1 de octubre. Una mala racha.
Reconozco que me he levantado con un humor insoportable. Hay momentos en que la suerte me da descaradamente la espalda y todo se vuelve contra mí. Como reacción primaria, lo achaco a mi triste sino de parado y lo hago pagar a quienes conviven conmigo o dependen, en cierta forma, de mí.
Entonces, discuto por nimiedades y cualquier cosa me saca de mis casillas. Doy de comer de mala gana a mis gatos y perros que aguardan, hambrientos por la hora tardía. Quiero ponerme enseguida ante mi ordenador pero tropiezo con el calentador que no se pone en marcha, sin darme cuenta que es imposible que funcione sin estar conectado a la corriente. Decido ir al pueblo a comprarme el periódico en el autobús de línea y me doy cuenta, en el trayecto, que me he colocado un zapato negro y el otro marrón. En fin, que soy un completo negado y todo marcha contra mí mismo.
Luego, al volver a casa un poco más calmado, descubro que estoy así desde que no toco normalmente la trompeta. El lunes pasado tuve un bajón que, de vez en cuando, sufro debido a causas desconocidas. Notaba que me fallaban las notas altas y no reconocía el sonido normalmente emitido. No llegaba al “la” por encima del pentagrama, cuando normalmente llego a un “mi” sobreagudo. No quise darle importancia, pero el miércoles por la noche, al asistir con la Banda a las fiestas de un pueblo, comencé a notar que mi registro fallaba seriamente. Y, a la mañana siguiente, con las dianas de costumbre, la cosa se puso realmente fea. No daba ni las notas comprendidas en el pentagrama. Así que, una vez finalizado el acto, tras haber soplado como malamente pude, presenté la excusa de que no me encontraba bien y me retiré con la trompeta entre las piernas, sin esperar la actuación del mediodía.
No volví a incorporarme en la Banda, que amenizó las fiestas los días siguientes, y opté por intentar recuperar a duras penas mi anterior estado psicológico. A lo máximo que he podido aspirar durante estos días es a tocar durante media hora, procurando no esforzarme demasiado. Pero mi registro no superaba el último “sol” del pentagrama, lo que me ha llevado a un estado de ánimo lamentable y a unos nervios irritantes. Esto explica mi malhumor y las contrariedades a las que he tenido que enfrentarme. Y todo por la dichosa trompeta que no perdona el más mínimo detalle.
Entonces, discuto por nimiedades y cualquier cosa me saca de mis casillas. Doy de comer de mala gana a mis gatos y perros que aguardan, hambrientos por la hora tardía. Quiero ponerme enseguida ante mi ordenador pero tropiezo con el calentador que no se pone en marcha, sin darme cuenta que es imposible que funcione sin estar conectado a la corriente. Decido ir al pueblo a comprarme el periódico en el autobús de línea y me doy cuenta, en el trayecto, que me he colocado un zapato negro y el otro marrón. En fin, que soy un completo negado y todo marcha contra mí mismo.
Luego, al volver a casa un poco más calmado, descubro que estoy así desde que no toco normalmente la trompeta. El lunes pasado tuve un bajón que, de vez en cuando, sufro debido a causas desconocidas. Notaba que me fallaban las notas altas y no reconocía el sonido normalmente emitido. No llegaba al “la” por encima del pentagrama, cuando normalmente llego a un “mi” sobreagudo. No quise darle importancia, pero el miércoles por la noche, al asistir con la Banda a las fiestas de un pueblo, comencé a notar que mi registro fallaba seriamente. Y, a la mañana siguiente, con las dianas de costumbre, la cosa se puso realmente fea. No daba ni las notas comprendidas en el pentagrama. Así que, una vez finalizado el acto, tras haber soplado como malamente pude, presenté la excusa de que no me encontraba bien y me retiré con la trompeta entre las piernas, sin esperar la actuación del mediodía.
No volví a incorporarme en la Banda, que amenizó las fiestas los días siguientes, y opté por intentar recuperar a duras penas mi anterior estado psicológico. A lo máximo que he podido aspirar durante estos días es a tocar durante media hora, procurando no esforzarme demasiado. Pero mi registro no superaba el último “sol” del pentagrama, lo que me ha llevado a un estado de ánimo lamentable y a unos nervios irritantes. Esto explica mi malhumor y las contrariedades a las que he tenido que enfrentarme. Y todo por la dichosa trompeta que no perdona el más mínimo detalle.
Sé que he sufrido un paro psicológico que es, desde el punto de vista artístico, más grave que el laboral. Será cuestión de volver a empezar, comenzando por las notas más bajas y llegando poco a poco a las más altas hasta que supere esta mala racha. Son crisis pasajeras que me llegan de vez en cuando, y quisiera descubrir la razón de las mismas. Por el momento, hay que esperar y no forzar la situación. Es cuestión de días, tal vez otra semana, pero estoy seguro que recuperaré el sonido de antes. Se trata de no perder la paciencia y de reencontrarme poco a poco conmigo mismo.
4 comentarios:
Yo no me preocuparía demasiado, la trompeta es un instrumento que requiere mucho fuelle y el diafragma no siempre está dispuesto a mantener ese ímpetu. El mal humor es achacable a esta perturbación de la normalidad ya que uno ve frustradas sus expectativas que auque parezcan poca cosa son el sustento de toda una vida.
Ánimo y no desesperes, que nunca se sabe lo que puede pasar mañana.
Yo creo que te miras demasiado tu "ombligo", y no reparas en los "ombligos" de los demás.
Amigo mira a tu alrededor y sonrie, y verás como pronto esas notas musicales que hoy no te han salido adecuadamente, mañana fluiran con suavidad.
Tenéis razón. En adelante, intentaré dejar de mirarme el ombligo y seguro que, al observar a los demás y al comparar sus necesidades con la de este ególatra compulsivo, los problemas personales se disuelven como un terrón de azúcar. Pero, a veces, es tan difícil levantar la mirada y olvidarse de uno mismo...
Santiago Miró
hablas de la trompeta en sentido metaforico verdad???? un mi sobreagudo tu????? jajaj me parto la cajaaaaaaaa un mi sobreagudo o sea tres lineas adicionales y un redondel eso es un mi sobreagudo no?? que llegas ahí asiduamente??? jajajajajajajaajajajjajaajajajaj ajajajajaj
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