Unos segundos de desnudo.
Un atrevido desnudo entre el dorso de libros bien colocados y ordenados; en el suelo, con un gorro andino por toda vestimenta, pidiendo una limosna o frente al cristal del escaparate; en la tienda, mostrando con su mano lo que se desea: en la calle nevada, con solo unas botas, una bufanda y un gorro, despejando la nieve con una pala; o sentada en el metro, camino del Bronx, ante la indiferencia de los viajeros que vienen o van al trabajo. Ese es, en realidad, el desnudo de Erica Simone, una parisiense de 25 años, en Nueva York, un bello pensamiento en las estrellas… Así resume ella, la inquieta fotógrafa, una parte de su vida. Curiosa por probarlo todo en sus veinticinco años que, en estos días, ha sorprendido a muchos neoyorquinos y a otros muchos que no viven en la Gran Manzana. Y así expondrá sus retratos, fruto de su atrevida experiencia en la Dash Gallery de TriBeCa, a partir del próximo 14 de abril, día en que nosotros recordamos la IIª República.
“Lo estoy pasando muy bien –confiesa Erica, quien desea probar las reacciones del “homo sapientisimus” al verse tal como vino al mundo–, aunque no soy una exhibicionista ni tengo particular interés en el nudismo. Simplemente, se me ocurrió que podía ser interesante y empecé a fotografiarme a mí misma en lugar de a otras personas”. En su vida profesional, Erica ha fotografiado a todo tipo de personajes. Estuvo en el sureste asiático, realizando el proyecto filantrópico Kids in Cambodia, sobre los niños huérfanos de Siem Reap. Pero su nueva actuación es el resultado de una reflexión. “En esta ciudad de la moda a veces pierdo la fe en la humanidad y el arraigo de los neoyorquinos. Si su bolso de Chanel no es de temporada y sus zapatos Louboutins Christian están un poco usados, el mundo puede hundirse…”
De ahí su apuesta por el desnudo. Y, sabiendo que la gente anda más preocupada por lo que lleva puesto que por lo que en realidad es, se hizo unas preguntas: “¿Cómo actuaríamos sin ropa? ¿Cómo mostraríamos nuestro status social para obtener el tratamiento que deseamos o queremos presentar a los demás?” Reflexiones de las que surgió un proyecto conceptual, Nue York: Self-Portraits of a Bare Urban Citizen. (Nueva York: Autorretratos de un ciudadano urbano desnudo). Veinte fotografías hechas en la ciudad de los sueños.
Pero, la estratagema apenas despierta la curiosidad de los ciudadanos. Y el rebaño que viene del redil o va a su trabajo, apenas repara en el ‘anzuelo’. Hay demasiada gente ensimismada en sus problemas, demasiado ‘déjà vu’, ajenos a lo que nos rodea, demasiados similares entre tantos, hartos de la rutina, que solo cambia en escasas circunstancias. Y todo o casi todo y sigue como está previsto. Los parisienses lo concretan en una frase: “Metro, boulot, dodo” (Metro, curro y cama). Sólo algunas miradas curiosas, unos ojos arrancados de su habitual suelo, del estrecho recinto o del infinito de la nada. Algunas sonrisas jóvenes reparan en lo ‘nuevo’, cuando, en la aburrida vida, apenas queda nada innovador…
1 comentario:
Una pequeña referencia a otras 'fuentes' quedaría más elegante.
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