sábado, 13 de febrero de 2016

(Y II) Es Vedrá, sin cabras.


El GOB insiste en que la presencia de cabras en el islote es un “grave problema ambiental”, pendiente de solucionar desde hace 14 años,  y que su erradicación es “un paso imprescindible” para su recuperación forestal y ecológica. La decisión del Govern de acabar con las cabras para proteger la flora única del islote ha levantado una ola de indignación. Algunos llegaron a proferir gravísimos insultos y amenazas de muerte contra el conseller de Ibiza, Miguel Vericad y la directora general de Espacios Naturales y Biodiversidad, Caterina Amengual. Muchos se escandalizaron por el sistema elegido para acabar con las cabras: abatirlas con escopeta y dejar la isla sembrada de cadáveres, Hasta el PP vociferó, pese a que su gestión medioambiental en las Pitiusas se ha basado en el pasotismo y en dejar a las reservas naturales sin recursos.

A principios de este mes, la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca empezó la retirada de las cabras que suponían una amenaza para las especies endémicas del islote. Se trataba de una medida de gestión para cumplir los objetivos de conservación que los planes anuales de las reservas naturales des Vedrà, es Vedranell y los islotes de Ponent recogen desde hace más de diez años, según  informó el Govern en un comunicado. “Actualmente –se informó oficialmente– hay entre 37 y 45 cabras, que estuvieron en el punto de mira de los aniquiladores mandados por el Consell. El problema comenzó ante sus cuerpos sin vida. ¿Cómo hacer para evitar el sufrimiento de aquellas cabras que poblaban el islote y morían de forma tan cruel? ¿Cómo evitar que los posibles visitadores se entraran con ese panorama trágico cuando su traslado a otras tierras representaba un riesgo para los técnicos, dado que no hay espacio para desembarcar ni para atracar embarcaciones grandes que puedan cargar tanto animal sin vida? La actuación, fue llevada a cabo por la Unidad de Control de Fauna del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB) y personal del Instituto Balear de la Natura (IBANAT). La medida contó con el apoyo del Consell de Ibiza y de científicos y agentes sociales como el GEN-GOB y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que identificaron las cabras como la principal amenaza para las plantas, y fueron incluidas en la lista de las cien especies invasoras del mundo.Pero, y ahora ¿qué diablos hacemos para evitar la estampa de un islote-cementerio?

Con una superficie de 62,94 hectáreas, Es Vedrá es uno de los espacios de más relevancia botánica de las Pitiusas y Baleares. En su reducida superficie se han contabilizado 166 especies de plantas, 12 de las cuales endémicas y 11 de gran interés florístic y biogeográfico. La afectación que causaban las cabras en la vegetación se centralizaba en las savinas, alcanzando dimensiones espectaculares. Algunos de estos ejemplares ya habían muerto a causa de los herbívoros. El 23 de octubre de 2014, el Servicio de Protección de Especies elaboró un informe sobre el estado de conservación de la vegetación de Es Vedrà, concluyendo que se constataba un estado de conservación de la vegetación muy deficiente. El problema de la depredación afectaba también a la flora arbórea, de acebuches, sabinas y pinos. El mismo año, se intentó llegar a un acuerdo entre los propietarios y el Govern. Posteriormente, entre octubre y diciembre del año pasado, la Dirección General de Espacios Naturales y Biodiversidad preguntó por escrito a los propietarios del islote si las cabras eran de su propiedad. Su   respuesta fue negativa, y al tratarse de especies invasoras, la Comunidad Autónoma se hizo cargo de los animales, de manera subsidiaria.

Cabras del Vedrá antes de sucumbir a los disparos.
Jaume Estarellas Fernández, biólogo especialista en biodiversidad,  publicó un artículo en el “Diario de Ibiza” sobre “el mal menor de matar a las cabras”. Desde su punto de vista, el sistema ecológico llegó a una situación crítica: erosión y perdida de suelo por falta de arbustos y sus raíces, desaparición de sabinas centenarias y de especies de plantas endémicas, falta de cobijo para los invertebrados que utilizan la vegetación, y escasez de comida para las lagartijas (también endémicas) y algunas aves que viven de las semillas o de los bichitos que viven a su vez en las plantas. La situación de convivencia entre cabras y el sistema natural del islote era inviable, como pasa igualmente en Canarias, islas oceánicas, Serra de Tramuntana, etcétera. Son sistemas insulares que, de forma natural, jamás han tenido este tipo de rumiantes y cuando se introducen de forma artificial dañan el equilibrio natural de forma irremediable.

El Assaib (Associació Animalista de les Illes Balears) se manifestará hoy en Ibiza, en contra de la matanza de las cabras en Es Vedrá y el Partido Animalista-PACMA presentará en el Consell d’Eivissa las más de 18.000 firmas que exigen la dimisión de los responsables de Medi Ambient por esta muerte cruel de cabras que, hasta ahora, vivían pacíficamente en el islote. Los Animalistas, además, están ganando apoyos en los últimos días, como el de numerosas personas pertenecientes a las plataformas antipetrolíferas, quienes han mostrado su respaldo a esta protesta.

Ignorando la más básica sensibilidad hacia los animales, los técnicos del (ironía del caso) ‘Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears’ y de la Fundación Natura Parc, dispararon el 4 de febrero hasta acabar con todas las cabras del islote. La matanza de las 50 cabras que componían la población total del islote fue decretada por Caterina Amengual, directora de Espacios Naturales y Biodiversidad de la conselleria de Medio Ambiente, perteneciente a la coalición ecologista MES per Mallorca. Durante 6 horas, los “técnicos” se dedicaron a disparar una a una a todas las cabras que vieron, incluidas las cabritillas de pocos meses. Luego, los ejecutores volvieron para buscar y rematar a las supervivientes que pudieron escapar de la matanza, escondiéndose en alguna cueva. Pero, el Govern  de la comunidad no puede asegurar que las cabras hayan muerto sin sufrimiento. Y nadie puede asegurar que el panorama, haya radicalmente cambiado. El problema de las autoridades es la de evitar que, en estos días, Es Verá sea evitado por los posibles turistas, nativos o periodistas y fotógrafos que hablen o fotografíen  la tragedia.


Por de pronto, un  testimonio de la matanza publicaba en el Diario de Ibiza: “Lo que vi ayer, os puedo asegurar que tardaré tiempo en olvidarlo. Con unos amigos, fuimos a pescar por la mañana por la zona de Cala D´Hort. No teníamos ni idea de la matanza que de la que íbamos a ser testigos. No sé qué hora sería pero empezamos a oír tiros y nos dimos cuenta de que venían de la impresionante zona de Es Vedrá. Nos acercamos con la barca y vimos lo que estaba pasando. Yo llegué a ver a cuatro personas con armas. En principio estuve a punto de llamar a la policía. Pensé que eran unos locos. Luego, uno de nosotros comentó que podía ser lo que salió en la prensa sobre las cabras. Os puedo asegurar que los desgarradores alaridos de muerte se oían a muchísima distancia. Nos acercamos lo suficiente para ver una cabra cerca de una cría pequeña, que se movía convulsionando toda la parte del lomo. ¡Cómo berreaban los pobres bichos! Una matanza. La verdad, creo que tendrían que haber buscado otra solución… Lo de ayer fue de vergüenza”.


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