Las ingeniosas explicaciones de Díaz Ferrand.
Gerardo Díaz Ferran, de frente.
Díaz Ferrand, presidente de la CEOE, de lado.
Oficina de Marsans, al garete.
En marzo, cuando esto ocurría, dimitía el director general de Marsans, José María Lucas, por motivos “profesionales” y se intentaba vender la compañía a diferentes inversores. Fue el mismo mes en que comenzaron los retrasos en el abono de las nóminas a la plantilla y en el que se produjo la disolución de la aseguradora de los dos empresarios. El mismo en que tuvo lugar la suspensión de pagos de la aerolínea Air Comet. El 20 de abril, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) retiraba la licencia para vender billetes de avión por impago a la que fuera primera agencia de viajes del país. Desde entonces, se intensificaron los problemas del grupo turístico, quedándose Marsans en manos de Posibilitum, un fondo especializado en liquidar empresas en quiebra.
Díaz Ferrand declara ser empresario “desde que tengo uso de razón”. Empezó de cobrador en un bus que conducía su padre y que era de la familia. Se independizó cuando terminó los estudios. Montó la primera empresa en el 67. “Nací con espíritu emprendedor y seguiré con él. Volveré a trabajar y a tener empresas”. Estas palabras de Gerardo Díaz eran pronunciadas el mismo día que el Comité de su antigua empresa, Marsans, aceptaba un ERE que supondría 1.400 despidos. Ya entonces el presidente de la CEOE pensaba en nuevas aventuras empresariales. Preguntado por si barajaba algún sector en concreto, Díaz Ferrán explica que ya ha tocado muchos y que lo importante es ver dónde están las oportunidades. “En cualquier sector –reconoce– tienes que tener un buen equipo y una conjunción para que todos los que trabajan la sientan en su corazón y en su mente; que todo el mundo tire para adelante del carro. Entiendo así la empresa. No, con el empresario por un lado y los trabajadores por otro, sino todos juntos, por el bien común y sacando adelante una aventura empresarial”.
Pero los buenos propósitos de Díaz Ferrán van por un lado y, por el otro, las peculiaridades del momento. Reconoce que la inmensa mayoría de empresarios que han cerrado en este país, no sólo han perdido la empresa, sino también la casa, el coche y hasta su teléfono. Recuerda que el 85% del empleo en España lo crea la pequeña y mediana empresa. “Son esos empresarios que caen una vez y se vuelven a levantar. Al día siguiente, ya están pensando otra vez cómo hacer otra empresa para tirar para adelante. Yo les quiero animar a que vuelvan a empezar, a asumir un nuevo riesgo y posiblemente a tener un éxito”. Reconoce que ésta ha sido una crisis nunca conocida en profundidad y duración, pero aún así pide a los empresarios “que no se desanimen”, porque “probablemente ya ha pasado lo peor. Y, si todos hacemos las cosas que hay que hacer, vamos a salir adelante y debemos salir al mismo ritmo que otros países europeos”.
Sin embargo, los problemas de Díaz Ferrán no dejan de crecer. Los trabajadores de Marsans –el grupo llegó a tener 4.000 empleados, más de 700 oficinas y presencia en España, Portugal y Brasil– aceptaron la propuesta de la compañía y la Administración de llevar a cabo un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para la práctica totalidad de la plantilla (1.390 trabajadores). Según Posibilitum, existía la posibilidad de reflotar la empresa mediante la venta de activos. Pero, la extinción de toda la plantilla ya preludiaba el “cierre definitivo de Viajes Marsans”. UGT, que publicó un durísimo comunicado en el que calificaba a Díaz Ferrán y Pascual de “empresarios de medio pelo”, quiere que los ex gestores del grupo turístico rindan cuentas ante la Justicia por el colapso de Marsans. Seguro que sus explicaciones no son tan ingeniosas. Por de pronto, el sindicato ya prepara la presentación de una querella criminal contra ambos empresarios por los delitos de vaciamiento patrimonial y alzamiento de bienes. Y los trabajadores pretenden constituir una asociación de afectados para personarse en el proceso.
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