domingo, 6 de abril de 2014

Dos emigrantes españoles dirigen el gobierno de Francia y su capital, París…

 

Son dos hijos de inmigrantes españoles que llegaron a un país que no era el suyo, en busca de un futuro mejor. Y “bien sûr” que lo encontraron. Hoy, dirigen la ciudad de París y el Gobierno de Francia. Se trata de Anne Hidalgo, nueva alcaldesa de París, y de Manuel Valls, primer ministro de Francia. Ambos hablan perfectamente español (Valls también habla catalán) y no reniegan de sus orígenes sino que los reivindican como un activo. Ambos militan en el Partido Socialista, bastión de la resistencia de una formación en horas bajas, y capitaneado desde el Gobierno por un impopular François Hollande. La nueva alcaldesa de París y el primer ministro galo son hijos de españoles y nacieron en España. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se “enorgullece” como “mujer y española” de que la socialista Anne Hidalgo, de origen español, haya alcanzado la Alcaldía de París en los comicios celebrados el pasado domingo en Francia. Botella explica que la conoció hace un año y que le “gusta” que la Alcaldía de París esté capitaneada por esta española. “Una española que llegó, como inmigrante de Chiclana, a París. Lo mismo que celebra que el nuevo primer ministro de Francia, Manuel Valls, sea de origen hispano. “Antes, como ahora, hubo muchos españoles que tuvieron que irse de España”. Botella se calla las razones por las que tantos españoles tuvieron que desplazarse a Francia durante y después de la guerra civil. Pero todo el mundo lo sabe.

Anne Hidalgo y Manuel Valls, dos españoles que triunfaron en París.
 
La alcaldesa de la capital francesa, la primera mujer que logra tal periplo, nació en San Fernando (Cádiz), en 1959. “En política –reconoce–, soy muy seria. Pero, en mi vida personal, me gusta salir de fiesta, vivir en grupo, estar con mi familia”. Valls nació en una familia acomodada; Hidalgo, en la pobreza; él tuvo una carrera política lineal; ella fue inspectora del Trabajo, antes de ocupar el puesto de teniente del alcalde parisino; él representa al ala derecha, o “socio-liberal” del PS, en tanto que ella es aliada del ala izquierda. Nacido en Barcelona hace 51 años e hijo de un conocido pintor catalán, Manuel Valls se naturalizó francés a los 20 años Desde entonces, ha subido los escalones del PS, donde empezó a militar a los 17 años, hasta ocupar el puesto de ministro del Interior, en 2012, y ahora el de primer ministro. Pese a sus polémicas declaraciones sobre la inmigración y los gitanos, es el miembro más popular del gobierno de Hollande. Casado en segundas nupcias con una violinista, Valls gusta de la luz de los reflectores y tiene, según comentaristas políticos, su vista puesta en el Elíseo. Hidalgo nació en San Fernando (Cádiz), de padres obreros que la trajeron a Francia a los dos años, huyendo del franquismo y la miseria… Y prefiere trabajar en la sombra, impulsando iniciativas a favor de los inmigrantes españoles y latinoamericanos. Subraya el papel de los republicanos españoles en la Liberación de París y condecoró, en los salones de la alcaldía, a artistas españoles como Carmen Maura y la cantante Luz Casal. Valls no oculta que es un hincha incondicional del Barça, aun en los partidos que los blaugrana disputan contra el Paris Saint Germain (PSG). Ha convertido la seguridad en su principal bandera y se ha definido como “económicamente realista”. Fue condecorado en España con la Orden del Mérito Civil y se declara “reformista más que revolucionario”. Hidalgo dice que la suya fue “la victoria de los valores republicanos, de la autenticidad, de la izquierda fiel a sí misma y eficaz en su acción”. Pero, por encima de todo, algo muy fuerte une a ambos: su orgullo por sus raíces españolas.

Anne Hidalgo, “hija de rojos”.

En 1939, el abuelo  de Anne Hidalgo, socialista y republicano español, tuvo que huir durante la Guerra Civil. Luego volvió a España pero, en el regreso, su esposa murió y a él le condenaron a cadena perpetua. El padre de Hidalgo, electricista, se tuvo que criar con sus abuelos. Al año siguiente de haber nacido, Anne huye con sus padres y cuatro hermanos, emigrando esta vez por problemas económicos. Abandona España cuando sólo tenía dos años. Se cría en Lyon y obtiene, a los 14 años,  la nacionalidad francesa. Con su padre en la cárcel, Anne, aquella “hija de rojos”, llega a la escuela francesa, pública y laica, según reconoce. Allí, presume de identidad andaluza en cuanto puede. A los 15 años se hace feminista, tras leer a Simone de Beauvoir y Anäis Nin. Una advertencia de la maestra al resto de niños y niñas la pone en alerta: “No permitáis que las españolas sean las primeras de la clase”. Con 24 años, ya como abogada laboralista en Lyon, llega a París, la ciudad de sus sueños, en donde se doctora en Derecho y entra a formar parte del socialismo francés, al tiempo que es inspectora de Trabajo. Allí ocupa distintos puestos en la política y, en 1997, entra a formar parte del equipo de Martine Aubry, ministra de Empleo y Solidaridad del Gobierno socialista de Lionel Jospin (1997-2002). Luego, es nombrada teniente de alcalde del Ayuntamiento parisino y, en el 2010, es condecorada por el rey Juan Carlos con la Real Orden de Isabel la Católica. Con su familia siempre habla en español, pero con su hermana, que ahora vive en Estados Unidos, se comunicaba en francés. La Anne francesa es, en realidad, la Ana hispánica, aunque, como ella misma reconoce, nunca escogió “afrancesar” su nombre. “Lo hicieron en la escuela. Fuera de casa, me llamaban Anne, sin consultarme. Y, en casa, los amigos y compañeros, me conocían como Ana”.  Cuando Nathalie Kosciusko-Morize, la candidata conservadora a la alcaldía de París, la quiso atacar en la campaña electoral, tachándola de aburrida, Anne respondió tajante, tirando de identidad: “Soy andaluza y los andaluces no somos aburridos. Los que me ven así (aburrida) no me conocen”. Desde París, Anne Hidalgo sigue liada con su pueblo de San Fernando, donde sus padres, ya ancianos, forman parte de la honorable lista de históricos militantes de la agrupación local del PSOE que perdieron su juventud luchando por la libertad. Ellos jamás pudieron pensar que Anne, una de sus hijas, “hija de rojos”, lograría ser alcaldesa de París y burlarse de quienes desearon cortarle las alas a la igualdad de oportunidades y a la libertad.
 
M. Valls, el nuevo primer ministro francés, frente al Elíseo.

El padre del nuevo primer ministro francés, el pintor Xavier Valls, emigró a Francia a finales de los 40 y falleció en 2006. Fue un artista que exploró el cubismo y la abstracción en centenares de retratos, paisajes y naturalezas muertas, algunos de las cuales se expusieron recientemente en el Espai Volart de la Fundació Vila Casas de Barcelona. Además, un primo del padre del nuevo primer ministro, Manuel Valls i Gorina, compuso la música del himno del FC Barcelona, del que es un gran forofo, aunque tiene el corazón algo dividido, porque es aficionado también del Paris Saint Germain (PSG). Su padre, Xavier Valls, y su madre, Luisangela Galfetti, procedente de la zona Suiza en la que se habla el italiano, quisieron que su hijo naciera en España cuando estaban de vacaciones en Cataluña. Tuvo la nacionalidad española hasta la adolescencia, cuando se decantó por la francesa. Manuel Valls se sumergió en un mundo donde la cultura y la política estuvieron entrelazadas. A los 17 años se afilió al Partido Socialista, aunque no obtuvo la nacionalidad francesa hasta los 20 años, lo que le impidió votar en 1981 por François Mitterrand, primer presidente socialista. Entre otros cargos, fue el responsable de prensa del  gabinete de Lionel Jospin, alcalde de Évery y candidato a las primarias socialistas que François Hollande ganó. Fue ministro del Interior cuando llegó al Elíseo y hoy, ese personaje de alma culé y capaz de hablar con fluidez castellano, catalán, francés e italiano, con su nombramiento como primer ministro, se convierte en el segundo 'español' en protagonizar los movimientos de la alta política francesa. A finales de 2012, visitaba, como ministro del Interior, La Colonia Española y la Casa de Madrid en Beziers. Y, en febrero de 2013, inauguraba, en el Museo Montparnasse de París, una muestra del pintor y exiliado español, Eduardo Pisano. Se le considera un “social liberal”, ha renegado de la denominación “socialista” y mantiene una de las posiciones más duras sobre inmigración dentro del progresismo francés, algo que le ha granjeado fama sarkozysta de izquierdas.

Anne Hidalgo, en el ala más izquierdista del socialismo galo.
 
“Andalucía es mi tierra –asegura, orgullosa, Anne Hidalgo, la primera mujer que consigue la alcaldía parisina–; París, mi ciudad y Francia, mi país”. Sus padres, ya ancianos, vuelven a Andalucía a disfrutar de la libertad que les robaron. Y, aunque se empeña en contar su biografía con total normalidad, esta política franco-andaluza, hija de un republicano que llegó a Francia huyendo de la crueldad de la dictadura franquista, se sitúa en el ala más izquierdista del socialismo galo. Desde el pasado domingo, en el que consigue el 53,34% de los votos, es la primera alcaldesa de París, la capital de un país donde un día llegara, siendo la hija de un electricista y una costurera andaluces. La candidata socialista a la Alcaldía de París logró, a sus 60 años,  una clara victoria frente a la aspirante conservadora, Nathalie Kosciusko-Morizet.  La teniente de alcalde de París tomó el relevo de Bertrand Delanoë que, en 2001, se convertía en el primer político de izquierdas en gobernar la capital francesa y que decidía no presentarse a un nuevo mandato. Esta noche –declaraba la franco-española, al confirmarse su triunfo–, París gana. Es la victoria de los valores republicanos, la victoria de la autenticidad, la victoria de una izquierda fiel a su ideal y eficaz en su acción”.  De esta forma, aspira a “hacer de París una ciudad más justa y solidaria, fiel a sus valores. Una ciudad rica en su formidable diversidad, donde la creatividad y la innovación estarán al servicio de una vida colectiva mejor”. Asegura que será “la alcaldesa de todos los parisinos”, admitiendo el “gran desafío que representa” convertirse en la primera mujer en regir la capital de Francia y promete que no engañará a nadie “ni con sus ideales ni con su honor”. Favorita en todos los sondeos, Hidalgo fue superada en la primera vuelta de la semana pasada por Kosciusko-Morizet, exministra de Nicolas Sarkozy, que logró el 35,64 % de los sufragios, frente al 34,4 % de la socialista. Pero, en unos días, lograba invertir la tendencia en la segunda y definitiva ronda, en la que recibió el apoyo de los ecologistas, para alzarse con una victoria crucial para su partido.

Pere Navarro y Manuel Valls, en el 76º Congreso del Partido Socialista francés.

Nacionalizado francés al cumplir la mayoría de edad, Manuel Valls sueña con refundar el PS, echando a los viejos líderes. Defiende que el socialismo no está reñido con la austeridad presupuestaria ni con conceptos como el laicismo militante, la seguridad en las calles o el respeto a los maestros, tradicionalmente abonados al discurso conservador. Sus enemigos suelen decirle que está a la derecha de la izquierda o que, de joven, se equivocó de partido. Alcalde de Évry con un 70% de votos y diputado de Essonne, con un 60%, casado dos veces y padre de tres hijos que sólo juran por el Barça, Valls encarna a su manera el modelo de Tony Blair adaptado al Hexágono y representa un soplo de aire fresco en el carpetovetónico entramado de líderes progresistas, nostálgicos de la era Mitterrand. Valls mantiene, desde hace años, una buena relación con el líder del PSC, Pere Navarro, y los que le conocen en la calle Nicaragua –sede de los socialistas catalanes– le definen como un hombre serio, perfeccionista, muy correcto en el trato y con una gran vocación de Estado. Se declara, además, amigo del ministro del Interior de España, Jorge Fernández Díaz, con el que ha hecho frente común contra el terrorismo a ambos lados de la frontera, y, desde hace años, tiene relación con el expresidente de la Generalitat de Cataluña y fundador de Convergència, Jordi Pujol. Pese a sus vínculos con Cataluña, en donde suele pasar los veranos, el político francés siempre ha evitado posicionarse sobre el debate en torno a la consulta de autodeterminación en Cataluña y en alguna ocasión ha opinado que la “diversidad de España debería ser su fuerza y no un problema”.
 
Anne Hidalgo: los valores antes que nada.

“Si hacemos el juego a la extrema derecha –reconocía el 25 de octubre Anne Hidalgo en El País–, Europa será un infierno”. En 2001, entró en la política municipal de la mano de Bertrand Delanoë. Ganó las primarias del distrito 15, donde vivía. Delanoë la nombró teniente de alcalde, y, desde entonces vive la pasión de París, que siempre fue un mito para ella. “No llegué aquí para ser alcaldesa –reconoce–, pero la ilusión se completa ahora… Cuando ganó Hollande, en mayo de 2012, me propusieron formar parte del Gobierno, pero dije que no porque quería dar la batalla de las municipales. Como mujer de izquierdas, sé bien que los impuestos sirven para ofrecer mejores servicios, y que algunos ciudadanos de más edad van a tener que pagar más que antes. Pero, no podemos hacer como si no hubiera crisis, y con nuestro presupuesto miraremos por la gente más humilde dando ayudas para la vivienda y el transporte. La impopularidad del Gobierno es un hecho, aunque confío en que los parisienses sabrán distinguir que nos jugamos el futuro de la ciudad y apreciar que la gestión municipal de estos años ha sido transparente, democrática y moderna, mucho mejor que la que hizo la derecha antes que nosotros”. Dice que la solución es muy clara: los valores antes que nada. Que la extrema derecha es veneno para la República, una propuesta falsa que no soluciona nada. Que el populismo se alimenta del miedo y de la crisis, para culpar al extranjero de todos los males. Que la hija de Le Pen intenta que la llamen Marine en vez de Le Pen, para hacer olvidar a su padre, un extremista, como ella… Recuerda que, en los sesenta, se hablaba muy mal de los españoles, de los portugueses y de los italianos. Pero que había trabajo porque las empresas necesitaban mano de obra. “Con la crisis de 1973, las cosas se pusieron peor. También hubo racismo contra los españoles, los polacos y los italianos en los años veinte, pero la sociedad logró superar esos recelos con la escuela republicana. La educación redujo la crispación, y aunque mis padres oyeron en la escuela palabras racistas, hubo otros que nos ayudaron. Creo que eso falta ahora, entre otras cosas porque la derecha aprovechó la crisis para reducir los presupuestos de educación. Tenemos que reconstruir la convivencia”. Su abuelo cruzó los Pirineos con los últimos refugiados de Cataluña y estuvo en una cárcel francesa. Luego quiso volver a España. Lo encarcelaron y lo condenaron, aunque no lo mataron. “Mi padre dejó los astilleros de Cádiz para venir otra vez, pensando en sus hijas. Creía en la idea de los republicanos españoles, que la emancipación pasa por la educación. Entonces Francia era próspera, pero fue un salto en el vacío, y trabajó muchísimo, con voluntad de integrarse”

Manuel Valls, ministro del Interior francés, y Jorge Fernández Díaz, su homólogo español

Manuel Valls, ex ministro del Interior y hoy primer ministro, tuvo siempre buena sintonía con su homólogo español, Jorge Fernández Díaz, con el que trató asuntos como el terrorismo (islamista y de ETA) o la inmigración. Previsiblemente, dichos lazos intergubernamentales se acentúen desde su nuevo puesto. Sin embargo, en España, sus políticas fueron más conocidas por las polémicas decisiones de repatriación de rumanos. En concreto, se recuerda el caso de Leonarda Dibrani, una alumna gitana de 15 años que fue detenida en el autobús escolar durante una excursión para ser expulsada a Kosovo. Este incidente fue criticado con dureza, incluso Hollande, la primera dama francesa, tuvo que llamar al orden a sus ministros y Valls tuvo que asumir su “torpeza” ante Ayrault, el anterior primer ministro, por llegar a decir que los rumanos deben irse de Francia e integrarse en sus países, si bien insistió en que la deportación de Dibrani  –a la cual, finalmente, se le concedió el derecho a regresar, pero sin su familia– no le iba a hacer “cambiar de rumbo”. Otra de las dudas estriba en si el presidente estará dando alas a un potencial rival que ya intentó en una ocasión llegar al Elíseo y que, con los resultados de los sondeos sobre la mesa, podría estar mejor situado que él para encabezar a los socialistas en las presidenciales de 2017. Algunas de las diversas ideas “iconoclastas” del polémico catalán/francés en el interior del Partido Socialista,  recopiladas por el diario Le Monde en su versión digital, son: El pacto de la izquierda con el mundo económico, de posiciones “pragmáticas”. En el año 2011/12, y ante las elecciones primarias, su programa fue conocido como el de un “joven lobo”. Valls llegó a decir: “Que los impuestos no van a aumentar es mentir a los franceses”. O: “Yo estoy convencido que la izquierda debe hacer un pacto con el mundo económico y con el mundo de la empresa”. Propuso, además, “aumentar dos o tres horas más de trabajo y con igual salario”. En sus dos años de ministro de Interior, su obsesión por la seguridad le llevó a “dar más autonomía a la policía”. En cuanto a los extranjeros e inmigrantes, en un “discurso iconoclasta” manifestó: “Los extranjeros, también con familia, también con niños escolarizados, desde el momento en que no tienen el derecho de residencia, deben abandonar el territorio. No hay dos políticas posibles. La que nosotros defendemos, respetuosa con las derechos humanos, es una política de izquierdas”.
 

Y mientras exportamos españoles que llegan a la alcaldía parisina y al gobierno galo, importamos dictadores que acuden a actos importantes como el registrado esta semana. Me refiero, por supuesto, al  dictador de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang que ha sido el único de los jefes de Estado invitados que ha acudido al funeral por Adolfo Suárez, oficiado en la catedral de La Almudena de Madrid por el cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela. Obiang no visitaba España desde el 2006. En los edificios de enfrente de la catedral se podía ver una pancarta que reprobaba la visita del presidente ecuatoguineano. “Obiang vergüenza”, rezaba un cartel. Invitado por el Rey, Obiang sigue siendo motivo de polémica. Él mismo defendía el martes que su país es “la embajadora en África” de la lengua española tras recordar que se trata del “único” en el continente que tiene el castellano como “lengua oficial” y agradecía al Rey por haber “influido” para poder participar en un acto cultural en el Instituto Cervantes de Bruselas sobre el idioma español a pesar de las críticas que ha suscitado su presencia. Obiang admitió “sorpresa” por “la actitud de algunos nostálgicos que rechazan este encuentro por razones que nada tienen que ver con el desarrollo de la lengua del español” y defendió sentirse “muy orgulloso” de participar “por primera vez” en un acto en un Instituto Cervantes.

 
El dictador Obiang asistió al funeral de Estado celebrado en la Catedral de la Almudena para despedir oficialmente al expresidente Adolfo Suárez. Su presencia causó un fuerte malestar en los colectivos pro Derechos Humanos que, hace sólo una semana, se opusieron a su participación en las conferencias sobre lengua española celebradas en dependencias del Instituto Cervantes, en Bruselas. En concreto, la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) denunció que el mandatario guineano “viola persistentemente” estos derechos, “practica sistemáticamente detenciones arbitrarias y torturas, limita intolerablemente la libertad de expresión y persigue y hostiga a ciudadanos, sociedad civil o grupos políticos que no le son afines”.
 
Teodoro Obiang, en el funeral de Adolfo Suárez.

Oficialmente, nadie vio el apretón de manos entre Rajoy y el Rey a Teodoro Obiang en el funeral de Adolfo Suárez. Un apretón a escondidas para evitar los focos de los periodistas acreditados, pero haberlo, lo hubo. El Gobierno alega que vetar la asistencia del dictador de Guinea Ecuatorial habría sido una afrenta. “El Gobierno y la Casa Real –advierte ElPlural.com– se encargaron de que el saludo se produjera a escondidas de los focos de los periodistas en un lugar apartado en la Catedral de la Almudena de Madrid. A la vista de todos, el abrazo del Rey y el presidente del Gobierno al hijo mayor de Suárez, Adolfo Suárez Illana, a la puerta de la catedral. A continuación puede verse la entrada del Rey y Rajoy, que se reunieron con otras autoridades presentes en la Catedral y la familia del expresidente fallecido. Sin embargo, antes habían saludado a los representantes extranjeros que acudieron a la ceremonia religiosa, entre ellos Obiang. Aunque lo hicieron a escondidas, según informa El País, para evitar la imagen con el dictador, sí hubo fotos,  pero no se hicieron públicas. El Gobierno justificó la presencia del dictador en el funeral de Suárez porque ‘se invitó a todas las embajadas de todos los países con los que hay relaciones y Guinea está entre ellos’. Vetar la asistencia de Obiang habría sido una afrenta”. La relación de Obiang con Suárez no fue dulce, ya que el dictador rechazó, en 1992, recibir al expresidente, que fue enviado como mediador para buscar una transición a la democracia en Guinea Ecuatorial. Entre los representantes extranjeros presentes en la ceremonia se encontraban el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el viceprimer ministro de Reino Unido, Nick Clegg; el primer ministro de Marruecos, Abdelilah Benkirán; el presidente del Senado de la República Francesa, Jean-Pierre Bel; el viceprimer ministro de Portugal, Paulo Portas; el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, y el viceprimer ministro de Bulgaria, Tsvetan Tsvetanov; y el secretario de Estado de la Armada, Ray Mabus, y el senador Robert Graham.
 
 El Rey Juan Carlos, con Obiang.
 
“Este dictador violento –escribe Rafa García Almazán en su web Kabila–, torturador y multimillonario ha sido invitado a dos actos en esta semana. El lunes, al funeral celebrado en homenaje a Adolfo Suárez, y el martes, a una conferencia en el Instituto Cervantes de Bruselas. En el funeral, le escondieron para que pudiera saludar con amor fraternal a nuestro querido rey. Y digo le escondieron porque ni Televisión Española ni ningún medio pudo asistir a este entrañable abrazo (tan entrañable como el que nuestro monarca suele dar a otros dictadores, por ejemplo, al de Arabia Saudita o al de Marruecos). Hicieron que pasara desapercibido, a sabiendas de que esa imagen no era pertinente. Luego, dio una conferencia en el Cervantes de Bruselas, en la que ha agradecido a su amigo Juan Carlos que haya intervenido para que fuera invitado al acto. Supongo que no entraba en la cabeza de la Casa Real esta inoportuna mención que ha descubierto el pastel. Y es que el Rey no gana para disgustos. Encima de que ayuda al dictador a relacionarse en Europa, va y éste le desenmascara. En fin, una más de nuestro querido monarca que va de flor en flor, lástima que se trate de crisantemos y huelan…. Este gobierno y este rey han demostrado una vez más que por encima de los derechos humanos –que el dictador Obiang tanto conculca— están las relaciones económicas. Así, de forma desvergonzada pero ingenua piensan que tratando bien a este asesino –así lo reconocen desde Amnistía Internacional o Human Rights Watch— pueden conseguir contratos comerciales. En busca de petróleo, madera y pesca, nuestro rey y nuestros gobiernos (éste y anteriores) pierden el culo ante este sátrapa, sin importarles nada los derechos humanos. Claro que de nada les sirve porque tanto USA como Francia se les han adelantado y les han dejado sólo con los despojos”.

Obiang, en el funeral de Estado celebrado en la Catedral de la Almudena. 

“Un funeral  muy negro”, titula David Torres en Público.es, que hace alusión al funeral del expresidente Alfredo Suárez. “El acto, además de solemne, fue edificante y bastante ilustrativo acerca de cómo marchan los tiempos: hacia atrás, de culo y cuesta arriba. El siglo XX, olvidado y amnésico, fue enterrado con todos los honores en una ceremonia católica ante la presencia ceñuda de la Prehistoria. Para sacar a Rouco de su retiro espiritual hacía falta una figura con tirón, un líder con gancho, y nadie mejor que un tirano ejemplar, genocida y violador en serie de niñas y mujeres: el dictador perpetuo de Guinea Ecuatorial. Ver juntos a Obiang y a Rouco, el carnicero al lado del cardenal, era enternecedor, como recordar los anuncios de cacao con leche de nuestra infancia. No en vano, la familia Obiang es como un compendio en carne y hueso de la triste labor de colonización española y de la reciente historia de nuestra democracia. Creo que no hay un solo prócer que no le haya dado la mano y se haya hecho fotos junto a él sonriendo, desde Fraga a Mariano pasando por Aznar y Zapatero. Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Y si lo sabe, no se acuerda. A Obiang no le ha hecho falta saltar la valla de Melilla ni cruzar a nado la playa del Tarajal porque él no es un don nadie sino un déspota certificado que cuenta, fuera de su país, con un montón de amigos poderosos a sueldo y de periodistas de alquiler que le van corrigiendo los antecedentes penales. No es un violento de ésos que rompen escaparates de entidades bancarias o queman contenedores, no: lo suyo es más de matar por contingentes, de encarcelar por capricho y de apalear por sectores de población. Alta política, se llama. Obiang no ha venido aquí como otros negros, a vender La Farola ni a pedir en las esquinas, sino a representar a su país en un funeral de estado, aunque lo que va quedando de su país (aparte de las toneladas de petróleo y de madera que se lleva en los bolsillos, y dejando a un lado masacres, estupros y saqueos) es más bien poco. Pero África tiene mucho que enseñar a Europa y, aprovechando el viaje de tan ilustre mandatario, el Instituto Cervantes y la UNED han invitado a don Teodoro a impartir unas cuantas conferencias en Bruselas, para que los líderes europeos vayan aprendiendo cómo arrasar el continente hasta las raíces. Dos organismos dependientes del ministerio de Cultura que, tras el paso de Obiang, deberían rebautizarse como Instituto Torquemada y Universidad Nacional de Fumigación a Distancia. Por la mañana, los dos Ignacios, Wert y González, y el presidente Mariano inauguraron el Museo como si acabaran de refundar el Corral de la Pacheca. Con ellos la arqueología tiene el futuro asegurado”.

Dibujo de Soledad Calés en El País.
 
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, decidía finalmente suspender la cena a la que tenía previsto asistir en la noche del miércoles, en Bruselas, y en la que iba a sentarse al lado del presidente de Guinea, Teodoro Obiang, dentro de los actos de la cumbre UE-África. El motivo presentado fue que tenía que preparar los encuentros del jueves con otros líderes. La presencia del dictador Obiang en el funeral de Suárez y en el Instituto Cervantes en Bruselas originó cierta polémica incluso en las filas del PP. El Gobierno justificó que Rajoy se sentaría junto al mandatario de uno de los países que menos respetaba los derechos humanos, por motivos del idioma que hablaban ambos comensales. El presidente del Gobierno manifestó que hablaría con Obiang como con cualquier otro líder, porque era su “obligación”. El jefe del Ejecutivo español sí “saludó” al presidente ecuatoguineano en los márgenes de la cumbre, antes de cancelar su participación en la cena. Un portavoz del Palacio de la Zarzuela aseguró a Europa Press que el Rey “ni ha intervenido ni ha influido” en la invitación al presidente de Guinea Ecuatorial para que asistiera al funeral de Estado por Adolfo Suárez ni tampoco para que hablara en el Instituto Cervantes de Bruselas. Obiang, que el miércoles arrancó su intervención en el Instituto Cervantes, pidiendo un minuto de silencio en honor del presidente Adolfo Suárez, admitió “sorpresa” por “la actitud de algunos nostálgicos que rechazan este encuentro por razones que nada tienen que ver con el desarrollo de la lengua del español” y defendió sentirse “muy orgulloso” de participar “por primera vez” en un acto en un Instituto Cervantes. El presidente del Gobierno español dijo que sólo había mantenido un encuentro bilateral el miércoles con su homólogo de Ghana, con cuyo país España mantiene un intercambio comercial “fluido” como prueba el hecho de que es “el segundo cliente español en África” y con el que había potencial para “seguir ampliando” el comercio.

Rajoy, salludando a Obiang.
 
Zarzuela intentó desvincular al monarca del dirigente ecuatoguineano, asegurando que el rey no intercedió para invitar a Obiang, el único jefe de Estado extranjero presente en el funeral de Estado de Suárez, celebrado el lunes 31 de marzo. Cabe recordar que Amnistía Internacional ha denunciado desapariciones forzosas y restricciones de derechos básicos en Guinea Ecuatorial. Y ha llamado la atención sobre las restricciones a la libertad de prensa, expresión y manifestación; derechos que, en este país africano, “se restringen de forma rutinaria” a pesar de estar garantizados por la constitución. Igualmente, ha denunciado la vigencia de la pena de muerte en el país africano, el acoso y la privación de libertad a las que se ven sometidos activistas y defensores de derechos humanos, además de las desapariciones forzosas que tienen lugar en ese país. Acusaciones que no han impedido que, a lo largo de los últimos años, ninguno de los dirigentes españoles –tanto los ex presidentes Felipe González, como Aznar, Zapatero o el mismo Rajoy– se reunieran con el mandatario africano en varias ocasiones. Y tampoco impidieron el encuentro entre el presidente del Gobierno español y el dictador en Bruselas.





 
Cientos de tweets sobre Esperanza Aguirre han viajado entre la mofa, el cabreo y la indignación, se ha paseado por todas las emisoras del país y ha superado sus intervenciones con una nueva y más vergonzosa barbaridad. ¿Cómo se les ha podido escapar a los agentes, si la Esperanza es lo último que se pierde? Y todo por una simple multa. Ella insiste en que no hizo nada (salvo una pequeña infracción de tráfico) y dice que son los policías municipales a quienes hay que censurar. Esa es la versión que da la presidenta del PP de Madrid de su incidente del jueves cuando aparcó en el carril bus de la Gran Vía madrileña y se dio a la fuga sin esperar a que los agentes que la multaron le dieran permiso para marcharse. Entrevistada en el programa Espejo Público de Antena 3, acusó a los municipales de mentir y de machismo. Según ella, enviar a “seis agentes de movilidad para poner una multa a una señora”, no es lo normal. Además, recriminó a uno de los contertulios, que cuestionó el supuesto machismo de los agentes, con: “como es hombre no conoce el machismo, yo sí”. Otros fotomontajes de Aguirre:






Y, como cada lunes:
 

Erlich presenta su humor habitual:






Kap y Fontdevila nos recuerdas  el último plante de  Esperanza Aguirre:


 
Otros humoristas de la semana: Peridis, El Roto, Forges, Vergara, Pat y Danuto y Martingo.…
 









 
Pep Roig dibuja, desde Mallorca: El cielo deseado; la economía relativa; el negocio privado; el fin de la crisis para los que nunca la padecieron y lo primero es lo primero.



 
 
 

 
Terminamos con cuatro vídeos. Los dos primeros, sobre los dos españoles más conocidos por Francia. Anne Hidalgo y Emmanuel Valls. La primera, en octubre del 2008, siedo teniente de alcalde de París.



El segundo, como ministro del Interior francés,de mayo de 2012 a marzo de 2014.



El tercero sobre la multa y “huida” de Aguirre.



En el último, Andreu, Berto y Jorge comentan el lapsus del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se equivocó, a finales del mes, del año en que estamos y, además habló de "tratraa...do" en la misma alocución.


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