La cara de Rajoy ante la pregunta de un periodista rumano.
La cara de susto de Rajoy ante la pregunta de un periodista rumano
“Por qué mantuvo
Mariano Rajoy el contacto con Luis Bárcenas, incluso dándole ánimos por SMS,
después de saber que tenía 16 millones de euros en Suiza?” Esta fue la pregunta
que el diario “El Mundo” pactó al principio de la semana pasada para que el
presidente del Gobierno la respondiera, evitando hábilmente que se la hicieran,
en una impresentable maniobra con la ayuda del diario ABC. En el momento de
contestar, leyó un discurso preparado para esta ocasión.
El lunes pasado, tras haber mantenido una
entrevista con el primer ministro rumano, Víctor Ponta, se extrañó Rajoy, en
otra de sus ruedas de prensa
controladas, de que un periodista extranjero, rumano por más señas y en un
español perfectamente comprensible, por ser corresponsal en España, le planteara
esta pregunta relacionada con el “Caso Bárcenas”: “¿Cómo va a responder a todas
las acusaciones que vienen en el 'caso Bácenas': ¿en el parlamento, ante un
juez o en un discurso como el pasado febrero? Muchas gracias”. En el mismo momento, la cara de Rajoy se
convirtió un cromo cotizado. Lleno de asombro, no podía creer lo que veía y
escuchaba. La sala de prensa se llenó de murmullos y, para salir del mal paso, el primer ministro rumano comentó: “Solo puedo
admirar el dinamismo de la prensa rumana”, mientras que el presidente español
reflejaba la estupefacción en su cara y en sus expresiones y, bolígrafo en
mano, se dirigía a su jefe de prensa. “Por lo que veo es un buen seguidor de la
vida política española”, dijo, al fin, antes de contestar. “Comparezco
habitualmente en el Parlamento y en la medida que me van preguntando yo voy
respondiendo”, aseguró. A continuación, anunció que dará su "versión" en el Congreso entre los últimos días de julio y los primeros de
agosto.
Rajoy irá al Congreso, pero no será solo para hablar
sobre Luis Bárcenas, sino para explicar ‘la situación política y económica’,
que es “el traje –como dice I. Escolar– con el que el presidente ha querido
vestir lo que a todas luces es una rectificación”. También promete que va a
aclarar ‘los temas que preocupan a la opinión pública’. “La frase (literal) –comenta
Escolar – es el último eufemismo con el que el presidente pretende esconder a
su extesorero, los millones en Suiza, la corrupción de su partido y los sobres
con dinero negro que enfangan su autoridad. Las palabras ‘Luis Bárcenas’ siguen
siendo el gran tabú del presidente. Sus patéticos esfuerzos por no decir ese
nombre en voz alta recuerdan a cuando Zapatero se negaba a pronunciar la palabra "crisis". Rajoy debería saber cómo acabó aquel juego de
sinónimos: en política, un silencio es otra forma de gritar. El presidente ha
cedido a la presión a su manera: como esos niños pequeños que nunca saben
perder. Irá por su propio pie al Parlamento para evitar el oprobio de llegar
arrastrado por una moción de censura hasta la sede de la soberanía popular. A
cambio, el presidente ha cancelado la tradicional rueda de prensa previa a las
vacaciones. Lo hace por nuestro bien: no nos vaya a dar una sobredosis de
democracia que nos sienta mal”.
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