30 de julio. Cuando las ventas de "El Jueves" se disparan.
Un simple dibujo humorístico en la portada de “El Jueves” del pasado 18 de julio ha provocado el secuestro de dicha revista por la decisión del juez Del Olmo, a instancias de la fiscalía. La revista ironizaba con la decisión del Gobierno de pagar 2.500 euros para incentivar los nacimientos. Claro que el dibujo en cuestión no era una pareja cualquiera copulando, única manera conocida de conseguir la recompensa, sino que caricaturizaba a los Príncipes de Asturias copulando, desnudos. El fiscal que lleva el caso interpretó que la imagen y diálogos de la pareja que representaba a sus Altezas “en actitud claramente denigrantes y objetivamente infamantes, pudieran constituir un delito penal y provocar un grave menoscabo del pretigio de la Corona, según el artículo 491 del Código Penal”. Una injuria a los descendientes de los Reyes que, si bien, comen, duermen, veranean y hacen el amor como todo hijo de vecino, se ven rodeados por una moralidad y unos poderes que, de esta manera, intentan protegerles del resto de los mortales.
El dibujante Gillermo, autor de esta viñeta, y el guionista, Manuel Fontdevila, declaran que no tenían intención de injuriar a los Príncipes, sino de criticar una medida que subvenciona con 2.500 euros cada nacimiento, incluso a aquellas parejas que no los necesitan. Eligieron a los Príncipes por ser unaa pareja muy popular y la más representativa de la sociedad española. Para el dibujante, la decisión del juez es “una solemne torpeza” porque “ahora la carátula aparecerá en todos lados”. En efecto, el secuestro de la revista provocó su aparición por doquier, hasta multiplicar su imagen en infinidad de páginas web. Lo mismo que la imagen del oso Yogi, publicada en octubre del 2006 en los diarios “Deia” y ”Gara”, que ridiculizaba al Rey bajo el pretexto de que medios periodísticos rusos le atribuían la caza de un oso drogado o borracho. Ya en aquella ocasión se presentó una querella en el juzgado de intrucción número 3 de la Audiencia Nacional. Pero, tanto estos diarios como la revista satírica reciben, con semejantes decisiones judiciales, una publicidad imposible de pagar. “Parece –ha dicho con mucho acierto Carlos Portela, codirector de Salón de Viñetas desde O Atlántico– como si el juez trabajase para “El Jueves”, porque ha conseguido que esa portada sea más conocida que ninguna otra. Esto debería abrir el debate sobre si las injurias a la Corona deben ser delito”.
Diversos profesionales del derecho así como el Colegio de Periodistas de Cataluña condenan rotundamente este secuestro. “Una revista satírica –declara Carlos Santamaría, director de la Federación de Industrias del Cómic– está para satirizar la vida pública, la Iglesia, las Instituciones o al venico del al lado, pero parece que existen instituciones que están por encima del bien y del mal. Y tenemos un sistema judicial que carece del sentido del humor”. Joan Tardá, portavoz del ERC en el Congreso, declara que tal secuestro es “un atentado” contra la libertad de expresión cometido por el “búnquer judicial” que deja a la justicia española “en muy mal lugar”. “La decisión del juez demuestra la debilidad de la institución monárquica y la ‘complicidad’ de la judicatura con la Corona”.
Es lógico que un dibujante jocoso mueva sus rotuladores con imaginación y consiga arrancar carcajadas de humor aún a costa de que una autoridad se enfade o la fiscalía amenace al dibujante y al guionista. Porque el humor, tan escaso en ciertas estancias ministeriales, es un elemento imprescindible en esta vida. Y, en este caso, no cabe olvidarse de que se trata del acto que más aproxima a poderosos y mortales de a pie. Del acto más humano y sublime que existe sobre la tierra aunque, desarrollado en ciertas circunstancias, pueda ser considerado pornográfico y soez, o, en otras, como ésta, simplemente utilitario –no todos los días te caen 2.500 euros por realizar un acto en el que tanto la plebe como la realeza deben seguir idénticos caminos–. Un acto mucho menos belicoso que el torear y matar de una estocada al animal acorralado que lucha en una plaza. Por supuesto que los aplausos de un público enfebrecido por los pases del torero pueden provocar más aplausos pero también más náuseas y repugnancia que la entrega amorosa de dos parejas que se aman. Y sin embargo hay monarcas que, aunque no consienten que su desnudo sea explotado ni toleran que el pueblo se ría ni haga bromas con su sexo, acuden a la plaza y se regodean con un público morboso en esas lides.
Y hete aquí que Iñaki Anasagasti, en su blog personal, arremete contra la familia real a la que tilda de “vaga” e “impresentable”. “Pero –concluye el senador del PNV–, lo que más me ha gustado de la viñeta del “El Jueves” es que el Príncipe Felipe diga que ese es su único trabajo”. En Diariocrítico, insiste en que “nadie sabe dónde está el rey cuando nace su segunda nieta, se va da cacería cada dos por tres a hacer de las suyas o se instala en Mallorca con toda su numerosa familia a pasarse dos meses de vacaciones o a estrenar su nuevo yate Bribón (vaya nombrecito), en aguas alicantinas. Este –concluye el político vasco– sí es todo un escándalo y no la caricatura de El Jueves”.
Todo lo cual me lleva a la conclusión de que, en este país, mientras no se demuestre lo contrario, tanto para lo bueno como para lo malo, un dibujo, lo mismo que una fotografía, al menos judicialmente, vale más que mil palabras o que diez mil escritos. Porque, de haberse reproducido la viñeta con el texto pero sin el dibujo, lo más probable es que no hubiera pasado nada. Claro que tampoco las ventas del semanario se hubieran disparado.