miércoles, 27 de abril de 2011

En Marinaleda no comparten la Pasión.


Símbolo de Marinaleda (Sevilla)


El alcalde Sánchez Gordillo, con la foto de Guevara colgada en la pared.


Marinaleda, donde el Che sustituya a la Pasión.




Marinaleda, que forma parte de la “Red de Municipios por la Tercera República”, bajo una bandera tricolor que se encuentre presente en los edificios civiles, ha sido el único pueblo sevillano y, si me apuran, del territorio nacional, que ha celebrado la Semana Santa como una semana más del resto del año, sin que nadie llorara por no poder sacar en hombros a su cristo o a su virgen. A ninguno de sus concejales –siete de IU y 4 del PSOE– se le ocurrido salir a la calle en procesión por mucho que la declaración de Interés Turístico Internacional pudiera beneficiar al municipio. En cambio, sí hubo numerosos ciudadanos que hablaron del “taller”, de “conciertos”, de “chirigotas”, sin mentar para nada palabras como “procesión”, “paso” o “penitencia”. Porque Marinaleda ha sido y sigue siendo un pueblo que no financia la liturgia religiosa y, si celebró algo fue la Semana por la Paz y no la Semana Santa.

No es que, entre sus 2.759 habitantes que forman el municipio, no haya gente religiosa, como en cualquier pueblecito sevillano, pero su Ayuntamiento no financia ni participa en Semanas Santas. Lo único que intenta cambiar es la política municipal. Y las dos hermandades existentes: la Virgen de la Esperanza y Jesús Nazareno, se las componen como buenamente pueden en las escasas procesiones de este pueblo. “En el barrio Matarredonda, se celebra El Niño Perdido –resume Esperanza Saavedra, edil de Cultura–. Nosotros respetamos cualquier creencia, pero promovemos una cultura que abra los ojos, porque así es nuestro programa”.

Desde hace 18 años, el Ayuntamiento de Marinaleda celebra durante estos días “la Semana por la Paz”. “Al principio –añade Saavedra–, la gente decía que era una locura. Ahora, los mismos que van a las procesiones participan en nuestras actividades”. El programa incluye una actuación de la academia de baile local, un show de magia, una marcha en bici, chirigotas... En el Miércoles Santo actuó un atípico grupo de sevillanas, “Gente del Pueblo”, con letras de corte combativo y popular, y se presentó el libro “Diego Cañamero, un hombre con los pies en la tierra”, semblanza del histórico líder de la izquierda agraria. El jueves Willy Toledo, conocido por sus ideas antiimperialistas y pacifistas, desarrolló una charla sobre la situación del Sáhara Occidental. “Marinaleda es ejemplo de que se pueden hacer cosas de otra forma –sostiene Willy–, también en la cultura. Hay otra España, aparte de la de las procesiones y flagelaciones”. El viernes se presentó un vídeo sobre Carlos Cano y actuó el cantaor El Cabrero, que en Marinaleda tiene hasta una barriada con su nombre, y su hijo Zapata, ambos declaradamente de izquierdas.

De esta forma, la apuesta cultural de Marinaleda durante esta semana se cubrió con 40.000 euros sin que ni uno solo fuera para procesiones ni otros gajes de Semana Santa. Muchos de los grupos que participaron lo hicieron gratuitamente, colaborando por afinidad política: Ska-P, Manu Chao, El Cabrero, Negu Gorriak,Sociedad Alkohólika, Ganda Bassotti… De hecho –y a la espera de que concluyan las obras en el albergue–, el Ayuntamiento habilitó el pabellón deportivo, Ernesto Che Guevara, para acoger a los visitantes, no demasiados, que fueron llegando. Porque en la Marinaldea de Sánches Gordillo, líder nacionalista de izquierdas CUT-BAI, así como parlamentario andaluz de IU, ataviado con pañuelo palestino y bajo la “querida presencia” –que cantaba Carlos Puebla– del comandante Che Guevara, en forma de retrato presidencial, el Ayuntamiento prescinde de cualquier Semana Santa.

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