jueves, 20 de septiembre de 2012

Un grafitero de 72 años contra el franquismo.


El grafitero Jose Gallego, delante del muro del que tachó los nombres

José Gallego, un hombre gris y discreto de Aspe, Alicante, fue sorprendido in fraganti por la Policía. Estaba subido a una escalera que él mismos había llevado y, con un bote de spray todavía en la mano, hacía una pintada. Bajó y trató de explicarle al agente que no era un gamberro que sólo estaba tachando las placas franquistas que nadie había quitado de la iglesia de su pueblo. “El policía me dijo que lo que estaba haciendo era ilegal y yo le dije que ilegal era dejarlo como estaba porque la ley de Memoria Histórica obliga a retirar todos los símbolos franquistas”, explica. José Gallego está ahora imputado por un delito contra el patrimonio histórico y cultural.

Claro que lo de las placas de la iglesia no era su primera acción. También tachó la placa del general Moscardó de un colegio. “Lo hice –se justifica ante Natalia Junquera, periodista que le entrevista–  porque me cansé de esperar. En julio de 2009, le pedí a la entonces alcaldesa, Nieves Martínez, del PP, que retirara los símbolos franquistas. Me contestó diciendo que desconocía que en el municipio los hubiera. Yo se los señalé y entonces dijo que los iba a quitar, pero pasó la legislatura y no hizo nada. Después empezaron a gobernar juntos PSOE e IU y tampoco hicieron nada. Hasta que me cansé”.

Ahora, José Gallego se enfrenta a una pena de uno a tres años de cárcel y quizá tenga que pagar los daños, ya que el juzgado de Novelda ha encargado a un perito un informe al respecto. “Todo esto me ha alterado mucho. Tengo delicado el corazón. No duermo. Voy por la calle y unos me gritan: ‘¡Ole tus cojones!’, y otros, ‘¡Rojo!’. El pueblo está revolucionado por esto. Pero yo no soy ni un héroe ni un justiciero. Me alegro de haber hecho lo que he hecho. Creo que he sentado un precedente. Me gustaría que otras gentes, en otros sitios, hicieran lo mismo. Lo que pretendía era poner al Ayuntamiento entre la espada y la pared para que retirara de una vez esos símbolos.

Durante la dictadura fue detenido varias veces por participar en manifestaciones contra el régimen. En 1974 se afilia al PSOE Pero hoy se siento un poco traicionado. No entiende que ahora el alcalde socialista no aplique una ley que aprobó el Gobierno socialista. Cree que le tienen miedo a la Iglesia. “Yo respeté la cruz que rodeaba las placas porque no quería herir ningún sentimiento religioso. Pero esto, 36 años después de la muerte de Franco, no puede ser. Tú vas a Alemania y no hay ningún símbolo de Hitler mientras España está llena. ¿Por qué esa resistencia?”. José está muy preocupado por lo que le pueda pasar, y se niega e redondo a lo que pudieran obligarle, a borrar sus pintadas. “Eso sí que no lo voy a hacer –protesta–. Antes prefiero ir a la cárcel”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo creo que este individuo no tiene nada de grafitero, y por su acción cabe deducir que no parece corresponderse su edad cronológica con su desarrollo personal y humano. El mero hecho de ser antifranquista, aunque esta circunstancia nos resulte afín, comprensiva y hasta simpática, no garantiza ni ofrece prueba de su salud mental.

chiflos.