jueves, 25 de junio de 2009

Pocoyó juega a la Bolsa.



Vi por primera vez una película de dibujos animados sobre Pocoyó en un viaje que hicimos hace uno o dos años los miembros de una banda de música a un lugar de la Macha. No recuerdo el lugar exacto a donde nos dirigimos pero sí me acuerdo con todo lujo de detalles de lo se proyectaba en las pantallas del autobús en la que nos amenizaban el viaje. Eran unos dibujos protagonizados por un niño vestido de azul y sus amigos. Un curioso niño –que debía su nombre a su creador, David Cantoya, cuyo hijo rezaba “Jesusito de mi vida, eres niño pocoyó”–, iba descubriendo el mundo junto a sus inseparables amigos: el perro Loula, la elefanta Elly, el pájaro Pajaroto y el pato Pato…

Con el tiempo, Pocoyó se ha convertido en uno de los mayores fenómenos de exportación de dibujos animados españoles. Y aunque no se trata del mejor momento para salir en busca de financiación, lo cierto es que su éxito no tiene precedentes en nuestro país. En efecto, la empresa madrileña Zinkia Entertainment, fundada hace ocho años y productora de esos dibujos, va a ser un poco más conocida en el mundo de las finanzas, tras la decisión de salir a Bolsa. Zinkia, la empresa que vende su producto estrella en todo el mundo, ha conseguido unos ingresos importantes a costa de vender juguetes, animales de peluche y joyería destinada a un público más adulto. Pocoyó, la serie de animación digital 3D para niños de hasta seis años, compuesta hasta el momento por 104 capítulos de siete minutos de duración, así como por un cortometraje –El circo espacial–, es el principal activo de Zinkia. La serie se emite en un centenar de países y hace pocos meses consiguió ser la primera producción de dibujos extranjera en China, desde que el país cerrara sus fronteras a la animación foránea hace seis años. Y, en Gran Bretaña, la serie se ha convertido en el audiovisual infantil más vendido de la historia.

Zinkia cuenta con un centenar de empleados entre sus sedes españolas y chinas. El pasado año, su presidente y accionista mayoritario, José María Castillejo, admitió una facturación anual de siete millones de euros, si bien su plan de negocio incluía unos ingresos por encima de 60 millones de euros hasta 2012, en concepto de royalties por el merchandising de la serie. La empresa también ha entrado en el mercado de los videojuegos. El año pasado, publicó Play Chapas, un simulador de fútbol-chapa para la PSP que contó con el apoyo de Sony y que estuvo cuatro meses entre los cinco títulos más vendidos de la plataforma en España. En la actualidad, también desarrolla videojuegos con los personajes de Pocoyó.

La historia de Zinkia es la de un éxito poco común en el panorama audiovisual español, trufado de dificultades y fracasos. La empresa fue creada en 2001 por un grupo reducido de socios, procedentes de otras áreas del ocio digital, que, en su mayoría, trabajan hasta hoy en la empresa. Pero, aunque el piloto de la serie Pocoyó fue premiado en el prestigioso festival de animación de Annency, no consiguió interesar en España, llegando a un acuerdo para la producción con la inglesa, Granada Television. Dos años después de su lanzamiento, cuando ya se emitía en casi una veintena de países, al final, se estrenó también en TVE, en medio de un desinterés de las televisiones nacionales por la serie pre-escolar. El más rentable de los socios estratégicos de Zinkia es Bandai, la empresa japonesa de juguetes que comercializa mundialmente todos los relacionados con Pocoyó. También tiene acuerdos internacionales con Random House para editar los libros del personaje, y con Nintendo para los videojuegos. Todo un ejemplo de lo que puede suceder en nuestro país con una empresa cuyos productos no son del todo entendidos por sus comerciantes hasta que sale fuera de nuestras fronteras y es reconocida por otras lenguas y mercados. O cuando logra salir en Bolsa, convirtiendo a Pocoyó en el personaje más curioso e infantil del mercado bursátil.
Youtube. Pocoyo. Estornudo – (cap 5)

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