Los antidisturbios aporrean a quienes protestan contra el Congreso.
Los leones o leonas del Congreso estuvieron esta semana más protegidos que nunca. No es que fueran amenazados por cazadores furtivos o por masas rebeldes. Es que fueron custodiados por casi 1.300 policías antidisturbios que, a su vez, velaron celosamente a los diputados de las Cortes y al mismo Gobierno que así lo dispuso, frente a las protestas y manifestaciones, convocadas por la plataforma “En Pie” y por la coordinadora “25-S”. La bronca se dispara muy cerca de las Cortes. “De ‘tomar’ el Congreso –escribe Víctor Sanpedro, catedrático de Opinión Pública y Comunicación Política en la Universidad Rey Juan Carlos, en un artículo publicado en Público.es–, se pasó a “ocuparlo” y de ahí a ‘rodearlo’ y, por fin, a ‘rescatarlo’. Ni hacerse con el poder, ni ocuparlo temporalmente, ni someterlo siquiera a un ultimátum. ‘Rescatarlos’: a ellos, a los parlamentarios que ocupan sus escaños, presos de la disciplina de partido y de los Consejos de Administración…”. Todo empieza a principios de esta semana, con un despliegue inusitado de fuerzas alrededor de la Cámara baja de las Cortes. El martes, Madrid amanece sitiada y acaba convirtiéndose en las primeras horas de la noche en una verdadera batalla campal. Los disturbios explotan comienzan con el intento de algunos alborotadores de avanzar hacia el perímetro de seguridad que rodea el Parlamento y los agentes de orden responden con virulencia. Algunos manifestantes intentan llamar a la calma y que la movilización no derive en una acción violenta. Muchos reaccionan con sentadas ante los agentes. Pero, pese de los porrazos y a la persecución bajo tierra (estación de cercanías de Atocha), la Policía no consigue atajar la protesta sino todo lo contrario. Los momentos más tensos se desarrollan a partir de las 19 horas, en las inmediaciones de la plaza de Neptuno, a apenas 100 metros de la Cámara, en donde los diputados debaten en sesión plenaria. Se registran varias cargas policiales, que son precedidas de carreras, gritos y momentos de pánico. Los manifestantes gritan contra los agentes. La carga policial más violenta llega después de que un grupo de personas vestidas de negro, con banderas y con el rostro oculto, se encaren con la Policía. Los sucesos dejan, según fuentes de Interior, un balance de 36 detenidos y 64 heridos, entre ellos, 27 policías.
Los antidisturbios, provistos en todo momento de numerosas protecciones, casco, escudo e incluso pistolas de pelotas de goma, que llegan a utilizar en los momentos más tensos, son capaces de reaccionar violentamente. Lo que provoca que, en los instantes de máxima tensión, el centro de Madrid se convierta en una ratonera, con manifestantes sin poder escapar del cerco de la Policía. Algunos de ellos se refugian en hoteles, bares o establecimientos de la zona. Y, mientras miles de personas se manifiestan fuera o huyen de la acción de los antidisturbios, dentro del Congreso, los parlamentarios continúan con sus actividades habituales. Desde la Cámara, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dice que hay que “distinguir entre las personas que vienen a manifestarse y los que vienen a montar jaleo”. Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior, también justifica la carga policial. Felicita a las fuerzas de seguridad por haber actuado “extraordinariamente bien”. Y señala que, gracias a ella, se pudo impedir que un grupo de personas lograra “ocupar” el Parlamento y “coaccionar” a los diputados, lo que está “expresamente prohibido”.
Por el contrario, una mayoría de diputados de IU-ICV-CHA se desplaza a la concentración e intercambia opiniones con los manifestantes. José Luis Centella y Alberto Garzón califican de “desproporcionadas” las cargas policiales y acusan al Gobierno de haber generado tensión al “criminalizar” la protesta que “no se corresponde con el llamamiento ni con la actitud de los convocantes”. (Ver la entrada “¿Se infiltró la Policía en el 25-S”, correspondiente al pasado día 27). Fue, según ellos, un exceso policial brutal que no atendió a ninguna lógica, sino a la “criminalización de la protesta”. Por el contrario, Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno, defiende la actuación de la Policía y atribuye a los manifestantes, a los que llama “radicales”, toda la responsabilidad de los incidentes y las cargas policiales. “La Policía –dice– evitó el asalto al Congreso, que era el objetivo de los convocantes. Los agentes tuvieron que aguantar una agresión permanente, un ataque desproporcionado. Les tiraron de todo: piedras, botellas, tornillos... En la plaza de Neptuno se recogieron 265 kilos de piedras y 400 latas cerveza que se utilizaron como armas arrojadizas, así como punzones, palos y tirachinas. La actuación policial fue impecable, muy positiva y muy profesional”.
Un reportero gráfico es trasladado por sus compañeros tras recibir un pelotazo de goma en el tobillo durante las cargas policiales en el 25-S
Un pequeño grupo de antidisturbios golpea indiscriminadamente a todo lo que se mueve en la Plaza de Neptuno. Las imágenes de la concentración en esta plaza dan la vuelta al mundo. Un grupo de policías avanza, blandiendo sus porras. Algunos manifestantes responden, lanzando objetos. Los agentes, acorralados, se protegen con sus escudos. Pero la dignidad de la ciudadanía está muy por encima de la profesionalidad de esta Policía y sabe guardar el orden. En Atocha, los antidisturbios entran en la Estación para golpear y disparar a los manifestantes que ya se han replegado, lo que podría ser una acción policial de dudosa validez. Varios miembros de prensa son identificados, agredidos, amenazados y denunciados por los miembros de antidisturbios que se niegan, a su vez, a dar su número de identificación que no llevan a la vista. (Ver vídeo sobre la crónica del asalto a los periodistas, al final) Los antidisturbios intimidan a los fotógrafos que graban su actuación.
El camarero Alberto Casillas Asenjo pasa del anonimato a una más que posible fugaz celebridad más que merecida. A sus casi 50 años, consigue parar la ofensiva de los agentes antidisturbios cuando éstos intentan cargar contra unos manifestantes. Casillas para el ataque, con su cuerpo, enfrentándose a los antidisturbios y pidiéndoles que respeten su local. En una entrevista (Ver vídeos del final), declara: “No soy un héroe, fue un acto humano; cualquier ciudadano hubiera hecho lo mismo”. Desde su local, ve a multitud de jóvenes que se refugian en el interior y hasta ocho agentes que se acercan a ellos. Quien parece estar al mando, ordena: “Entren y procedan a la detención”. Casillas les hace frente y les espeta: “Aquí no van a entrar porque esto está lleno de gente inocente”. Los agentes lanzan amenazas, como cuando encuentran oposición o alguien les pide el número de la placa. De hecho, Alberto fue amenazado con la detención y un amago de agresión: “Ahora, cuando lo pienso en frío, no sé si hubiera hecho lo mismo, pero tenía mucho miedo porque se podría haber producido una turba en el bar que habría dejado un reguero de sangre”. Luego, en torno a las 22 horas, otros manifestantes radicales llegan y comienzan a lanzar piedras a los agentes, siendo Alberto Casillas alcanzado por una de ellas, provocándole dolores en un brazo. En las imágenes se puede ver cómo el camarero pide calma a todos, agentes y manifestantes, que estaban lanzando piedras y otros insultando.
Las imágenes de Alberto Casillas han dado la vuelta al mundo y su mujer y su hija, que viven en Venezuela, le llamaron para felicitarle: “Mi hija me llamó, llorando de orgullo; se enteraron por las noticias y tuve que disimular un poco para que no se pusieran más nerviosas”. Ahora, más calmado, repita su conversación con la Policía. “Vi que iban a entrar. Y les dije… bueno, dije alguna palabrota. Dije que por mis ‘tal’ no iban a entrar. Yo no quería ir contra las leyes, pero si entraban se iba a crear una masacre. Había niños y todo”. Casillas recuerda: “Héroe es cada persona que lucha por sus derechos. La gente me daba las gracias y yo les decía que no había nada que agradecer. Todo el mundo lloraba, gritaba y yo no podía permitirlo. El pueblo, cuando ve que atacan al pueblo, tiene que protegerse entre sí”, concluye.
Detención de Miguel Ángel Quinteiros.
Fotos y un vídeo colgado en Internet (#OcupaEl-Congreso) muestra cómo un manifestante de 72 años es sacado de entre los manifestantes, arrastrado por los suelos. Uno de los agentes tira de su chaqueta. El otro, de su porra a la que el hombre se agarra con fuerza. Una vez atravesada la verja, le dan la vuelta, lo tumban boca abajo e intentan esposarlo por la espalda, tirando de su brazo derecho.”No haga resistencia, que es peor”, le advierte un tercer policía. “No hago resistencia. Es que me duele, hostias, le replica el manifestante. La versión de la policía recogida en el atestado es que increpaba de una forma “muy agresiva” a varios miembros de la unidad. “Su actitud generaba un incremento de la hostilidad por los otros manifestantes, por lo que el inspector se dirige a él “para que deponga su actitud”. Al hacerlo, según el informe policial, “trata de golpear al inspector a la altura de la cara”, pero éste para el golpe con su mano derecha. Acto seguido, el detenido trata de quitarle la defensa, agarrando la misma con su mano derecha, con una actuad muy violenta, consiguiendo desestabilizar al inspector jefe y casi tirarlo al suelo. El hombre presenta “una resistencia activa muy acentuada, lo que les obliga “a reducirle, aplicándole la fuerza proporcional hasta conseguir, finalmente, inmovilizarle. Miguel Ángel Quinteros, que así se llama este detenido que es miembro del colectivo Attac y de la Plataforma por una Banca Pública, estaba, según explica, sentado en el suelo, cuando le agarraron entre varios agentes por el brazo y le arrastraron. “Me lo retorcieron y me provocaron un dolor terrible”, asegura. Vino de Galicia expresamente para participar en la manifestación. “Decidí venir porque quería protestar frente al Congreso por las medidas que está llevando a cabo este Gobierno”, explica. “Mi actitud fue pacífica. Nunca me pegué con nadie ¿cómo voy a abofetear a un antidisturbios. Confirma que cuando fueron a por él estaba sentado en el suelo, junto a otros manifestantes, por lo que no pudo intentar pegar al inspector. “yo no vine a montar follón”. Lo que sí admite es que se agarró a la porra, pero no para quitársela al policía. “Fue para defenderme, para que dejaran de pegarme con ella”. Quinteros sale de los juzgados con el brazo vendado y en cabestrillo. “Hemos sufrido una humillación tras otra, pero es increíble la camaradería que se crea ahí dentro”, afirmaba mientras sonríe a través de su barba blanca a los que se acercaban para darle ánimos.
El periodista, David Torres, escribe en Público.es del miércoles con un toque de ironía: “Querido policía, déjame felicitarte por lo de ayer. Te portaste como un hombre, te ganaste a base de porrazos la paga extra que te habían quitado y cumpliste a la perfección el encargo de apalear al pueblo. Es cierto que para otras cosas, la verdad, no vales, por ejemplo, eres incapaz de distinguir un hueso de pollo de un hueso de niño, con lo cual una simple investigación por asesinato acaba transformándose en un circo mediático y un pobre paleto te chulea durante meses, pero es que tú no estás para eso, querido policía, a ti no te pagan para pensar ni para sumar dos y dos siquiera. Lo tuyo es intimidar, montar follón, colarte dentro de una pacífica multitud y caldear los ánimos, manejar la porra y pegar hostias. Y lo cierto es que para eso no tienes precio, aunque el despliegue militar del martes (con casi 1.500 efectivos, carretadas de lecheras, helicópteros, caballos, vallas, pelotas de goma) le haya salido por un pico al contribuyente. Con lo que te pagaron ayer a ti y a tus colegas por acojonar y romper huesos, se podía haber construido un colegio. Da la casualidad de que ayer pasé frente al Congreso, no por Neptuno, sino por la Carrera de San Jerónimo, y vi la tremenda multitud a la que tenías que hacer frente: muchos jubilados, algunos con bastón, una señora armada de un silbato, otra con una camiseta contra los recortes, un montón de jóvenes de ambos sexos, unos cuantos fotógrafos, e incluso una pareja de ciegos que paseaba de arriba abajo tentando el aire. Aunque para ciego tú, querido policía, ciego y sordo, blindado de arriba abajo, envuelto en tu escudo y tu casco pretoriano para demostrar una vez más que no estás ahí para defender al pueblo sino para todo lo contrario. Al verte, tan chulo, tan orgulloso de tu fuerza, recordé a aquel anti-disturbios que me tropecé ventitantos años atrás, en una manifestación universitaria, un tipo grande como una montaña al que oí gruñir mientras acariciaba la porra: “Qué ganas tengo de repartir hostias”.
“Querido policía, debes de sentirte muy hombre sabiendo que enfrente sólo tienes manos desnudas y palabras, debes de sentirte justificado en tu violencia cuando hasta tú te tragas tus propias mentiras y acabas por creer que estabas haciendo frente a tácticas de guerrilla urbana cuando allí sólo había gente que no venía ni a tomar el Congreso ni a secuestrar diputados sino a expresar su rabia, a gritar que ya están hartos de tanta mentira y tanto expolio. El Congreso ya está tomado por una banda de cuatreros que ha incumplido todas sus promesas, unos sicarios del poder financiero al que sirven con la misma devoción que vosotros a ellos. Ya sé que lo tuyo no es pensar, pero piensa por un momento que si la muchedumbre de ayer hubiera ido con ganas de bronca, probablemente no habrías salido tan bien parado. A veces me pregunto cómo será eso de llegar a casa con el deber cumplido cuando tu deber consiste en agarrar del cuello a una mujer, en abrirle la cabeza a un señor indefenso, en reventar a palos a un joven tirado en el suelo. Ya sé que te pagan a tanto por hostia y a doble por cabeza abierta, pero te advierto que la gente se está empezando a hartar de que la traten como a ganado, de que la ordeñen cada cuatro años y la aporreen siempre que les apetezca. Que duermas bien, machote.
La Plataforma “En Pie”, en un comunicado publicado en su web, se compromete a que cada una de las personas detenidas tenga la protección y asistencia jurídica que precise. Los convocantes de la manifestación denuncian “la violencia injustificada” de la Policía nacional, a los que denomina “agentes represores del régimen”, que llegaron a penetrar en la estación de Atocha, lanzando pelotas de goma. (Ver vídeo del final). Asegura que “las imágenes, artículos y vídeos que circulan por las redes sociales” demuestran lo contrario. “Este ataque violento ha ocasionado varios heridos, entre ellos, un hombre en estado grave”, afirman. Al día siguiente se repite la manifestación, pero hay cierta prevención con los encapuchados. Los manifestantes exigen a un grupo con la cara tapada que “se descubra”. A su llegada, los coordinadores de la CGT leen un comunicado, criticando la “represión policial” del martes y las palabras de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, que calificó de “espléndida” la acción de la Policía. Reclaman su dimisión mientras la gente grita “policía asesina”. Se oyeron gritos contra los antidisturbios: “Si no hay dinero, ¿por qué tanto madero?”
El mismo miércoles, Mariano Rajoy, lanza, desde Nueva York, un mensaje de reconocimiento para “la mayoría de los españoles que no se manifiestan, que no salen en las portadas de prensa y que abren los telediarios a pesar de la crisis económica y de las medidas de recorte del Ejecutivo”. El presidente Rajoy y el rey, Juan Carlos I, justifican su viaje intentando salvar la imagen de España, esa con la que pretenden que seamos vistos como un país “serio, responsable, que hace lo que tiene que hacer y cumple sus deberes”. Con la nueva marca “España”, el Gobierno pretende demostrar que llegará hasta el final, al precio que sea y que no le temblará el pulso cuando los recortes y contrarreformas venideros multipliquen la contestación ciudadana. El presidente del Gobierno, acompañado por su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, y el embajador de España en Estados Unidos, Ramón Gil Casares, se dirigen a la sede del periódico Wall Street Journal para hacer una entrevista. En el camino, el presidente fuma alegre y plácidamente un puro, tal y como lo relata Basterra, en su blog Píxel y Dixel:
“En este blog no solemos hablar de política… pero ayer sucedió algo que me veo obligado a contaros. Estoy estos días en Nueva York, de vacaciones, y cuando estaba sentado en la Sexta Avenida, buscando información sobre los incidentes en Madrid alrededor del Congreso de los Diputados en mi móvil a través de Twitter y diarios digitales, pasó por delante de mí Mariano Rajoy, presidente de España, fumando un puro. Prefiero no decir nada más…”. Más tarde cuando es captado por las cámaras de TVE, Rajoy ya no fuma puros.
Los periódicos de Francia, EEUU, Reino Unido, Italia... todos se hacen eco de la manifestación española del 25-S. Algunos la hacen en sus portadas. El rotativo francés “Le Monde” incluye el tema con mucha importancia en su portada, y lo titula así: “En Madrid, manifestantes y policías se enfrentan ante el Parlamento”. Recoge el balance de heridos y detenidos, recogiendo cifras tanto de manifestantes como de policías antidisturbios, y considera que, aunque la protesta iba a ser pacífica, evolucionó a una protesta violenta. También incluye palabras de los manifestantes mostrando sus manos abiertas: “Éstas son nuestras armas”, en referencia a las consignas contra los antidisturbios y los políticos. El periódico reconoce que hubo cargas muy fuertes por parte de la Policía.
“The Guardian”, periódico británico propiedad de Guardian Media Group, se hace igualmente eco, lo mismo que canal oficial británico. Su digital incluye en la portada : “La Policía española dispara balas de goma contra la protesta de Madrid”. A través de su corresponsal, Tom Burridge, habla de una confusa sensación de caos en la capital española. Recoge las cargas policiales pero también que algunos de los manifestantes tiraron las vallas que protegían los accesos al Congreso. El periódico italiano, “La Republique”, también incluye la noticia en su portada de la edición digital y lo presenta así: “Madrid, Congreso asediado; enfrentamientos entre policía e indignados”. La frase elegida para retratar las consignas de los manifestantes es: “No nos rendiremos hasta que se vaya el último diputado”.
La noticia traspasa el charco y aparece en los EEUU, donde el prestigioso “The New York Times” titula su información en portada de internacional: “Los manifestantes toman las calles de Madrid”. Incluye el nombre de Rajoy, que el martes estaba en Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU y dice que las presiones contra su Gobierno derivaron en muchos frentes abiertos, incluyendo no sólo esta protesta del 25-S, sino también la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña con aires independentistas. En Argentina, algunos diarios denuncian los hechos de las cargas policiales contra los manifestantes. El “Clarín” titula la noticia así: “Balas de goma, detenidos y heridos frente al Congreso de Madrid”, y se centra en los heridos y las cargas policiales. Dice que los enfrentamientos se registraron cuando, tras recorrer pacíficamente las calles de Madrid, los manifestantes intentaron traspasar las vallas que protegen al Parlamento. La Policía reprimió con porras y gases.
Pero ¿por qué esta fijación del pueblo contra el Congreso? Sin duda por el agravante contraste que existe entre uno y otro. Mientras el primero no deja de ver cómo son menguados sus derechos sociales, laborales, educativos y sanitarios, experimentando un constante retraso, el Congreso, dominado por el PP, se crece con sus exigencias, provocando una protesta generalizada del pueblo. “Definitivamente –escribe Qaesar en su web ‘El Ventano’ del jueves pasado–, el PP ha optado por resistir, tras las porras de la Policía, con una actitud chulesca y prepotente, despreciando de una manera vergonzosa las protestas de la gente. Convertir un problema social en un problema de orden público es una de las características de un régimen dictatorial. Y este Gobierno ha desandado en pocos meses el difícil recorrido que la sociedad española hizo desde la muerte de Franco, con todas sus graves deficiencias… Pero la actuación profundamente reaccionaria del PP, junto a las medidas de corte fascista del Gobierno de Rajoy, está llevando a mucha gente a una peligrosa marea que puede barrer la poca credibilidad que aún le queda a la Política. El Partido Popular está en manos de una mafia económica. Sus dirigentes, desprestigiados en medio mundo, ya no se molestan en ocultar su nulo bagaje democrático. Solo así se puede defender las brutalidades del 25-S en Madrid, unas escenas que han destrozado la imagen de España de que tanto habla. Porque no son errores de un Gobierno incompetente. Son medidas estudiadas y programadas en las cloacas del régimen. Una revuelta popular con serias deficiencias ideológicas puede derivar hacia un régimen fascista a poco que se lo propongan los que maquinan desde lujosos despachos. Esos que tienen tomado el Congreso, aunque nunca pongan los pies en él. Por eso hay que seguir haciendo Política. Hay que 'tomar' el Congreso y el resto de las instituciones. Pero no para cerrarlas o quemarlas, sino para echar a quienes se las han apropiado y llenarlas de Política con mayúscula”.
Personas agredidas por las fuerzas de seguridad del Estado sólo por ejercer sus derechos de manifestación el 25-S, día de la acción ‘Rodea el Congreso’, se sienten “indignadas ante la brutalidad y la violencia indiscriminada que vimos y sufrimos ese día en Madrid. Hemos sufrido violencia física y psicológica y no lo vamos a consentir. Por ello iniciamos una página (‘Denuncia25s’) para recabar testimonios de todo tipo que muestren la brutalidad policial”. Invitan a compartir material gráfico, fotos y vídeos, así como a dejar testimonios de lo presenciado en el mismo blog o en la dirección de correo 'denuncia25s@gmail.com. En un comunicado, resaltan su intención de no tolerar “la impunidad policial y la criminalización a la que estamos siendo sometidas. Es intolerable que en un supuesto Estado de Derecho las fuerzas de seguridad del Estado sean las que usen y promuevan la violencia contra la ciudadanía con total impunidad”. Por otra parte, la Dirección General de la Policía concederá este martes, coincidiendo con la fiesta patronal del Cuerpo, dos medallas con distintivo rojo a dos de los principales mandos que coordinaron la actuación policial durante las protestas del 25-S en Madrid. Se trata del Comisario Jefe de Seguridad Ciudadana de Madrid y del jefe de la primera unidad de antidisturbios, también de Madrid. La medalla roja supone para ambos una mejora salarial del 10% de por vida. Los sindicatos policiales denuncian que los mandos que reciben las medallas rojas no suelen cumplir los requisitos, y que todo es “un mercadeo de medallas” para pagar “favores políticos”, con una importante mejora salarial.
Ignacio Escolar, en un artículo titulado ¿A ellos les gusta la gasolina?, dice: “Si de verdad el Gobierno está preocupado por las protestas en las calles, por la imagen exterior de España y por la peligrosa fractura social que se está abriendo, ya está tardando en cambiar de estrategia. La respuesta policial ante el 25-S ha sido brutal, desproporcionada y contraproducente. No se apagan los incendios con gasolina. En ningún momento la movilización de estos días fue una amenaza real ni para la democracia ni para el Parlamento ni para sus señorías. Habría estado justificado el uso de la fuerza por parte de los antidisturbios ante un hipotético asalto al Congreso, que no se produjo, pero no ante una manifestación mayoritariamente pacífica en la plaza de Neptuno, ante una multitud de ciudadanos que ni siquiera intentó traspasar la muralla levantada por la policía. ¿Eran necesarias todas las cargas a porrazos? ¿Incluso en el andén de la estación de Atocha? La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, debería dejar de comportarse como una tertuliana de Intereconomía. Su labor consiste en preservar el orden público, no en agitar aún más la calle. Sus declaraciones comparando a los manifestantes de ayer con los nazis o con los golpistas del 23F solo sirven para tensar aún más la cuerda y aumentar el conflicto. También tienen otra consecuencia, ventajosa para ella: obtener un protagonismo mediático jamás visto en su puesto –¿cuántos recuerdan el nombre de la anterior delegada?– con el que lanzar su carrera política, ahora que Esperanza Aguirre deja hueco. Si el Gobierno no quiere que España sea la nueva Grecia en los telediarios de todo el planeta no solo hay que pedir contención y prudencia a los manifestantes: también a los antidisturbios y a los dirigentes políticos. También sería un enorme paso que la policía muestre en todo momento su número de identificación ante los ciudadanos y no infiltre encapuchados entre los manifestantes. ¿Pedir que la propia policía cumpla la ley es pedir demasiado?
La Coordinadora 25-S convoca el sábado una nueva protesta en Neptuno (Plaza de Cánovas del Castillo) y la Puerta del Sol con el objetivo de volver a rodear el Congreso por tercera vez esta semana y pedir la dimisión del Gobierno y el inicio de un proceso constituyente. Miles de manifestantes –este día, muchos más que anteriormente–piden y exigen la dimisión del Gobierno y de la delegada del Gobierno en la capital, Cristina Cifuentes, así como la libertad para todos los detenidos durante las manifestaciones de esta semana. Carteles como “Islandia es el camino”, “Nos roban, nos pegan...y nos representan”, “¡No hay pan para tanto chorizo!”, “No”, y gritos como “¡No me pegues, soy compañero!”, en alusión al vídeo que se difundió esta semana de los policías infiltrados, afloran por doquier. “¿Hay que quedarse en casa callado con todos los recortes que están haciendo y con los cinco millones de parados”, se lamentan muchos. “Es increíble que el presidente diga que a él no le gustan las mayorías silenciosas –se quejan otros– Es una frase autoritaria”. La nueva manifestación en Neptuno del movimiento 'Rodea el Congreso' no cuenta una cobertura televisiva como las anteriores, al intentar las autoridades del PP que se retiren las unidades móviles y transportables a los equipos de TV1. Y las autoridades insisten en que se trata de una manifestación “ilegal”, aunque esta es más numerosa que las anteriores. Las reacciones no se hacen esperar, y muchos de los profesionales de las televisiones adelantaron la posibilidad de que esta noche haya cargas policiales mucho más duras que la semana pasada. Pero, todo lo contrario, no solo éstas se ven limitadas, sino que no registran ningún incidente grave. El juez Baltasar Garzón afirma que sería un “sarcasmo” pensar que los detenidos el pasado 25 de septiembre en Madrid durante la manifestación en los alrededores del Congreso cometieran un delito contra las instituciones del Estado. Subraya que los congregados no tenían intención de invadir el Parlamento, y que no cree que las sesiones del Congreso se vieran alteradas por la presencia de los manifestantes. La Delegación del Gobierno de Madrid cifra en 4.500 las personas congregadas. Pero la protesta será probablemente más numerosa que la del martes y, con toda seguridad, es la más multitudinaria de la semana. Miles de personas abarrotan Neptuno y llegan hasta Cibeles.
A las 20 horas se lee un texto en la plaza de Neptuno en el que se convoca a rodear el Congreso de los diputados para rescatarlo del secuestro de la soberanía popular llevado a cabo por la Troika y los mercados financieros. “Hoy, las calles se han vuelto a llenar con miles de personas que dicen basta y que quieren tirar del freno a una realidad que se está volviendo cada vez más insoportable. Hoy salimos para acompañar y nos sentirnos acompañados por nuestros hermanos y hermanas portugueses, griegos e italianos, rodeando su propio parlamento… Seguimos rodeando el Congreso porque queremos dar un salto en la movilización social y poner en el centro la recuperación de la soberanía y del poder ciudadano, es decir, de la democracia. Ahora sabemos descifrar complejos conceptos económicos y legales, cuidarnos y cuidar a las demás, comunicarnos mejor, gestionar espacios de participación y discusión en las redes, las plazas y los centros de trabajo; reírnos de la violenta estupidez del poder, ante la que, cada vez más, resistimos en lugar de correr… Seguimos rodeando el Congreso para decirles a quienes dicen mandarnos que no, que desobedeceremos sus imposiciones injustas, como la de pagar su deuda, y que defenderemos los derechos colectivos: la vivienda, la educación, la salud, el empleo, la participación democrática, la renta. Para iniciar un proceso que permita que los responsables de la crisis dejen de ser impunes, para que los pirómanos que han provocado nuestra crisis no sean recompensados y empiecen, en cambio, a ser juzgados. Ni el gobierno de Zapatero, ni el de Rajoy nos han escuchado. Ambos han traicionado a sus propios votantes llevando adelante medidas que prometieron que nunca pondrían en marcha. No obedecen a los ciudadanos, no tienen la valentía ni interés para hacerlo. El gobierno Rajoy, por lo tanto, no nos sirve y exigimos su dimisión. Hoy, se han presentando los presupuestos generales del Estado para el año que viene. Esos presupuestos son el resultado de una reforma de la Constitución ejecutada a medias entre el PSOE y el PP sin que la ciudadanía pudiera decir nada al respecto. Esos presupuestos dedican mucho más dinero a pagar una deuda ilegítima que a las necesidades sociales que puede articular una salida colectiva de la crisis. Esos presupuestos son una vergüenza para la soberanía nacional, para la democracia. Y por eso tenemos que pararlos… Nos están quitando lo poco que quedaba por defender. Nos queda absolutamente todo por construir. No tenemos miedo. Los presupuestos de la vergüenza, los vamos a rodear. Que se vayan. Sí, se puede”. La última manifestación del sábado expresó la indignación por las actuaciones policiales, las declaraciones posteriores del Gobierno y por las palabras de Rajoy en Nueva York que reconocía “a la mayoría de españoles que no se manifiestan, no salen en las portadas de los periódicos y no abren los telediarios”.
La línea que divida la política del humor es estrecha e induce fácilmente a traspiés, como indica R. Varona en
esta viñeta. Otras: Made in Spain, marca de España ofrecida por el rey y Rajoy; el punto de encuentro de Mas
y Rajoy.
Y ya en este terreno, probad con Ramón, J. R. Mora, M Vergara, A. López. M Fondevila, Erlich y Ferrán.
O con Pep Roig: Orgullo eppañó, Rajoy debuta en la ONU, Cornudos y apelados, por pobres, Deseducación pública y Hambrientos e insolidarios.
Terminamos con seis vídeos sobre lo ocurrido en este 25-S. El primero de ellos sobre perímetro que se estableció con vallas durante las fechas de la protesta minera y que no se ha retirado. Interior pretende evitar que haya manifestaciones en torno al Congreso. Posiblemente se prolongue debido a las medidas que tomará el Gobierno a partir de septiembre.
El día 25 de septiembre se produjo una manifestación con el propósito de rodear el Congreso. Esta acción terminó en una carga policial que llevó al cuerpo de antidisturbios a entrar en la estación de cercanías de Atocha para golpear y disparar a los manifestantes que ya se habían replegado, lo que podría ser una acción policial de dudosa validez.
Las cámaras recogen el momento en que un policía vestido de paisano y encapuchado es detenido por sus compañeros UIP, en una carga. El policía secreta se identifica como compañero.
Detienen a una señora por estar grabando y le requisan el iPhone.