Las “inhumanas” condiciones del centro de extranjeros de València.
El improvisado
'documental' clandestino de R. Y., un venezolano con VIH que ha pasado un mes
encerrado en el CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) de Zapadores y
publicado el pasado 25 de julio, en ElDiario.es, muestra las condiciones
“inhumanas” a las que están sometidos. El venezolano de 33 años grabó
clandestinamente varios videos con su teléfono móvil en los que muestra con
todo lujo de detalles las condiciones reales de las instalaciones de uno de
estos polémicos recintos. En ellos se ven duchas con goteras que filtran “aguas
negras”, baños sucios e impracticables, comida de aspecto dudoso, celdas
oscuras con varias literas y, en general, un ambiente puramente carcelario.
Para muchos de estos inmigrantes su encierro en este recinto policial, anexo a
la Comisaría de Zapadores, precede a una incierta y triste deportación. “Esto
es peor que Guantánamo”, exclama un interno argelino en una de las escenas.
Los videos retratan por
primera vez sin filtros la vida cotidiana en un CIE español. R. Y., documentalista
accidental, grabó a escondidas las imágenes varios días distintos durante su
encierro, que comenzó el pasado 13 de noviembre. El inmigrante —con VIH, sin
pasaporte, con pareja en España y residente en Madrid desde 2015— denunció que
este jueves le llegó la notificación de expulsión. R. Y. continúa filmando esta suerte de
documental y entra en varias celdas. “Dicen que no es una cárcel, pero, mira,
vivimos como en una cárcel”, afirma irónicamente sin perder nunca el buen
humor. “Aquí estamos todos privados de nuestra libertad, sólo por una única
cosa: infringir la ley de extranjería”, apostilla mientras recorre varias
celdas. Un chaval aparece sentado en una litera con una pierna vendada: “no se
le da el tratamiento médico necesario, esto es una locura”, comenta la voz en
off de R. Y., quien se lleva bien con todo el mundo. “Dice ser un centro de internamiento pero
esto es una cárcel, nos encierran por las noches, nos tratan como si fuéramos
animales, la comida es una mierda, los baños son una asquerosidad”, exclama el
venezolano ante unos internos que permanecen en su celda. “Tres baños para cien personas”, grita otro
interno. “Es un puto trato inhumano y aquí nos obligan a estar hasta la
deportación”, exclama indignado el venezolano.
En el comedor, entrevista
a varios internos latinoamericanos sobre la alimentación que ofrece Zapadores.
“Una comida muy mala que ni los cerdos se pueden comer, es un insulto”, comenta
un dominicano recién llegado de Madrid. Aseguran que solamente les dan una
botella de agua mineral de litro y medio para cada mesa con cuatro asientos.
“La comida es fría, muy mala y repiten siempre la misma”, abunda el dominicano.
Unos argelinos que están charlando en corro saludan a la cámara puño en alto:
“Libertad”. “Insha'Allah, estamos esperando”, dicen. En otros videos un joven vomita sentado en una
sala y dice que le “quema el estómago”. Tras una puerta enrejada aparece a unos
metros un agente de policía sentado en una silla. “Y nada de médicos, mira al
chaval ahí con dolor en el estómago”, dice otro interno indignado. En otro
video, el joven sigue en aparente mal estado y parece que esperan a un médico.
“Eso es la comida de aquí”, dice un interno sobre el aparente padecimiento del
muchacho.
El perímetro está
amurallado y el patio, vallado. Oficialmente, no es el patio de una cárcel pero
el video muestra cómo viven los candidatos a la deportación tras las altas
paredes de Zapadores, que dan a la avenida del Doctor Waksman de València. En
cualquier caso, según el improvisado documental de R. Y., prisión y CIE
resultan muy parecidos, casi calcados. El pasado verano, en este mismo recinto,
hubo un suicidio, un presunto intento y dos autolesionados.
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