Error de diagnóstico de la presidenta Cristina Fernández
La presidenta argentina, Cristina Fernández, ingresada el pasado sábado, 7 de enero, con un diagnóstico de carcinoma papilar en el lóbulo derecho de su glándula tiroidea, recibió el alta médica, según informes del portavoz presidencial, Alfredo Scoccimarro, después de que los estudios clínicos descartaran la existencia de cáncer en la glándula tiroidea extirpada. Fernández de Kirchner abandonó el hospital Austral en el helicóptero presidencial que la esperaba para trasladarla a su residencia de Olivos, en las afueras de la capital argentina. “El estudio histopatológico definitivo –señalaba el informe médico leído por su portavoz en las puertas del hospital – constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides de la presidenta, pero descartó las células cancerígenas, modificando el diagnóstico inicial de la punción”.
Durante cierto tiempo, lo único que se escuchaba en radio y televisión eran a oncólogos, cirujanos, endocrinólogos y anestesistas que hablaban sobre la posibilidad del cáncer en la glándula tiroidea… Había que provocar el efecto lástima o sensiblero, el mismo que fue utilizado por el Kirchnerismo cuando Néstor fue intervenido por la carótica. La experiencia había demostrado que el anuncio surtía efecto en el momento preciso. Se dijo que la intervención de la presidenta podía ser muy grave y se cubrió convenientemente con manifestaciones de sus fans frente a la clínica.
La operación comenzó antes de las 9 de la mañana. Media hora antes, Clarín.com colgaba su título principal: “Ya operan a Cristina por el cáncer en la glándula tiroides”. Enseguida se empezaron a leer comentarios. Uno de los primeros fue el de Horacio Rivara. “Ojalá –escribió– que su encuentro próximo con la muerte la ayude a reevaluar algunas cosas de su vida, como su empeño en dividir a los argentinos y agredir a periodistas. Además, que la lleve a devolver los millones que ella y su marido juntaron a su verdadero dueño, el pueblo argentino y de Santa Cruz”. Ese parecía ser el “análisis” más prudente de la decena de comentarios aparecidos. Franco Frigyesi, “comentarista destacado”, escribía: “Ojalá se muera, así deja de robarnos”. Y Mar Tincho Schiantarelli, de Mar del Plata, agregaba: "Señor doctor Pedro Saco: ¡¡Haga patria y mándela con su marido!!. ¡¡¡Por una Argentina con real democracia!!!”. El domingo, el periódico Clarín titulaba en su portada: “La presidenta fue operada por un cáncer que no tenía”. El artículo principal titulaba: “Hubo un error de diagnóstico”. En el editorial se afirmaba que Fernández “sufrió posiblemente una mutilación innecesaria”.
Claudio Giglio publicaba en Argenlibre el siguiente texto: “Había muchos problemas en ciernes. Nubes muy negras. Alertas políticos. Santacruz, Soria, Hayn, el cónsul en Bolivia, el intendente de Catriel, la falta de dinero para tapar el déficit, la discusión con la CGT, el movimiento de la Cámpora para deshabilitar a Scioli, colocándole a un vicegobernador cristinista, con Mariotto, como si se quisiera evocar la patriada de Cobos. La imposibilidad de continuar con los inmensos y estúpidos subsidios con que se dibujó una situación anómala. El aumento de todo… Un diagnóstico erróneo de cáncer de tiroides es casi imposible en el nivel médico que atendió, presuntamente, a la presidente. Es notable que ninguno de los médicos actuantes, haya dicho una sola palabra sobre lo previo y la operación en sí. Solo salía el locutor oficial Scoccimarro, y decía lo que habrían dicho los médicos actuantes, firmado por los médicos presidenciales y no por los profesionales que habrían actuado. Es lamentable, pero esto, que parece una burda maniobra para ocultar verdades, es, en mi criterio, una burda maniobra para tapar verdades. Las dudas que podían existir antes, ahora no existen. Se ha puesto de manifiesto la característica silueta propagandística de este gobierno. Con las banderas que mandaron la Cámpora, Mario Ishii, y un grupo de personas que gritaban, se completó la historieta. Y con las cristiuskas, con un Perón chiquito dentro y una cristina grande afuera. No es la primera maniobra. Ni va a ser la última. El error diagnóstico es imposible a ese nivel científico. La burla al pueblo ha sido puesta en evidencia”.
Durante cierto tiempo, lo único que se escuchaba en radio y televisión eran a oncólogos, cirujanos, endocrinólogos y anestesistas que hablaban sobre la posibilidad del cáncer en la glándula tiroidea… Había que provocar el efecto lástima o sensiblero, el mismo que fue utilizado por el Kirchnerismo cuando Néstor fue intervenido por la carótica. La experiencia había demostrado que el anuncio surtía efecto en el momento preciso. Se dijo que la intervención de la presidenta podía ser muy grave y se cubrió convenientemente con manifestaciones de sus fans frente a la clínica.
La operación comenzó antes de las 9 de la mañana. Media hora antes, Clarín.com colgaba su título principal: “Ya operan a Cristina por el cáncer en la glándula tiroides”. Enseguida se empezaron a leer comentarios. Uno de los primeros fue el de Horacio Rivara. “Ojalá –escribió– que su encuentro próximo con la muerte la ayude a reevaluar algunas cosas de su vida, como su empeño en dividir a los argentinos y agredir a periodistas. Además, que la lleve a devolver los millones que ella y su marido juntaron a su verdadero dueño, el pueblo argentino y de Santa Cruz”. Ese parecía ser el “análisis” más prudente de la decena de comentarios aparecidos. Franco Frigyesi, “comentarista destacado”, escribía: “Ojalá se muera, así deja de robarnos”. Y Mar Tincho Schiantarelli, de Mar del Plata, agregaba: "Señor doctor Pedro Saco: ¡¡Haga patria y mándela con su marido!!. ¡¡¡Por una Argentina con real democracia!!!”. El domingo, el periódico Clarín titulaba en su portada: “La presidenta fue operada por un cáncer que no tenía”. El artículo principal titulaba: “Hubo un error de diagnóstico”. En el editorial se afirmaba que Fernández “sufrió posiblemente una mutilación innecesaria”.
Claudio Giglio publicaba en Argenlibre el siguiente texto: “Había muchos problemas en ciernes. Nubes muy negras. Alertas políticos. Santacruz, Soria, Hayn, el cónsul en Bolivia, el intendente de Catriel, la falta de dinero para tapar el déficit, la discusión con la CGT, el movimiento de la Cámpora para deshabilitar a Scioli, colocándole a un vicegobernador cristinista, con Mariotto, como si se quisiera evocar la patriada de Cobos. La imposibilidad de continuar con los inmensos y estúpidos subsidios con que se dibujó una situación anómala. El aumento de todo… Un diagnóstico erróneo de cáncer de tiroides es casi imposible en el nivel médico que atendió, presuntamente, a la presidente. Es notable que ninguno de los médicos actuantes, haya dicho una sola palabra sobre lo previo y la operación en sí. Solo salía el locutor oficial Scoccimarro, y decía lo que habrían dicho los médicos actuantes, firmado por los médicos presidenciales y no por los profesionales que habrían actuado. Es lamentable, pero esto, que parece una burda maniobra para ocultar verdades, es, en mi criterio, una burda maniobra para tapar verdades. Las dudas que podían existir antes, ahora no existen. Se ha puesto de manifiesto la característica silueta propagandística de este gobierno. Con las banderas que mandaron la Cámpora, Mario Ishii, y un grupo de personas que gritaban, se completó la historieta. Y con las cristiuskas, con un Perón chiquito dentro y una cristina grande afuera. No es la primera maniobra. Ni va a ser la última. El error diagnóstico es imposible a ese nivel científico. La burla al pueblo ha sido puesta en evidencia”.
2 comentarios:
Si eso es cierto, que todo ha sido una maniobra de propaganda, realmente han caído en lo más bajo e innoble.
Esta noticia es un ejemplo de "ruido" informativo. Al final uno huye por cansancio de este tipo de cuestiones así planteadas, y luego nos persiguen las leyendas urbanas.
chiflos.
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