domingo, 17 de abril de 2011

Queloides cubanos y queloides hispánicos.

En Pittsburg (Pennsylvania), la segunda ciudad más grande de EE.UU., se inauguró la exposición Mattress Factory Museum (Museo Fábrica del Colchón). La muestra, que lleva por nombre “Queloides, raza y racismo en el arte contemporáneo cubano”, fue abierta en octubre del 2010, en Cuba, y recogía obras de los trece artistas cubanos más renombrados en los circuitos internacionales. Como la que abre hoy esta página, de Armando Mariño.

“Queloides” (cicatrices cutáneas producidas por lesiones o heridas traumáticas) aborda un tema tabú en el imaginario nacional cubano: la problemática racial. Desde la fundación misma de la nación cubana, los debates sobre las diferencias de “raza” han sido silenciados como una amenaza a la unidad y fraternidad nacionales. Los artistas participantes rompen con esta tradición y analizan la persistencia de estereotipos raciales en la cultura cubana y los efectos sociales y culturales del racismo en la isla. El título de la exposición hace referencia a las secuelas del racismo, pero evoca también la persistencia de estereotipos racistas en Cuba, donde muchos creen que los queloides sólo aparecen en la piel negra y que los mismos ejemplifican las diferencias “naturales” entre blancos y negros. Los queloides forman parte de un discurso racial que representa “blancos” y “negros” como miembros de grupos biológicamente diferentes. El proyecto, que abarca diversas formas artísticas como pintura, fotografía, instalación, escultura y video, propone nuevos modos de pensar, ridiculizar y desmontar las llamadas diferencias de raza. Desde diversas perspectivas poéticas como el pop, la neo figuración pictórica o el conceptualismo, las obras y autores presentes en la muestra reflexionan críticamente sobre la persistencia de discursos racistas y prácticas discriminatorias en la sociedad cubana, a pesar de las políticas igualitarias promovidas por la revolución. “Queloides” representa, además, un esfuerzo por reunir nuevamente a un grupo de artistas cubanos (Pedro Álvarez, Manuel Arenas, Belkis Ayón, María Magdalena Campos-Pons, Alexis Esquivel, Armando Mariño, René Peña, Marta María Pérez Bravo, Douglas Pérez, Elio Rodríguez, Meira Marrero y José A. Toirac) que brevemente intentó discutir estos temas a fines de los años noventa. Y, al reabrir el debate sobre raza y cubanidad, la muestra contribuye a un proyecto artístico y cultural que intenta subvertir los silencios de un nacionalismo edulcorado y complaciente.


“Los artistas que participan en ‘Queloides’ –escribe Alejandro de la Fuente en Cubaencuentro– están interesados en examinar y destacar las grietas que, particularmente, desde la crisis de los años noventa, han asolado en ese modelo de nación. Son grietas económicas, sociales y culturales que han terminado por escindir a los cubanos en grupos con oportunidades y futuros diferentes, que han producido y producen cada día cubanos de ‘firmas’ y de cemento, cubanos de carrito y de camello, cubanos ricos y cubanos pobres, cubanos de dólar y cubanos de peso, cubanos blancos y cubanos negros. Una vez producidos (y a pesar de serlo), esos grupos son exhibidos con desfachatez positivista para afirmar que las diferencias son obra de la naturaleza, cuestión de células y de misteriosas secuencias proteicas. Contra el acido desoxirribonucleico (el ADN), no se puede. De hecho, y esto es algo que se escucha con frecuencia en las tertulias habaneras, la revolución es la prueba de que las diferencias raciales son inquebrantables y fijas. Los que así piensan argumentan que, si después de varias décadas de planes sociales igualitarios y de oportunidades educacionales, los negros siguen apostando por la cabilla, el bisneo o el invento, tendrá que ser porque están biológicamente predestinados para eso. Porque ése es el lugar que les corresponde en el orden natural de las cosas. Porque hay una tara insuperable. Para ellos, mandarria y tambor; para los otros, el ordenador y el arpa. Cada persona que es rechazada para un empleo atractivo por no tener una ‘apariencia agradable’, o porque el encargado de contratar asume que ciertos trabajos no son apropiados para ‘negros’, es un queloide en el tejido social cubano. Una afrenta. Una vergüenza. Cada afrodescendiente detenido arbitrariamente por la policía y obligado a mostrar papeles de identidad, por precaución, es una bofetada a la nación. Cada chiste racista, cada alusión a palestinos y negrones, cada aforismo denigrante, es un zarpazo al sueño de una Cuban integrada y mejor.


Ciudad en ascenso, de Roberto Diago.


El Mattress Factory es una institución cultural de vanguardia que ha seguido los derroteros del arte cubano durante años y que ya organizó, en el 2004, una exposición muy importante, titulada “Cuba: Artists in Residence” (Cuba: Artistas en Residencia). Dicha exposición, realizada en tiempos en que la administración del Presidente George W. Bush criminalizó las relaciones culturales y familiares con Cuba, incluía figuras muy destacadas del arte cubano contemporáneo. En colaboración con el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, el Mattress Factory ha acogido “Queloides”, no solo por la calidad de los artistas participantes, sino porque los temas de raza, discriminación y racismo constituyen una preocupación global, que trasciende a la isla. El racismo, eso que el gran sociólogo y activista afronorteamericano, W.E.B. Du Bois, califica como “el problema” del siglo XX, continúa produciendo cicatrices patológicas que generan “queloides”, en pleno siglo XXI. Y no sólo en Cuba. Roberto Diago traspone a esta muestra su experiencia acumulada en intervenciones comunitarias en algunas de las llamadas “zonas periféricas” de La Habana. La instalación se inspira en el “llega y pon”, vivienda construida de manera muy elemental, generalmente de tablas y cartones, comunes en los asentamientos ilegales de emigrantes de zonas rurales a zonas urbanas. “El fenómeno del racismo ha mutado con el tiempo, ha tomado otras dimensiones, ha buscado otras maneras de expresarse, cada vez más sutiles. “Ciudad en ascenso” es la crítica de un fenómeno que, “lejos de extinguirse –señala Diago–, sigue creciendo, no solo en Cuba, sino en muchos lugares”.


El mitin. De Pablo Kuczynski.


Según el artículo “Queloides: más que una herida”, de Mabel Machado, aparecido en “La jiribilla”, revista cultural cubana, hay heridas y marcas que engendran mitos, falsas teorías para fundamentar la exclusión. Sin embargo, sobre las lesiones, se teje también el análisis: los queloides, que un grupo de artistas cubanos exhiben en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, y que se acercan al tema racial desde un enfoque etnográfico, antropológico y social, se expresan a través de la pintura, la fotografía, el videoarte, la instalación, la escultura y otros soportes. El título de la muestra, “Queloides: raza y racismo en el arte cubano contemporáneo”, hace alusión a la persistencia de estereotipos racistas en Cuba, donde muchos asocian todavía tales traumas cutáneos con las pieles negras y alimentan con esta creencia un discurso discriminatorio. La exposición retoma un debate que ha estado presente en la Isla desde la propia formación de nuestra nacionalidad, aunque no en todo momento con el mismo vigor, por la también cubana vocación de promover la unidad y la igualdad de todos los hombres del pueblo. Para el pintor Alexis Esquivel este es un tema irresuelto en nuestra sociedad, a pesar de los avances experimentados a partir de la segunda mitad del siglo XX. “La historia colonial de Cuba es reciente, hace poco más de un siglo que se abolió la esclavitud. Lo que intenta este tipo de exposiciones es ayudar a reflexionar. Por la naturaleza de los temas, solo un debate social abierto permite el cambio de mentalidad necesario para dejar atrás cualquier tipo de prejuicio o relación conflictiva respecto a la raza, sin víctimas ni victimarios, sin asumir una actitud de ajustar cuentas con nadie, sino de entender lo que es una verdad a gritos: todos somos iguales”.


René Peña.


La temática racial ha sido una constante en la obra de René Peña, quien muestra dentro de esta exposición unos cuadros que semejan “performances congelados”. El cuerpo, como escenario simbólico, describe un itinerario al centro de la identidad, apoyándose en los fenómenos del kitch, la transexualidad y el consumismo. Peña lo resuelve casi todo con su propia figura, y, en la oscuridad de los fondos, hace que resalten labios morados, pantalones naranjas y las rayas blancas y rojas de una toalla. En su indagación constante sobre las diferencias, el artista busca emplazar las visiones occidentalistas que confinan al negro al mundo del folclore y la marginalidad.


La revista Sampsonia Way publicaba en octubre del 2010 una interesante entrevista con Alejandro de la Fuente, uno de los artistas de la exhibición “Queloides: Raza y Racismo en el arte cubano”. La muestra fue presentada en la Habana, en donde De la Fuente, profesor de Historia y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburg, no sólo no pudo estar presente sino que fue advertido de que no sería bien recibido. Mas tarde, cuando intentó visitar a su familia en la Habana, fue expulsado. La Fuente lamenta la actitud de las autoridades culturales cubanas y la persistencia de la inequidad racial en una sociedad socialista. Mantiene que los artistas de esta exhibición retan la historia oficial de Cuba, una historia de armonía e igualdad, presentando una historia diferente. “Cuando terminé mi libro “Nación para Todos”, sobre raza y política en Cuba –dice De la Fuente–, me percaté de la existencia de este grupo de artistas visuales que intentaban pintar lo mismo que yo intentaba escribir. Pero no pude apoderarme de sus pinturas, no pude ver una imagen, no había ni sitio digital, ni catálogo, ni publicación en los medios. Lo que despertó mi curiosidad es que las exhibiciones, casi clandestinas, eran públicas. Quise hacer una muestra artística porque me di cuenta que el arte es el medio donde más se puede hacer en el contexto cubano. El arte se ha convertido en el espacio donde usted puede hablar sobre racismo y superar la censura”.


Armando Mariño: La angustia de las influencias.


Una de las aristas de la exposición muestra el miedo de los negros. “Si usted quiere experimentar el racismo en Cuba –prosigue De la Fuente –, solo siéntese en el bar de un hotel y observe a la policía durante media hora. Verá como detienen casi exclusivamente a los afrocubanos. En las mentes de estos oficiales del orden, mucho de los cuales son también negros, hay una clara asociación entre el color negro y la criminalidad. Esto es realmente una paradoja porque la Revolución Cubana hizo más que ningún otro movimiento en Las Américas para eliminar las desigualdades sociales, incluyendo la racial. En Cuba, en los 80, las lagunas raciales se habían cerrado por indicadores sociales claves, como la esperanza de vida y el acceso a la educación y a la salud. La desigualdad racial en Cuba era mínima comparada con países como Brasil y los Estados Unidos. El problema está en que después de muchos años mencionando al racismo como un ‘asunto resuelto’, el tema se convirtió en un tabú en el discurso público. Si usted echa un vistazo a la prensa cubana o a los debates públicos, no se hace casi referencia, excepto cuando se apunta a lo exitosa que ha sido Cuba al eliminarlo. De forma tal que aquellos que insistían en hablar del racismo eran tildados de contrarrevolucionarios, personas que creaban una división entre la familia cubana, y esto, por supuesto, era una tragedia. Era la primera vez que en la Cuba pos-revolucionaria, aparecía la palabra racismo en el título de una exhibición y las autoridades no sabían cómo lidiar con esto. Con el transcurso del año 2009, trataron de eliminar el proyecto diciendo que yo era financiado por la contrarrevolución, argumento que usan siempre cuando quieren silenciarte. Dijeron lo mismo a algunos de los artistas”.


La queloide de Telefónica española, presidida por Cesar Alierta.


En el caso español, hay también queloides que afectan a los trabajadores y a los políticos españoles. Como las que sufre Telefónica. Esta sociedad tuvo el año pasado unos beneficios de 10.167 millones de euros, una cifra nunca alcanzada por una empresa española. Sus queloides distorsionan el panorama del empresariado español. El sueldo medio de sus ejecutivos es de 2,7 millones, es decir, 103 veces mayor que el sueldo medio de sus trabajadores, que es de 26.478 euros. Y son precisamente ellos, los directivos (César Alierta, el jefazo mayor de la casa, se llevó el año pasado 6.96 millones y, en los próximos cinco años, Telefónica destinará 450 millones a 1900 directivos en forma de bonus, repartiendo algo más de 6.900 millones entre sus accionistas), quienes producen heridas traumáticas al resto de la sociedad. Porque para celebrar este derroche de bonus millonarios, la empresa pretende mandar a casa en los próximos tres años a la quinte parte de su plantilla. Un ajuste que podría afectar entre 5.800 y 6.800 trabajadores. Lo que demuestra que los directivos que más despiden son los que más ganan. Rucalbaba ha contestado tajantemente, al ser preguntado por este caso: “No estoy de acuerdo. Más claro no puedo ser”. Quien parecía confuso y atolondrado fue Zapatero quien, desde China, declaraba que, para él era una noticia que tenía que estudiar. Por su parte, González Pons se empeñó en pronosticar que el problema no era Zapatero, sino el socialismo. Y se atrevió a aseverar que los gobernantes del PSOE “están traicionando la dignidad de los trabajadores y de los jóvenes”. El Gobierno central de Zapatero, para el vicesecretario de Comunicación del PP, “hace tiempo que defiende y piensa más en los intereses” del presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, y de las grandes empresas que “en los intereses de los trabajadores, de España, de los españoles”.


Según los datos publicados por las propias compañías en sus informes financieros anuales, la media de los trabajadores de estas sociedades cobran 20 veces menos que la alta dirección. Las cantidades más paradigmáticas son las de Endesa, que el año pasado destinó 40,7 millones de euros a retribuir a una alta dirección compuesta por 40 miembros, lo que conllevaba que cada ejecutivo se embolsara una media de 1,01 millones de euros. Más llamativos fueron los 4,27 millones para cada uno de los 9 consejeros de la eléctrica. Los dos grandes bancos, Santander y BBVA, también figuran entre las empresas con mayores diferencias salariales entre cúpula y empleados. Mientras que los miembros de la alta dirección de la entidad, presidida por Emilio Botín, son retribuidos con una media de 3,5 millones de euros, los trabajadores cobraron unos 35.200 euros. Del mismo modo, los 12 primeros ejecutivos de BBVA ganaron unos 2,04 millones de euros, frente a los 34.540 euros de la plantilla, lo que produce otra de las queloides hispánicas.


Sueldos comparativos. A cuántos trabajadores equivale el sueldo de un alto directivo.


El consejo de administración mejor pagado de España en el año pasado fue el del Banco Santander, mientras que el ejecutivo con mejor sueldo fue José Antonio Tazón, presidente del Amadeus, seguido de los de Telefónica. José Antonio Tazón, percibió 10millones de euros como premio a la salida a bolsa de la empresa –y otros seis directivos de la misma se repartieron 44 millones–. Los sueldos de los consejos de las empresas aumentaron un 2% en dos años, mientras que los de la alta dirección subieron un 12% en 2010. Los consejeros ejecutivos de las empresas del Ibex son los reyes de la nómina y perciben, de media, unos 2,3 millones. En seis años, su salario ha crecido un 64%. Por empresas, el consejo de administración mejor pagado fue el del Santander, seguido de los de Telefónica, Mapfre, BBVA e Iberdrola. Los consejeros ejecutivos con mejor salario fuero los de Telefónica, Santander e Iberdrola. Los miembros de la alta dirección de la eléctrica y de la operadora figuran entre los mejores retribuidos. En cambio, sus trabajadores percibieron una media de 49.300 euros, en el caso de Iberdrola, y 26.480 euros, en Telefónica. Algunas entidades tuvieron que echar el freno. Caja Madrid decidió, en febrero, no pagar los 25 millones en planes de pensiones que correspondían al anterior presidente de la entidad, Miguel Blesa, y otros nueve directivos del periodo 2007-2010. En esa etapa, los beneficios de la caja cayeron de 1.000 millones a 256. Con los mismos argumentos, el Banco de España también ha pedido que la entidad, ahora presidida por Rodrigo Rato, rebaje un 20% el bonus de 2010 a cerca de 100 altos directivos. Aunque fuentes de la caja sostienen que el planteamiento partió de la entidad. En el caso de despido de algunos ejecutivos, las cantidades se hacen astronómicas. Unos blindajes millonarios que, en muchas ocasiones, no invitan más que a buscar activamente el despido. Muchos los cuestionan por el pésimo ejemplo para España, cuando se flexibiliza el despido más barato para los trabajadores en general.


Pero dejemos los altos sueldos y pasemos a la ironía y a la agudeza de cosas menos serias aunque no menos incisivas y mordaces. Hoy abrimos el humor con una ingeniosa fotocomposición valenciana que no necesita de más presentación. Y continuamos con el humor de El Roto, de Karry, con el humor portugués, el de Forges y el de TIRamón.


Seguimos con Manel Fontdevila que nos muestra: Tradiciones que se pierden, El socialismo, Modo de empleo, Todo está imputado y Pobres pobres.


Territorio Vergara nos dibuja: El partido del siglo, Mafo, Justicia, Chinos de China y Nivel 7.


Y Pep Roig nos da una exhibición de: ¿contra quien votar?, Calla y vota, ¡ar!, Raro, raro, raro, Política basura y Asesores asesuados.








Hasta la semana que viene, si dios y sus queloides lo permiten.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por favor... se están muriendo...apenas agua y azúcar para seguir vivo un día más...

"No jodan más con los cantantes, los queloides ni el coño de su madre. Vayanse pal carajo, comemierdas."

Un cubano.


Chiflos.