Botín escribe una carta a un “indignado”.
Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, ha contestado por carta al “indignado” que intervino en la última junta general de accionistas del banco (ver video). Botín tuvo que escuchar las acusaciones de Álvaro Van den Brule, presidente de la ONG “Ajedrez sin fronteras”, en la que manifestaba su malestar por el contraste entre los beneficios de la banca y los sueldos de los banqueros, y la precaria situación de la juventud española, castigada por el paro, el empleo precario y la falta de oportunidades. Y pedía la inversión del Santander en educación y proyectos para la juventud.
En la carta, Botín asegura: “Los recursos que destinamos a la educación superior desde hace 15 años no son un gasto sino la mejor inversión de futuro que podemos hacer”. Y añade que “por eso, nuestro apoyo a las Universidades se ha convertido en uno de los principales ejes de nuestra política de responsabilidad social corporativa”. El banquero cifra en 105 millones, el 1,5% del beneficio, el dinero que destinó la entidad a la educación superior el año pasado. Entre los objetivos de dichos fondos, destaca las becas para estudiantes con pocos recursos y la ayuda a los universitarios para encontrar su primer empleo. La respuesta epistolar de Botín se inscribe dentro de la campaña de comunicación de las acciones “sociales” del banco, destinada a mejorar su imagen ante los colectivos “indignados” que consideran a la banca responsable de la crisis y la meten en el mismo saco que los políticos.
El Banco de Santander reacciona de esta manera propagandística a las tensiones sociales y al malestar de parte de los ciudadanos contra la banca, después de que un incremento del desempleo haya triplicado los desahucios en el último año y el sector financiero haya realizado 300.000 ejecuciones hipotecarias en tres años. Asegura que los parados o los que pierdan el 25% de los ingresos podrán dejar de pagar los intereses. De esta forma el banco pretende catalizar las protestas y dar un paso para “mitigar el impacto social” de la crisis sobre las familias que no pueden pagar la hipoteca. Su consejero delegado, Alfredo Sáenz, admite que la entidad “es sensible” a los movimientos de protesta popular por el papel de la banca en la crisis: “El sector está sufriendo el impacto. Hemos pensado que tenemos que actuar para mejorar la imagen y la percepción que tienen algunos segmentos de la población, y, sobre todo, los jóvenes”. Pero su imagen ante los jóvenes y otros grupos de población no es tan fácil de mejorar. ADICAE, la Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas, critica que, a su juicio, el hipotecado “pagará dos veces intereses por el mismo dinero prestado”.
Junto a esta medida, Sáenz anuncia que el banco buscará trabajo a 2.500 jóvenes universitarios que están en paro para que trabajen en pequeñas empresas, clientes del Santander. “El empleo se prolongará durante tres meses y tendrán un sueldo de 600 euros mensuales que sufragará el Santander. El año que viene hará lo mismo con otros 2.500 desempleados”. Sáenz cree que el 50% se mantendrá en las empresas. El reclutamiento se realizará a partir de septiembre. Mientras tanto, la Audiencia Nacional investiga a Emilio Botín y 11 familiares por fraude fiscal. La posible ocultación de dinero en unas cuentas suizas del Santander pone a la familia Botín en una difícil situación ante el fisco.
En la carta, Botín asegura: “Los recursos que destinamos a la educación superior desde hace 15 años no son un gasto sino la mejor inversión de futuro que podemos hacer”. Y añade que “por eso, nuestro apoyo a las Universidades se ha convertido en uno de los principales ejes de nuestra política de responsabilidad social corporativa”. El banquero cifra en 105 millones, el 1,5% del beneficio, el dinero que destinó la entidad a la educación superior el año pasado. Entre los objetivos de dichos fondos, destaca las becas para estudiantes con pocos recursos y la ayuda a los universitarios para encontrar su primer empleo. La respuesta epistolar de Botín se inscribe dentro de la campaña de comunicación de las acciones “sociales” del banco, destinada a mejorar su imagen ante los colectivos “indignados” que consideran a la banca responsable de la crisis y la meten en el mismo saco que los políticos.
El Banco de Santander reacciona de esta manera propagandística a las tensiones sociales y al malestar de parte de los ciudadanos contra la banca, después de que un incremento del desempleo haya triplicado los desahucios en el último año y el sector financiero haya realizado 300.000 ejecuciones hipotecarias en tres años. Asegura que los parados o los que pierdan el 25% de los ingresos podrán dejar de pagar los intereses. De esta forma el banco pretende catalizar las protestas y dar un paso para “mitigar el impacto social” de la crisis sobre las familias que no pueden pagar la hipoteca. Su consejero delegado, Alfredo Sáenz, admite que la entidad “es sensible” a los movimientos de protesta popular por el papel de la banca en la crisis: “El sector está sufriendo el impacto. Hemos pensado que tenemos que actuar para mejorar la imagen y la percepción que tienen algunos segmentos de la población, y, sobre todo, los jóvenes”. Pero su imagen ante los jóvenes y otros grupos de población no es tan fácil de mejorar. ADICAE, la Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas, critica que, a su juicio, el hipotecado “pagará dos veces intereses por el mismo dinero prestado”.
Junto a esta medida, Sáenz anuncia que el banco buscará trabajo a 2.500 jóvenes universitarios que están en paro para que trabajen en pequeñas empresas, clientes del Santander. “El empleo se prolongará durante tres meses y tendrán un sueldo de 600 euros mensuales que sufragará el Santander. El año que viene hará lo mismo con otros 2.500 desempleados”. Sáenz cree que el 50% se mantendrá en las empresas. El reclutamiento se realizará a partir de septiembre. Mientras tanto, la Audiencia Nacional investiga a Emilio Botín y 11 familiares por fraude fiscal. La posible ocultación de dinero en unas cuentas suizas del Santander pone a la familia Botín en una difícil situación ante el fisco.
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