2 de mayo. Los extraños y lógicos cambios y mudanzas de Zaplana.
Zaplana, eufórico, tras anunciar su decisión de abandonar la política. (Efe. Fernando Alvarado)
Tal vez la reacción más chocante ha sido la de Juan Villalonga (ex presidente de la Fundación Telefónica): “Estoy encantado de que hayan elegido a un cerebro político y de la estrategia, pero no habla ni inglés, ni francés, ni alemán, las lenguas vehiculares de la Unión Europea; y, en ocho años en la Comunitat, no llegó a hablar valenciano, por lo que dudo mucho que llegue a dominar nunca estas lenguas que son más complicadas. Le deseo mucha suerte pero veo dificultades. Ha sido una mala inversión de Telefónica”.
De pronto, el ex portavoz del Grupo Popular en el Congreso ha pasado de la política nacional a Telefónica Internacional en la que se enfrentará, sin don de lenguas, a socios y clientes que hablan el inglés, el francés y el alemán. Jamás ese guerrero del PP ha demostrado el menor control de estas lenguas. Al contrario, batallador y agresivo en las lides de nuevo Cid Campeador, Eduardo Zaplanana sí es ducho en la defensa a ultranza de su ideología siempre en un castellano combativo. Y lo que, al parecer, ha motivado este cambio de perspectivas ha sido la carga salarial ofrecida por el presidente, César Alierta. Extraños e inexplicables trueques estratégicos que suenan a lógicos y a ventajosos.
Sin embargo, explicados por el propio interesado, estos cambios y mudanzas se hacen más evidentes. "De mí –se expresa Zaplana– se podrán decir muchas cosas, pero no que no haya sido siempre claro... En esa situación, ha llegado una oferta laboral y creo, sinceramente, que es lo mejor para mí, para mi partido y para este momento político. Por eso he aceptado”. Zaplana añade que ha abierto "una nueva etapa" en su vida, que va a intentar recorrerla con el mismo éxito como el que “me ha acompañado en mi vida política”.
Sin embargo, explicados por el propio interesado, estos cambios y mudanzas se hacen más evidentes. "De mí –se expresa Zaplana– se podrán decir muchas cosas, pero no que no haya sido siempre claro... En esa situación, ha llegado una oferta laboral y creo, sinceramente, que es lo mejor para mí, para mi partido y para este momento político. Por eso he aceptado”. Zaplana añade que ha abierto "una nueva etapa" en su vida, que va a intentar recorrerla con el mismo éxito como el que “me ha acompañado en mi vida política”.
Claro que todo cambio tiene un precio. Y el suyo rondará los 600.000 euros anuales y que podrían superar el millón anual. Lo que supone multiplicar por diez su retribución como diputado nacional por Madrid, en torno a 4.000 euros netos al mes. La nueva responsabilidad de Zaplana supone la defensa de los intereses de Telefónica, la empresa multinacional española más importante, en varios países europeos: en Gran Bretaña, República Checa, Alemania, Irlanda, Eslovaquia, Italia... Y todo ello en su propia lengua, la única que habla. Claro que nuestro hombre mantiene una buena relación con el reciente ganador de las elecciones italianas, Silvio Berlusconi, y es capaz de defender sus objetivos en cualquier parte de Europa, con el apoyo de la interpretación simultánea que haga falta, puesta al alcance de su estrategia.
La reacción de los políticos no se han hecho esperar. Para el socialista, Alfonso Guerra, se trata del rostro de la estrategia del PP en la pasada legislativa. Para Mariano Rajoy, Zaplana ha sido un extraordinario portavoz y “espero que siga colaborando con el PP en la medida en que le sea compatible". Sin embargo, Esperanza Aguirre lamenta profundamente su marcha. "España –ha dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid– no está sobrada de personas con su edad, experiencia y valía en el mundo de la política". A Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida, no le gustan "estos túneles oscuros entre la política y las empresas públicas privatizadas”. Y para Joan Tardà, diputado de Esquerra Republicana, "es una buena noticia que Zaplana deje la política" porque ha dejado, a su paso por el Congreso, “una estela de conservadurismo y de cierto fanatismo”.
La reacción de los políticos no se han hecho esperar. Para el socialista, Alfonso Guerra, se trata del rostro de la estrategia del PP en la pasada legislativa. Para Mariano Rajoy, Zaplana ha sido un extraordinario portavoz y “espero que siga colaborando con el PP en la medida en que le sea compatible". Sin embargo, Esperanza Aguirre lamenta profundamente su marcha. "España –ha dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid– no está sobrada de personas con su edad, experiencia y valía en el mundo de la política". A Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida, no le gustan "estos túneles oscuros entre la política y las empresas públicas privatizadas”. Y para Joan Tardà, diputado de Esquerra Republicana, "es una buena noticia que Zaplana deje la política" porque ha dejado, a su paso por el Congreso, “una estela de conservadurismo y de cierto fanatismo”.
Tal vez la reacción más chocante ha sido la de Juan Villalonga (ex presidente de la Fundación Telefónica): “Estoy encantado de que hayan elegido a un cerebro político y de la estrategia, pero no habla ni inglés, ni francés, ni alemán, las lenguas vehiculares de la Unión Europea; y, en ocho años en la Comunitat, no llegó a hablar valenciano, por lo que dudo mucho que llegue a dominar nunca estas lenguas que son más complicadas. Le deseo mucha suerte pero veo dificultades. Ha sido una mala inversión de Telefónica”.
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