La gran desmemoria del Rey.
El libro “La gran desmemoria. Lo
que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar”, presentado ayer en Madrid sugiere
que las tensiones entre el Rey y
Suárez en las semanas
previas al golpe de Tejero
fueron máximas, porque don Juan Carlos pensaba que solamente una dimisión del
presidente del Gobierno o una moción de censura contra él podría salvar a
España de un golpe militar. La nueva obra de Pilar Urbano ha causado hondo
malestar en La
Zarzuela. Fuentes de la Casa del Rey señalan que Urbano no cuenta con
aval ninguno por parte del jefe del Estado en la versión que da sobre los sucesos
y preparativos del 23-F. Y añaden que se trata de una obra “oportunista”, que
aparece inmediatamente después de la muerte de Suárez, quien no puede ratificar
las afirmaciones de la periodista.
Pero la periodista insiste. “El
Rey nos salvó in extremis de un golpe que había puesto en marcha, no queriendo
que fuera un golpe sino una solución –explica Urbano en una entrevista aparecida
el domingo pasado en El Mundo–. Pero Adolfo decía: ‘¡Esto es un golpe!’”.
El libro desvela aspectos hasta ahora inéditos sobre Armada, Milans y Tejero y
la reacción que tuvo Suárez y el monarca. “Para Suárez –afirma la periodista–
estaba clarísimo que el alma de la Operación Armada era el Rey”. El libro desvela
cómo habría sido el enfrentamiento entre Suárez y el Rey que les habría llevado
a distanciarse. Da a entender que el golpe de Armada contra Suárez se planeó en
Zarzuela, y que el ‘elefante blanco’ habría sido el Rey. “En vísperas de la Pascua Militar de
1981 –relata Pilar Urbano–, el Rey recibió en Baqueira a Alfonso Armada,
que le volvió a comer la oreja sobre la situación límite que vivía España. Ese
día, insistió y le dio una ‘solución de Estado’. Y le plantea que ya tiene una
solución, no un golpe de Estado sino un golpe de timón, un golpe de Gobierno”.
El monarca, según Urbano, no espera a volver a Madrid y cita a Suárez
inmediatamente en Baqueira. Y dice al presidente que si no hacen algo, los
militares se le echarán encima. “No hubo insultos pero sí tuteos y aunque
empezó sin crispación, poco a poco se fue calentando. Esa conversación sería el
primer choque de una serie encadenada en las semanas siguientes”. El General le
pintó al Rey una situación de pregolpe y le informó de que, con Suárez fuera
del Gobierno, podría armarse un gobierno de concentración nacional, al que
estarían dispuestos a entrar desde Fraga a Felipe González, y que evitaría el golpe militar.
“Por eso –explica la autora del libro– don Juan Carlos tiene urgencia para que
Suárez visualice que sobra”.
Urbano narra cómo el Rey se siente aliviado
cuando, el 27 de enero, Suárez le avisa de que tira la toalla y se va. Lejos de
dedicarle algún gesto de cercanía, el monarca dice a su secretario: ’Sabino,
que éste se va’. Al día siguiente –explica Urbano–, Suárez lleva a Zarzuela la
carta de dimisión. La periodista desvela que tras el golpe militar, Suárez y el
Rey vuelven a reunirse. El presidente, recién dimitido, le dice al Monarca:
“Nos la han metido doblada” y le acusa de haber alentado el golpe militar, a lo
que el Rey replica que la situación es la contraria: “La has provocado tú y la
he evitado yo”. Suárez quiere revocar su dimisión y así se lo trasmite al Rey. Le
anuncia que piensa hacer depuraciones en el Ejército, llegando hasta donde haya
que llegar. “Me estás amenazando, so cabrón? –narra Urbano– ¿Te atreves a
hablarme de responsabilidades a mí? ¿Tú… a mí? Mira –le dice el jefe del
Estado–, ni tú puedes retirar ya la dimisión ni yo voy a echarme atrás en la
propuesta de Leopoldo. ¿Todavía no te has enterado de que ha sido a ti a quien
le han dado el golpe?... ¡Tú eres el auténtico responsable de que hayamos
llegado a esto!”.
Pilar Urbano repitió varias veces durante la presentación de su
libro que el golpe de Estado se llevó a cabo “sin pretenderlo el Rey” debido a
que el general Alfonso Armada “estaba
lanzado y se veía como el presidente del Gobierno in pectore”. Explicó
que, tras la intentona golpista, es cierto que Adolfo Suárez pensó que el Rey “le había traicionado”, lo que dio
lugar a reproches mutuos de “traición”. Urbano separó “las dos operaciones” fraguadas
a comienzos de los años ochenta, a pesar de que “una desemboca en la otra”: la
operación Armada por un lado y el Golpe, puro y duro, por otro. En este
sentido, aseguró que “el Rey no fue un golpista” y destacó la valentía del
monarca al apostar por una democracia popular y no por una democracia “tutelada
y fantasmal como querían Arias Navarro,
los generales del Ejército, empresarios y falangistas”.
Por su parte, Zarzuela desmintió ayer a Urbano, calificando su libro de “pura
ficción imposible de creer” y negando “rotundamente”
que el Rey participase en lo que la autora denomina 'Operación Armada' para
echar del Gobierno a Adolfo Suárez en 1981. Diversos miembros de los gobiernos
del presidente Suárez tildan el libro de Urbano de “relato novelado-libelo” que
“parece tener por objeto desestabilizar las instituciones y atacar frontalmente
la figura del Rey y el presidente Suárez a través de una acusación infame y
tergiversando la verdad”.
1 comentario:
Se apunta la idea de "La venganza de Sofia" (por tanto cuerno y el ninguneo,) -intimísima de Urbano,-con el objetivo de precipitar la abdicación del "Campechano" y el acceso de Felipe VI "El Preparado."
Que panorama...
chiflos.
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