Juegos Olímpicos anegados por la corrupción.
Uno de los cinco
anillos olímpicos en la inauguración de los JJOO sufrió un problema por lo que no llegó a iluminarse.
Durante los últimos 17 días
se celebraron en Sochi (Rusia) los Juegos Olímpicos de Invierno. Unos juegos conocidos por ser los más caros de la historia y anegados
por una corrupción galopante. Opositores y organizaciones internacionales
denuncian que Putin se ha valido de la corrupción y de las comisiones ilícitas
para celebrar la cita deportiva. Un informe asegura que ha costado lo mismo que
todas las anteriores ediciones olímpicas invernales juntas. Rusia gastó 51.000
millones de dólares para transformar a Sochi en un paraíso para los deportes
invernales. Se trata de los Juegos Olímpicos más caros en la historia que
acabaron sumiéndose en una vorágine de corrupción, irregularidades, abusos al
medio ambiente y temores a atentados terroristas por la insurgencia islámica en
las vecinas repúblicas de Chechenia y Dagestán. Unos Juegos de Invierno en los
que participaron tres mil deportistas de todo el mundo, superando 98 pruebas, batiendo récords deportivos y cerrando su participación en los mismos.
Personas muertas y heridas en un atentado con bomba en la ciudad rusa de Volvogrado.
El gobierno ruso lo
preparó todo meticulosamente para que los Juegos Olímpicos de Invierno fueran
la continuidad de un exitoso 2013 en lo que respecta a la proyección
internacional del país. El mandatario ruso consideró que detrás de las acciones
terroristas en Volvogrado, a 600 kilómetros de Sochi, a finales del año
pasado, se hallaba la mano del líder checheno Doku Umarov, quien, meses atrás,
había amenazado con un boicot a los Juegos de Invierno de Sochi, mediante
ataques suicidas. De acuerdo con los investigadores, la logística de los
atentados en Volgogrado era concordante y, por lo tanto, alentaba la hipótesis
de que un solo comando islamista activara las dos explosiones. “Como los
fragmentos de la bomba del domingo, 29 de diciembre, y la del martes, 31 de
enero, eran prácticamente idénticos, se supone que ambos atentados fueron
organizados por un mismo grupo”, advirtió Vladimir Markin, vocero del Comité de
Investigaciones de Rusia, a la agencia Interfax. Los dos atentados
mortales que afectaron la ciudad de Volgogrado (con 34 bajas), despertaron al
fantasma del terrorismo en Rusia, a solo unas semanas de que el país albergase
los Juegos Olímpicos de Invierno. Menos de
24 horas antes, un estallido en una estación de trenes mató a 17 personas. Las autoridades catalogaron ambos incidentes como
ataques terroristas. La sospecha principal recayó en los grupos separatistas
chechenos. Se dijo que el del Emirato
Caucásico o del Cáucaso aplicaría la
“máxima fuerza” para interrumpir los Juegos Olímpicos en Sochi. Después de los
mismos, Putin reforzó las medidas de seguridad a nivel nacional y aseguró que
cerca de 37.000 agentes de seguridad controlarían la zona de Sochi. Y la
propaganda política de Putin logró hacer olvidar estos atentados, centrando la
atención en los Juegos Olímpicos. “Niño enclenque y
arisco –retrata Ennanuel Carrere, escritor francés de novela, al jefe de Estado
ruso en su galardonada novela Limónov–, Putin creció en un entorno de culto a
la patria, a la Gran
Guerra Patriótica, al KGB y al miedo que inspira a los
cojones blandos de Occidente. De adolescente fue, según sus propias palabras,
un pequeño maleante. Lo que le impidió convertirse en un vago fue el judo, al
que se entregó con tal intensidad que sus camaradas se acuerdan de los
chillidos feroces que salían del gimnasio donde se entrenaba solo los domingos.
Vladimir Putin parece tallado en hierro. Su manual de estilo inspira a los más
duros. Por eso, ya se está preparando para ganar sus próximas batallas, ya sea
al feminismo punk o al terrorismo islámico”.
Putin aseguró que
ningún atleta sufriría discriminación en los Juegos Olímpicos de Sochi.
A mediados de enero pasado, el presidente
de la Federación
de Rusia se comprometía a
que ningún atleta sufriera ninguna discriminación durante los Juegos Olímpicos,
ante la preocupación a nivel internacional sobre la prohibición de la
“propaganda” gay. “Los Juegos Olímpicos –afirmó Putin durante un discurso
dirigido a un grupo de embajadores extranjeros en el Kremlin– se celebrarán
totalmente conforme a los principios olímpicos, sin discriminación de ningún
tipo. Rusia hará campaña en favor de sus atletas y, por supuesto, deseamos lo
mejor a todos ellos”. El presidente aseguró que todos los atletas serían
tratados por igual. Consciente de que el éxito o el fracaso de los Juegos de
Sochi ayudarían a determinar su legado, Putin se identificó de forma muy
estrecha al evento. Con su última regulación para prohibir la difusión de
“propaganda” homosexual entre los menores de edad, una ley que fue calificada
como discriminatoria y que, según sus críticos, estaba destinada a reprimir a
los disidentes, el presidente ruso había indignado a numerosos países de
Occidente a lo largo de 2013. Pero los Juegos Olímpicos, que se iban a celebrar
en el complejo olímpico de Sochi, junto al Mar Negro, eran para él una
prioridad, ya que servirían para mostrar al mundo la cara moderna de Rusia más
de dos décadas después de la caída de la Unión Soviética. Poco
antes de celebrarse, Putin flexibilizó la regulación sobre manifestaciones en
Sochi, liberó y concedió la amnistía a
las dos integrantes del grupo punk, Pussy Riot, y liberó al exmagnate Mijail
Jodorkovsjki, el preso más famoso del país, medidas que fueron definidas como
parte de un intento de limpiar la imagen de Rusia en materia de Derechos
Humanos. “Confío en que los Juegos Olímpicos –aseguró el líder ruso– traigan
consigo una unidad de los países y refuercen la amistad, la confianza y la
colaboración en todo el mundo”. El Comité Olímpico Internacional (COI) no hizo
ningún comentario al respecto de la ley que prohibía la información sobre la
homosexualidad entre los menores, sin embargo, diversos activistas de los
Derechos Humanos esperaban que los Juegos Olímpicos sirviesen como plataforma
para diferentes protestas.
Dos deportistas
olímpicas austríacas, Marlies Schild y su hermana, Schild, amenazadas de
secuestro.
A medida que se acercaba el mes de febrero,
crecía la desconfianza en torno a estos juegos. El Comité Olímpico Austríaco
(ÖOC) recibió
una carta en la que se amenazaba a dos de sus deportistas de ser secuestradas
durante los Juegos. “La carta
–indicó el ÖOC– fue entregada
inmediatamente a funcionarios del Ministerio del Interior de Viena
para su investigación”. Las amenazas se dirigían contra la esquiadora
Bernadette Schild y la piloto de skeleton, Janine Flock. Inicialmente se había informado de que
una de las amenazadas era Marlies Schild, la hermana mayor de
Bernadette. Marlies ganó tres medallas olímpicas y era una de principales
bazas del equipo austríaco. Peter Mennel, secretario general del Comité,
declaró que sólo
cuatro personas sabían en el ÖOC lo de las cartas anónimas y no se explicaba cómo se había
producido la filtración y la confusión entre las dos hermanas. Agregó que había
hablado de la carta con Flock, ya que compartían el vuelo que les trasladaba de
Viena a Sochi, y agregó que “no está preocupada” y que “confiaba” en sus medidas de seguridad.
Mennel explicó que sus deportistas estarían acompañados por dos miembros de las fuerzas
especiales de la Policía
austríaca, que les acompañarían cuando salieran de la villa
olímpica.
El avión turco que sufrió el intento de
secuestro, tras aterrizar en el
aeropuerto de Estambul.
Coincidiendo con el día de la inauguración de los
Juegos Olímpicos, un avión de pasajeros turco procedente de Ucrania sufrió un intento de
secuestro destinado a desviarlo hacia la ciudad rusa de Sochi,
aunque finalmente aterrizó en Estambul. Un pasajero amenazó con una bomba y pidió volar hacia
Sochi. El piloto emitió una señal de emergencia durante el
vuelo y denunció el secuestro. La Fuerza Aérea turca envió cazas de combate que
obligaron al avión con 110 pasajeros a bordo a aterrizar en el aeropuerto
Sabiha Gokcen de Estambul, donde finalmente aterrizó. Una
unidad especial de la policía turca pudo entrar en el aparato y logró reducir
al atacante, que fue detenido e interrogado. Al parecer, había intentado entrar en la cabina
del piloto, aunque no lo logró. Mientras tanto, en Sochi se
inauguraban los Juegos Olímpicos bajo el control de más de 40.000 agentes, sin
contar los efectivos privados, que conformaban el enorme dispositivo de
seguridad, objeto
de amenazas terroristas desde meses.
Anatoli Pajomov, alcalde de Sochi, aseguró que los homosexuales serían bienvenidos a los Juegos Olímpicos siempre y cuando respetasen las leyes y no tratasen de “imponer sus hábitos”.
El alcalde de Sochi declaró a la cadena británica
BBC que en su ciudad “no hay gays porque no son aceptados... o al menos yo no
los conozco”. Anatoli Pajomov, aseguró que
los
homosexuales serían bienvenidos a los Juegos Olímpicos de Invierno siempre y cuando respetasen
las leyes y no tratasen de “imponer sus hábitos”, pero dio a
entender que no había ninguna persona gay en la ciudad rusa. El gobernante negó
que las personas gays o lesbianas tuvieran que esconder su orientación, ya que
es “su vida”. En una pregunta posterior, el alcalde introdujo un leve matiz a
su aseveración: “No estoy seguro (de que no haya gays), pero, al menos, no los
conozco”. La presencia de homosexuales como deportistas o espectadores de los
Juegos Olímpicos fue una de las grandes polémicas de cara a la inminente cita, especialmente después de
que Rusia aprobase una ley que castiga la promoción de orientaciones sexuales “no tradicionales”
entre los menores de edad. Pese a la declaración de Pajomov sobre la población
de Sochi, el corresponsal de la BBC
en la zona pudo visitar un bar gay en la ciudad. Y el líder
opositor, Boris Nemtsov, también hizo hincapié en la contradicción entre las
palabras del alcalde y estos establecimientos.
En Sochi, antes de los Juegos Olímpicos, se
podían ver a los perros entre construcciones y en el Parque Olímpico.
Pero, a medida que el inicio de los Juegos se acercaba, una empresa
especializada en el control de pestes se encargó de hacer desaparecer a los
perros callejeros de Sochi. Alexei Sorokin, director general de la firma Basia, fue
la encargada de realizar la “caza y descarte” de perros. No se sabía con
certeza si los perros fueron envenenados o asesinados, ni a dónde fueron a
parar. Las autoridades alegaban que muchos de estos animales eran peligrosos. Cuando
se anunció la campaña, los defensores
de los animales protestaron y las autoridades se comprometieron a construir
perreras. Funcionarios municipales informaron en su portal que abrieron una en
Baranovka, cerca de Sochi, con capacidad para unos 100 perros. Sin embargo, en
Rusia es bastante común matar a los perros callejeros a tiros. Activistas rusos
por los derechos de los animales acusaron a las autoridades de llevar a cabo
una campaña de exterminio. Algunos ciudadanos aseguraron haber visto a perros
convulsionando. El Comité Organizador de los Olímpicos señaló que se
contrataron a 'veterinarios profesionales' para recoger a estos animales. Y los
miles de perros callejeros que deambulaban por las calles de Sochi, por los
parques o por los conjuntos de nuevas casas construidas en este destino
turístico del Mar Muerto, de pronto desaparecieron. Los activistas rusos de los
derechos de los animales acusaron a las autoridades de la ciudad de llevar a
cabo una campaña de exterminio de perros callejeros mediante envenenamiento. Yulia
Krasova dice que hace unas semanas, saliendo del cine, fue testigo de la larga
y agonizante muerte de un perro de la calle. “Al principio pensé que alguien
había golpeado al perro –recuerda–. El perro se levantó y empezó a correr en
círculos. Se cayó y empezó a escupir... Llamé al veterinario. Dijo que había
una garantía del 100% de que el perro había sido envenenado. Siempre hay
alguien con la mala costumbre de envenenar a los perros de la calle. Pero, justo antes de los Juegos Olímpicos,
esta costumbre se generalizó”.
“Todos
los perros callejeros que se encontraban en el Parque
Olímpico fueron recogidos por un contratista veterinario profesional, para el
bienestar de la gente en el parque y de los propios animales –señaló en un
comunicado el Comité Organizador de Sochi 2014–. Y todos los animales sanos
fueron liberados después de su revisión de salud”. Vladimir Makarenko, jefe de
la administración del distrito de Hostinski, dijo que los voluntarios podían
llevar a los perros callejeros a un albergue inaugurado en las afueras de la
ciudad. Pero el anuncio del nuevo refugio del Gobierno fue recibido con
desconfianza por miembros de la red de activistas de los derechos de los
animales en Sochi. Defensores de los animales en Sochi enviaron a CNN
fotografías de tres contratos firmados recientemente entre el gobierno de Sochi
y Basia Services, una empresa con sede en Rostov on Don. En uno de los
documentos, fechado el 24 de mayo de 2013, el gobierno de la ciudad acordaba
pagar a la compañía cerca de 2.800 dólares por “capturar y recolectar a
animales abandonados”. CNN intentó hablar por teléfono con los ejecutivos de
Basia Services, pero representantes de la empresa se negaron a responder a las
acusaciones de que sus empleados envenenaron animales callejeros. Y mientras la
alarma crecía entre los amantes de los perros en Rusia, algunos activistas de
derechos de los animales tomaron cartas en el asunto. Provotorova y varios
amigos donaron tiempo y dinero para alimentar, alojar y esterilizar a decenas de perros, y
albergarlos en una pequeña perrera que construyeron a las afueras de Sochi. “No
culpo a los Juegos Olímpicos”, dijo Dina Filippova mientras limpiaba las
perreras. “No tenemos un programa de esterilización, por lo que hay una gran
cantidad de perros callejeros aquí y autoridades que tratan de controlarlos.
Ellos no pueden”. Filippova argumenta que Rusia necesita una nueva legislación
para la protección y manejo de los animales. “En Rusia –dice– se puede abusar de los animales y no es un
crimen. Puedes comprar y adoptar a un animal y abandonarlo en la calle no es un
delito. No tienes ninguna obligación legal para esterilizar a tu perro o a tu
gato”. Tanto ella como y Provotorova cuentan que sus familias a menudo las
acusan de estar “locas” por los animales. “A mi edad, prefiero cuidar de los
animales”, cuenta Valentina Slivat, quien se describe a sí misma como una
“simple enfermera soviética” que trabajaba en un hospital en Sochi. Un perro de
la calle esponjoso llamado Pushistik la sigue por toda la perrera y
salta a sus brazos. Estos animales –dice– han sido abandonados. Tenemos que
salvarlos”.
El
refugio PovoDog alberga a más de 140 canes.
El anuncio del
exterminio masivo de perros callejeros por orden de las autoridades rusas, en
el marco de los Juegos Olímpicos de Invierno, alertó a dos ciudadanos que
decidieron hacer algo más que lamentar la determinación. Oleg Deripaska, millonario ruso,
donó fondos para el funcionamiento de un albergue canino a las afueras de la
ciudad de Sochi para refugiar a más de 140 de perros que fueron protegidos
inicialmente por trabajadores dedicados a construir el centro de las
Olimpiadas, pero que luego se convirtieron en una “molestia” para las
autoridades. El refugio del conocido “magnate del aluminio” fue bautizado como
“PovoDog”, y ya tiene personal y voluntarios a cargo para los cuidados
necesarios a los canes. Hasta el lugar, llegaron personas para adoptar a
algunos cachorros que, de no estar en el refugio, habrían sufrido un trágico
final. Por su parte, el esquiador estadounidense Gus Kenworthy aprovechó su
estancia en Sochi para viralizar fotografías de los cachorros callejeros a
través de su cuenta de Twitter. Según consigna Univision.com, el
deportista también ha concertado visitas con veterinarios para vacunar a
algunos perros, y presuntamente intentará llevarse a varios de ellos cuando
regrese a Estados Unidos.
Matsotska, durante una competición.
Pero volvamos al tema de los
deportistas que intervienen en estos Juegos Olímpicos. La esquiadora Bogdana
Matsotska y su padre y entrenador, Oleg Matsotskiy, se retiraron de los Juegos, en protesta por el uso de la
fuerza contra los manifestantes en Kiev. Fueron los primeros
miembros del equipo olímpico de Ucrania en retirarse de las competencias en
Sochi. “En señal de protesta (...) contra los comportamientos dignos de matones
ante los manifestantes –escribió Matsotskiy en su cuenta de Facebook, en una
declaración hecha en su nombre y de su hija– dejamos de participar en los
Juegos. ¡Gloria a Ucrania, Gloria a sus héroes!”. Y agregó que, en lugar de resolver el
conflicto de manera pacífica, el presidente Víctor
Yanukóvich ha “ahogado las esperanzas de Ucrania en la sangre”.
Periodistas ucranios comentaron que la deportista y su entrenador no
abandonaron la concentración ucrania, integrada por 43 deportistas, sino que
únicamente se negaron a competir. Matsotska, de 24 años, estaba inscrita para
participar en el eslalon del viernes y había concluido el supergigante en el
puesto 27 y en el 43 del Gigante. Ella es de la ciudad de Kosiv, en la región
de Ivano-Frankivsk, en el oeste de Ucrania. Un bastión del movimiento de
protesta contra Yanukóvich.
Inauguración de los Juegos
Olímpicos el viernes, 7 de febrero, en Sochi, Rusia.
Cuando Vladímir Putin vendía las ventajas
que tendría celebrar unos Juegos Olímpicos de Invierno en Rusia, seguramente se le
olvidó decir (o prefirió silenciarlo) que su presupuesto se multiplicaría por cuatro
una vez llegados al término de la obra. El presidente ruso anunció en Guatemala
que el coste sería de 12.000 millones de dólares. Hoy se sabe que celebrar esta
cita en Sochi ha costado más de 50.000 millones de dólares, cuatro veces más
que el presupuesto inicial, 25 veces más caro que lo que costó la celebración
en Salt Lake City. En una información publicada por la agencia Efe, los
Olímpicos de Sochi, que se han celebrado entre el 7 y el 23 de este mes serán
los
Juegos Olímpicos más caros de la historia con un coste que supera
ampliamente a las anteriores citas invernales, organizadas por la ciudad
canadiense de Vancouver (8.300
millones), y a los de verano de Pekín 2008, cuyo coste ascendió a 42.000
millones de dólares. Un líder opositor ruso publicó un informe en el que demuestra
que Sochi habrán costado lo mismo que todas las ediciones de los Juegos
Olímpicos de Invierno juntas. Estima que el 99% de las inversiones corrieron a
cargo del Gobierno ruso y no de entidades privadas como anunció Putin a bombo y
platillo. Los
vecinos de Sochi, denuncian que han vivido auténticas
pesadillas porque han derribado sus casas para crear una Villa Olímpica con
todas sus facilidades, sin recibir nada a cambio para que a los deportistas no
les falte de nada, mientras que a ellos les falta de todo. Por su parte, HRW (Human Rights Watch)
denuncia que Rusia ha fallado porque “no ha sido capaz de respetar los derechos
humanos básicos”.
El mapa mundial de la corrupción, según
Transparency International.
Un equipo de periodistas de Vice,
la revista fundada en Montreal, Québec (Canadá)
e instalada en Nueva York, que trata temas internacionales de
sociedad, arte contemporáneo independiente y cultura juvenil, se desplazó hasta
la zona para dar una respuesta al presupuesto desmesurado, sin hallar ninguna
solución convincente por parte del Gobierno ruso o de los responsables. Desde
la oposición a Putin, creyeron que las Olimpiadas eran un efecto secundario de la
corrupción y que los
contratos habían sido concedidos a amigos del presidente. Preguntados los
responsables de las instalaciones por la procedencia de estos gastos todos
fueron tajantes y acataron el discurso de negar cualquier implicación
con la corrupción. Si bien es cierto que algunas instalaciones tuvieron que
construirse desde cero, otras, como muestran los creadores de la rampa de saltos
más cara del mundo, alegaron “dificultades del terreno” para justificar el
sobrecoste. Unas dificultades que no impidieron crear una Villa Olímpica con
habitaciones para los deportistas tres veces más grandes de lo que estipula el
COI. Pero el
verdadero precio de los Juegos, según denunció la oposición al
Kremlin y organizaciones como Human Rights
Watch, se cobró en sobornos, expropiaciones forzadas,
explotación de trabajadores y daños medioambientales. El Comité
Olímpico Internacional dijo que investigaría
la supuesta malversación de fondos, pero aseguró no tener motivos
para sospechar de Rusia, pese a que es un país que se encuentra entre los 50
más corruptos del mundo según el
índice de Transparencia Internacional.
Puerto de Sochi
Después de meses de críticas por
el coste récord de los Juegos y las acusaciones de fraude y corrupción por
parte de la oposición, Putin ha señalado que, si hay pruebas, todo será
investigado. “En estos juegos –dijo Putin a las autoridades de la ciudad de Sochi
después de que los Juegos comenzaran– se ha invertido una gran suma de dinero.
Ahora no es momento de discutir si valía la pena o si los precios
estaban inflados. Permitan a los cuerpos supervisores gestionar esto y ellos lo
gestionarán”. Muchos rusos piensan que, en vez de señalar a destacados
empresarios que construyeron los relucientes estadios, hoteles y costosas vías
de tren hasta las pistas de esquí, es más probable que se busquen cabezas de
turco entre los funcionaros locales y de bajo rango. De esta manera, dicen los
analistas políticos, puede satisfacer a las peticiones de la población de que
haya castigos, pero minimiza el fracaso político. Elegantes hoteles de cristal
y acero en la ribera del mar Negro se imponen sobre el renovado puerto en el
centro de Sochi, donde enormes cruceros llevan atracados desde el inicio de los
Juegos el 7 de febrero. Pero, un poco más allá, la ciudad está salpicada de
esqueletos de bloques de apartamentos sin terminar y de grúas paradas, mientras
que, a lo largo de la vía del tren, hay numerosos edificios abandonados. “No
creo que (Sochi) –añadió Putin – esté ahora mucho mejor. De hecho, justo lo
contrario”. Acusó a los funcionarios de fallar a la hora de parar el caótico
desarrollo. Y no quiso ver con claridad que el coste de
infraestructuras, sugerido en 30.000 millones de dólares, hubiera llegado a
51.000 millones. Aunque, con la economía flojeando y caras promesas electorales
que cumplir, el Kremlin podría necesitar recuperar ciertos costes. En un país
donde el éxito en los negocios y la política depende de las conexiones
personales, la amenaza de investigaciones y acusaciones han llevado a la
especulación sobre si se buscará un chivo expiatorio de alto nivel cuando los Juegos
hayan pasado. Algunas de las especulaciones de la prensa señalan al primer
ministro, Dmitry Medvedev, no por su papel en la preparación de los Juegos,
sino como un probable sacrificio para Putin, cuando las cosas empiecen a ir
mal. De los oligarcas que han ayudado a Putin con los Juegos, Vladimir Yakunin,
jefe de la compañía ferroviaria rusa es visto como el más vulnerable después de
las críticas por el alto coste de la línea de tren construida desde Sochi a
Krasnaya Polyana, en las montañas del Cáucaso. El precio estimado de 8.000
millones de dólares (unos 5.800 millones de euros) por 50 km de ampliación de las
vías asombra a mucha gente.
Los fotomontajes de
esta semana aluden a la enseñanza republicana, a la ilegalidad del ser humano,
al tiempo y la vida, a los chicos de la cruz blanca y a la honradez del PP.
El humor de Erlich:
El de Forges, Peridis, M. Fontdevila, J. R. Mora, Pat, Raúl
Salazar, A. López…
El coche de Francisco Granados.
Y el de Pep Roig, mi paisano, en
Brisas y Ultima Hora: Lo nostro no es nostro, Bauzanismo
nacional-gastronómico, Clamor
popular en demanda de menos derechos, El
pueblo exige más estafas electorales, El pueblo, exige más 'puertas giratorias'
a favor e Impunidad al poder.
Terminamos con cuatro vídeos. El primero explica, en inglés, por qué los Juegos Olímpicos de Sochi son los más caros de la historia.
El segundo es sobre Lucienne Delyle (nacida en París, Francia, 16 de abril de 1913 y muerta en Monte Carlo, Mónaco, 1962). Fue una cantante popular francesa. Con dicción clara y precisa abordó varios estilos. Fue una de las más destacadas intérpretes en la línea de Édith Piaf y Lucienne Boyer. Con su tema Mon amant de Saint-Jean de 1942, se convirtió en la más famosa cantante popular francesa de los años 1950. Nacida y educada como farmacéutica en Paris cantaba como aficionado hasta 1939 cuando fue escuchada por Jacques Canetti que la contrató para la Radio Cité. Al año siguiente se casó con el trompetista Aimé Barelli (1917-1995), con quien tuvo su hija Minouche Barelli (1947-2004). En 1953, Bruno Coquatrix la invitó junto al joven Gilbert Bécaud en una gala de apertura del Olympia. Su carrera se vio interrumpida por una fulminante leucemia, sus últimos conciertos fueron en Bobino hacia 1960, muriendo en 1962.
El tercero es del cantante catalán, Jaume Sisa: “Cualquier noche puede salir el sol”.
El último, “Quien te ha visto y quien te ve”, es una canción de Toni Morla, cantante y compositor mallorquín, fallecido el 11 de enero pasado. Fue uno de los músicos más relevantes de la escena mallorquina de las décadas de 1970 y 1980, periodo en el que más le conocí personalmente. Dejó una destacada producción discográfica que va desde la música pop hasta la música tradicional. En 1995 se publicó el disco 'Cançons per a tu', que recopila una selección de temas de sus discos 'Amb sos peus en terra', 'Idò', 'El vol de la falzia' y 'A mitges'.
1 comentario:
Hola, SANTIAGO MIRÓ.
Las buenas obras sentimiento.
Gracias por su visita siempre te.
Le deseo todo lo mejor.
Un abrazo.
De Japón, ruma ❃
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