Un príncipe y una republicana, frente a frente.
“¡Una pregunta por favor, una pregunta por favor!”, lanzó tras la valla de seguridad una republicana al paso de los Príncipes, a la salida de éstos del Palacio de Congresos Baluarte de Pamplona, tras la entrega de premios, Príncipe de Viana. El grito no procedía de una de las numerosas fans principescas que suelen gritarle “¡Guapo!” y otras lindezas a las que ya está acostumbrado el Príncipe Felipe, sino de una ciudadana interesada por cuestiones políticas. “Era Laura Pérez, una navarra licenciada en Derecho quien deseaba hacerle unas preguntas. Sucedió el pasado 31 de mayo y, custodiado por media docena de guardaespaldas, el heredero de la Corona, sorteó los impedimentos de la Policía. El protocolo real voló por los aires cuando el Príncipe Felipe, heredero de la Corona, habló cara a cara con la ciudadana, partidaria de instaurar una República. Y le soltó directamente: “Con todos mis respetos, cuando usted sea rey, ¿tendrá la honestidad suficiente para proponer un referéndum sobre monarquía o república por una cuestión democrática?”
Felipe, quien no se esperaba una pregunta tan directa, salvó la situación como pudo. Le dijo que la única posibilidad para que eso ocurriera era con una reforma de la Constitución. Pérez le trasladó entonces la imposibilidad de hacerlo por el bipartidismo que domina la escena política. “Sólo me queda pedirle que abdique”, concluyó. Él Príncipe le contestó que no podía renunciar a su cargo “por responsabilidad política”. Ella le respondió que no era una irresponsabilidad preguntar a la ciudadanía lo que quería. En la conversación también participó el presidente navarro en funciones, Miguel Sanz, aunque, a diferencia del aplomo del Príncipe, estaba más preocupado por el atrevimiento de esta conciudadana. “La Primera y la Segunda República –se atrevió a comentar Sanz, visiblemente enfadado– acabaron como el rosario de la aurora”. También se coló en la conversación otro hombre, al parecer, de los guardaespaldas de Felipe, quien recriminó la actitud de la joven: “¿Ese es el único problema que tienes en la vida?”. A lo que ella, sin perder la serenidad, le respondió: “No, sencillamente quiero dejar de ser súbdita para ser ciudadana”.
Tras departir durante unos minutos sobre las formas de participación ciudadana o sobre la vigencia de la Constitución, Felipe concluyó aquel diálogo improvisado, diciéndole. “Desde luego, has conseguido un minuto de gloria”, a lo que Laura, miembro de la Unidad Cívica Navarra por la República, le contestó: “No era esta mi intención. Sólo me quedaba pedirle que abdique”. El breve diálogo entre el Príncipe y la republicana acabó en un apretón de manos. Sólo en ese momento, Laura Pérez no se pudo contener y gritó: “¡Viva la República!”.
Transcripción de la conversación:
Príncipe: “Como tú sabrás, desde luego no me corresponde a mí convocar un referéndum... y soy el principal...
Joven: “Bueno, puede proponer o puede abdicar”.
Príncipe: “Yo creo en el sistema”.
Joven: “Yo también creo en el sistema, por eso mismo si queremos una democracia...”
Príncipe: “Pues, por mecanismos democráticos, todo es posible”.
Joven: “Hoy por hoy, el referéndum es sobre una monarquía o una república... la Constitución es inviable”.
Príncipe: “Está prevista como un mecanismo posible”.
Joven: “Un mecanismo que usted conoce y que es bastante inviable”.
Príncipe: “El presidente lo conoce muy bien” (En referencia al Presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz).
Joven: “Bueno, sí, yo también”.
Príncipe: “Claro”.
Joven: “Simplemente, quería preguntarle eso”.
Príncipe: “Lo que no le puedo decir es que cambies de deseos porque son contradictorios a los míos. Yo voy a cumplir con mi deber, que he aprendido a hacerlo lo mejor posible y cumplo con la Constitución.
Joven: “La Constitución debería ser un derecho de toda ciudadanía, poder plantearnos siquiera”.
Presidente de Navarra: “Ya lo plantearon los representantes del pueblo”.
Joven: “Yo no la voté”.
Otra persona: “¿Este es el único problema que tienes en tu vida?”.
Joven: “No, no. Sencillamente quiero dejar de ser súbdita para ser ciudadana y de esa manera poder incidir en la comunidad en la que vivo”.
Príncipe, zanjando la conversación: “Y, desde luego, has conseguido un minuto de gloria”.
Joven: “No era lo que yo quería”.
Príncipe: “Pues lo has conseguido, porque esto no lleva a ningún lado”.
Felipe, quien no se esperaba una pregunta tan directa, salvó la situación como pudo. Le dijo que la única posibilidad para que eso ocurriera era con una reforma de la Constitución. Pérez le trasladó entonces la imposibilidad de hacerlo por el bipartidismo que domina la escena política. “Sólo me queda pedirle que abdique”, concluyó. Él Príncipe le contestó que no podía renunciar a su cargo “por responsabilidad política”. Ella le respondió que no era una irresponsabilidad preguntar a la ciudadanía lo que quería. En la conversación también participó el presidente navarro en funciones, Miguel Sanz, aunque, a diferencia del aplomo del Príncipe, estaba más preocupado por el atrevimiento de esta conciudadana. “La Primera y la Segunda República –se atrevió a comentar Sanz, visiblemente enfadado– acabaron como el rosario de la aurora”. También se coló en la conversación otro hombre, al parecer, de los guardaespaldas de Felipe, quien recriminó la actitud de la joven: “¿Ese es el único problema que tienes en la vida?”. A lo que ella, sin perder la serenidad, le respondió: “No, sencillamente quiero dejar de ser súbdita para ser ciudadana”.
Tras departir durante unos minutos sobre las formas de participación ciudadana o sobre la vigencia de la Constitución, Felipe concluyó aquel diálogo improvisado, diciéndole. “Desde luego, has conseguido un minuto de gloria”, a lo que Laura, miembro de la Unidad Cívica Navarra por la República, le contestó: “No era esta mi intención. Sólo me quedaba pedirle que abdique”. El breve diálogo entre el Príncipe y la republicana acabó en un apretón de manos. Sólo en ese momento, Laura Pérez no se pudo contener y gritó: “¡Viva la República!”.
Transcripción de la conversación:
Príncipe: “Como tú sabrás, desde luego no me corresponde a mí convocar un referéndum... y soy el principal...
Joven: “Bueno, puede proponer o puede abdicar”.
Príncipe: “Yo creo en el sistema”.
Joven: “Yo también creo en el sistema, por eso mismo si queremos una democracia...”
Príncipe: “Pues, por mecanismos democráticos, todo es posible”.
Joven: “Hoy por hoy, el referéndum es sobre una monarquía o una república... la Constitución es inviable”.
Príncipe: “Está prevista como un mecanismo posible”.
Joven: “Un mecanismo que usted conoce y que es bastante inviable”.
Príncipe: “El presidente lo conoce muy bien” (En referencia al Presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz).
Joven: “Bueno, sí, yo también”.
Príncipe: “Claro”.
Joven: “Simplemente, quería preguntarle eso”.
Príncipe: “Lo que no le puedo decir es que cambies de deseos porque son contradictorios a los míos. Yo voy a cumplir con mi deber, que he aprendido a hacerlo lo mejor posible y cumplo con la Constitución.
Joven: “La Constitución debería ser un derecho de toda ciudadanía, poder plantearnos siquiera”.
Presidente de Navarra: “Ya lo plantearon los representantes del pueblo”.
Joven: “Yo no la voté”.
Otra persona: “¿Este es el único problema que tienes en tu vida?”.
Joven: “No, no. Sencillamente quiero dejar de ser súbdita para ser ciudadana y de esa manera poder incidir en la comunidad en la que vivo”.
Príncipe, zanjando la conversación: “Y, desde luego, has conseguido un minuto de gloria”.
Joven: “No era lo que yo quería”.
Príncipe: “Pues lo has conseguido, porque esto no lleva a ningún lado”.
4 comentarios:
Descanse en paz Jorge Semprún. Este si era republicano.
Chiflos
Abismal la diferencia,frente al minuto de gloria de Laura el ha tenido 11.300.400,y los que le quedan.menuda salida,propia de un prepotente,y sus vasallos asintiendo.
Otra diferencia que veo, apreciado Marcos, es que Laura no buscó el minuto de gloria sino una respuestas a sus preguntas que se quedaron flotando mientras que los más de 11 millones de minutos del Príncipe son perseguidos por el mismo para contabilizar sus acciones y justificar su futura monarquía con la venia de los politicos de turno que le hacen el juego.
Abismal la diferencia... sí, señor: pero por ser muy superior la del príncipe.
La Constitución fue votada por la mayoría del pueblo español. ¿Que ella no la votó? ¡y qué! Según eso cada nueva generación votamos todo: el tipo de Estado, la Constitucón, etc, etc.
Dice que el sistema de quitar la monarquía (un cambio constitucional) es muy dificil... igual que el cambiar el sistema de Autonomías, o mil cosas diferentes... A mí no me gustan las Autonomías, yo no las voté, por lo tanto que renuncien todos los políticos a ellas y hagan otro referendum, y si sale lo que yo no quiero... pues otro... y otro...
Dice que con el actual sistema (supongo que se refiere a que hay dos partidos mayoritarios y los republicanos sacan una mierda de votos) es imposible cambiar la monarquía... Bien, le debemos recordar que cada 4 años se vota, si quiere cambiar eso, pues dedicate a conseguir votos para tu causa, mientras el Pueblo Español decida tener un casi-bipartidismo te aguantas.
Marcos Lanza, Santiago Miró... es cierto que consiguió su minuto de gloria... ¿qué respuesta querías que le diese? ¿Mira, guapa, mientras no tengas la mayoría te aguantas con lo que votó el Pueblo Español?
Otra cosa: dice que no quiere ser súbdita, quiere ser ciudadana... Bien, la Soberanía es del Pueblo (pero de todo el pueblo, no sólo de ella y sus amigotes republicanos), por eso se puede llamar ciudadana. Ser súbdito significa estar subordinado a un poder mayor de forma absoluta (las monarquías antiguas), ella sólo está subordinada a la ley y a lo votado por la mayoría (como todos), esa cosa que llaman Democracia... Si no te gusta hay mil "repúblicas" por ahí para vivir: por ejemplo Cuba, o Venezuela.... ¡ah!, y puedes pedir que se conviertan en Monarquías, a ver qué pasa...
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