lunes, 25 de noviembre de 2013

Rajoy, tras su primer bienio en el Gobierno.



Dos años después de subir al poder, Mariano Rajoy, con sus 186 diputados, ha defraudado a un buen número de sus propios seguidores que se han pasado a otro bando o han dejado de creer en él. Nunca tuvo un Gobierno tanto poder en sus manos para cambiar el país de arriba abajo, transformándolo completamente para bien y no para mal. Pero hélas, la corrupción, lejos de desaparecer, ha crecido y el presidente Rajoy, y con él la derecha política española, ha vuelto así a perder la ocasión de regenerar la economía y la política. “A pesar de los síntomas de recuperación que apuntan algunas variables –escribe Jesús Cacho en ‘Dos años de Gobierno Rajoy: de la esperanza a la resignación’, en Vozpópuli–, el gran ajuste se ha quedado a medio camino, está a medio hacer, y pocas esperanzas caben ya de que este Ejecutivo sea capaz de completar la tarea, metido como va a estar casi de inmediato en justas electorales… Los mismos nubarrones se ciernen sobre la reforma del sistema financiero. Si el éxito de la misma había que medirlo por la vuelta del dinero a los canales del crédito, entonces el resultado, al menos de momento, ha sido un fiasco. Y, sin crédito, con alta presión fiscal y con 6 millones de parados se hace difícil imaginar una recuperación del consumo privado, y por ende, de la economía. Los dos años de legislatura apuntan ya a un ganador claro: la gran banca... En un país con una democracia tan débil como la española, la crisis se ha traducido en una concentración de poder desmesurada, sin igual en nuestra historia reciente, en manos de un ramillete de banqueros y grandes empresarios (por no hablar de los lobbys y su influencia sobre los reguladores) que cuentan con capacidad sobrada para modular, cuando no frustrar, todo intento reformista, liberalizador e incentivador de la competencia, todo lo cual se subsume en una pérdida todavía mayor de calidad democrática… El programa con el que el PP concurrió a las generales de 2011 decía que ‘Promoveremos la reforma del sistema de elección de los vocales del CGPJ, para que, conforme a la Constitución, doce de sus veinte miembros sean elegidos de entre y por los jueces y magistrados de todas las categorías’. Un loable intento de volver a la división de poderes, vigorizar la justicia y recuperar el crédito de los ciudadanos. El propio Mariano así lo expresó en su discurso de investidura. Tras lo ocurrido, está claro que los electores han sido burlados de nuevo. Vuelve el PP do solía, haciendo lo contrario de lo prometido, sin que quepa esta vez la disculpa del ‘déficit público que no esperábamos¡. Con la Justicia en manos de los políticos y los medios de comunicación –todos quebrados– en manos de los bancos, hablar de democracia en España no pasa de ser una broma”.


Manifestaciones contra “el Gobierno ilegítimo de Rajoy”.


Multitudinarias manifestaciones recorrieron este fin de semana las calles de 55 ciudades españolas, convocadas por la Cumbre Social contra el “Gobierno Ilegítimo” de Mariano Rajoy y sus “políticas autoritarias contra los ciudadanos”. Trabajadores de la sanidad, la educación, servicios sociales, la limpieza, sindicatos, representantes políticos y ciudadanos, salieron a las calles “contra las mentiras del Gobierno y sus recortes”. En Madrid, las manifestaciones contra el primer bienio de Rajoy fueron encabezadas por trabajadores, seguidas, en segundo plano, por Cándido Méndez, Ignacio Fernández Toxo y Julio Salazar, los secretarios generales de los sindicatos UGT, CCOO y USO, y de representantes políticos. La portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, alertó de la nueva “vuelta de tuerca” en las políticas de recortes del Gobierno, concretamente con una nueva reforma laboral que, en su opinión, podría plasmarse en despidos más baratos y en la reducción de las prestaciones de desempleo. Cayo Lara, coordinador general de IU, afirmó que su partido no consentirá “ni en silencio, ni pasivamente” un “golpe de Estado” de “la troika (CE, BCE y FMI), la banca, el poder financiero y el Gobierno” a los “derechos laborales”. Numerosas pancartas repetían: “¿Sin luchar, qué tendrás?”, “Salvan bancos. Cierran hospitales”, “La banca culpable” o “Reconquistemos nuestros derechos”.  Miles de personas denunciaron que el “Gobierno ilegítimo” de Mariano Rajoy lleva dos años aplicando “políticas autoritarias contra los ciudadanos”. Al final de la marcha, dos representantes del mundo de la cultura leyeron un manifiesto elaborado de forma conjunta por la Cumbre Social y Marea Ciudadana, que concluía: “No somos una mayoría silenciosa. Emplea tu fuerza, defendamos lo público, defendamos las pensiones, defendamos a las personas, reclamamos nuestros derechos fundamentales: salud, educación, pensiones, trabajo y vivienda. Sí podemos”. Las organizaciones convocantes quisieron mostrar que la ciudadanía puede unirse, dejando a un lado intereses particulares, para denunciar el desmantelamiento de los pilares del Estado del Bienestar que, a su juicio, está llevando a cabo el PP desde que ganó las elecciones el 20 de noviembre de 2011.

La presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, durante la lectura del manifiesto en la concentración de Madrid convocada por su organización.
Pero, no sólo la izquierda impugna fuertemente a Rajoy. También el ala ultra del PP y las víctimas de ETA buscaron forjar un cambio en la estrategia antiterrorista del Gobierno. A finales de octubre, miles de personas se concentraron en Madrid para pedir justicia para las víctimas del terrorismo, algunos de ellos al grito de “ETA culpable, Gobierno responsable”. La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y el ala ultra del PP se concentran en la plaza de Colón, bajo el lema “Justicia para un final con vencedores y vencidos”, en protesta por la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que anuló la doctrina Parot. La  presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, espera que existan resquicios legales para que los “asesinos” no salgan tan rápidamente de la cárcel como la etarra, Inés del Río. “Estoy aquí  –declaraba el padre de Marta del Castillo– porque todos nos sentimos víctimas del terrorismo y porque, con la decisión de Estrasburgo, muchos violadores y asesinos se van a beneficiar de ello”. Ataviados, algunos, con banderas pre-constitucionales, los manifestantes gritaron “a los terroristas, nunca libertad. Las víctimas no quieren venganza, las víctimas quieren justicia”. Un grupo numeroso entonó un cántico contra Rajoy, aunque con poco éxito de seguimiento. “Siento rabia porque todo lo que está ocurriendo huele a negociación con ETA. Queremos una justicia con vencedores y vencidos”, reclamó una víctima que subió al escenario. “La terrorista Inés del Río puso una bomba para matarme a mí y a mis compañeros –se preguntó Enrique González, sargento de la Guardia Civil– y ahora tengo que ver cómo sale a la calle por sus derechos. ¿Y dónde están los míos?”. En la misma línea se pronunció Alfonso Sánchez, también guardia civil: “Inés del Río intentó matarme en la Plaza de la República Argentina. Los políticos que no están aquí me han traicionado”. Y Ángeles Pedraza, portavoz de la AVT, pidió que “el clamor” de la manifestación llegue a Estrasburgo. “Se quieren reír de nosotros y de nuestro dolor. No estamos dispuestos a pasar página ni a blanquear la trayectoria de aquellos que han cometido crímenes detrás de un proyecto político totalitario. Seguiremos aquí hasta que los terroristas sean derrotados de forma total. Queremos un final con vencedores y vencidos. No es rencor lo que tenemos, es justicia lo que queremos”.

 
Raúl del Pozo, periodista de El Mundo, escribía el pasado viernes sobre el segundo año triunfal de Rajoy y recordaba que Luis Bárcenas está esperando a las próximas elecciones para soltar la artillería. Del Pozo hace balance de su bienio en clave de Aznar, analizando la tortuosa relación entre expresidente y sucesor. Compara a ambos líderes, basándose en las palabras del sector cercano a Aznar, que asegura que el expresidente “sería un chulo del barrio de Salamanca, pero era fiable”, mientras que Rajoy “genera adhesiones sólo por miedo”. Recuerda que Rajoy mantiene unido al PP con el Gobierno “con dos institutrices de grillete [Sáenz de Santamaría y Cospedal] y ni siquiera le inquieta ya la fracción aznarita”. Sin embargo, asegura que el ala dura del PP cree que “a Aznar no se le pasa por la cabeza montar un partido como a Suárez, que será fiel hasta el final”. Tampoco cree Del Pozo que “Zaplana, Acebes, Cayetana, Lucas, Trillo, Piqué, Sanz, Herrera, Valcárcel, Michavila y otros, organicen conjura alguna, pero algunos de ellos suelen comentar que Mariano odia el conflicto pereza”. Asegura el  periodista que a Rajoy, “en el caso de la relación con Aznar, le ha faltado elegancia y le ha sobrado desdén”. Señala: “Hace dos años, el PP arrasaba; ahora, se ha dejado en la lona un tercio de aquella mayoría que asombró a Europa”. Y remacha, con contundencia: “El partido sigue a Mariano, pero la gente va dejando de seguirle”.

José Miguel Monzón (más conocido como El Gran Wyoming) presentaba la semana pasada el libro “No estamos locos” en el que realiza un repaso a la historia más reciente de nuestro país. El humorista y conductor de El Intermedio (La Sexta) zarandea las conciencias de los ciudadanos, desenmascara a la derecha española y explica que buena parte de los problemas de hoy en día tienen su origen en la Guerra Civil. “La derecha de este país –dice el humorista– cree que uno es de extrema izquierda, de Herri Batasuna o proetarra, si simplemente hace memoria. Pero, este libro no es un acto de venganza. Simplemente, es un libro que nos cuenta por qué esta crisis ha provocado tamaño caos, desorden y un cambio de sistema en España”. Sus  principales protagonistas son “una serie de gente que lo que quiere no es arreglar la crisis, sino utilizar la crisis para cambiar el sistema”. Tanto es así que El Gran Wyoming no tiene reparos a la hora de calificar como los “verdaderos antisistema” a los gobernantes que “se meten en el sistema para destruirlo” y no a las personas que superados por los acontecimientos “calzan rastas y rompen una papelera”. El autor de este libro asegura que es necesario olvidar el “maldito rencor cainita” de la derecha española. Como ejemplo, Wyoming recuerda que “cuando ganó las elecciones, lo primero que hizo el alcalde de Sevilla del Partido Popular fue quitar una calle a Pilar Bardem de la periferia. Ese es el maldito rencor cainita que nos asiste, mientras todavía hay calles dedicadas a los genocidas”. En su opinión, está claro que los vencedores de la guerra “no quieren ver ni un brote rojo todavía. Porque ellos saben que el mal se transmite genéticamente: de comunista a comunista y de roja a roja. Por ello, quieren exterminar el germen rojo”. El Gran Wyoming recuerda que “la solución empieza por uno mismo”, por lo que resalta la necesidad de que todos los ciudadanos sean conscientes de que el Gobierno “no lo hacen mal. Lo hace muy bien. Porque su gestión consiste en que ellos mismos se forren. Eso es exactamente lo que quieren hacer. Y mientras tanto, el ciudadano queda en la puñetera calle. Les importamos un carajo”.
En nuestra sección de fotomontajes recordamos la evidencia de que España no sigue siendo un país europeo. Y menos aún si lo comparamos con Gran Bretaña, al menos cuando comparamos las monarquías respectivas, por mucho que los medios de comunicación se empeñen en ello. Nuestra realidad es bien distinta, aunque nuestro gobierno y senado se empeñe en hacer ciertas comparaciones. O aunque los presupuestos generales españoles hablen de reducción de partidas. Pero lo más clamoroso es cuando hablamos de grandes litigios.




Tras mirarse en el café de todas las mañanas, Erlich, nos muestra la lógica con la que el Gobierno pretende salir de la crisis, el sistema explicado a los niños, el fantasma que recorre Europa y un Jesús para los tiempos que corren:




Seguimos con el humor publicado estos días en la prensa: Peridis, Forges, Ferrán, J. R. Mora, Raúl Salazar, Pat y  Manel Fontdevila:









 
Pep Roig, desde Mallorca, nos muestra a San Concertino, patrón de los desamparados y algunas de las consignas presentadas: Calla, pueblo, calla; luces fatuas; espejismos y luces de algunos partidos.
 





Terminamos con cuatro vídeos. En el primero, el PP celebra, con un anuncio muy especial, que hace dos años conseguía la mayoría absoluta:



Monty Python's Flying Circus (T1 E05. Sketch de la entrevista de trabajo y un trozo más con vendedores de enciclopedias.

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