Nunca des por muerto al 'Perro'
David Torres, como tantos
otros, no da un céntimo por la posibilidad de que Pedro Sánchez resista el
embate de la derecha este domingo. “Curiosamente -explica en Público-, lo único
que me ofrecía alguna esperanza era la unanimidad de las encuestas (excepto la
del cocinero Tezanos) a la hora de presentar la catástrofe de la izquierda en
las urnas. Nunca me he creído las encuestas, especialmente en los momentos
decisivos, y en los últimos años el desastre del Brexit o la victoria de Trump
han sido ejemplos suficientes de que la demoscopia es una ciencia muy poco
exacta, tan poco exacta como la lotería, la cita a ciegas o el horóscopo chino.
Mucho mejor la colonoscopia. Un minuto después de cerrarse los colegios
electorales se publicaba una encuesta a pie de urna de GAD3 que daba a Feijóo
vencedor absoluto de los comicios con el apoyo de Vox y también próximo fichaje
para la delantera del Real Madrid. Pero el ataque de lumbalgia que se le
presentó el jueves a traición estaba pronosticando que el futuro le viniera de
culo.
“A 'Perro Sanxe' (el
apodo que le han puesto sus enemigos, sin caer en la cuenta, pobrecillos, que
el perro es el mejor amigo que uno puede echarse a la cara) lo habían dado por
muerto hace meses, probablemente años, no digamos ya después de las elecciones
autonómicas y municipales, donde parecía que sólo faltaba cavar un agujero
donde enterrar el cadáver. Lo habían defenestrado en las radios, en las
televisiones, en los periódicos, en las tabernas, en los foros cavernarios, en
los carteles de Desokupa, en las tertulias de Susanna y de Ana Rosa, en la casa
de Bertín Osborne y en la imaginación de millones de fachas calenturientos. Lo
habían puesto a mendigar sillones en una hidroeléctrica y cargos simbólicos por
Europa. Mientras tanto, entre Feijóo y Abascal, se repartían unos ministerios y
desmenuzaban otros.
“Sin embargo -advierte
David Torres-, habían olvidado que 'Perro Sanxe', antes de merecer ese
sobrenombre cánido, ya había sobrevivido a varios intentos de asesinato e
incluso a un atentado felipista, cuando 17 barones socialistas entraron en la
sede de Ferraz a tiro limpio y Sánchez se atrincheró detrás de unos estatutos.
Contra todo pronóstico, salió ileso de todos los balazos y cuchilladas por la
espalda, pese a que le tiraron incluso un editorial de El País, y recobró los
mandos del partido después de una gira por la España biodiversa en la que iba
afilando cuchillos en una furgoneta. Era una apuesta a todo o nada, un salto de
fe en el que podía haberse roto las dos piernas y acabar de profesor en una
academia de idiomas en lugar de presidente del gobierno, pero ya ves. Al igual
que un pistolero imprevisible, al igual que John Wayne en el último tiroteo de
un western, la noche del domingo 'Perro Sanxe' esquivó la balacera mortal que
supuestamente iba a acribillarlo a papeletas y los obituarios que ya le habían
dedicado con mucho rencor, mucha antelación y mucho cariño.
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