miércoles, 17 de octubre de 2007

17 de octubre. Honores de primera y honores de segunda.

A propósito del día de la bandera que acabamos de pasar, me hago una serie de preguntas:

- No acabo de creerme el razonamieto de los monárquicos de que una república resulta mucho más cara que una monarquía. Algunos creen y aseguran que mil veces más. Pero, incluso en el supuesto de que fuera cierto, ¿es suficiente como para rechazar un gobierno republicano antes de pedírselo al pueblo en un plebiscito? ¿Por qué algunos odian tanto este verbo (plebiscitar)?

- ¿Por qué la derecha está tan segura de que ella ni quema retratos reales, ni dispara al corazón de la figura del Rey, asegurando que esto lo hace sólo la izquierda?

- Zapatero utiliza al Rey –dice la derecha– para atacar al PP; mientras que Rajoy lo hace –dice la izquierda– para atacar al PSOE. Si creemos tanto lo que nos dicen unos como otros ¿es posible que tengamos un Rey polivante, que se deje utilizar por unos y por otros? ¿Será esta la clave de la monarquia republicana o de la república monarquizante, es decir, ni chicha ni limonada?

- ¿Puede un Rey ser mínimamente de izquierdas sin que se rompan sus esquemas mentales y, sobre todo, económicos?

- ¿Por qué en el país más patriotero del mundo, como es los EEUU, donde quemar un símbolo no es lo mismo que quemar lo que éste representa, la quema de la bandera o del retrato del Jefe del Estado no está penalizada? ¿Por qué en Francia o en el Reino Unido hay leyes –como la de la prohibición del uso del velo islámico en las escuelas públicas– que en España no existen?

- ¿Por qué, hasta el momento, no se ha presentado una reforma legal del artículo 491 del Código Penal? Proposición que está mal mirada tanto por el PP como por el PSOE.

“En España –dice Ignacio Escolar en un articulo aparecido en el cotidiano ‘Público’ del pasado 6 de octubre, titulado “Fuego amigo contra el Rey”–, arreglar el problema de la quema de símbolos reales es mucho más sencillo. La excepcional defensa del honor de la familia real no se sustenta en la Constitución sino en este artículo del Código Penal. Y no hace falta más que una mayoría simple para modificarlo, para que al menos en eso todos seamos iguales ante la ley y no haya un honor de primera para la sangre azul y un honor de segunda para el resto. Ni siquiera hay que meterse en reformas legales: de momento, al Gobierno le bastaría con pedir algo de moderación a una Fiscalía que, con su política de mano dura forzada por el interesado escándalo de la derecha, ha convertido unas protestas anecdóticas en todo un incendio republicano”. Para el director de este periódico, la derecha española no es ni monárquica ni republicana: sólo oportunista. “El rey es un simple accidente geográfico en el camino hacia La Moncloa. Un día se le maltrata y al siguiente se le utiliza como un símbolo más de esa colección – el himno, la bandera, la canción de ‘libertad sin ira’– de la que la derecha quiere apropiarse”.

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