viernes, 13 de junio de 2014

Pablo Iglesias, el blanco de periodistas.

 
Algunos de los periodistas más conocidos, como José María Izquierdo, se han aprovechado de Pablo Iglesias para hacer del líder de Podemos una de las críticas más mordaces y despiadadas. El artículo del ex director adjunto de  El País del pasado sábado dice: “Algunos bebés nacen rollizos pero en un suspiro se estropean por cualquier cosita de nada: una confianza excesiva, un apunte de personalismo, un choque contra la gobernabilidad real, tan distinta de las tertulias televisivas o las asambleas de facultad... Pulmones tiene el niño porque se le ha oído gritar. Pero le queda tiempo para afinar y poder cantar con éxito el Nessun dorma”.

Qaesar advierte, desde El Ventano, que Izquierdo quiere hacerse el gracioso cuando afirma que se ha intentado dejar coleta para ver “si ese aditamento, tan de moda estos días en el arreglo masculino, traía nuevos aires a su ajado rostro (...) y, de paso, comprobar si traería consigo, como guante de látex, similar renovación en los adentros, más exactamente en las entrañas ideológicas”. Añade que, con esa prosa tan 'fresca' que le caracteriza, el hombre afirma que él no necesita coleta que le cambie “los adentros”, y le dice “al señor de la cerceta, tan ufano por descubrir la pólvora, que rojazos, lo que se dice rojazos, los ha habido siempre”. Para rematar su autopromoción, añade refiriéndose a él mismo que al rojo, vista coleta o luzca medio calvo, no le gana nadie”. Y termina recordando  que “convendría hacer alguna advertencia” al “recién llegado”, como llamó su periódico a Iglesias en un editorial. “Convendría, pues, que este nuevo picacho oteara el horizonte y comprendiera que solo si se suma a otros de formación geológica similar podría llegar a formar la cordillera que frene el paso a ese enemigo común que todos conocen”.
Otros, como Luis María Ansón, de la Real Academia Española, alaban en El Imparcial a Pablo Iglesias, al acertar al renunciar a la dádiva. “Ansón nos recuerda al dirigente de ‘Podemos’ como a quien le corresponde una subvención estatal de más de un millón de euros por los votos obtenidos en las europeas. ¿Quién dictamina la cuantía de semejante regalo a favor de los partidos políticos? Pues los propios partidos políticos. En plena crisis de austeridad, el Gobierno continúa otorgando suculentas dádivas a los partidos. No existen controles ni debates. Todo se hace con descaro. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. En lugar de vivir de las cuotas de los afiliados, el 90% de lo que gastan los partidos lo pagan los ciudadanos a cargo de los impuestos con que los políticos sangran los bolsillos del contribuyente. Un escándalo. Un completo escándalo que no solo no se ha moderado con la crisis sino que se acentúa cada año. Los partidos políticos se han convertido en un negocio y sus dirigentes anteponen casi siempre el interés partidista al interés general. De ahí el rechazo popular contra los partidos políticos, instalados en el tercer lugar entre los diez grandes problemas que agobian a los españoles”. Ansón reconoce que Pablo Iglesias “ha dado una soberana lección al renunciar a la dádiva que, en forma de subvención electoral, se han otorgado a sí mismos los partidos políticos en las elecciones europeas” Y dice que el controvertido dirigente ha sido consecuente con sus ideas y ha dejado en la picota a los otros partidos que se han apresurado a extender las manos pordioseras para recibir la limosna de la subvención por voto conseguido. “Socialistas, populares, comunistas, centristas y periféricos –concluye– callan como putas y continúan genuflexos para favorecer el trato y beneficiarse de las pingües subvenciones acordadas. Pero Pablo Iglesias los ha dejado en evidencia. A todos”.

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