El fantasma de Podemos e IU amenaza a la derecha..
Iglesias y Garzón
acercan posturas para ir de la mano en las próximas elecciones previstas para
junio.
Fernando López Agudín
escribe un acertado artículo ante el fantasma que recorre hoy los despachos del
IBEX, los palacios institucionales y algunas embajadas de ese norte de Europa.
“La crónica anunciada de un acuerdo político entre Podemos e Izquierda Unida –apunta
el periodista y analista político, especializado en actualidad nacional– es ya,
cuando ni siquiera ha sido negociado, el eje político de la inminente campaña
electoral. Asombra, por lo tanto, que desde el interior de ambas formaciones se
discuta sobre si más vale este pájaro de la unidad progresista hoy en mano o
si, por el contrario, mejores son los posibles cientos que volarán mañana. Como
si la transversalidad de Podemos o la identidad de Izquierda Unida pudieran
perderse, si Garzón e Iglesias optaran por ese común denominador de sumar
esfuerzos para multiplicar resultados. Es una pura polémica bizantina por
completo ajena a los intereses sociales de los seis millones largos de sus
electores. Pero, basta ver su reacción para constatar el acierto político de
esta negociación todavía no iniciada. Al movilizar toda su artillería
ideológica, bien asentada en los medios de comunicación, a favor de la división
de estas dos fuerzas políticas, es señal clara de la grave preocupación de los
poderosos. Bien evidente, por otra parte, en el aliento que insuflan a quienes
colocan bastones bajo las ruedas de Podemos e Izquierda Unida. De repente, su
abanico de plumas envenenadas muestran su gran inquietud por los transversales
morados y los patrioteros de partido rojos. Ya no hablan de Casa Común o causa
común, sino de la necesidad de separar cada uno de los pisos progresistas”.
Los últimos cien días
han sido, según López Agudín, toda una lección política para cientos de miles
de ciudadanos. “Primero, no gobierna Sánchez por la amenaza latente de escisión
en el PSOE, si el secretario general hubiese entrado en la Moncloa de la mano
de Garzón e Iglesias; segundo, Podemos e IU, al no presentarse juntas, han
carecido de la suficiente capacidad de presión política para contrarrestar la
que los lobbies han ejercido sobre el PSOE. Si el enemigo enfila la recta del
26 de junio con tranquilidad, se debe a que cada oveja progresista no va con su
pareja, e incluso alguna se ha marchado al rebaño enemigo. La separación de
Podemos e IU, sumada a la deserción del PSOE, facilitará que Rajoy se mantenga
en el gobierno con el apoyo de Rivera y la abstención de quien, en un futuro,
sustituya a Sánchez. Esa división es la que los poderes fácticos necesitan
mantener para aplicar una brutal política de recortes sociales, ya diseñada por
los hombres de negro de la Troika. Su pizarra, nada más cerrarse las urnas, es
clara. La oposición debe ir desunida. Al PSOE le tocará el papel de comodín de
la Gran Coalición; y a Podemos e IU, enrocarse mutuamente en sus siglas, en
espera de tiempos mucho más propicios para líricas transversales o patrioteras.
En definitiva, que todas las fuerzas sociales para el cambio político no
apuesten juntas por la posibilidad de hacerlo real.
“Mal está –concluye
Agudín– para estos poderosos que la alternancia, basada en el turno de poderes
de PP-PSOE, haya finalizado; pero mientras no sea sustituida por una
alternativa, les cabe la esperanza de volver a la anterior correlación de
fuerzas. Acaban de fracasar, por ejemplo, en la operación de recambio
Rivera-Sánchez, montada por el IBEX, sin que esta derrota haya despejado el
camino a un gobierno progresista. Lo que les preocupa de un posible acuerdo de
Podemos e IU es, precisamente, que pudiera ser el primer paso hacia la
configuración de una potente alternativa de gobierno basada en la unidad de las
fuerzas sociales del cambio. Es una de esas muy escasas oportunidades
históricas que se presentan cada cien años. Y desaprovecharla sería una
irresponsabilidad”.
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