viernes, 20 de febrero de 2009

"Jódete, Sarkozy"

La pintada "Jódete, Sarkozy", entre las llamas de una barricada.
Sarkozy, preocupado.

Vehículos quemados en Pointe-á-Pitre (Guadalupe)

Tras un mes de huelgas y de protestas en las Antillas francesas, explotó una revuelta por la situación económica: comercios cerrados, carreteras cortadas, disturbios y coches incendiados, fuerzas de seguridad, desbordadas, obligadas varias veces a retirarse… Hace dos días, un sindicalista que regresaba de un piquete de huelga murió de un disparo y seis policías resultaron heridos, en la peor noche de disturbios desde que comenzó el conflicto. Las televisiones muestran imágenes de jóvenes encapuchados, rompiendo y quemando coches en las calles de la capital caribeña. Temiendo que la revuelta de Guadalupe y Martinica, se extienda a otras zonas o que salte a la metrópoli, ayer el presidente Sarkozy, que ha recibido numerosas críticas por no dar la cara antes, se reunió en París con los diputados del lugar y anunciaba una partida suplementaria de 580 millones de euros para los departamentos de ultramar. Las medidas servirán para financiar el aumento de los salarios más bajos, tal como reclamaban los huelguistas, y han sido acompañadas por llamadas a la calma en Gadalupe, hundida en el caos.

François Fillon, primer ministro, negó la implicación de la policía en la muerte del sindicalista y la atribuyó a “delincuentes”. Pero la violencia y las protestas no han dejado aumentar y son frecuentes las pintadas “Jódete, Sarkozy”, entre las llamas de barricadas ardiendo. Según un primer balance policial, en la noche del miércoles fueron detenidas 39 personas, cinco comercios fueron incendiados y la alcaldía de Sainte Rose, saqueada. Ayer se manifestaron en Martinica de 8000 a 10.000 personas, según la policía, para protestar por la situación. La situación en las Antillas sigue siendo muy tensa. Y Nicolás Sarkozy, presidente de la República Francesa, tiene ante sí un difícil reto.

Mientras tanto, tampoco en Francia, las protestas dejan de producirse. El 29 de enero pasado, más de un millón de personas salieron a las calles para exigir acciones a favor de los empleos y salarios. Y, hace una semana, Nicolás Sarkozy aparecía en la televisión con un discurso en el que defendía a su Gobierno. Aseguraba que estaba haciendo todo lo que podía para mitigar los efectos de la crisis y se enfrentaba al descontento público con un cambio de tono. Por primera vez se mostraba protector y comprensivo con las inquietudes de sus conciudadanos. “Es normal –dijo– que los franceses se sientan preocupados ante una crisis que es la peor vivida en un siglo”. Pero los sindicatos mostraron decepción por la vaguedad de sus propuestas.

El domingo pasado, aparecía en diario izquierdista “Liberation” una encuesta en la que una mayoría de 1.014 mayores de 18 años (un 66 por ciento) expresaba su descontento por la forma en que Sarkozy manejaba la situación. El sondeo mostraba un creciente descontento con el primer ministro, Francois Fillon y muy pocos confiaban en las soluciones propuestas por el Partido Socialista.

En una reunión celebrada en el Elíseo entre el presidente, varios de sus ministros, representantes de los sindicatos y la patronal, Sarkozy presentó el miércoles una batería de medidas sociales para calmar los ánimos a los sindicatos y trabajadores. Reconoció que la situación económica era “seria” pero aseguró que el país está saliendo y saldrá de ella “mejor que otros países”. Y puso como ejemplo a España, donde se “han perdido 500.000 empleos durante el cuarto trimestre de 2008, es decir, cinco veces y medio más que en Francia en el mismo período, durante los últimos meses de 2008”. Añadió que Francia había entrado más tarde en la crisis y aguantaba el choque “mejor que sus socios”. Entre sus propuestas: invertir 2.650 millones en medidas sociales para combatir la crisis, una ayuda de hasta 500 euros para los parados que hayan trabajado un mínimo de dos meses y la creación de un “fondo de inversión social” dotado con hasta 3.000 millones de euros, del que el Estado asumiría la mitad, para coordinar esfuerzos en materia de empleo. Además, adelantó la intención de plantear una reforma del impuesto sobre la renta para beneficiar a las capas con menores ingresos y duplicó el subsidio para las 900.000 familias con más de tres hijos, que actualmente perciben 161 euros mensuales.

Sin embargo, en la encuesta antes mencionada, el 58 % de los franceses preguntados considera que Sarkozy “habla mucho pero no hace gran cosa”. Bernard Thibault, secretario general de la CGT, ya ha declarado que las divergencias subsisten y que la jornada de protesta del 19 de marzo sigue en pie. Sean-Claude Mailly, líder del sindicato Force Ouvrière califica estas propuestas de escasas y critica “todo lo que Sarkozy se ha olvidado de hacer”. Y ocho sindicatos ya han convocado para marzo una jornada de huelga general.

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