Al fin, tras un largo periodo de
tiempo de intenso trabajo se ha publicado mi novela “¡A sotavento!”, en la
Editorial La Tempestad. Una obra que ha ocupado una parte importante de mi vida
desde que la inicié hasta verla terminada, y que, en breve, se encontrará a la
venta en las librerías españolas más importantes. Os cuento muy por encima de
qué trata.
“¡A sotavento!” es la historia de
Félix I de Saludania, un supuesto rey de un país imaginario que linda con el
mar Mediterráneo. Cada verano, este rey se desplaza de Kadum a Kentaka, en
donde se dan cita altas personalidades de la política, el deporte, el
espectáculo, la farándula y los negocios, y en donde muchos intentar contactar
con él o simplemente ser fotografiadas a su lado. Su amigo, Nicolás Belmonte,
príncipe de Cerdeña, le invita en su aniversario en el restaurante El Edén, del
casino de Kentaka. De esta forma se desarrollan las primeras páginas de “¡A
sotavento!”, en donde el elenco político y nobiliario se mueve cómodamente en su
entorno.
Varios lustros atrás, muy pocos
se imaginaban que Saludania se cubriría de nuevo con el manto y la corona,
considerados en otros tiempos como reaccionarios, y nadie hubiera apostado ni
un franco saludano por el rey. Pero, el “ballotage” o empate de votos de
republicanos y monárquicos se consolidan por primera vez en ese país,
convertido en una extraña república-monárquica o monarquía-republicana, según
cómo se mire, cuyo trabajo de artesanía política está sostenido por diversas
fuerzas, otrora enfrentadas. La historia
se desarrolla paralelamente a la de otro personaje, Antonio Hernández, “El
Manitas” (el antagonista), un habilidoso contrabandista cuyo barco es
descubierto por el Servicio de Vigilancia Aduanera con una mercancía de varios
kilos de cocaína pura camuflada. Los caminos que el protagonista y el
antagonista de la obra recorren son seguidos por un periodista que trata de
descifrar y descubrir misterios y sendas veladas
.
Felix I cuenta con el respeto de
todas las instituciones del Estado y de la sociedad, de todos los partidos
políticos, incluso de algunos republicanos y de la mayoría de los medios de
comunicación, lo que no impide que algunas pugnas internas salgan a la luz,
pero los intereses particulares y generales siguen cubiertos bajo el mismo
destino y corona. Este y otros asuntos enturbian la imagen de la corona que se mantiene
y resiste a toda costa. De esta manera, el monarca, que ha sabido ganarse el
apoyo y beneplácito de todos los saludanos, se ve, al final, enfrentado a una
crisis sin precedente que trata de soslayar con su carisma habitual. Pero, esta
vez…
Este es en breves líneas el
argumento de la obra. El resto, si os interesa, sólo lo conseguiréis si leéis
“¡A sotavento!”. Invito a todo aquel que lo haga que emita su opinión sobre la
misma. Plasmaremos en estas páginas todas las reacciones de la misma. Para mí
este sería mi mejor deseo y más gratificante objetivo.
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