Los indignados de París.
Miles de ciudadanos
parisinos se concentran desde la noche en la Plaza de República para revelarse
contra las políticas del Gobierno socialista de François Hollande. Los
indignados de París, reunidos bajo el lema #NuitDebout (Noche en pie), siguen ocupando
la simbólica plaza de la República de París manifestándose, como lo hicieran
los españoles en mayo del 2011 en la Puerta del Sol, contra la reforma laboral,
las dificultades para acceder a una vivienda, la desigualdad, la globalización
o el abandono institucional que sufren las personas refugiadas, con el mensaje
de no ceder hasta que la lucha no haya finalizado. Desde el pasado 31 de marzo,
cada tarde ocupan la plaza hasta entrada la noche y algunos se quedan acampándola
de forma simbólica. Comenzaron siendo unos centenares en las asambleas
ciudadanas, inspiradas en las del 15-M español. Y, pese a la prohibición de
estas manifestaciones, el número de los indignados franceses no ha dejado de
crecer y ya se han extendido a otras 36 ciudades del país.
El movimiento de “los
indignados” franceses ha provocado turbulencias en el seno de la política
nacional, sobre todo en el ala más izquierdista del Gobierno galo. Debaten qué
hacer en un país en el que la extrema derecha toma fuerza frente a una
izquierda débil y desencantada. A las concentraciones, compuestas en un
principio por estudiantes de clase media mayoritariamente, se han sumado
jubilados, obreros, ciudadanos de las afueras, parejas con hijos e incluso
refugiados sin asilo y emigrantes sin papeles. Tras el desinterés inicial de
los principales medios, empiezan a surgir artículos y programas en los más
conservadores. El simplismo de las primeras críticas, como las del diario Le
Parisien y sus “adolescentes lata de cerveza en mano” que llenan la République
de “olor a cebolla”, ha evolucionado hacia desacreditaciones de mayor contenido
político. Llevan pancartas con mensajes como “La revuelta crece”, “¿Trabajar para
vivir o vivir para trabajar?” y pretenden crear un amplio marco de discusión
para aportar soluciones sobre los problemas más candentes en la sociedad
francesa. Es una iniciativa que pone en cuestión la reforma de la ley del trabajo, que posibilita trabajar
hasta 12 horas al día, la reducción de las indemnizaciones por despido
improcedente, que las empresas realicen expedientes de regulación de empleo aún
sin tener pérdidas y la reducción de los sueldos y del complemento de las horas
extraordinarias. Muchos dirigentes conservadores se han sorprendido ante tal
medida, tanto que incluso se habla de que Sarkozy no podría haber tenido las
agallas de haber puesto en marcha una reforma laboral tan drástica, con
recortes de privilegios sociales fijados desde el año 2000.
Hay cierto paralelismo
entre estas manifestaciones de la Plaza Republique y las del 15M, en Madrid. Incluso
miembros de Podemos, como Miguel Urgán y Xabier Benito, acudieron a ellas para
mostrar su apoyo a los 'indignados'. Ambos aseguran que “es necesario que el
movimiento 15-M pase por toda Europa”. Los 'indignados' españoles, junto a los
parisinos, pasan la tarde y buena parte de las noches en asambleas y olocaron
en un primer momento una tienda de campaña “simbólica” que los agentes obligaron
a retirar. “Nuestras intenciones –protestan los manifestantes españoles de la
Plaza del Sol– son apoyar a nivel político a Francia y protestar contra los
ataques del neoliberalismo que estamos sufriendo en los últimos años”. Las
convocatorias se mantienen a través de
los hashtags #SolEnPie, #NuitDebout y #NocheEnPie. En las pancartas, destacan
lemas como “en París o en Madrid las calles son nuestras” o “la lucha está en
la calle”. Las asambleas diarias a las 6 de la tarde en la plaza de la
República continuarán al menos otra semana. El foco del movimiento está ahora
en las banlieues, la periferia parisina. Según un sondeo realizado, el 60% de
los franceses aprueba el movimiento Nuit Debout aunque solo el 27% afirma
conocer sus reivindicaciones. El apoyo sube hasta el 76% entre los encuestados
autodefinidos de izquierda frente a un 43% de los de derechas. Poco más de la
mitad de los encuestados creen que Nuit Debout se agotará rápidamente frente a
la otra mitad que opina que crecerá.
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