lunes, 30 de julio de 2007

30 de julio. Cuando las ventas de "El Jueves" se disparan.

Imagen de la portada de "El Jueves", retirada por el juez.


Un simple dibujo humorístico en la portada de “El Jueves” del pasado 18 de julio ha provocado el secuestro de dicha revista por la decisión del juez Del Olmo, a instancias de la fiscalía. La revista ironizaba con la decisión del Gobierno de pagar 2.500 euros para incentivar los nacimientos. Claro que el dibujo en cuestión no era una pareja cualquiera copulando, única manera conocida de conseguir la recompensa, sino que caricaturizaba a los Príncipes de Asturias copulando, desnudos. El fiscal que lleva el caso interpretó que la imagen y diálogos de la pareja que representaba a sus Altezas “en actitud claramente denigrantes y objetivamente infamantes, pudieran constituir un delito penal y provocar un grave menoscabo del pretigio de la Corona, según el artículo 491 del Código Penal”. Una injuria a los descendientes de los Reyes que, si bien, comen, duermen, veranean y hacen el amor como todo hijo de vecino, se ven rodeados por una moralidad y unos poderes que, de esta manera, intentan protegerles del resto de los mortales.


El dibujante Gillermo, autor de esta viñeta, y el guionista, Manuel Fontdevila, declaran que no tenían intención de injuriar a los Príncipes, sino de criticar una medida que subvenciona con 2.500 euros cada nacimiento, incluso a aquellas parejas que no los necesitan. Eligieron a los Príncipes por ser unaa pareja muy popular y la más representativa de la sociedad española. Para el dibujante, la decisión del juez es “una solemne torpeza” porque “ahora la carátula aparecerá en todos lados”. En efecto, el secuestro de la revista provocó su aparición por doquier, hasta multiplicar su imagen en infinidad de páginas web. Lo mismo que la imagen del oso Yogi, publicada en octubre del 2006 en los diarios “Deia” y ”Gara”, que ridiculizaba al Rey bajo el pretexto de que medios periodísticos rusos le atribuían la caza de un oso drogado o borracho. Ya en aquella ocasión se presentó una querella en el juzgado de intrucción número 3 de la Audiencia Nacional. Pero, tanto estos diarios como la revista satírica reciben, con semejantes decisiones judiciales, una publicidad imposible de pagar. “Parece –ha dicho con mucho acierto Carlos Portela, codirector de Salón de Viñetas desde O Atlántico– como si el juez trabajase para “El Jueves”, porque ha conseguido que esa portada sea más conocida que ninguna otra. Esto debería abrir el debate sobre si las injurias a la Corona deben ser delito”.


Diversos profesionales del derecho así como el Colegio de Periodistas de Cataluña condenan rotundamente este secuestro. “Una revista satírica –declara Carlos Santamaría, director de la Federación de Industrias del Cómic– está para satirizar la vida pública, la Iglesia, las Instituciones o al venico del al lado, pero parece que existen instituciones que están por encima del bien y del mal. Y tenemos un sistema judicial que carece del sentido del humor”. Joan Tardá, portavoz del ERC en el Congreso, declara que tal secuestro es “un atentado” contra la libertad de expresión cometido por el “búnquer judicial” que deja a la justicia española “en muy mal lugar”. “La decisión del juez demuestra la debilidad de la institución monárquica y la ‘complicidad’ de la judicatura con la Corona”.


Es lógico que un dibujante jocoso mueva sus rotuladores con imaginación y consiga arrancar carcajadas de humor aún a costa de que una autoridad se enfade o la fiscalía amenace al dibujante y al guionista. Porque el humor, tan escaso en ciertas estancias ministeriales, es un elemento imprescindible en esta vida. Y, en este caso, no cabe olvidarse de que se trata del acto que más aproxima a poderosos y mortales de a pie. Del acto más humano y sublime que existe sobre la tierra aunque, desarrollado en ciertas circunstancias, pueda ser considerado pornográfico y soez, o, en otras, como ésta, simplemente utilitario –no todos los días te caen 2.500 euros por realizar un acto en el que tanto la plebe como la realeza deben seguir idénticos caminos–. Un acto mucho menos belicoso que el torear y matar de una estocada al animal acorralado que lucha en una plaza. Por supuesto que los aplausos de un público enfebrecido por los pases del torero pueden provocar más aplausos pero también más náuseas y repugnancia que la entrega amorosa de dos parejas que se aman. Y sin embargo hay monarcas que, aunque no consienten que su desnudo sea explotado ni toleran que el pueblo se ría ni haga bromas con su sexo, acuden a la plaza y se regodean con un público morboso en esas lides.


Y hete aquí que Iñaki Anasagasti, en su blog personal, arremete contra la familia real a la que tilda de “vaga” e “impresentable”. “Pero –concluye el senador del PNV–, lo que más me ha gustado de la viñeta del “El Jueves” es que el Príncipe Felipe diga que ese es su único trabajo”. En Diariocrítico, insiste en que “nadie sabe dónde está el rey cuando nace su segunda nieta, se va da cacería cada dos por tres a hacer de las suyas o se instala en Mallorca con toda su numerosa familia a pasarse dos meses de vacaciones o a estrenar su nuevo yate Bribón (vaya nombrecito), en aguas alicantinas. Este –concluye el político vasco– sí es todo un escándalo y no la caricatura de El Jueves”.


Todo lo cual me lleva a la conclusión de que, en este país, mientras no se demuestre lo contrario, tanto para lo bueno como para lo malo, un dibujo, lo mismo que una fotografía, al menos judicialmente, vale más que mil palabras o que diez mil escritos. Porque, de haberse reproducido la viñeta con el texto pero sin el dibujo, lo más probable es que no hubiera pasado nada. Claro que tampoco las ventas del semanario se hubieran disparado.

viernes, 27 de julio de 2007

27 de julio. Vivir aislado.


Definitivamente, debo reconocerlo: vivir aislado, apático por los falsos valores de este mundo, desentendido del último momento periodístico, es la mejor manera de comprender a los demás. Ya lo manifestó Paul Auster en “La invención de la soledad”, tras la muerte de su padre. Se trata de una de las reflexiones más lúcidas sobre la capacidad y la necesidad que tiene el escritor de estar solo: (…) ”Lo asombroso es que, cuando uno está más solo, cuando penetra verdaderamente en un estado de soledad, es cuando deja de estar solo y comienza a sentir su vínculo con los demás”. Mi aparente aislamiento me conecta mejor con el mundo y mi fingido desinterés por los acontecimientos sociales me une a mis semejantes. Ambos estados me ponen en guardia contra ese mundo insolidario y miserable, sucio y egoísta, que sigue gimiendo en una esquina mientras, desde otra, no deja de pedir muestras de solidaridad.

Pero, por más que lo intente, no logro limitarme a cincelar mi espíritu que intenta acercarse a cualquier acontecimiento que me rodea. Sé que ahondar en ellos, escribir y tratar de comprenderlos desde mi soledad, ahora que me han obligado a cortar toda relación con la prensa, es un ejerecicio inútil pero no del todo desesperado. Me quedan esas notas en negro sobre blanco, como testimonio personal en medio de un torrente de hechos y de sucesos que me mantinen desvelado. Debo escribirlas como prueba de que sigo creyendo en la palabra escrita. Es la única opción que me queda.

miércoles, 25 de julio de 2007

25 de julio. Mis 23.360 días, vivo.

He celebrado entre los míos el sexagésimo cuarto aniversario de mi nacimiento y santo. De éste, poca cosa he podido celebrar al haber prescindido desde hace tiempo de los santorales; en cuanto a aquél, he rememorado lo más importante de los 23.360 días vividos, desde que naciera en una isla del Mediterráneo, recién terminada la Guerra Civil y en una España destruida por la contienda.

Crecí, sin buscarlo, quererlo ni rechazarlo, en el seno del Cuerpo, que así se denominaba a la Guardia Civil de la que mi padre fue miembro activo. Yo era el primogénito de una pareja formada por un número, franquista hasta la médula, y una pueblerina de Santander, inculta pero intuitiva y perspicaz, que me enfrentó por primera vez al mundo el 24 de julio de 1943, a las once de una noche calurosa y falsa –mis padres declararon en el Registro que había sido el 25 para poder celebrar conjuntamente aniversario y santo–. Del primer choque con esa realidad apenas tengo recuerdos.

En mi infancia, llena de mentiras y proselitismo, recibí por tres veces el bautismo. El primero, cuando era un bebé de varios días. Por la fuerza de las costumbres cristianas, mis padres me llevaron en brazos a una iglesia para que aceptara sin rechistar todas sus normas y preceptos. Y aunque no recibí más que unos chorritos de agua bendita sobre mi tierna testa –por fortuna no fui sumergido en ninguna fuente o pila–, se supone que me introdujeron en el misterio insondable de la religión cristiana, tan rica en misterios sublimes y situaciones inexplicables como en cambalaches públicos y trapicheos privados.

Mi segundo bautismo, recibido a los ocho años y coincidiendo con la confirmación, en la que tampoco me pidieron mi parecer, ocurrió de una forma imprevista, cuando me dirigí al retrete, instalado fuera de casa, tras un partido de fútbol con una pelota confeccionada con un calcetín relleno de viejos periódicos, más de acuerdo con mi triste realidad que con mis aspiraciones deportivas. Abrí la puerta y me introduje, de repente, en lo insondable de aquel agujero negro. Sin que nadie me lo hubiera advertido y en un lamentable descuido, caí en la fosa aséptica, sin encomendarme ni a Dios ni al Diablo, hasta quedar totalmente sepultado por los excrementos. Por fortuna ya había aprendido a nadar y salí de aquel marrón como buenamente pude. No suelo recordarlo con cariño, pero reconozco que dejó en mi alma el estigma y el coraje para sobrevivir a todas las calamidades de esta vida, llena heces y de olores nauseabundos.

Mi juventud se desarrolló en plena época del franquismo, entre mordiscos represivos, revueltas internas y la miseria salvaje de la posguerra. Mi primera rebelión se fraguó contra una enseñanza conciliar tridentina en la que me hallaba inmerso desde que sentí la llamada divina que me permitía comer caliente, cubrir mi ropa con un guardapolvos de rayas azules y recibir una enseñanza de acuerdo con las normas de la una iglesia franquista hasta la médula. Tuve el coraje de rebelarme contra quienes pretendían reformarme. Rompí el cerco caciquil establecido. Santiago y cierra España se transformó en Santiago y abre España, convirtiéndome, en Francia, a donde me desplacé, en un estudiante más que sufrió los sinsabores de la emigración. Me alimenté de Marcuse y de la rebelión de Mayo 68. Allí me casé y, cuando volví a España, me obligaron a incorporarme a filas en un cuartel de artillería, donde soporté estoicamente al Ejército franquista.

Tuve mi primer hijo mientras vestía de soldado raso, y le vi crecer mientras recibía órdenes absurdas y normas antidemocráticas. Acepté mi primer trabajo estable, como profesor de francés, con las contradicciones propias de una enseñanza encajonada en colegios religiosos de pago. Mi primer empleo en periodismo, entre los últimos coletazos del franquismo, fue una huida de ese mundo en el que ya no soportaba ni las imposiciones de arriba, del círculo de autoridades infalibles y dogmáticas, ni a unos alumnos hijos de papá, que se pavoneaban de pasar de todo. Y mi consagración definitiva al mundo de la prensa coincidió con los albores de una democracia anunciada, entre los estertores del franquismo.

Fue entonces cuando recibí mi tercer bautismo, el laboral, en medio del fétido olor de textos concebidos, si no en defensa de los propietarios de los medios en donde trabajé, si, al menos, en contra de los que podían atacarles o desprestigiarles. Debo reconocer que los salarios que me proporcionaron no se parecieron a ninguno de los que hasta entonces había recibido, pero estaban supeditados al bienestar y reputación del propietario del medio que me contrató, aunque no pocas veces contrastaran con lo que intentaba descubrir. Entonces comprendí que la verdad, desnuda y sin tapujos, era una utopía.

Fueron 64 años de empujones y zarpazos en los que intenté superar mis constantes contradicciones y mi rebelión contra las normas y circunstancias impuestas, y en los que acaparé preguntas sin respuestas en una vida que no me regaló nada. Y pienso vivir los próximos 64, si es que llego, con más filosofía, con menos apasionamiento, con más frialdad emocional, y, sin duda, con la misma contradicción interna.

Hoy, enamorado de la vida y de la luz que me invade cada mañana, sigo enfrentándome al riesgo continuo y a las preguntas sin respuestas. A las mañanas pardas que me despiertan y sorprenden, a una isla que sucumbió al turismo, al invierno cortante madrileño, a los rabiosos nacimientos primaverales, a los explosivos veranos fulgurantes y a los duros otoños que cercenan mi existencia. Y sigo perteneciendo a este mundo absurdo que pasa totalmente de mí pero que, por desgracia, no puedo decir lo mismo de él.

Esta es mi vida y esta es mi razón de ser y de escribir. Toda mi existencia se resume en un intento por interpretar ese mundo evasivo y trepidante que debo soportar y que, por fortuna, aún no ha dejado de rodar. Sé que, el día en que desaparezca de él, seguirá rodando con toda normalidad. Y que mi muerte, una obsesión que aumenta o se diluye con los años, se encargará de demostrarlo. Sólo entonces puede que me ría a carcajada limpia de esta pequeña historia tan llena de sinsabores, amarguras y contrariedades.

lunes, 23 de julio de 2007

23 de julio. Cuando suena la alarma en Marivent

Ni el descanso de los famosos ni menos el de los monarcas suele pasar desapercibido por los que viven de captar imágenes. Los gestos más triviales y cotidianos de los Reyes y su entorno familiar son perseguidos y captados por fotógrafos con objetivos especiales, a la caza de la monarquía durante estos días de veraneo en la isla.

Palma de Mallorca, en donde nací en una calurosa noche ce verano y viví, desde 1969 a 1985, se llena en esta época no sólo de medusas y de turistas sino también de personalidades y de políticos, de ministros y de gente importante, muchos de los cuales optaron por veranear en la misma ciudad. Acostumbrada a la visita de los monarcas, la isla, convertida por unas semanas en la capital veraniega del Reino, parece transformada, maquillada y especialmente adaptada al descanso y relajación real. Todo lo cual supone el despliegue de un dispositivo especial de seguridad que intenta impedir o, al menos, alejar o dificultar al máximo cualquier peligro de atentado o de magnicidio siempre latente en la mente de los responsables. Peligro especialmente en potencia al encontrarse el palacio Marivent a unos metros de los depósitos de Campsa.

En efecto, Marivent, territorio monárquico-veraniego que linda con los depósitos de Campsa, ha podido ser, durante décadas, objetivo de un comando antimonárquico cualquiera. Ya en septiembre de 1975, dos años después de que el entonces príncipe Juan Carlos acostumbrara a pasar unos días de descanso en la isla, y dos meses antes de que fuera proclamado Rey de España, el entonces gobernador civil, Carlos de Meer alardeaba de haber previsto y desbaratado una alarma en las proximidades del palacio. Y se permitió visitar las habitaciones de los príncipes, estando éstos ausentes.

En el verano de 1977, después de las primeras elecciones generales, se dispara otra alarma de explosivos. Uno de los policías armados que hacían guardia alrededor de Marivent descubre, incrustados en unas rocas, a unos cincuenta metros de la estación de gasolina, ubicada muy cerca del palacio, y a unos ochenta de un depósito de nafta de la Campsa, unos hilos metálicos conectados a nueve cartuchos de dinamita. Se insinúa que, posiblemente, han sido dejados por olvido, al terminar la construcción de la autopista a Palma Nova que pasa no lejos de allí. Pero otras explicaciones contrastan con otras más preocupantes. Fuera lo que fuere, el incidente se olvida hasta que, en el verano de 1980, un explosivo es localizado junto a un puente del Paseo Marítimo por donde suele pasar el Rey. El artefacto, cuya colocación es entonces atribuida al Grapo, es encontrado unos días antes de que llegue el entonces Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, quien despachara con el Rey.

Año tras año, los medios de la Seguridad del Estado no dejaron de aumentar en la isla. En 1984, unos mil agentes de orden protegen a los Reyes durante sus vacaciones en Mallorca. “Tengo la certeza –comentaba entonces el general Alcalá Galiano, quien supervisaba personalmente los servicios de seguridad montados para la protección del Rey– de que las fuerzas que cumplen esta misión, ya se han hecho verdaderas expertas en seguridad. No hay ninguna deficiencia destacable ni tampoco la ha habido”.

Pero, la verdad es que, a menudo, las sospechas recalan cerca de Marivent. Sobre todo, ante el supuesto peligro de los depósitos de Campsa llenos de carburante. En alguna ocasión, los servicios de seguridad piden al delegado de estos depósitos que, durante la estancia de los Reyes, vacíen los cuatro tanques combustibles más próximos para evitar cualquier amenaza. “Yo creo –me cuenta un ex jefe de la Policía, quien tuvo la responsabilidad de proteger al Rey durante varios veranos en Mallorca– que si una bazoka atravesara estos depósitos, no pasaría nada. Es muy difícil pero, en caso de que ocurra, todo está previsto. Hay Guardia Civiles que vigilan constantemente y todo está muy estudiado. Los servicios de seguridad están muy al día, de manera que yo veo muy difícil un atentado”.

Aquel militar hizo una pausa para añadir, en tono condescendiente: “Claro que imposible nunca ha sido. Pero –añadió enseguida–, ponemos todas las trabas posibles. Desde tierra, se domina con prismáticos la zona marítima. Y se avisa por radio de cualquier anomalía. Hay una zona acotada para impedir el paso de velomares y embarcaciones de recreo. Y submarinistas que hacen reconocimientos periódicos”.

En cambio, familias que vivían en lo alto del edifico Pulman IV, frente a Marivent, me contaron en una ocasión en que las visité que allí no se podía vivir libremente por el incordio de todos los veranos. “Siempre tienes que andar con el DNI en la boca. Comprendo que practiquen un tipo de control pero, al final, te cansan. Claro que esto tiene sus ventajas. Porque puedes dejar el coche abierto en la calle, que a nadie se le ocurrirá robártelo. Aunque es una ventaja tan pequeña que no compensa. Llega un momento en que ves a policías por todos los rincones. Si te levantas a las cinco de la mañana, te llaman porque han visto una luz encendida y tienen que comprobar de qué se trata. Te asomas al balcón, y los ves allá arriba, en las azoteas, vigilando con sus metralletas y sus prismáticos”.

Pese al elevado número y presencia de policías, siempre me llamó la atención la improvisación que existía dentro de las propias medidas de seguridad. Sindicatos policiales denunciaron en 1999 las dificultades de vigilancia que ocasionaba la llegada de los Reyes, la descoordinación existente entre Guardia Civil y Policía Nacional, las “luchas feroces” por capitalizar la seguridad del Rey y la escasa formación de los agentes para utilizar el material de última generación cuando éste llegaba. “La tensión existente entre ambos cuerpos –decían ellos– se convierte en un hábito”. Tensión que redundó en cierta falta de seguridad durante los últimos años del milenio.

Así lo escribí en su día en un reportaje que fue censurado en “Interviú”. Eran tiempos de acercamientos de Asensio al Rey y no interesaban levantar resquemores. Se aseguraba que no podía faltar la serpiente que aparecía todos los veranos. Pero el rumor de que ETA podría atentar contra el Rey en Marivent se había confirmado entre julio y agosto de 1995, al ser detenido Juan José Regó Vidal, un histórico de ETA quien, anteriormente, ya había planeado atentar contra don Juan Carlos en Montecarlo y, en 1978, había sido detenido en Ibiza, cuando espiaba al Monarca. Él y Jorge García Serrucha, antiguo colaborador del comando Vizcaya, fueron juzgados por la Audiencia Nacional y reconocieron la historia del atentado. Los periódicos informan que ambos confirmaron que, por tres veces, tuvieron al Rey al alcance de su mira telescópica y con un dedo sobre el gatillo, a punto de mandarle al otro mundo. El episodio es muy periodístico pero ¿será tan cierto como aseguran? Porque si es así, no se acaba de entender por qué no lo apretaron. Tal vez no era su día. O tal vez se arrepintieran antes de hacerlo.

viernes, 20 de julio de 2007

20 de julio. La familia real, de vacaciones en Mallorca

La Familia real, frente a Marivent

A estas épocas del año, la mitad de los españoles se ha desplazado a la otra España, la del ocio y de las playas, para disfrutar (o sufrir) de sus vacaciones. La otra mitad las pasa sin moverse del lugar habitual en donde vive, sin prisas y sin agobios. Un gran número de estos últimos, entre los que me incluyo, no disponemos de medios para desarrollar una faena retributiva y, con el reloj atrasado, adelantado o parado, nos pasamos el tiempo observando la reacción de los primeros y de los segundos.

Madrid suele ser, en estas fechas, un paraíso de tranquilidad, con apenas circulación por sus calles y con cantidad de ministerios, centros y oficinas, cerrados por vacaciones. Si se supone que las vacaciones son para olvidarse de todo lo que se hace en los días de curro, no hay organismo más cumplidor que la Administración o el propio Rey, quien las aproveche mejor que nadie. Aunque el verbo currar no es el más apropiado para la Corona, que ignora, me imagino, lo que es el duro trabajo manual del obrero por un salario ridículo e insuficiente.

Por cierto, que un informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), un organismo de cooperación internacional, compuesto por 30 estados, cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales) apunta que, entre 1995 y el 2005, el salario real medio en España ha perdido el 5 % mientras que la economía española registra un crecimiento económico muy superior a la media europea. ¿Que cómo se come esto? Con la explicación de que el crecimiento económico y los beneficios se fundamentan en la moderación salarial. Es decir, que si los trabajadores españoles cobran menos que antes es para que la economía crezca más y los poderosos disfruten de más beneficios.

Pero dejémonos de política económica y salarial y volvamos al ocio y a las playas. Mallorca, en donde hoy me encuentro más por una necesidad familiar que vacacional, sigue siendo, durante este mes, la isla elegida por la familia real. “Con la llegada de Don Juan Carlos a Palma de Mallorca –decía hace seis años un diario de la isla que reproducía una gran foto del Rey en traje deportivo, con unas gafas de sol en la mano derecha y un anillo en el meñique de la izquierda, mientras saludaba al personal antes de ponerse al volante del vehículo en el que abandonaba la Base Aérea de Son San Joan–, se inicia el período oficial de las vacaciones estivales de la Familia Real española que, como viene siendo habitual desde hace 25 años, veranea en la isla de Mallorca, alojada en las dependencias del Palacio de Marivent”. El reportaje ofrecía una serie de detalles sobre el avión que le había llevado a la isla, sus acompañantes y las autoridades que lo recibían, su primer saludo protocolario, los primeros comentarios del tiempo que hacía, la marca y modelo del vehículo que le habían ofrecido, el motivo por el que adelantó sus calendario de descanso, su participación en la “VII Regata Breitling Illes Balears”, y otras minucias que convertían esta crónica en interminable y larga como un soleado día de veraneo.

Nada que ver, por supuesto, con la llegada masiva de turistas, su arribada al hotel y sus largas jornadas en las que se hinchan de beber y de tomar el sol, que es su forma de no hacer nada. Porque cada hora y jornada de descanso de los Reyes parece diferir por completo del asueto del visitante habitual. Para los Monarcas, en primer lugar, no caben fallos, ni prisas, ni huelgas, como las que pueden paralizar el desplazamiento y estancia de los veraneantes. Que yo sepa, los Reyes jamás notaron una huelga, por pesada que ésta fuera. Están por encima de ellas. Como lo están todos sus movimientos y actos desarrollados en esta isla, la elegida por antonomasia por los Reyes que disfrutan de su descanso real. De ahí que el mallorquín aconseje pasar de ellos, “lo mismo que ellos pasan de nosotros”.


Próximamente continuaremos con esa visita a Mallorca.

miércoles, 18 de julio de 2007

18 de julio. Los reproches del Gobierno y la oposición.

Los políticos –sean de derechas, de izquierdas o del centro–, disfrutan cuando pueden hablar frente a un auditorio. Les encanta que las televisiones se fijen en ellos y reproduzcan sus imágenes como si fueran vedettes. Y que su palabra sea retransmitida por las ondas hertzianas. Pero a veces, en sus discursos, utilizan idénticos argumentos, repetidos por activa y por pasiva desde la oposición o desde el poder. Aznar, en su apogeo, manejó, cuando le interesó, las mismas palabras que las empleadas por Felipe González. Algunos de los reproches de Zapatero, cuando estaba en la oposición, eran idénticos a los sostenidos diez años antes por José María Aznar, líder del PP, contra González. Y hoy, desde la oposición, el PP repite, a menudo, tácticas mantenidas anteriormente por los socialistas. De esta manera, Gobierno y oposición no dejan representar el mismo papel, repitiendo palabras y acusaciones idénticas, siempre de acuerdo con el lugar que ocupan.

Claro que, en medio de esta lucha continua por la conquista del poder que utiliza idénticos métodos, a veces hay discursos que sorprenden por su tino y por sus términos. Quiero recordar hoy lo sostenido por Gaspar Llamazares, de IU, quien arremete contra tirios y troyanos y no deja a ninguno de los dos principales parlamentarios con cabeza. En su día, comparó a Aznar con el emperador del cuento de Hans Christian Andersen, al que nadie se atrevía a decir que estaba desnudo. Atacó despiadadamente al Gobierno, por su presunta arrogancia, y al entonces secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, por su política pactista. Calificó de escandaloso el hecho que las grandes empresas españolas, que antes eran públicas y ahora están privatizadas, fueran las que más se benefician de la política del Gobierno, y estuvieran en manos de “amigos y correligionarios” del propio Aznar. Acusación que extendió a los medios de comunicación, también controlados por personas “afines al Gobierno, imitando a su amigo, Berlusconi”. Y reclamó a Aznar que cesara inmediatamente al ministro de Exteriores, Josep Piqué, y al de Medio Ambiente, Jaume Matas. “Su creación –dijo– ha sido como poner a las zorras cuidando de las gallinas”.

Llamazares propuso una serie de medidas anticorrupción, como “un código ético del cargo público que permita acordar las reglas del juego”. Dijo que la obsesión por la competitividad lleva a España a “ser un país del todo a cien” y recordó a Aznar que era “fuerte con los débiles y débil con los fuertes”. Sostuvo que el presidente del Gobierno rendía vasallaje a EEUU mientras se mostraba duro con Marruecos y países de Iberoamérica. Rechazó la globalización y criticó la actuación policial hacia los que se manifestaban en contra.

Hoy, Llamazares se muestra en desacuerdo con los pactos del PSOE y PP, “sobre todo porque desmovilizan a la izquierda” y arremete contra ellos. Son discursos políticos llenos de aciertos y de fallos. Pero discursos, al fin y al cabo. Palabras que, por bellas y fuertes que sean, están al servicio de los que las pronuncian. Lástima que entre ellas no se encuentren otras dirigidas a uno de los problemas más graves que España sigue teniendo: el paro. Ninguno de los políticos que participara en el último debate de la Nación en el pugilato de Las Cortes mencionó y menos aún propuso soluciones prácticas y concretas sobre la situación de los que siguen formando las huestes de españoles marginales. ¿Será que se ha terminado por asumir esta cuestión? Y quien dice asumir, dice tolerar, aceptar, conformar…

lunes, 16 de julio de 2007

16 de julio. Periodismo y justicia.

Pepe Rei en una manifestación.

En marzo pasado, aparecía en Internet el Informe nº 18, de William SLOAN-AIJD, abogado, firmado en Montreal. “Cuando clausuraron Egin –dice dicho informe– Pepe Rei, responsable del equipo de investigación, abre “Ardi Beltza” la revista mensual de reportaje-investigación en la que se denuncian la corrupción y violencia estatal. En enero 2001 es detenido, acusado de colaboración con ETA, ¡¡¡¡porque su trabajo periodístico sirve a ETA para facilitar su selección de objetivos!!!! Es liberado en junio 2001 por los jueces de la Sala 4ª de la Audiencia Nacional”. Más adelante, se dice que el 12 de julio del 2006, Pepe Rei y otros dos periodistas aguardaban a ser juzgados en Donostia, acusados de “injurias” a raíz de un artículo publicado en mayo de 2000 en su revista (cerrada por Garzón en 2001). “Actualmente –termina este informe diciendo– está convaleciente de graves secuelas de un accidente”.


En efecto, el 19 de agosto del 2.002, Pepe Rei (su nombre completo es José Benigno Rei Rodríguez) tiene un grave accidente de circulación. Sufría, desde hace años, una enfermedad cardiaca que le había obligado a someterse a varias intervenciones quirúrgicas. Y su polémico historial era objeto de admiración y de denuncia tanto por parte de amigos que le sostenían como de enemigos que le acechaban. Nacido en Galicia en 1947 y asentado en Euskadi desde la década de los setenta, Pepe Rei había trabajado en “La Voz de España”, un periódico del Movimiento que fue clausurado por el Gobierno de UCD, y había liderado un proyecto periodístico llamado “La Voz de Euskadi” hasta que cerró. Colaboró en otros medios, como en la revista “Interviú”, en la que le recuerdo como un periodista valiente y arriesgado que no se amedrentaba por nada. A finales de los ochenta comenzó a hacer trabajos de investigación para “Egin”.


En agosto de 1994, Carlos Bueren, titular del juzgado número 1 de la Audiencia Nacional, decretaba su ingreso en prisión por presunta colaboración con ETA. La mayoría de la redacción de “Interviú” y de otras revistas nacionales, así como no pocos políticos e intelectuales, se solidarizaron entonces con él. “Pepe –llegaron a escribir de él–, ese gran solidario, ese gran periodista con mayúsculas, ese denunciante de los fondos de reptiles del que tanto charlatán deslenguado vive”. Poco después era juzgado y absuelto.

A principios de 1998, recién publicado mi libro “Zeta, el imperio del zorro”, me llamó por teléfono. Me dijo que le había interesado mucho. De hecho, lo citó posteriormente en varias páginas de su obra, “Colegas” y me sugirió que le mandara ejemplares para que los suyos los vendieran en Euskadi. A continuación, me pidió mi colaboración para su revista “Ardi Beltza”, que estaba preparando, y, al contestarle que me resultaba imposible hacerlo por el momento, pues, pese a encontrarme ya en paro, estaba enfrascado en varias novelas que no me permitían dedicarme a su “Oveja Negra”. Le insinué que “más adelante, tal vez”. Mis palabras debieron sonarle a excusa para liberarme de tal colaboración porque no volvió a llamarme. Tampoco llegué a mandarle mis libros ni volví a oír su nombre hasta que fue de nuevo detenido, acusado por el juez Baltasar Garzón de “integración en banda armada”.

Era el 8 de marzo de 1999, y Rei fue liberado el 30 de marzo. Veintiún meses más tarde, el 18 de enero del 2001 vuelve a ser detenido y encarcelado, tras una operación de corazón a la que había sido sometido. Según el sumario, en su despacho se encontraron informes de dieciséis empresas, cuatro de las cuales fueron objeto de un atentado de ETA. Y la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ratifica el procesamiento dictado por el juez Garzón. Rei es acusado de un presunto delito de colaboración con banda armada (Se dijo que “José Rei señalaba blancos para los ataques de ETA”). A partir de este momento, su nombre es puesto en la picota por no pocos políticos y periodistas, muchos de los cuales, tras haber apoyado su liberación, pasan luego a guardar silencio e incluso llegan a manifestarse en su contra.

José Luis González, portavoz de la Asociación de jueces Francisco de Vitoria, se alegró de que la Fiscalía actuara contra él porque “desgraciadamente, no es la primera vez que sucede una cosa similar que esté directamente relacionada con este individuo”. Mariano Rajoy, a la sazón vicepresidente primero del Gobierno, expresó en Vigo su confianza en que el Poder Judicial fuera “contundente a la hora de juzgar a quienes señalan a las personas que luego son asesinadas por ETA”, y afirmó que los procedimientos de esta organización terrorista sobrepasan los de los “mafiosos”. El mismo José Bono, entonces presidente de la Junta de Castilla-La Mancha y dirigente del PSOE, lamentó que Pepe Rei se encargara de poner “en el punto de mira” a personas que están en contra de la violencia.

Se dijo que “Ardi Beltza” había publicado datos de unas 400 personas. Muchas de ellas, según fuentes acusatorias, figuraban en informaciones intervenidas a comandos terroristas y varias habían sufrido atentados. La revista había sido hallada en poder de miembros de ETA, lo que, para no pocos magistrados, evidenciaba las sospechas. Sin embargo, curiosamente, el 13 de junio del 2001 se ordenaba su puesta en libertad, por no apreciar que se dedicase a fijar objetivos a la banda terrorista.

Todo ello me recuerda lo sucedido veinte años antes, a finales del año 1979, en “Interviú”, cuando Xavier Vinader escribiera un reportaje sobre fachas en el País Vasco y ETA matara a dos de ellos cuyos nombres salían en esa revista. Se produjo entonces un movimiento de protesta por parte de fachas que quemaron cuatro kioscos en donde se vendía esta revista. En la sede de UCD de Valladolid, se encerraron tres fuerzanovistas, pidiendo la desaparición del semanario y llamando asesinos a sus redactores. También Vinader fue acusado de inducción al asesinato y de colaborar con bandas armadas. Recuerdo que el mismo diario “Alcázar”, de tendencia ultraderechista, así como otros medios, como “El Imparcial”, “Sábado Gráfico” y “ABC”, arremetieron contra la publicación de “Zeta”, acusándola de haber contribuido al asesinato de los ultraderechistas Jesús García y Alfredo Ramos, aunque el nombre de este último nunca apareciera en la revista. Como si ETA precisara de las informaciones de “Interviú” para desarrollar sus actividades. A raíz de estos sucesos, Xavier Vinader tuvo que exiliarse durante casi dos años y, al regresar, ingresó en la cárcel en donde permaneció cuarenta y dos días, hasta que fue indultado.

Salvando las distancias, me pregunto si se podría comparar el caso de Vinader en “Interviú” con el de Pepe Rei en “Ardi Beltza”, revista de una tirada de 14.000 ejemplares en tres idiomas: castellano, catalán y vasco. Claro que las circunstancias no eran las mismas. “Interviú” ya no era la revista del principio. Se había derechizado y amarilleado mientras que “Ardi Beltza” enrojecía y se volvió sospechosa ante el poder. Su director, Pepe Rei, no se exilió, como Vinader, y el Gobierno de entonces no era el mismo que el del 2001 ni el de hoy. Lo único que permanecía idéntico era ETA, que seguía y sigue cometiendo atentados, cada vez más brutales. Pero ahora una inmensa mayoría de españolas se opone activamente a esta organización terrorista.

Lo contradictorio de este caso es que, el 13 de junio del 2001, la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional decidiera poner en libertad a Pepe Rei, tras haber pasado cinco meses encarcelado. Los magistrados consideraron que no había elementos que imputaran y probasen que, con su trabajo en la revista “Ardi Beltza”, Rei señalase o marcase los objetivos de ETA. El fallo contaba con el voto particular del magistrado, Juan José López Ortega, ponente de la resolución, y con el del presidente de la Sección Cuarta, Carlos Cezón, quienes argumentaban que el procesado debía salir de la cárcel por motivos de salud, dado que padecía una lesión cardiaca grave y que no existían indicios delictivos suficientes contra él. Igualmente, el magistrado Carlos Ollero Butler formulaba un voto particular en el que mostraba su acuerdo con la excarcelación de Rei sólo por motivos de salud.

La Audiencia liberaba a Pepe Rei porque creía que ETA no necesitaba que le marcasen a sus víctimas. No se imaginaba a un grupo de terroristas del potencial de ETA “permaneciendo a la espera de la próxima entrega de una revista para saber contra quién tiene que actuar”. Tanto Juan José López Ortega como Carlos Cezón no creían que la revista y el vídeo patrocinado por Rei sobre Luis del Olmo y otros periodistas “deban ser tenidos por anuncios de un mal futuro”. En la misma línea, los jueces rechazaban que los detalles sobre la dirección de la finca de Pedro J. Ramírez, o sobre el vídeo en el que aparecen los periodistas Aurora Intxausti o José Luis López de Lacalle, contra los que ETA atentó luego o lo intentó (como en el caso de Luis del Olmo), pudiesen constituir delitos de colaboración con banda armada.

Al salir de prisión, Pepe Rei aseguró que Garzón le había tenido “secuestrado durante 150 días, casi como una venganza personal”. Y alabó la decisión del autor de la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional porque “es un canto a la libertad de expresión”. Algunos de los jueces que decidieran su liberación sufrieron una campaña de desprestigio por parte del gobierno del PP y de no pocos medios de comunicación. En febrero del 2002, la misma sección acababa ratificando el procesamiento dictado por Baltasar Garzón contra Rei como presunto autor de un delito de colaboración con banda armada. Y aseguraba que el hecho de que esta información apareciera publicada, en octubre de 1994, en un libro del propio Rei, “no desvirtúa los indicios de criminalidad, pues lo que se halla en poder del etarra Félix Alberto de la Calle –aclaraba– no es la información publicada, sino una copia inequívocamente proveniente del original obrante en Egin”. La Fiscalía, por su parte, pedía una condena de 12 años.

Mi impresión particular es que toda la información que sale al mercado sobre el proceder de Pepe Rei, autor “Garzón, la otra cara” o “Periodistas, el negocio de mentir”, por citar solo dos de sus libros, puede estar teñida por el sentimiento de venganza anti-etarra que hoy en día planea sobre toda España. Y espero que al menos los jueces no se dejen guiar por esta emotividad, sino que hagan lo que deben hacer, que es, sencilla y libremente, justicia.

domingo, 15 de julio de 2007

15 de julio. Aumenta el número de lectores


Hace un mes indagamos sobre el número de lectores de este blog y constatamos su procedencia de cualquier parte del mundo. Hoy comprobamos cómo éstos siguen en aumento. Las 1.404 visitas (1.780 páginas visitadas) realizadas las últimas cuatro semanas provienen de cuatro continentes. Las 708 visitas europeas registradas se han convertido ahora en 1.078. de las que 11 son de Francia –la mayoría de París–; diez, de Alemania; cinco, de Italia; tres, de Portugal; dos, de Suiza; dos, de los Países Bajos; dos, de Inglaterra y una, de Andorra; otra, de Serbia y Montenegro y otras de Noruega, de Rumanía y de Hungría.

Mil treinta y ocho visitas mensuales proceden de España. La mayoría, de Madrid (655). Las hay también de Barcelona (22), Valencia (14), Alicante (8), Zaragoza (4), Badajoz (4), Las Palmas de Gran Canaria (4), Sevilla (3), así como Málaga, Santa Cruz de Tenerife, Pozuelo de Alarcón, Gijón, Palma de Mallorca, Oviedo, Valladolid y hasta 305 de lugares no localizados.

Los días más visitados fueron el 14 de junio (jueves), cuyo cometario titulábamos “Un corte de mangas”, el 15 de junio (viernes) que llevaba por título “Cordura frente a la muerte” (fue éste el tiempo más largo empleado por los visitantes, llegando a una media de un minuto, 42 segundos) y el 9 de julio (lunes), titulado “A vueltas con la globalización”.

Otras 36 visitas provienen de Norteamérica: 7 de California, 6 Florida, 6 de Texas, 2 Georgia, 2 de New York, 2 de Virginia, 1 de Arizona, 1 de Wisconsin, 1 de Illinois, 1 de. Rhode Island, 1 de UTA, 1 de Carolina y 5 de otros lugares no localizados. Una, procede de Montreal (Canadá). Catorce son visitas del Caribe: 4 de República Dominicana y 3 de Puerto Rico. Setenta y una, proceden de América Central: México (45), Guatemala (9), Panamá (5), El Salvador (4). Honduras (3) y Nicaragua (3). Y 209, son visitas a través de 9 países sudamericanos: Perú (48), Argentina (42), Chile (31), Venezuela (21),Colombia (21), Bolivia (20), Ecuador (10), Uruguay y Brasil (4).Curiosamente, una es de Senegal (Africa) y otra de Hong Kong (Asia). Sólo desde Australia, en las antípodas, no se han detectado ninguna visita. Aunque quién sabe... Porque de Internet, uno puede esperar cualquier cosa.

viernes, 13 de julio de 2007

13 de julio. Inmigrantes y emigrados de cayuco o de postín.

Henry se hace catalán

En estas épocas del año en que el sol calienta en demasía, se sacan a colación ciertos personajes del deporte o del espectáculo que cuentan con admiradores, seguidores, aficionados, forofos, incondicionales y fanáticos. Así llegaron Fido, Zidane, Eto’o, Ronaldinho... Con frecuencia, la personalidad de cada uno de ellos es presentada y avalada por los millones de euros que se paga por sus fichajes. Los últimos fueron el francés Henry, que costó 24 millones al Barcelona Club de Fútbol, y Pepe (Kléper laveran Lima Ferreiro), un brasileño que viene del Oporto por un traspaso de 30 millones y un fichaje de 5, el más caro del verano.

Pero, como siempre, la noticia tiene otra cara más recóndita. Y está protagonizada por miles de seres sin nombre ni identidad que atraviesan los mares en cayucos para emigrar a España y cuya mayoría es reexportada a la fuerza a las costas africanas. Al contrario de Zinedine Zidane, un francés de origen argelino de ojos azules, cuyas piernas estaban valoradas en 13.033 millones de pesetas, estos emigrantes llegaban y siguen llegando a este país sin un céntimo en el bolsillo, y sin contar con un público como el deportivo, que les aguarda impaciente para disfrutar con sus jugadas. Llegan indocumentados, desfallecidos tras haber atravesado el estrecho del Mediterráneo en un frágil cayuco y sin ninguna recomendación ni influencia. Y son detenidos nada más pisar nuestro suelo y, posteriormente, expulsados. Al contrario de los extranjeros dedicados a la gloria nacional del fútbol, que viajan como vips en un avión privado, contratados por desorbitadas cantidades monetarias, y recibidos y esperados con los brazos abiertos. La mayoría de emigrados que huyen de su país para poder llegar a España se enfrentan a la muerte y sólo desean encontrar un simple trabajo, incluso cobrando el mínimo con tal de que se les deje pasar.

¿Cuál es la diferencia entre los primeros y los segundos? Simplemente, el jugar magistralmente al balón. Y es que el fútbol se ha convertido en un negocio formidable que interesa a las masas y es explotado por los grandes: Silvio Berlusconi integró el Milán en su cadena empresarial; Rupert Mundoch salvó a “Sky Televisión” con la compra de los derechos de la Liga inglesa; Antonio Asensio volcó parte de sus esfuerzos y de su vida en la explotación de varios equipos y Florencio Pérez sabía que el dinero gastado en jugadores sería fácilmente recuperado. Un espectáculo que abre las fronteras y clasifica ipso facto al inmigrante extranjero.

El otro semblante de este espécimen, fruto de una democracia sui géneris que importa deportistas, pero que exportó durante años trabajadores españoles, es el de los nuevos emigrantes españoles: los investigadores y científicos Pese a la vuelta de algunos de ellos, todavía hay muchos que se ven obligados a emigrar al extranjero para desarrollar su labor. Porque España es el país de la Unión Europea con mayor número de científicos en paro: un 20 por ciento. Así me lo contaron alguno de los que vivieron esta experiencia. “Quien no sale de España –me decían afligidos y encolerizados por su situación– se ve obligado no pocas veces a dejar su campo de trabajo o a conseguir otro tipo de trabajo para ganarse la vida. De ahí que muchos de los que se fueron, prefirieran no volver a quedarse sin trabajo o con un sueldo ridículo, como ocurre con los que se quedan en España”.


Nuestra situación no se puede comparar ni con Francia, ni con Suiza, ni con Holanda. Aquí faltan medios y ayudas. Desde 1989, el dinero que España dedica a la ciencia no ha aumentado. En cambio, los que viven fuera son mejor comprendidos y pagados. Y, en algunas de las ciudades importantes de Estados Unidos, hay más ciencia y más investigadores que en toda España.

En la versión “Cinco Días”, aparece publicada una entrevista de Luis Garicaño (el 12 de junio pasado), profesor de Economía y Estrategia en la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago. El investigador español acaba de recibir el premio de la Fundación Herrero, dotado con 30.000 euros, que reconoce a investigadores españoles menores de 40 años en el campo económico, empresarial y social. Caricaño está convencido de que España se dará 'de bruces' si no reorienta su economía hacia el conocimiento. “España crece con mucha mano de obra –contesta a Jaume Viñas–, mucho ladrillo, mucho sol, pero con poca cabeza. Es el único país del mundo que tiene un crecimiento productivo negativo. Ahora que estamos en época de vacas gordas, España debe reorientar las prioridades de la sociedad. Una cosa que me parece asombrosa es que la proporción de inversión en educación está bajando. España usaba el 5,3% del PIB en educación en 1995 y el 4,7% en 2003”.

Y, así como en los grandes Clubs de Fútbol hay estrellas, también en las universidades, los hay capaces de descubrir la cura del cáncer. La única diferencia es que en los primeros se les adora y en las segundas se les tolera. “En vez de tanto AVE y tanto cemento –dice Caricaño–, gastemos el dinero en reclutar gente de primera línea y producir investigación que, al final, repercute en el beneficio de toda la sociedad. Fíjese en la Universidad de Stanford, para citar el caso más famoso. Ha producido Google y Yahoo. Y salió de gente que estaba en clase. Esto es lo que España no ha entendido de la economía del conocimiento”.

Para este científico emigrado, hay españoles de primera línea que estarían en España si pudieran trabajar. Y es absurdo que se prepare a la gente para que luego no pueda trabajar y se tenga que ir afuera. Se calcula que hay unos 1.199 investigadores españoles en el extranjero. “Mientras países como Estados Unidos o Alemania dedican un 2,5% de su PIB a I+D+i, España sólo destina un 1,1%. Aunque el Gobierno de Zapatero augura que, en 2010, será de un 2%... Hay que dar retorno a los emprendedores, a los científicos y a los creadores de ideas en la universidad. Se trata de 'voluntad política', de invertir más en investigación. La mayor diferencia entre quedarse en España o tener que emigrar, es que, por ejemplo, en los EEUU, aparte de la mayor financiación en investigación, los profesores reciben un mayor salario y, por lo tanto, se sienten más valorados”. Si España tiene tenistas como Nadal y corredores de Fórmula 1 como Alonso, de primera línea –se pregunta Garicaño–, ¿por qué no va a tener universidades y centros científicos, también de primera?

miércoles, 11 de julio de 2007

11 de julio. ¿Está el enemigo? ¡Que se ponga!



Mañana hará seis años que Miguel Gila se fue definitivamente de España, dejándola sin la parodia de la guerra y sin su humor inteligente. Tres años más joven que Pinochet y de mentalidad totalmente opuesta a la suya, si éste ejerció una represión constante que desprendía muerte a su alrededor, degradación y destrucción gratuitas, Gila tuvo un humor contagioso que retrataba la estupidez del ser humano, sin herir los sentimientos de nadie. Un humor inteligente y subversivo que cambió el fusil y las balas de verdad por el teléfono y el ingenio, en una lucha eterna contra la sordidez del franquismo y a favor de la democracia.


El soldadito republicano, entregado a las tropas moras de Franco, fue, según cuenta en sus memorias, mal fusilado: “El piquete de ejecución lo componían un grupo de moros con el estómago lleno de vino, la boca, llena de gritos de júbilo y carcajadas, y las manos, apretando el cuello de las gallinas robadas con el ya mencionado ‘Ábrete Sésamo’ de los vencedores de batallas. El frío y la lluvia calaban los huesos y allí mismo, delante de un pequeño terraplén y sin la formalidad de un fusilamiento, sin esa voz de mando que grita: ¡Apunten! ¡Fuego!’, apretaron el gatillo de sus fusiles y caímos unos sobre otros. Catorce saltos grotescos en aquel frío atardecer del mes de diciembre. Las gallinas tuvieron poco tiempo para respirar, el que emplearon los del piquete de ejecución en apretar sus gatillos. Y sobre la tierra empapada por la lluvia, nuestros cuerpos agotados de luchar día a día”.


Gila tuvo que continuar aquella guerra, primero, en un campo de prisioneros y, luego, vestido de militar franquista, uniforme que siguió llevando cuando actuaba como humorista. No aguantó tanta vida amorfa y se marchó a la Argentina de la que no regresó hasta iniciada la supuesta democracia en España. Pero volvió a marcharse de este país que no practicaba el diálogo, sino el monólogo. Y regresó definitivamente, aceptado al fin por la televisión, que divulgó un humor tan triste y humano como su personalidad.


Finalmente, Gila desapareció para siempre de esta España, más vieja que todos los golpistas que la marcaron e intentaron domesticar. Tampoco volvió a la Argentina ni a ningún otro país, sino que se fue definitivamente. Hoy, todo el mundo reconoce su humor. Y, en aniversarios como este, televisiones y prensa, más esclavas de la actualidad que fieles a su memoria, se suelen volcar por unas horas sobre su vida. El tiempo preciso mientras dure su recuerdo post mortem. Pero él, en la paz eterna, sigue mofándose de la guerra y de la estupidez de este perro mundo, y sigue, pese a todo, al otro lado del teléfono, imaginando conversaciones con el enemigo de siempre.

lunes, 9 de julio de 2007

9 de julio. A vueltas con la globalización

“Globalización” –anglicismo creado, puesto que en español “global” no equivale a “mundial”, como sí ocurre en inglés– o “mundialización” –galicismo procedente de la palabra francesa “mondialisation” (tampoco está en el diccionario de la Real Academia Española, aunque no dudo que terminará siendo incluida)–, es la tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando esa dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales.

El término, empleado corrientemente desde los años ochenta, acentúa la desigualdad y aumenta la brecha entre países ricos y pobres. A lo largo de varias décadas, la diferencia entre los ingresos de unos y de otros no han dejado de aumentar en los países más prósperos y entre los más y menos desarrollados. Y demasiada gente se ha quedado en la zaga. En el mundo, la esperanza de vida puede haber aumentado pero para muchos la calidad de vida no ha mejorado y muchos se encuentran en la indigencia, mientras que el proceso de globalización sigue aumentando aunque sólo sirva a las élites.

Nelson Mandela, el primer presidente democrático de Sudáfrica en ser elegido bajo sufragio universal (1994-1999), no es enemigo de la globalización en sí, sino del uso injusto que se hace de un fenómeno que él considera inevitable. “De la misma manera que no se puede evitar el invierno –dice él–, no podemos evitar la globalización. Ésta no la puede evitar ningún país ni ninguna organización. Globalización es romper las fronteras entre los países, lo cual facilita el comercio, abre el acceso a mercados y transfiere tecnologías a comunidades que todavía no han tenido la oportunidad de obtenerlas. Significa, entonces, un paso adelante”.

Pero, en la práctica, son los menos necesitados, no los más, los que han sacado las mayores ventajas económicas de la globalización. “Debemos reconocer –puntualiza Mandela– que la globalización todavía no ha dado respuestas a los grandes desafíos de la sociedad como la pobreza, el Sida y un sinfín de otros males socioeconómicos. Es más –asegura–, la globalización hoy por hoy sirve a los poderosos y a los fuertes y roba a los pobres y los débiles. Es por este motivo que hay tantas manifestaciones en contra de conferencias como la Organización Mundial del Comercio. Y, efectivamente, estos problemas se deben de resolver. No podemos permitir que los poderosos y los fuertes utilicen este término para enriquecerse”.

Mandela sostiene que luchar contra la pobreza es “el reto más importante que tiene la sociedad”. Pero está convencido de que uno no tiene que ser presidente o primer ministro para ayudar a erradicar la pobreza. Y hace un llamamiento a la gente común y corriente.

viernes, 6 de julio de 2007

6 de julio. Sueldos por las nubes

Carlos Delgado, alcalde de Calviá, el día de su elección.

Hace un lustro, en el inicio de este siglo, los políticos españoles se quejaban de ser los peor pagados de Europa. Los parlamentarios se lamentaban de sus sueldos estancados, y desencadenaron intentos frustrados por subirlos. Acostumbrados a comparar desde arriba y no desde la base, ponían como ejemplo inusitado el caso del sueldo del primer ministro británico, Tony Blair, que se lo había subido de golpe en un 44 por ciento, tras el triunfo de una elecciones en el Reino Unido. Pero sólo Felipe Alcaraz, portavoz de Izquierda Unida, se atrevió a decir: “Con siete millones de pobres en este país, yo no tocaría el tema de los sueldos. Incluso sabiendo que todos los alcaldes de poblaciones españolas mayores de 50.000 habitantes cobran más que un diputado”.

Algunos de estos parlamentarios cedían al partido una parte de su sueldo. Los miembros del PSOE entregaban 30.000 pesetas mensuales. Izquierda Unida, 250.000. Pero las nóminas engrosaban al asumir otras tareas. Presidir una comisión parlamentaria sumaba tres millones anuales al sueldo de base. Y ser portavoz, 2,2 millones. Las presidentas del Congreso y del Senado percibían en torno a los 25 millones de pesetas brutas anuales que se convertían en dinero limpio puesto que tenían casi todos los gastos cubiertos.

Los ministros cobraban entonces 11.522.412 pesetas brutas anuales y los presidentes autonómicos, entre 14,2 millones, como Alberto Ruiz-Gallardón, y algo más de ocho millones el de Cantabria, José Joaquín Martínez Sieso. Jordi Pujol, presidente de la Generalitat de Catalunya, ganaba ocho millones, más otras seis de gastos de representación. Muchos de estos sueldos aumentaban con el nivel de vida de cada año y, al dejar sus puestos, los ministros, diputados y otros altos cargos de la Administración, disfrutaban de una compensación que suponía el 80 por ciento del sueldo durante dos años. La mayoría de ellos, aunque estuvieran al frente de un nuevo cargo público, no renunciaba a ello.

Sin embargo, hoy, a juzgar por un ejemplo muy sintomático que acaba de producirse, la situación parece haber cambiado. Por de pronto, Carlos Galbeño, alcalde del pueblo de Torrelodones, de sólo 17.000 habitantes, nada más ser reelegido y sin encomendarse ni a dios ni al diablo decide subirse un 30% su sueldo, de modo que su salario, de 91.445 euros al año, le convierte en el regidor mejor pagado de España tras el de Barcelona. El salario de este alcalde del PP supera así en 995 euros al sueldo anual del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y al salario de la presidenta regional Esperanza Aguirre, que gana 74.490 euros anuales. Cobraría más que el presidente del Gobierno (89.303 euros) y la vicepresidenta, (84.000 euros)

Claro que Galbeño, que es un alcalde madrileño generoso, no sólo se sube el sueldo a sí mismo, sino también a sus cuatro tenientes de alcalde, que cobrarán 60.745 euros anuales. Incluso los portavoces de la oposición se verán beneficiados "del mismo modo" en sus salarios, con los mismos porcentajes de incremento, igual que el resto de concejales sin delegación.

Pero, a los pocos días de conocerse esta noticia, caen las críticas sobre este alcalde y el gozo se fue al pozo. Alarmado por las censuras y reproches, Galbeño anuncia de inmediato la congelación salarial de las retribuciones así como la de todos los concejales de la Corporación, y se mantiene con idéntico salario que en la anterior legislatura. "Creo que es obligación de todos los que nos dedicamos al servicio público –se justificaba el regidor, frase que podría servir tanto para este caso como para el contrario– intentar dignificar la política y evitar cualquier sombra de duda sobre nuestras actuaciones".


Pero, otros ediles que han imitado la subida de sueldo de Galbeño se niegan a aplicar la marcha atrás. Carlos Delgado, alcalde de Calviá, población de unos 50.000 vecinos, es uno de ellos. Nada más conocerse el resultado electoral, Delgado se sube la retribución a la altura de su homólogo de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Delgado ingresará más dinero que la alcaldesa valenciana Rita Barberà y competirá con la nómina del bilbaíno Iñaki Azkuna (92.873 euros). Quizás, teniendo en cuenta que el anterior alcalde, un ex guardia civil que provocara el escándalo del PP y fuera procesado, pensó que era la única forma de evitar la especulación, no llevándose lo que no era suyo. Una “sutil” circunstancia distingue al mallorquín del resto de mandatarios mencionados: Y es que Carlos Delgado ha convertido en papel mojado un acuerdo no vinculante de la Federació d´Entitats Locals de les Illes Balears (Felib) presidida por él que, en septiembre de 2000, pactara unas recomendaciones sobre las retribuciones de los cargos electos locales en función de la magnitud del municipio.

Otro de los alcaldes que tampoco se ha echado atrás es Arturo González Panero, de Boadilla del Monte (38.000 habitantes). González, del PP, cobrará 81.136 euros brutos anuales –unos 13 millones de las antiguas pesetas–, 6.644 000 más que la presidenta regional Esperanza Aguirre, aprobados en el primer pleno tras las elecciones. Al fin y al cabo, sólo es un 18,56 por ciento más que cuando ocupaba la alcaldía en 2003. En el pleno se aprobaron igualmente 13 dedicaciones exclusivas y 3 parciales para los 16 concejales del PP así como 29 puestos de confianza. Esta vez no ha servido de nada la advertencia del PP o quizás no ha querido llamarle la atención.


La verdad es que quienes vivimos en el paro, tantas subidas de vértigo nos deja un tanto atolondrados. Y no dejamos de hacernos preguntas absurdas: ¿Por qué será que, de entre los millones de parados que hay en España –oficiales y no oficiales–, no se conoce a ninguno que ocupe un puesto de político? ¿O sí lo hay? Y ¿qué pasaría si, para cumplir esta responsabilidad, se exigiera la condición de parado? ¿O si a los políticos se les pagara un sueldo más modesto, de acorde con lo que gana la gran mayoría de ciudadanos? ¿O si se les prohibiese mentir bajo amenaza de descontar parte del sueldo y de guardar meses de silencio por cada engaño promovido? Seguro que tendríamos una clase política medio muda y arruinada. En todo caso, seguirían sobrando parados para ocupar esos cargos.

miércoles, 4 de julio de 2007

4 de julio. O todos buenos, o todos malos.

El PP se ha opuesto siempre, sobre todo durante el gobierno de Aznar, a condenar los crímenes de la dictadura franquista. Y está en contra del resto de los grupos del Congreso de Diputados que respaldaron una propuesta de Izquierda Unida para la “revisión de sentencias y la restitución moral de los españoles fusilados por motivos políticos y de conciencia”. Para el Partido Popular la revisión de sentencias del franquismo no tiene ningún fundamento jurídico. Y sólo aceptó la restitución del honor de los maquis durante un debate celebrado en mayo del 2001, e insistió en que el resto ya tenía la rehabilitación moral con la transición a la democracia.

Tampoco fue posible una condena conjunta al golpe militar del general Franco, solicitada en 1999. Entonces los populares del PP argumentaron que era imprudente hablar de “buenos y de malos”. Que o todos buenos o todos malos. Sabia interpretación de quienes no quieren mojarse y salen así por la tangente. La derecha siempre interpretó como provocación cualquier idea de este género surgida de la izquierda. En febrero del 2001, el PNV presentó la iniciativa y el PP ya se puso en retaguardia contra “el proyecto totalitario y liberticida de ETA”. Habló del contenido “xenófobo y racista” del nacionalismo y propuso un texto alternativo en el que se condenaba de forma genérica “todas las dictaduras y regímenes autoritarios y totalitarios, del pasado y del presente”.

Yo sé que, sesenta y ocho años después de aquella guerra fratricida, aquella contienda y sus consecuencias nefastas –que pude estudiar detenidamente en mi libro, inédito, “España, vista por sus exiliados”–, sigue hoy marcando diferencias fundamentales por más que se pida el olvido de la misma como norma general de conducta entre los españoles. Y mientras la memoria histórica se hace cada vez más presente, la ley sobre la misma, dirigida por el PSOE, ha sido cada vez más suavizada para evitar enfrentamientos y fue retrasado hasta quedar en peligro de no verse aprobada en esta legislatura.

Durante el primer gobierno socialista, fue Felipe González quien no quiso rescatar la memoria histórica, lo que permitió cierta reconciliación entre vencedores y vencidos de la Guerra Civil, a costa del olvido de ésta. Hubo quienes la consideraron un paso negativo, un gran error político de las izquierdas y una gran injusticia para los luchadores anti-franquistas. Pero es evidente que no hay contradicción ni traición más patente que la indiferencia y el olvido.

En un artículo, publicado en El País en junio del 2001, Vicent Navarro recuerda muy acertadamente que, mientras la dictadura significó una represión brutal, la democracia ha significado la continuación de su marginación y la falta de su reconocimiento, continuando así una gran injusticia sobre la cual se construyó la transición. Suscribo al pie de la letra lo reafirmado por este catedrático para quien la única razón por la cual tal olvido podría moralmente justificarse sería en el caso de que los dos bandos del conflicto civil y de la dictadura tuvieran idéntica responsabilidad por lo ocurrido y hubieran realizado la misma cantidad de violaciones de los derechos humanos, argumento utilizado por las derechas para justificar tal olvido. Pero la realidad histórica no apoya tal postura. En efecto, el número de asesinato políticos del régimen dictatorial español fueron cien veces superior a los llevados a cabo por el régimen de Mussolini. “Es más –asegura Navarro–, la represión fue metódica, sistemática y llevada a cabo como política de Estado, a diferencia de la represión durante la República, que fue, en su gran mayoría, espontánea como repuesta popular al golpe fascista militar y sin formar parte de una política sistemática del Estado Republicano”.

Navarro puntualiza que los vencedores y los que apoyaron la dictadura se han beneficiado mucho más que los vencidos y los que sufrieron la represión franquista y hace hincapié en que la mayoría de asesinatos políticos en tiempos de paz (más de 200.000) tuvieron lugar a partir de 1939 y no antes. E insiste en que el olvido ha sido no sólo una gran injusticia, sino también un gran error político, con costes muy elevados.

De ahí que no acabe de comprender la postura del Gobierno socialista que retrasara el nacimiento de la Ley de Memoria Histórica durante año y medio. Debería de salir a finales de septiembre o en octubre de este año en curso, antes de que las Cortes sean disueltas para convocar nuevas elecciones. Izquierda Unida, una de las principales promotoras de la reforma, ha intentado, sin conseguirlo, que se convoque la ponencia de la Comisión Constitucional que debe de tratarla. El PSOE confía en alcanzar en este mes un acuerdo verbal con CiU para garantizar un fuerte apoyo. Pero mucho me temo que todo se quede para después de las elecciones. Y, si gana el PP, para mucho tiempo después, con lo que el “o todos bueno o todos malos”, seguiría por los siglos de los siglos.

lunes, 2 de julio de 2007

2 de julio. ¿Quién quiere ser millonario?

A juzgar por lo que cuentan las revistas del corazón, este es un país lleno de ricos que ya no saben qué hacer con su dinero. Pero también la prensa más seria y menos rosa se ocupa de estas historias. En sus páginas diarias hay gangas, beneficios y negocios para todos los gustos e intereses. De hecho, gracias a ciertos favores de alcaldes y a concejales que se forran, hay promotores y urbanizadores que se hacen en estos tiempos de oro. Y concursos televisivos que ofrecen dar el salto definitivo. ¿Quién quiere ser millonario?, dice uno de ellos. Cualquiera con buenos conocimientos mundanos puede llenarse los bolsillos gracias a las oportunidades presentadas. Y muy pocos, por no decir ninguno, en su sano juicio, podría despreciar estas brevas o bicocas.

Reconozco que no sólo los predestinados que se arriesgan triunfan a su manera en este mundo. Cada día se presentan miles de oportunidades aprovechadas por cualquiera que, a la larga, convierten nuestro país en más fantasioso y menos realista de lo que debería ser. Aunque a veces me pregunto si no estaré equivocado. Pienso que, al fin de cuentas, no soy más que un parado que se dedica a la literatura y a la música, en una situación económicamente lamentable. Mientras que otros saben jugar, y algunos triunfan y ganan sin demasiadas problemas, aunque, también la mayoría, pierde y es derrotada con la misma facilidad.

En este contexto, me pregunto si mi vida no es un sinónimo de fracaso personal. ¿Qué importancia tiene que un pobre diablo se crea que está haciendo lo correcto si navega contra corriente y, ni siquiera en el profundo mar de la literatura o en el de la música, está seguro de nada? En este mundo de falsedades y de mentiras, me dicen mis coetáneos, hay que seguir el ejemplo de los que triunfaron en cualquier campo y aprovecharse de la oportunidad del momento. Por ejemplo, en la abogacía, en la bolsa, o en los negocios. Vivir de puta madre sin pegar golpe, haciendo lo que a uno le plazca para conseguir cada vez más pasta. Ser un David Boies que llevó la causa del Departamento de Justicia contra Microsoft o la de los clientes defraudados de Sotheby’s Christie’s. De esta manera podría permitirme aplicar tarifas moderadas. Especializarme en derecho penal o mercantil. Ser un lanzado hombre de empresa, un inspector de fama, un político astuto, de los que defienden causas nobles de día y se enriquecen de noche. Incluso, dentro de la profesión de letras, podría escribir novelas de ventas millonarias. O hacer, en fin, cualquier cosa con tal de ganar dinero a punta pala y no morirme de asco como estoy haciendo.

Entonces me asalta una terrible duda. Pienso que tal vez me equivoqué de camino, que empeñarme en tener ideales y principios es de gentes de otra época que no de ésta, que debo dar el salto definitivo hacia otros campos, otros mundos, otros tiempos, otros lugares en los que escribir no sea un suicidio, una locura personal, un grito contra el viento en pleno desierto. Son los momentos más duros de esta vida. Y me acuesto sin ver la tele, procurando no pensar en nada de lo que me corroe e intentando dormirme hasta que un nuevo día me despierte.