viernes, 16 de mayo de 2008

16 de mayo.Cuando el Rey rompe las normas.


El presidente Zapatero, frente al Rey.

Los Reyes, en junio del 2004, en Álava.

Ni Suárez, ni Calvo Sotelo, ni Felipe González, ni José María Aznar han conseguido arrancar un elogio público del Rey hacia su gestión. Obligado por su cargo, el monarca mantiene la neutralidad. Pero he aquí que un día rompe la norma. Por primera vez en 33 años de democracia, el Rey, minutos después de presidir la entrega del Premio Cervantes al poeta argentino Juan Gelman, ensalza ante una periodista la figura del presidente del Gobierno. “Es un hombre –dice de él–muy honesto. Muy recto. Que no divaga. O sea, la gente cree que hace cosas así... como divagando, pero no hay nada de eso. Él sabe muy bien hacia qué dirección va y por qué y para qué hace las cosas. Tiene profundas convicciones. Es un ser íntegro.

La noticia trasciende el pasado domingo, al revelar el suplemento dominical “El Mundo” la conversación mantenida el 23 del pasado mes de abril por el monarca con Mercedes Ibaibarriaga. La informadora le preguntaba al Rey su opinión personal sobre el presidente del Gobierno. La respuesta del monarca fue clara y directa, deshaciéndose en elogios hacia Zapatero. “Sin embargo –insinúa la periodista– le siguen considerando un enigma”. Pero Juan Carlos remata: “Bueno, quizá por la forma de las cejas, el gesto, los ojos, esa sonrisa particular... Pero lo importante es el valor de lo que hay detrás de eso: un hombre recto”.

Inmediatamente, las cortas pero incisivas declaraciones del Rey despiertan toda clase de críticas. “Me quedé perplejo cuando leí sus declaraciones” –asegura un miembro de la dirección del Grupo Parlamentario Popular–. Ha sido muy imprudente al decir eso, porque su obligación es ser neutral y no manifestar opiniones personales sobre alguien que está sometido a control político, como es Rodríguez Zapatero”. El elogio real se hubiera comprendido mejor si hubiera sido sobre un ex presidente del Gobierno. El PP se rasga las vestiduras y prefiere pensar que el monarca ha cometido un desliz.

En La Zarzuela, consideran que los halagos del Rey a Zapatero fueron, simplemente, unos “comentarios informales” y, en ningún caso, pueden considerarse “declaraciones oficiales, pronunciadas off the record”. Pero la tormenta amenaza con un desastre nacional. “Ha comprometido muy seriamente el papel de la Corona” –sostienen algunos populares–. Periodistas de la COPE critican con dureza no tanto la indiscreción real cómo su cercanía al presidente de Gobierno. Jiménez Lozano hace suya la frase de otro articulista de la web: "Juan Carlos I, el rey de la España confederal y asimétrica, está no menos que Rajoy a las órdenes de Zapatero". Alfredo Pérez Rubalcaba intenta apaciguar las aguas. A su juicio, el Rey dijo "lo que piensa" y se comportó "como una persona, como si a usted o a mí nos cogen y nos preguntan a la salida de un acto. Todo el mundo tiene derecho a tener la guardia baja de vez en cuando”.

No es esta la primera vez que unas palabras del Rey producen tal torbellino político. Hace menos de un mes, el rey tomaba partido en la final de Copa que él mismo presidía. "Tiene que ganar el que perdió", aseguró en referencia al Getafe que volvía derrotado de la UEFA. El cabreo entre los valencianistas fue de órdago. En la célebre Cumbre Iberoamericana de Chile, don Juan Carlos provocó otro reguero de pólvora al lanzar el ya famoso “¿Por qué no te callas” a Hugo Chaves, quien no dejaba hablar a Zapatero. En este caso, el Rey trató de echar un cable al presidente del Gobierno español, quien, a la vez, defendía el nombre de Aznar, otro ex presidente de Gobierno. Y, en junio del 2004, en el país Vasco, el Rey, ante los gritos de protesta de un grupo, respondió con un gesto inusual que las cámaras pudieron grabar. Fue en el viaje a Álava, en donde los Reyes visitaron la fábrica que la multinacional Guardian tiene en Llodio. A la entrada de la Catedral de Santa María de Victoria, se produjo un gesto real que llamó la atención y que Algels Barceló, en Telecinco, calificaría de “gesto de desaprobación”. La Casa Real reaccionó inmediatamente, comentando que todo podía ser “una mala interpretación del saludo del Rey”. Lástima que estas excepciones rompan siempre las normas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Asistimos al declive fisico y mental de este monarca, que no contempla ni por asomo una posible jubilación, ni parece haber nadie a su alrededor que le proponga tal cuestión, ya que la condición de la realeza es su naturaleza atavica y "a divinis." con rango de fe dogmatica. Tal como Mohamed sexto, quien es biografiado como descendiente directo de mahoma.
Habrá más perlas.
chiflos.