jueves, 16 de diciembre de 2010

Iñaki Gabilondo: “Creo que llegué al final”.


El periodista Gabilondo recibe de manos del secretario general de CCOO, Fernández Toxo, el premio a la Libertad de expresión 2010. EFE J. L. PINO.
El lunes pasado, Iñaki Gabilondo recibía con “amargura” y “melancolía histórica”, el premio a la Libertad de Expresión 2011 que concede la Fundación 1º de Mayo de CCOO. El periodista donostiarra comentó en su discurso que, con la decisión de Prisa de desvincularse de CNN+, “es muy probable que termine mi vida profesional como periodista”. Se mostró “preocupado y triste” por el futuro de los compañeros que trabajan con él, convencido de que “ya no tengo ninguna duda de que finaliza mi tiempo como conductor de grandes programas”. Porque, a pesar de su edad –67 años–, Gabilondo, un todoterreno de la radio y la televisión que se resiste a que le desguacen, reconoce haber sido “un privilegiado por haberme podido dedicar a este oficio”. Ignacio Fernández Toxo, el secretario general de CCOO, le definió como un “periodista de raza” y apuntó que “no corren buenos tiempos para la libertad de información”. Subrayó que “sin libertad, no hay información, hay propaganda”. Y espera que ésta no sea la última estación en su trayectoria, porque “seguimos necesitando los Iñakis Gabilondos del periodismo”.

En declaraciones a los periodistas, Gabilondo, quien recientemente fue nombrado consejero de la Cadena Ser, manifestó que, a pesar de la situación, seguirá trabajando “hasta que tenga mil años” y que hará “mil cosas”. No me sorprende su reticencia a engrosar el número de parados. Aunque pienso que, a su edad, debería dejar el paso a los más jóvenes y dedicarse a lo que verdaderamente le gusta, pero sin el sueldo que hasta este momento ha disfrutado. A estas alturas de la vida, Gabilondo ya no solo no se sorprende de nada sino que la misma nada le puede provocar tanto como el conseguirlo todo. Y hoy, tanto como ayer, cualquier atisbo de noticia le sugiere miles de preguntas. Recuerdo la entrevista que me concediera a finales de mayo de 1981, cuando aún le faltaban casi tres décadas para retirarse. Este periodista que se consideraba “hijo de mayo del 68” me contaba: “He pasado semanas y semanas recorriendo Andalucía y entrevistándome con el pueblo-pueblo sólo para poder descubrir la última causa de un ”olé” que salta del corazón de unos espectadores ante una manifestación popular. Y me he desesperado porque no la he encontrado”. Yo no sé si, a estas alturas de su vida, ya la encontró o se acumuló a otras muchas cuestiones que se fueron presentando.

Por lo que a mí me toca, más que a plantear nuevas preguntas, que a los periodistas nunca nos faltan, le invito a sentarse sin prisas ante la vida y a contemplarla sin las premuras de esta profesión. Seguro que, en sus tiempos jóvenes, corrió delante del toro de San Fermín hasta que se dio cuenta, por una foto que le hicieron, de los pocos centímetros que le separaban de los cuernos en una caída que tal vez tuvo. Y hoy sigue corriendo como los más valientes, pero detrás y no delante del morlaco. Claro que siempre hay quien se atreve a dar una palmada al bicho que le hace cambiar repentinamente de sentido, persiguiendo a quienes le perseguían. Entonces Gabilondo puede que se acuerde de toda su juventud, de aquel mayo francés del 68 y de que toda su sangre de aventurero se identificaba con la de su pueblo en lucha. Y puede que siga corriendo, como si el mismo diablo le estuviera pisándole los talones.

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