Muere a los 79 años un señor pobre que no tenía un banco ni un centro comercial y que no hizo nada por España.
Foto aportada por El Jueves en su artículo.
La prensa, en una semana, ha despedido con
grandes titulares y reportajes a dos de los grandes presidentes españoles:
Emilio Botín e Isidoro Álvarez. El primero, del
Banco de Santander; el segundo, del Corte Inglés. Un semanario de humor
habla del deceso de un tercer personaje, casi anónimo. “Laudelino De Las Cuevas
–advierte El Jueves– murió víctima de una insuficiencia
cardíaca el pasado domingo. El español, hijo de no empresarios ni banqueros y
nieto de no empresarios ni banqueros, notó un pinchacito en el corazón mientras
se encontraba en el sofá de su casa, ahí, sin crear riqueza, por lo que
rápidamente no fue ingresado en un hospital de Madrid”.
“La prensa nacional, así como distintas
personalidades del mundo de la diplomacia y los negocios, han coincidido en
señalar que la muerte de Don Laudelino, heredero de una larga saga de personas
normales, les importa una mierda. Uno de los motivos que podrían justificar
este hecho es que no le deben dinero a su familia.
“La vida de De Las Cuevas es una historia de
película. Concretamente, de película de Ken Loach. Nacido en una deprimente
aldea de Murcia, su curiosidad y ambición pronto le impulsaron a emigrar a la
gran ciudad, con la esperanza de cumplir el sueño de convertirse en un hombre
rico y poderoso. Empezó desde abajo, trabajando de dependiente en una pequeña
sastrería. Allí aprendió los secretos del oficio. Las ventas, las telas, la
negociación con los proveedores y, por supuesto, su marca personal, un
exquisito trato con el cliente. Tras años de esfuerzo y dedicación, el negocio
fue traspasado y sustituido por una hamburguesería. De las Cuevas acabó cazando
gatos callejeros para alimentarse.
“La muerte de Don Laudelino deja un hondo vacío
en el salón de la fama de los españoles que no han hecho nada por España porque
no son lo suficientemente poderosos para tener a los poderes fácticos cogidos
por las pelotas. Un hueco que será rellenado con cualquier otro español no
ejemplar, como tú”.
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