¿Cómo serían hoy unos Juegos Olímpicos en Barcelona?
Según cuenta Juan Tortosa
en Público, volver a ver el otro día la ceremonia de inauguración
en 1992 de los Juegos Olímpicos de Barcelona le permitió refrescar algunos
aspectos como la imponente voz en off de Constantino Romero que se expresaba en
catalán, la entrada que los reyes hicieron en el palco del Estadi Olímpic,
mientras sonaba Els Segadors, el himno de Catalunya; el regalo al mundo por
parte de Montserrat Caballé y Josep Carreras de una preciosa canción en catalán
y un veinteañero Felipe de Borbón, que participó en las competiciones de vela y
desfiló encabezando como abanderado la representación española, sí como otros mensajes en catalán.
“En su discurso inaugural
Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, se expresó en cuatro idiomas,
comenzando por el catalán con la siguiente frase: ‘Hace 56 años se tenía que
celebrar una Olimpiada Popular en este estadio de Montjuïc. El nombre del
presidente de la Olimpiada Popular está grabado allá arriba, en la antigua
puerta de la maratón. Se llamaba Lluís Companys y era el presidente de la
Generalitat de Catalunya’. Hasta el presidente del COI, el franquista Juan
Antonio Samaranch, pronunció parte de su discurso en catalán y nadie se rasgó
las vestiduras por ello en el resto de España. Al día siguiente, el diario ABC
ilustraba su primera página apostando por la previsible foto del heredero con
su sombrero y su bandera, y lo hacía con este titular: ‘Barcelona convierte a
España en centro de atención del deporte mundial’. Nadie se dedicó tampoco, en
ningún lugar del resto del país, a colgar en los balcones banderas españolas
como loco, ni hubo manifestaciones por las calles de ciudades como Sevilla,
donde por cierto se estaba celebrando la Expo, o Madrid protestando agraviados
porque el idioma del imperio -¡y hasta el himno!- hubieran sido relegados a segundo
lugar ante tres mil quinientos millones de telespectadores en todo el mundo.
“La bandera y la lengua
catalanas fueron usadas en todas las publicaciones, actas de candidatura de la
organización y realización de los Juegos sin que nadie hiciera drama de ello en
un tiempo en que ETA continuaba asesinando. En 1992 acabó con la vida de 26
personas, cinco de ellas en Barcelona y provincia, las dos últimas el 19 de
marzo, cuando los preparativos para la inauguración se estaban ultimando al
tiempo que se vivían discrepancias y tensiones en distintos sectores civiles y
políticos de la sociedad catalana. Desde vecinos, grupos independentistas a
profesores de INEF, los Juegos Olímpicos tuvieron voces discrepantes…
“Pues bien, nada de esto
alteró la celebración de los juegos cuando aquel verano del 92 llegó la hora de
la verdad, sino que, a los pocos meses, Jordi Pujol se marchó a Madrid para
suministrar árnica a Felipe González. Este no había conseguido mayoría absoluta
en las elecciones generales de junio del 93 y necesitaba apoyos de peso para
ser investido. Le habría bastado con la Izquierda Unida de Julio Anguita, pero
prefirió a los nacionalistas. Tampoco esto supuso ningún escándalo para la
España de la caverna; los ‘Manos Limpias’ de entonces no se querellaron con
recortes de periódico ni ningún juez entró a saco hurgando en la vida de la
mujer del presidente, tampoco ningún periódico ni tertulia televisiva encontró
en aquel pacto nada que mereciera primeras páginas a granel ni horas y horas de
programación. Hasta Aznar llegó a llamar a su entonces rival para felicitarlo
al tiempo que desautorizaba las insinuaciones de pucherazo que Arenas y
Gallardón habían dejado caer en los primeros momentos de la noche electoral. Ni
siquiera Pedro Jota, que por entonces andaba ya bastante desaforado, montó
ningún pollo como el que organizó tras los atentados de Atocha en 2004. Muchos
de los frikis fachas que ahora se hacen llamar periodistas no habían nacido o
andaban todavía por los estudios primarios.
“¿Sería imaginable que
los Juegos que este 2024 se celebran en París hubieran tenido lugar en
Barcelona? ¿Habría sido posible hoy una ceremonia como aquella, se podría haber
celebrado en las mismas condiciones, con parecido glamour y la misma
brillantez? ¿Podría seducir como lo hizo entonces para que La Vanguardia se
encargara de certificarlo en su primera página del día siguiente titulando ‘Barcelona
deslumbra’ con el cuerpo de letra reservado para los grandes acontecimientos?
Me parece que todo el mundo tiene clara la respuesta: NO.
“Pues eso”.
1 comentario:
woke
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