Tom Harrell, entre la potencia de Clifford Brown y la lírica de Chet Baker.
Nacido el 16 de junio de
1946 en Urbana, Illinois, Tom Harrell, toca la trompeta con sólo nueve años.
Tras sucesivas crisis nerviosas, se diagnostica como esquizofrénico en 1967, y
desde entonces, permanece en continuo tratamiento. Pese a ello, es capaz de
enfrentarse con coraje a una grave enfermedad, y de salir adelante para
convertirse en uno de los mejores trompetistas de jazz de los años ochenta y
noventa. Sobre el escenario, se concentra absolutamente en su música y sólo
parece estar vivo cuando improvisa. Tom Harrell es un improvisador inusual
(enérgicamente introvertido sería una manera de calificarlo) y un compositor
que el crítico Bill Milkowski ha llegado a definir como 'el que escribe con más
inteligencia, profundidad y corazón del jazz actual'.
En 1983 conoció a Phil
Woods, quien lo integró en su grupo, el «Phil Woods Quintet», con el que
recorrió el mundo y al que perteneció hasta 1989. Después, dirigió sus propios
grupos y grabó, entre otros sellos, para Contemporary y Chesky, antes de
recalar en RCA y en Bluebird. Su estilo
destila una lírica impresionante tras la que se esconde una enorme tensión
musical en la construcción de sus solos. Estos son estructurados, combinando el
poder de Clifford Brown, con la suavidad y el intimismo de Chet Baker.
Harrell es un artesano de
la melodía, con un lirismo y poesía en trompeta y fliscornio de una belleza
inigualable. Músico enciclopédico, compositor de silencios e improvisador
certero, es uno de los referentes indiscutibles del jazz moderno que, en su
visita al CNDM, estará asistido, nada más y nada menos, que por el saxofonista
Mark Turner, el guitarrista Charles Altura, el contrabajista Ugonna Okegwo y el
baterista Jonathan Blake, reunidos todos en torno al disco Infinity. Sin duda
alguna una de las grandes trompetas del post-bop.
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