La fábula del pelotudo.
En Argentina, corre de boca en boca una fábula que hace reflexionar. Se trata del pelotudo y del inteligente. Y dice así:
“Se cuenta que, en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas.
“Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una, de tamaño grande, de 50 centavos y otra, de menor tamaño, pero de un peso. Él .siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
”Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos. Éste le respondió:
- Lo sé, no soy tan pelotudo..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
De esta historia hay quien sacar varias conclusiones: A) Quien parece pelotudo, no siempre lo es; B) ¿Cuáles eran los verdaderos pelotudos de la historia?; C) Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos y D) Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.
Moraleja: “el verdadero inteligente es el que aparenta ser pelotudo delante de un pelotudo que aparenta ser inteligente”...
Aplíquese la fábula al español, cambiando la palabra pelotudo (adjetivo argentino, chileno y uruguayo que designa a las personas que tienen pocas luces o que obran como lerdos, parsimoniosos o irresponsables) por el castellano, tonto o imbécil.
“Se cuenta que, en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas.
“Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una, de tamaño grande, de 50 centavos y otra, de menor tamaño, pero de un peso. Él .siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
”Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos. Éste le respondió:
- Lo sé, no soy tan pelotudo..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
De esta historia hay quien sacar varias conclusiones: A) Quien parece pelotudo, no siempre lo es; B) ¿Cuáles eran los verdaderos pelotudos de la historia?; C) Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos y D) Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.
Moraleja: “el verdadero inteligente es el que aparenta ser pelotudo delante de un pelotudo que aparenta ser inteligente”...
Aplíquese la fábula al español, cambiando la palabra pelotudo (adjetivo argentino, chileno y uruguayo que designa a las personas que tienen pocas luces o que obran como lerdos, parsimoniosos o irresponsables) por el castellano, tonto o imbécil.
4 comentarios:
Al "tonto" de mi pueblo se la mamaban unos y otras y tenía ingresos regulares.
chiflos.
Lo malo de Argentina es que hay demasiados pelotudos que se creen inteligentes. Demasiados "vivos" que se creen que todos, menos ellos, son "giles", en particular aquellos que trabajan, pagan impuestos y no joden a los otros.
Una abrazo, Satiago
Das con el clavo querido Santiago
en la moraleja,
No todo el que parece idiota, lo es...conozco gente que se las dan de sabiondos, dando a entender que todo lo saben... y se creen que los pelotudos son los demás...
En el fondo son unos ilusos y ellos mismo ni lo saben, pero así funcionamos las personas, y el ego es mucho ego...
Recibe un abrazo querido Santi
Está reflexión me hace acordar a un ex compañero de trabajo que abia nacido en Italia y después de la segunda guerra mundial vino a la Argentina a trabajar y lo tuve como compañero y a veces me decía yo me hago el fesa para pasarla bien pero no soy fesa 🤗
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