jueves, 6 de julio de 2023

Bajo el influjo del cáncer.

 

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de Vox, Santiago Abascal.

Así lo recordaba en Público Pepe Viyuela, actor, humorista y payaso: “No hay duda de que en el gobierno de coalición que ahora termina, la legislatura no ha estado acertado en todos los frentes. Se podría haber hecho mejor. Seguro. Pero, de cara a los próximos cuatro años, es la izquierda la que va a seguir defendiendo las políticas sociales y de respeto a las minorías; la que buscará seguir garantizando el diálogo social, el respeto al medio ambiente o la transición ecológica; la que implementará medidas en defensa de la libertad de expresión o la que propiciará medidas más justas de acceso a la vivienda, defendiendo la sanidad y la educación públicas y avanzará en los derechos de las mujeres. Al menos, no tendrán la desvergüenza de negar la violencia machista, ni de hablar de divorcios duros para disculpar el maltrato. Tampoco hace falta ser Nostradamus para intuir que, al otro lado del espectro político, y más después de lo visto en las semanas transcurridas desde el 28 de mayo, el Partido Popular va a amartelarse con Vox para gobernar. Lo hemos visto estos días.

“Detrás de esta atracción fatal ya ninguno de ellos oculta su intención de engendrar juntos políticas negacionistas, machistas, xenófobas, privatizadoras, y ultraliberales. Ahí están los casos de Valencia, Baleares, Aragón y Extremadura. El avance en todo el planeta de la ultraderecha en sus distintas variantes (trumpismo, bolsoranismo, lepenismo o orbanismo, entre otros) ha llegado a nosotros través del abascalismo patriotero y ha convertido al PP en un rehén enamorado que da muestras claras de sufrir el síndrome de Estocolmo. Es solo una metáfora, no se me vayan a enfadar. El Partido Popular está viendo cómo sus intenciones de hacerse pasar por un partido respetable se esfuman ante el crecimiento de su travieso vástago. Aquel hijo díscolo que un día se fue de casa dando un portazo, ha vuelto para liarla parda y están consumando el más descarnado de los incestos. El hijo respondón le ha quitado al padre las pantuflas y ya le está pegando con ellas, después de ponerlo a bajar de un burro llamándole cobarde. ¿Recuerdan aquello de que no hay nada más feo que pegarle a un padre con un calcetín sudao? Pues eso, que estamos asistiendo a toda una escena sado. (Ojo, esto es también una metáfora)…

“Por cierto, y volviendo a la astrología, no sé si se han dado cuenta de que la campaña electoral va a tener lugar bajo la influencia de Cáncer. Saco esto a colación porque hace algún tiempo (en este lugar en el que los bosques se visten de espinos), escribí para este periódico unas líneas en las que comparaba a Vox con un cáncer que amenazaba con convertirse en metástasis. Aquello molestó mucho y eso que también era una metáfora. Vuelvo a decir que carezco de dotes adivinatorias, pero no me acusen de vanidoso si les digo que parece que aquella metafórica predicción se ha hecho realidad: la enfermedad ha alcanzado su objetivo y ha colonizado al Partido Popular, pobre. Pero aún cabe la esperanza, ¡ojo!, porque, aunque, como les digo, la campaña tendrá lugar bajo el signo de Cáncer, el 23 de julio acaba esa influencia y entraremos en la fase de Leo, lo que ofrece un punto ambiguo pero muy interesante. ¡Ese día se acaba Cáncer!”

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