachiporras políticamente incorrecto ‘per
se’”, aclara. Por toda Europa existen ejemplos de este género titiritero, que
nace del Pulcinella napolitano. “El Punch and Judy inglés es la variante más
hardcore e incluye hacer salchichas con la carne de un bebé, por ejemplo”,
informa otro titiritero, que fue testigo de la elaboración de la obra. “En
Alemania, el Don Cristóbal español se llama Kaspel; Polochinelle, en Francia o
Don Fernando, en Portugal”. Quizás el contenido de la obra no era el más
apropiado para un público infantil, pero los amigos de Raúl G.P. y Alfonso L.F.
aseguran que la compañía nunca dijo que el espectáculo fuera para niños. “Lo
que pasa es que en la publicidad del Carnaval sí que ponía que era para niños”,
aclara la compañera de uno de los detenidos. El origen de los títeres de
cachiporras se remonta a la Edad Media y se caracteriza por un argumento
sencillo y lleno de palizas, persecuciones y garrotazos Respecto al famoso
cartel de ‘Gora Alka-ETA’, la compañía aclaraba, al día siguiente de las
detenciones, que La bruja y Don Cristobal “hace referencia a la persecución de
anarquistas”. Y aseguraba que el cartel “es una pancarta que, en la obra, un
policía coloca a la protagonista, inconsciente tras ser golpeada, para sacar
una foto y elaborar la acusación contra ella, y ejecutarla”. La compañía
denunciaba que “otros detalles de la obra han sufrido tergiversaciones
semejantes”.
Carolina Bescansa, diputada
de Podemos, calificó en La Sexta Noche de “deplorable” el espectáculo de los
titiriteros, pero recordó que “Títeres desde Abajo” ya había sido contratada
por Ana Botella durante su etapa como alcaldesa de Madrid y que el nuevo
ejecutivo lo único que ha hecho ha sido “renovar el contrato”. El líder de
Podemos, Pablo Iglesias, mostró también, a través de la red social Twitter, su
solidaridad con los detenidos a través de su apoyo al actor Juan Diego Botto,
quien, durante la gala de los Goya, lanzó al público: “Buenas noches compañeros
titiriteros”, en una clara muestra de apoyo a los dos jóvenes encarcelados.
Alberto Garzón, candidato de Unidad Popular - Izquierda Unida durante las
pasadas elecciones generales, también mostró su rechazo al encarcelamiento de
los dos artistas a través de las redes sociales, calificando el hecho de “muy
peligroso” y señalando que España vive en un “clima de autoritarismo terrible e
inaceptable”. Cinco concejales de Ahora Madrid, el partido que gobierna el
Ayuntamiento de la capital, han firmado una carta publicada donde reclaman la
puesta en libertad de los dos titiriteros, una decisión que han atribuido a los
“prejuicios ideológicos” del magistrado. La carta, difundida por el diario
digital Público, pide, además, al propio Ayuntamiento de Madrid que actúe “de
forma activa para conseguir” su liberación al considerar la orden de prisión
incondicional por enaltecimiento del terrorismo “una medida excepcional” que
forma parte, según los firmantes, “de la campaña de desestabilización” contra
el actual equipo de gobierno que dirige Carmena. Entre los firmantes de la
carta se encuentran el tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Mauricio
Valiente (aunque firma como abogado) y el delegado de Economía y Hacienda del
consistorio madrileño, Carlos Sánchez Mato, ambos vinculados a Izquierda Unida
y miembros del gobierno municipal de Carmena. Por su parte, Pedro Sánchez,
candidato socialista, reconoce que el
“Código Penal es bastante taxativo” respecto a los delitos de enaltecimiento
del terrorismo pero evita pronunciarse sobre la decisión de la Audiencia
Nacional de enviarles a prisión sin fianza, tal y como solicitó la Fiscalía. El
líder del PSOE aseguró que defiende la
libertad de expresión pero deja entrever que la detención se ajusta a lo que
establece el Código Penal. No obstante, elude dar su opinión sobre el envío a
la cárcel de los dos artistas. Y Antonio Trevín, portavoz de Interior del PSOE
en el Congreso, subraya que “la desmesura no es buena en ningún caso” y por
ello pide que, cuanto antes se clarificase desde el punto de vista judicial,
mejor.
La
alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
Ismael Merlo, juez de
la Audiencia Nacional, envió a la cárcel a los artistas Alfonso Lázaro de la
Torre, de 29 años, y Raúl García Pérez, de 34, componentes de la compañía
“Títeres desde Abajo”, por enaltecimiento del terrorismo, penado con hasta tres
años de prisión, y un delito cometido con ocasión del ejercicio de los derechos
fundamentales y las libertades públicas garantizados por la Constitución,
castigado con penas de entre uno y cuatro años de cárcel. Los dos titiriteros
mostraron, ante un grupo de niños acompañados de sus padres, una pancarta con
el lema 'GORA ALKA-ETA'. El magistrado, que ha acatado la petición formulada
por la Fiscalía, explica en un auto que ha decidido ordenar la prisión teniendo
en cuenta la gravedad de estos delitos y el hecho de que los titiriteros ya
habían escenificado esta función en Granada, incluso con “un contenido más violento”.
Los titiriteros fueron detenidos en la noche del viernes después de que los
asistentes avisaran a las fuerzas de seguridad. Moreno aseguró que las
denuncias de los presentes “fueron comprobadas por los agentes” a su llegada.
La policía les incautó el material destinado a la representación y localizó
entre sus efectos “una especie de cuaderno libreto que mostraba en portada la
primera del libro de los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC) 'Contra la
Democracia'. El auto asegura que este volumen constituye un ideario de los GAC
varios de cuyos integrantes fueron detenidos en marzo de 2010 en la conocida
como operación Piraña y acusados de pertenencia a organización criminal. Más
tarde, la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) interpuso una querella ante
el Juzgado Central de Instrucción Número 2 de la Audiencia Nacional contra los
mencionados titiriteros, contra el director artístico, Ramón Ferrer Prada, la
concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, así como la
alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena, “responsable última de todas las
actividades que organiza el consistorio madrileño. Para la AVT los hechos que
tuvieron lugar pueden ser constitutivos de un delito de enaltecimiento del
terrorismo puesto que suponen “una clara ofensa grave a la memoria de las
víctimas del terrorismo, un acto de humillación y menosprecio en el que se
trivializa el uso de la violencia, así como una loa y reconocimiento de
organizaciones terroristas que tanto dolor y sufrimiento han generado en
nuestra sociedad”.
La alcaldesa de Madrid,
Manuela Carmena, pidió perdón el pasado lunes a los padres que se vieron
afectados por la representación de los titiriteros en el Carnaval. “Ha sido
deleznable y no adecuada para los niños”, dijo en rueda de prensa en medio de
una amplia polémica y críticas desde la oposición política. Rueda de prensa que
ofrecemos íntegramente en los vídeos del final. Carmena justificó que el área
de Cultura del Ayuntamiento “no tenía conocimiento” de lo que se representaría
en la obra. Preguntada sobre si valoraba el cese Celia Mayor como responsable
de Cultura del Ayuntamiento, la alcaldesa
respondió que hasta el momento contaba con su “apoyo”, pero “tenemos que
ver si puede seguir o si es lo mejor que siga”. La alcaldesa justificó la
actuación del Ayuntamiento al afirmar que “cuando se vio lo que estaban
representando” los titiriteros “la Policía intervino y detuvo a estas personas”
y por su parte “Madrid Destino (la empresa municipal encargada de la
programación) y la concejal acudieron a presentar una denuncia”. Además, “se ha
dejado sin efecto la contratación con el coordinador”, Ramón Ferrer. Carmena anunció
que el Ayuntamiento llevaría a cabo una “profunda investigación para ver qué
otras responsabilidades concurren”. La alcaldesa de Madrid se refirió al “debate social” generado por la
detención de los dos titiriteros y
mostró su “comprensión”, ya que “resulta poco comprensible” la
“severidad de unas medidas del juzgado de instrucción”. Ha sido –añadió– de un
“rigor excesivo”. Y afirmó que la “prisión sin fianza, no es habitual en este
tipo de procedimientos”.
“¿Alguien imagina que
se encarcele al director, guionista o actor que represente a un terrorista? –se
pregunta Paco Bello en el artículo ‘Que ningún actor de izquierdas vuelva a
representar a un delincuente mientras Ismael Moreno sea juez’, publicado en
InicitiaDebate.org– ¿Alguien imagina, yendo un poco más allá, que un juez
pudiera decretar prisión preventiva incondicional contra Pedro Casablanc, el
actor que interpreta a Luis Bárcenas en ‘B’ La Película mientras el propio Luis
Bárcenas anda suelto? Pues lo que ha ocurrido con los titiriteros es bastante
parecido. El Juez, el policía y la monja que representan al sistema andan
sueltos: el sistema anda suelto. Los que muestran sus vergüenzas desde la
sátira están en la cárcel. Partamos por señalar que la obra no debía haberse
representado ante un público infantil, y que no importa si el fallo fue de la
concejalía de turno o de San Apapucio bendito. Aunque sea muy triste y casi
desesperante, estando el entorno político/mediático/sociocultural como está, y
siendo ellos gente formada e ideológicamente comprometida, los titiriteros
deberían haber tenido el criterio suficiente como para no actuar ante ese
público: ante esos 20 ó 30 niños. Pero especialmente deberían haberse cuidado
mucho más de los padres, porque la estupidez no solo afecta al barrio de
Salamanca o similares; en ocasiones es incluso más acusada en barrios obreros
que no saben que lo son. En cualquier caso, que no sirva de excusa. Insisto:
esta obra, que dicen está inspirada en “El Retablillo de Don Cristóbal” de Federico
García Lorca, no es para niños (…) Hay que señalar que ese cartel del juego de
palabras entre Al Qaeda y ETA que se mostraba como ‘Gora ALKA-ETA’ tiene una
muy buena explicación si se pone en contexto dentro de la obra: muestra al
mismo tiempo la conocida práctica de colocar pruebas falsas para inculpar de un
delito a un inocente y lo torpes que son algunos hasta para algo tan sucio pero
tan simple. La intención dentro de la obra es por tanto la contraria a la que
ha esgrimido el juez, al tiempo que es la que paradójicamente ha acabado dando
toda la razón a los guionistas. Solo hacía falta que el juez quisiera
informarse. Aunque quizá lo que ha ocurrido es que se ha sentido justamente
representado y de ahí su decisión”.
El juez Ismael Moreno.
“Ismael Moreno Chamarro
–sigue informando Paco Bello–, el juez de la Audiencia Nacional que ha enviado
a prisión preventiva sin fianza a dos titiriteros acusados de ‘enaltecimiento
del terrorismo’, es uno de los jueces más veteranos de la heredera del Tribunal
de Orden Público franquista. El mismo juez fue inspector de policía desde 1974
a 1983, después reconvertido en ‘demócrata de toda la vida’, es juez de la
Audiencia Nacional, desde 1988. Ha instruido montones de casos durante estos
casi 30 años (…) En su anterior carrera como policía también destaca una
querella contra él y otro inspector de policía por falsedad en las diligencias
de reconocimiento de un detenido, y que llevó al Tribunal Supremo a anular una
condena de 12 años, según esta sentencia del Supremo. Los policías Ismael
Moreno Chamorro y Antonio Rosino afirmaron falsamente que un testigo había
reconocido al acusado Luis Miguel López de las Heras. Más tarde el testigo explicó
en el juicio que, ‘en comisaría, le habían pedido que firmará la diligencia,
pues daba igual que no estuviera seguro del reconocimiento’. Los dos artistas
encarcelados por este juez deben ser puestos en libertad de inmediato si es que
aún queda algo de cordura (y de justicia) en este estercolero patrio al que
llamamos España. O que se preparen los actores que representen a partir de
ahora a un presunto o conocido terrorista o simplemente a un personaje molesto
para el posfranquismo. Nada les asegura que no puedan acabar en la cárcel”.
Emmanuel Rodríguez
resume este espectáculo: “El Ayuntamiento, en lugar de defender que se trata de
una obra de ficción y denunciar el abuso de las detenciones (algo inaceptable
en todo caso), se asusta. Estamos demasiado aburridos de los sustos de este
Ayuntamiento. Y emite una nota de ‘retratacción’ en la que, aparte de pedir
perdón, se suma a no se sabe bien qué acusación: ¿daño moral a menores por una
obra de mayores? Afortunadamente, retira después la nota, parece que va a
primar el sentido común, y todo va a quedar en una rescisión de contrato. En
apenas unas horas, hemos asistido a una típica guerra cultural saldada con
notable daño para el Ayuntamiento y poco esfuerzo para los media neocon. Hoy
por hoy, para aguirristas y losantianos nada resulta más fácil que aprovechar
los nimios motivos de las ‘cultural wars’ (unos tweets, unas tetas, una placa,
unas bolas de trapo) para poner contra las cuerdas a un consistorio achantado y
sin iniciativa. Sobra decir, que su contraparte, Carmena al frente, piensa que
basta con cuatro pildoritas y ocurrencias progres para contentar a la
audiencia… Conclusión: hegemonía cultural no es gustar a todo el mundo. No es
tirar, de nuevo, de imaginario progre y esperar a que la atmósfera cambie para
realizar las reformas prometidas por el ‘Ayuntamiento del cambio’. Hegemonía es
crear condiciones materiales capaces de sostener y apoyar transformaciones
reales. Consiste en crear adhesiones a través de la remunicipalización de servicios,
la democratización efectiva de la institución y la apertura de la discusión
pública de todo aquello que tenga relevancia en la vida del ayuntamiento. Y
consiste también en poner en la picota por corrupción, prevaricación y
nepotismo, a la clase política madrileña y sus empresarios aliados que han
gobernado el ayuntamiento durante 25 años. Caso de no asumir estas reformas y
la confrontación que ello conlleva, ese mismo enfrentamiento tomará los ropajes
‘culturales’ que hoy conocemos. Es una batalla perdida. Estamos ante verdaderos
especialistas de la guerra cultural: una nueva derecha (neocon) que ha
practicado y teorizado activamente las fórmulas y los resultados de este tipo
de conflicto. Y así, tras una larga secuencia de escándalos artificiales y un
largo rosario de cadáveres políticos, a la postre, lo que se perderá es la
oportunidad de cambiar el gobierno (real) de Madrid”.
El juez Gómez Pumpido.
El Magistrado y primer
Defensor del Pueblo de Andalucía, Manuel Gómez Pumpido, pide, en una carta publicada
en Change.org, encausar al juez Ismael Moreno por prevaricación en el caso de
los títeres del carnaval. “Según cuenta el juez Moreno en una carta,
acompañada a las pocas horas de su
publicación por más de 10.000 firmas –, los actos violentos de las marionetas “pueden
constituir un delito de enaltecimiento del terrorismo”. El auto por el que se
decreta la prisión preventiva para los titiriteros obvia el contexto en el que
se producen los hechos. En su actuación, el juez Ismael Moreno deja de lado que
se tratara de una obra teatral satírica para señalar a los dos detenidos como
responsables de los delitos que en la ficción suceden. Artículo 447: “El Juez o
Magistrado que, por imprudencia grave o ignorancia inexcusable, dictara
sentencia o resolución manifiestamente injusta incurrirá en la pena de
inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a seis
años. Precedentes: El juez Elpidio Silva fue inhabilitado durante 17 años por
decretar prisión provisional sin fianza para Miguel Blesa por ‘motivaciones
insólitas’, según el Tribunal Superior de Justicia, de Madrid.
Mientras Ahora Madrid
se rompe entre la presión del PSOE, que insiste en la dimisión de la concejala
de Cultura Celia Mayer y la desobediencia de esta, 'Financial Times' se hace
eco de error del Ayuntamiento de Madrid al programar una obra de títeres que no
era para niños. Bajo el título 'La travesura política de los títeres', el rotativo
británico califica de “escándalo” que durante la obra se mostrara una pancarta
con la leyenda 'Gora-Alka ETA' haciendo referencia al auto del magistrado de la
Audiencia Nacional Ismael Moreno. “La obra contó con una serie de escenas
violentas y provocativas que incluyeron el ahorcamiento de un juez y la
violación y asesinato de una monja”, escribe 'Financial Times', que recuerda
que la banda terrorista ETA “ha matado a más de 800 personas”. El diario
señala, además, el “torrente” de críticas que ha recibido la alcaldesa de
Madrid, Manuela Carmena, considerada “uno de los mayores líderes de la izquierda
española” y todo un referente en el ámbito judicial. “Ha sido duramente
reprendida”, apunta 'Financial Times', señalando que la polémica de los
titiriteros se ha convertido en una perfecta “distracción” en un momento clave
para España por las negociaciones para alcanzar un acuerdo de Gobierno. “En
términos políticos, este escándalo ha dado un golpe especialmente duro a
Manuela Carmena”, opina este medio, recordanado otras “conversias”
protagonizadas por el Ayuntamiento de la capital como la Cabalgata de Reyes y
los errores a la hora de retirar calles y monumentos dedicados al Régimen
Franquista.
Pasados cinco días en
la cárcel de Soto del Real, el juez Ismael Moreno, asumiendo el cambio de
criterio de la Fiscalía, ordenaba la puesta en libertad de los dos titiriteros,
al entender que disminuía el riesgo de fuga y de reiteración delictiva al
haberse incautado su material y “haberse rescindido sus contratos y que no se
inferiría que trataran de sustraerse a la acción de la justicia, quedando el riesgo de fuga muy mermado”.
Ismael Moreno les impuso a ambos la obligación de comparecer diariamente en la
Audiencia Nacional o en la comisaría más cercana a sus domicilios, así como la
prohibición de salir del país por lo que les retiraba sus pasaportes. Una
medida cautelar ni siquiera igualada al caso de Luis Bárcenas, extesorero del
PP, y solo comparada al del caso del empresario Gao Ping, acusado en una trama
china de blanqueo, quien también tuvo
que firmar cada día en la Audiencia Nacional. El juez expuso que la
libertad de expresión no podía ofrecer cobertura al “discurso del odio, a aquél
desarrollado en términos que supusieran una incitación directa a la violencia
contra los ciudadanos en general o contra determinadas razas o creencias”. Y
concluía que la ley tampoco criminalizaba el sentimiento del odio, en tanto
“permanezca oculto en el interior del ser humano” porque los pensamientos no
delinquen, “sino que lo que se criminaliza son hechos externos que ensalzan tal
odio y que constituyen hechos tipificados” en el Código Penal. Según este juez,
el espectáculo de los titiriteros constituyó “un modo de fomentar, promover o
incitar –directa o indirectamente– al odio, hostilidad o violencia contra un
determinado grupo de personas, una parte del mismo o contra personas
determinadas” y suponen “algo más que una clara mofa, de determinados
colectivos”. En su criterio, los titiriteros vulneraron derechos fundamentales,
como la igualdad de todos los individuos, y el orden de convivencia existente,
bien jurídico protegido de carácter colectivo. Además, entendió que pudieron
cometer un delito de peligro abstracto que se consuma con esa “provocación al
odio”, sin que sea necesario que el receptor del discurso modifique su conducta
influenciado por el mismo. En cuanto a la comisión del delito de
enaltecimiento, el juez destacó que “cualquier persona que lea la expresión
incluida en el cartel exhibido por los investigados 'GORA ALKA-ETA' puede
verificar que se está alabando o justificando a los terroristas o a los propios
hechos” y añadió que la exhibición, con ocasión de una escenificación de una
obra con guiñoles, no supone por sí misma la despenalización de esta conducta.
En su artículo
en eldiario.es, del pasado miércoles, Ignacio Escolar recordaba: “Los cinco
días y cinco noches que han pasado estos dos jóvenes entre rejas han convertido
su parodia en realidad, el trapo de sus muñecos en su propia carne. En su obra
de ficción, un policía colocaba una pancarta con el “Gora Alka-ETA” a otro de
los títeres para incriminarle. En el mundo real, un juez y una fiscalía han
hecho exactamente lo mismo: encarcelar a dos titiriteros por un delito de
ficción, endosándoles el cartel que portaba uno de sus muñecos. Como escribe
Juan Diego Botto en este artículo imprescindible, criminalizar la ficción es
propio de las peores dictaduras. Violar a una marioneta, o ahorcarla, o matarla
a porrazos no es un delito. Tampoco es un delito asesinar a garrotazos a cinco
bebés de trapo recién nacidos; si fuese un crimen, el culpable sería Federico
García Lorca porque exactamente eso sucede en el 'Don Cristóbal' que escribió
para su teatro de marionetas. Ahorcar a un títere vestido de juez es una imagen
chocante, pero no menos que pasar a un títere policía por una picadora de carne
para hacer salchichas, como sucede en el clásico británico de los títeres,
'Punch y Judy'. ¿Era ofensiva esta representación? Depende, ofenderse es una
libertad individual. A mí me ofenden mucho más las mentiras sobre estos
títeres, la manipulación con la que se ha vestido este muñeco en tantos medios
de comunicación, el discurso del odio que propagan quienes utilizan el dolor
provocado por el terrorismo para criminalizar a sus rivales políticos y dividir
a la sociedad. Me indigna, e indigna a cualquier definición de la palabra
justicia, que la reacción de la Fiscalía y la Audiencia Nacional no sea ni
parecida cuando un locutor de radio lamenta no tener un arma para disparar a
varios diputados. Pero que los ofendidos puedan no solo censurar una obra de
ficción sino también encarcelar a sus autores demuestra que la España de la ley
Mordaza deriva peligrosamente hacia la
Hungría de Orbán o la Turquía de Erdogan…”.
El portavoz de JpD, Joaquín Bosch.
Por otra parte, “Jueces
para la Democracia” (JpD), asociación de
carácter progresista, emitió el jueves un comunicado en el que defendió que, en
la función de títeres de Carnaval del viernes que llevó a prisión durante 5
días a los autores de la función, no se cometió el delito de enaltecimiento del
terrorismo que se les imputa. JpD considera que la mera exhibición de una pancarta
por un títere, o por un actor de cine, en el transcurso de una representación
puede o no ser enaltecimiento en función del contenido, finalidad y, en
definitiva, del mensaje que se pretenda transmitir con esa obra. “De lo
contrario –arguyen en alusión de la pancarta ‘Gora Alka-Eta’ que une a los
guiñoles, utiliza en la obra con el fin de incriminar a otro– todas las
películas, reportajes, documentales, obras de teatro, cine o televisión en que
aparecieran pancartas de este tipo serían constitutivas de enaltecimiento, lo
cual es con toda evidencia un absurdo”. JpD añade, en alusión a la pancarta
“Gora Alka-Eta” que uno de los guiñoles –Don Cristóba– utiliza en la obra
investigada con el fin de incriminar a otro –la bruja–, en un delito. En este
caso concreto, la asociación progresista de jueces considera que no detectan
que los titiriteros pretendieran justificar el terrorismo en su función “Del
mismo modo, tampoco se puede apreciar que estemos ante un caso de incitación al
odio, al tratarse de una obra teatral que no promueve a la violencia,
hostilidad o discriminación contra grupos o personas, ya que se limita a
plantear un relato crítico de carácter simbólico contra determinadas
instituciones”, añaden en su comunicado.
El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno y
la fiscal Carmen Monfort son objeto de una querella por la decisión de
encarcelar a los dos titiriteros detenidos el pasado viernes en Madrid. La
querella ha sido presentada por el partido Contrapoder ante la Sala de lo Penal
del Tribunal Supremo, dada la condición de aforados de ambos querellados, por
un presunto delito de prevaricación. La fiscal y el juez son, según el texto al
que ha tenido acceso eldiario.es, responsables de “una resolución esperpéntica,
un despropósito no salido de una aplicación defendible del ordenamiento
jurídico”. Los querellantes alegan que la Sala Segunda del Supremo confirmó la
condena de 17 años y medio de inhabilitación a Elpidio Silva por enviar en dos
ocasiones a prisión a Miguel Blesa, así como por otros delitos cometidos
durante la instrucción, siendo en cualquier caso “un asunto de muchísima menos
evidencia que el presente”. El abogado que firma la querella, José Luis Mazón,
considera también de menor gravedad que el encarcelamiento de los titiriteros
la orden de Baltasar Garzón de grabar las conversaciones entre detenidos del
caso Gürtel y sus clientes, lo que valió la condena del exjuez de la Audiencia
Nacional. “Este partido pide un trato coherente con los precedentes respecto
del querellado señor Moreno Chaparro y con su copartícipe necesario, el fiscal
de las expresadas diligencias”, recoge el texto. Contrapoder acusa a la fiscal
y el juez de distorsionar la realidad para poder justificar la medida de la
prisión. Ocurre, a su entender, con el lema de la pancarta de 20 centímetros
que muestra uno de los guiñoles en la representación “La bruja y don Cristóbal:
a cada cerdo le llega su sanmartín”. La pequeña pancarta decía Gora Alka-ETA y
sirve a juez y fiscal para sostener la acusación de enaltecimiento del terrorismo.
Raúl García Pérez y Alfonso Lázaro de la Torre, los doos titiriteros acusados de ensalzar a ETA y Al Qaeda.
“El auto se aparta del
argumento y descontextualiza la pancarta del montaje policial para que no se
entienda la partitura del hecho real, suponemos, inviable este para justificar
ninguna prisión”, dice la querella. Y añade: “La pancarta Gora Alka-ETA no es
ningún acto de publicidad terrorista para que los niños vean con simpatía a
estas dos organizaciones terroristas. Nada más lejos de la realidad. Eso
aparece como un mero instrumento de falsa incriminación que usa el policía
corrupto contra la bruja para incriminarla”. En definitiva, añade Contrapoder,
el auto del juez es “un despropósito digno de entallarse en piedra y pieza del
venidero museo de los errores y horrores judiciales, que existen casi todos los
días, como los profesionales de la abogacía venimos comprobando”. El partido
teme que este tipo de decisiones acaben provocando “un estado de rebelión o
estallido social contra los abusos cometidos desde las instituciones que son
puestas, como en este caso, al servicio del interés político o la ideología
extremista del juez”. La querella fue presentada en la mañana del miércoles. Entre
las medidas que solicitaba, estaba la inmediata libertad de los dos
titiriteros, que se produjo poco después, al rectificar fiscal y juez su
decisión del sábado. Contrapoder pide que se cite a declarar a Carmen Monfort e
Ismael Moreno. Raúl García y Alfonso Lázaro siguen acusados de un delito de
enaltecimiento del terrorismo y otro contra las libertades públicas. En la
tarde del miércoles quedaron en libertad tras reconducir su postura tanto la
Fiscalía como el juez. Este último ha impuesto comparecencias diarias en el
juzgado a ambos imputados.
Repasemos las fotos de
esta semana. Todo un poder judicial, económico y político arremetió contra unos
pobres titiriteros. Carne Cruda lo refleja irónica y magistralmente: por fin hemos identificado el
verdadero problema de España, los títeres. Otros fotomontajes: Santa Rita, la
perfecta aforada, ora pro nobis y Rajoy te ama.
El humor de Ferranmora, Malaagón, Forges, Peridis,
J. R. Mora, Pat, Fontdevila, Atxe, Vergara, Lumpen. Sansón…
Pep Roig, desde Baleares: Seco, seco…, saco; los cabreadores; el cataclismo está en los guiñoles; tiempo de silencios y la implacable lógica.
Los vídeos de esta semana: En la plaza de mi pueblo, de la compañía “Títeres desde Abajo”.
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena comparece ante los medios de comunicación en la rueda de prensa del lunes.
Primos segundos de Pelegrín, compadres de Chacolí, nietos de Cristobita y sobrinos de la Tia Norica, Juana y Juan Llave no son ni de aquí ni de allí pero sobreviven en este mundo como cualquiera de nosotras, soñando con comprarse una hamaca, yendo por la ciudad en bicicleta y haciendo equilibrios en la cuerda floja para llegar a fin de mes. Sobreviven bastante felices en la jungla de una gran ciudad, pero, de pronto, su tranquilidad se ve amenazada con la aparición de un banquero que pretende arrebatarles su casita nueva.
Juan Carlos Monedero. Torquemada y los malditos titiriteros.
El titiritero, Joan Manuel Serrat
Juan Carlos Monedero. Torquemada y los malditos titiriteros.
El titiritero, Joan Manuel Serrat
Wyoming:
“¿Le han cosido el culo a las marionetas y los titiriteros ya no pueden meter la mano?”
Una de las escenas de la película 'Makinavaja, el último choriso' (1992) incluye una escena en la que el protagonista, interpretado por Andrés Pajares, dispara contra un comisario de Policía, “el jefe de los tonton makut”. Acompañado por su inseparable Popeye (Andrés Bonilla) y Mohamed (Mario Pardo), más conocido como Moromierda siguen a la víctima hasta dar con ella un bar de ambiente. El "euskadikatuta gora" de Makinavaja que no molestó a nadie.
Estos ‘monjes’ se las arreglan para interpretar el ‘Aleluya’ de Haendel sin romper el voto de silencio al que se han comprometido. Es solo cuestión de echarle algo de imaginación.
Una de las escenas de la película 'Makinavaja, el último choriso' (1992) incluye una escena en la que el protagonista, interpretado por Andrés Pajares, dispara contra un comisario de Policía, “el jefe de los tonton makut”. Acompañado por su inseparable Popeye (Andrés Bonilla) y Mohamed (Mario Pardo), más conocido como Moromierda siguen a la víctima hasta dar con ella un bar de ambiente. El "euskadikatuta gora" de Makinavaja que no molestó a nadie.
Estos ‘monjes’ se las arreglan para interpretar el ‘Aleluya’ de Haendel sin romper el voto de silencio al que se han comprometido. Es solo cuestión de echarle algo de imaginación.
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