miércoles, 3 de noviembre de 2010

Las visitas del Papa a España. (II) No con mis impuestos.


(Arriba) Un peregrino pasa por delante de uno de los carteles que anuncia la visita del Papa a Santiago. (Abajo) Carteles anti papales.



Hace más de cuatro meses, mil personalidades, entre las que se encontraban el eurodiputado Mayor Oreja, la concejala Ana Botella, esposa de José María Aznar, el diputado Martínez-Pujalte y otros muchos miembros del PP, firmaban una carta en la que conmemoraban la intención del Papa de visitar por segunda vez España. En la misiva, le agradecían “la incansable defensa de la dignidad humana y de los valores que necesita el mundo de hoy”. Los firmantes suscribían el ataque a las políticas progresistas, guardando un mayestático silencio frente al costo del viaje papal a Galicia (tres millones de euros por 7 horas, 45 minutos), y Barcelona (1,8 millones), gracias al impuesto de todos los españoles. y atacaban a quienes “pretenden prescindir de las categorías del Bien, la Verdad y la Belleza”.

A medida que se acercaba la fecha de la llegada del Papa a España, la Iglesia y el Estado acentuaron los aspectos de esta singular visita mientras que grupos y colectivos contrarios denunciaron el gasto que dicha visita supone, el recorte de libertades, la vigilancia policial y las censuras a publicaciones y campañas críticas. Frente a los mismos, Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano, habla del viaje “pastoral y no político”. Un viaje pastoral en el que políticos y altas instituciones del Estado pugnan por conseguir un encuentro o saludo con Benedicto XVI mientras los hoteleros, por su parte, no dejan de frotarse las manos ante el negocio que supondrá que más de 200.000 personas visiten la capital gallega.

Otros observadores, como Francisco Delgado, presidente de Europa Laica, constata cómo “la inmensa mayoría de la ciudadanía se muestra indiferente” y critica la aplicación de la censura a la hora de promocionar un libro ateo en dos líneas de autobuses por parte de una agencia publicitaria y la concesionaria de transporte. “No tiene ningún sentido –opina Delgado–, cuando posiblemente el transporte se financia con medios públicos. Tiene igual derecho la editorial en los buses que la Iglesia a anunciarse en televisión. El alcalde, socialista, debería intervenir para defender la libertad de expresión y los derechos del anunciante”. Delgado cree que “la gente tiene miedo a enfrentarse a un poder económico, más que religioso, que controla mucho y a veces utiliza su integrismo”.

Tampoco el BNG, tercera fuerza política en el Parlamento autonómico, ve con buenos ojos que el viaje papal se financie con fondos públicos y ha descarta su presencia en los actos por su carácter “exclusivamente” religioso. El PSdeG mira con lupa cada partida destinada al evento y exige a la Xunta, en manos del PP, que especifique los gastos y no peque de falta de transparencia. El nacionalismo extraparlamentario rechaza de plano la sola presencia de Benedicto XVI. Y algunas asociaciones y colectivos de base organizan actividades para mostrar su rechazo.

Mañana: (III). "Yo no te espero"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sólo sangra las arcas y bolsillos sino además lleva la desgracia, como ocurriera en el metro de Valencia. A este personaje de zapatitos rojos los tocados que mejor le sientan son el tricornio y el sombrero de un picador.

Chiflos.

Anónimo dijo...

Eso era por todos sabido.... este es un chorizo ...y tiene cuentas....en santiago...... y en barcelona......y donde jesucristo perdio la chandalia.......EN EL VATIKANO SE RIFAN SU CABEZA...Y YO CREO QUE ES EL PAPA NEGRO...DEL QUE TANTO HABLABAN....

Floyd dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.