Bush, despedido en Irak con insultos y zapatazos.
Zapatazo a Bush en tres fotos: Primera, Muntazer al Ziadi se descalza y apunta...
Segunda: el periodista iraquí arroja su zapato...
Y tercera: Bush lo esquiva, agachándose.
Segunda: el periodista iraquí arroja su zapato...
Y tercera: Bush lo esquiva, agachándose.
“La guerra no ha terminado –insistía George W. Bush el domingo pasado en Bagdad, casi seis años después de su comienzo–. Pero está a punto de ser ganada”. Así hablaba Bush en una conferencia de prensa dada el domingo por sorpresa, en compañía del primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki.. “La tarea no ha sido fácil –dijo Bush, resaltando la baja de la violencia en una nación aún dividida por conflictos étnicos–, pero ha sido necesaria para nuestra seguridad, la esperanza iraquí y la paz mundial”. Por el contrario, Bush no quiso recordar los casi 150.000 estadounidenses que siguen en este país, combatiendo una guerra enormemente impopular en Estados Unidos y en el resto del mundo. Ni los más de 4.209 soldados americanos que han muerto en la contienda desde que comenzó. Ni más de un centenar de muertes diarias de iraquíes provocadas por la violencia de la situación.
Su intención era despedirse de las tropas emplazadas, pero Bush fue el blanco de un periodista, enfurecido por las mentiras del presidente americano. Más que por sus preguntas que no hizo, Muntazer al Ziadi, el atrevido periodista del canal de televisión Al Bagdadía, sorprendió a los estadistas y a sus respectivos aparatos de seguridad, al lanzar a Bush sus propios zapatos en señal de desprecio, mientras le gritaba: “¡Toma tu beso de despedida, pedazo de perro!”. ¿Falló su mala puntería o fue el instinto del gobernante quien los esquivó? Todo quedó en un susto sin mayores consecuencias para Bush.
La cuarta visita del jefe de Estado norteamericano a Bagdad, a 37 días de dejar el cargo y horas después de que el secretario, Robert Gates, asegurara que el contingente militar de Washington había entrado en la “última etapa relativa a sus compromisos en Iraq, se vio en parte ensombrecida por este incidente. Un incidente que contrasta con los más de 100 mil millones de dólares que los americanos aseguran haber gastado para la reconstrucción de este país, sin haber tenido en cuenta ni las luchas internas burocráticas, ni la ola de violencia imperante. En este contexto, sonaron los gritos y zapatazos de este periodista. En Irak, igual que en gran parte del mundo árabe, arrojar un zapato es una de las mayores ofensas que se pueden cometer contra una persona, al igual que llamarlo “perro”. “Este tipo de hechos no me preocupan –comentó Bush con una sonrisa incómoda–. Sé que, quien los provoca, quiere llamar la atención. Pero, personalmente no me he sentido ni mínimamente amenazado”. Y restó importancia al incidente.
Inmediatamente después de la agresión, Al Ziadi fue neutralizado y detenido por los miembros de la seguridad que se encontraban en la sala. Pero, brotaron de inmediato sus defensores y admiradores. “Este héroe debe tener un juicio justo”, opina el letrado Jalil al Duleimi, antiguo jefe del equipo de defensa de Sadam Husein, ante la avalancha de abogados árabes presentados como voluntarios para defender al periodista. Nunca, en Irak, acostumbrado a una lluvia de bombas, había salido tan rentable lanzar un zapatazo. Al menos, los radicales chiítas ya le han convertido en su héroe. Y, aunque el Gobierno ha calificado el acto de “vergonzoso” y ha pedido a la cadena Al Bagdadia que “pida excusas por este acto que daña la reputación de los periodistas iraquíes y del periodismo en general”, la misma televisión en la que Al Ziadi trabajaba ya ha pedido a las autoridades irakíes la liberación inmediata de su reportero detenido, “de acuerdo con la línea de libertad de expresión y democracia prometida por el nuevo régimen iraquí”.
1 comentario:
Los superexpertos en seguridad, especialmente J.A. Alonso y Pere Navarro ya están tramando -en aras de la seguridad- que vayamos todos descalzos (o al menos con calzado árabe -babuchas y polichinelas-)a nuestro acceso a edificios públicos, ministerios, embajadas, bancos, transportes, aeropuertos, etc. Quien incumpla la norma perderá puntos de su carnet de vida. Estos tipos nos regresan a la edad media, -ya verán.- A las montañas de Bora-Bora, o al sacromonte con túnicas y carromatos. Sólo los que detenten ciertas cuotas de poder en sus diversidad de formas permanecerán en la tecnologia. Los demás, excluidos y arrieros. Las torres gemelas no pudieron esquivar los aviones, como hiciera Bush con los zapatos, pero esos zapatos nos han impactado a todos. Se avecina el futuro.
chiflos.
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