12 de mayo. El PP salmantino municipal se apega a Franco.
La imagen del dictador Franco sigue en el medallón de la Plaza Mayor salmantina, aunque pintarrajeada con los colores republicanos.
Otros ayuntamientos, como el de Palma de Mallorca, dirigidos por la alcaldesa socialista, Aina Calvo, cambiaron el nombre de 68 calles de la ciudad relacionadas con militares que participaron en el golpe militar del 36. Calvo recuerda que, en mayo de 1942, el Ayuntamiento de Palma aprobó en un solo día el cambio de nombre de casi 200 calles y plazas, dedicándolas a militares del bando nacional muertos durante la Guerra Civil. Los de ahora responden, según la primera edil, a "un profundo sentido democrático y a valores de concordia y diálogo". La alcaldesa defiende que los símbolos públicos "deben unir y no enfrentar" y admite que estos cambios generarán alguna molestia a ciudadanos palmesanos, si bien se intentará "minimizarlos". El Ayuntamiento de Palma cambiará un total de 141 calles de las 2.500 que tiene la ciudad, dando prioridad a las mujeres en los cambios toponímicos que sustituirán a vías que recordaban a militares franquistas.
Izquierda y derecha continúan con sus posturas enfrentadas frente a la Memoria Histórica. La primera trata de cambiar los nombre franquistas por otros más universales; la segunda se resiste a despegarse de los vestigios del franquismo y a adaptarse a los nuevos tiempos. Ambos casos se dan en el Ayuntamiento de Salamanca, en donde los concejales del PP y su alcalde, mayoría absoluta, se oponen con uñas y dientes a que se borren los nombres del pasado, frente a la decisión del Grupo Socialista que el pasado jueves presentaba una moción en la que pedía que se iniciasen los trámites para retirar de la Plaza Mayor de la capital tormesina el medallón de Francisco Franco. Los socialistas sugerían que se dejara sin efecto la primera medalla de oro de la ciudad, concedida al dictador el 12 de marzo de 1948, y que se revocara su nombramiento como Alcalde de Honor Perpetuo. El socialista, Fernando Pablos, no aceptaba que el general Franco, “responsable de miles de asesinatos políticos ilegítimos, siguiera siendo Alcalde de Honor de la ciudad y que la primera medalla de oro de Salamanca estuviera en su poder".
Esa era la segunda ocasión (la primera fue en enero de 2007) que el PSOE pedía que se anularan los acuerdos municipales relativos a la concesión de honores y distinciones a Francisco Franco. Aunque, “si en la anterior, aún no estaba en vigor la Ley de Memoria Histórica, en ésta sí estaba vigente". Dicha normativa fue aprobada por el Parlamento español a finales de 2007 y establece que "las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura".
En otros municipios, PP, PSOE e IU han votado conjuntamente a favor de la retirada de esta distinción a Franco. En el consistorio gaditano, el representante de IU, demostró su satisfacción porque se ha comenzado a aplicar la normativa vigente que prevé estos casos relacionados con la simbología franquista. Sin embargo, el Ayuntamiento de Salamanca, pese a que la Universidad sí rechazó la concesión del título de Doctor Honoris Causa a Franco, se opuso a retirar los honores al dictador. Fernando Pablos recordó que, el 5 de abril de 1982, el Ayuntamiento de Salamanca había concedido al Rey Juan Carlos I el título de Alcalde de honor vitalicio, "cargo que se encontraba vacante en ese momento. Algo que no es cierto, porque estaba ocupado por un difunto, Franco, ya que ese es el sentido de la palabra perpetuidad".
Al terminar el pleno, el portavoz socialista señaló: “Desgraciadamente, hoy Salamanca ha vuelto a ser una excepción”, como ya ocurrió a finales de diciembre pasado, al no aprobarse la retirada de la moción de destitución de Miguel de Unamuno como concejal republicano en 1936, al que se tildó de antipatriota, y “al no devolver el honor al alcalde y concejales fusilados al comienzo de la Guerra Civil”. La vejación contra Unamuno perdura validada en un acta golpista, setenta años después y con casi treinta de régimen democrático, porque Franco sigue siendo alcalde de honor de la ciudad...¡a perpetuidad!
Esa era la segunda ocasión (la primera fue en enero de 2007) que el PSOE pedía que se anularan los acuerdos municipales relativos a la concesión de honores y distinciones a Francisco Franco. Aunque, “si en la anterior, aún no estaba en vigor la Ley de Memoria Histórica, en ésta sí estaba vigente". Dicha normativa fue aprobada por el Parlamento español a finales de 2007 y establece que "las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura".
En otros municipios, PP, PSOE e IU han votado conjuntamente a favor de la retirada de esta distinción a Franco. En el consistorio gaditano, el representante de IU, demostró su satisfacción porque se ha comenzado a aplicar la normativa vigente que prevé estos casos relacionados con la simbología franquista. Sin embargo, el Ayuntamiento de Salamanca, pese a que la Universidad sí rechazó la concesión del título de Doctor Honoris Causa a Franco, se opuso a retirar los honores al dictador. Fernando Pablos recordó que, el 5 de abril de 1982, el Ayuntamiento de Salamanca había concedido al Rey Juan Carlos I el título de Alcalde de honor vitalicio, "cargo que se encontraba vacante en ese momento. Algo que no es cierto, porque estaba ocupado por un difunto, Franco, ya que ese es el sentido de la palabra perpetuidad".
Al terminar el pleno, el portavoz socialista señaló: “Desgraciadamente, hoy Salamanca ha vuelto a ser una excepción”, como ya ocurrió a finales de diciembre pasado, al no aprobarse la retirada de la moción de destitución de Miguel de Unamuno como concejal republicano en 1936, al que se tildó de antipatriota, y “al no devolver el honor al alcalde y concejales fusilados al comienzo de la Guerra Civil”. La vejación contra Unamuno perdura validada en un acta golpista, setenta años después y con casi treinta de régimen democrático, porque Franco sigue siendo alcalde de honor de la ciudad...¡a perpetuidad!
Otros ayuntamientos, como el de Palma de Mallorca, dirigidos por la alcaldesa socialista, Aina Calvo, cambiaron el nombre de 68 calles de la ciudad relacionadas con militares que participaron en el golpe militar del 36. Calvo recuerda que, en mayo de 1942, el Ayuntamiento de Palma aprobó en un solo día el cambio de nombre de casi 200 calles y plazas, dedicándolas a militares del bando nacional muertos durante la Guerra Civil. Los de ahora responden, según la primera edil, a "un profundo sentido democrático y a valores de concordia y diálogo". La alcaldesa defiende que los símbolos públicos "deben unir y no enfrentar" y admite que estos cambios generarán alguna molestia a ciudadanos palmesanos, si bien se intentará "minimizarlos". El Ayuntamiento de Palma cambiará un total de 141 calles de las 2.500 que tiene la ciudad, dando prioridad a las mujeres en los cambios toponímicos que sustituirán a vías que recordaban a militares franquistas.
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