Pablo Iglesias, el blanco de periodistas.
Algunos de los periodistas más conocidos, como
José María Izquierdo, se han aprovechado de Pablo Iglesias para hacer del líder
de Podemos una de las críticas más mordaces y despiadadas. El artículo del ex
director adjunto de El País del pasado
sábado dice: “Algunos bebés nacen rollizos pero en un
suspiro se estropean por cualquier cosita de nada: una confianza excesiva, un
apunte de personalismo, un choque contra la gobernabilidad real, tan distinta
de las tertulias televisivas o las asambleas de facultad... Pulmones tiene el
niño porque se le ha oído gritar. Pero le queda tiempo para afinar y poder cantar
con éxito el Nessun dorma”.
Qaesar advierte, desde
El Ventano, que Izquierdo quiere hacerse el gracioso cuando afirma que se ha intentado
dejar coleta para ver “si ese aditamento, tan de moda estos días en el arreglo
masculino, traía nuevos aires a su ajado rostro (...) y, de paso, comprobar si
traería consigo, como guante de látex, similar renovación en los adentros, más
exactamente en las entrañas ideológicas”. Añade que, con esa prosa tan 'fresca'
que le caracteriza, el hombre afirma que él no necesita coleta que le cambie
“los adentros”, y le dice “al señor de la cerceta, tan ufano por descubrir la
pólvora, que rojazos, lo que se dice rojazos, los ha habido siempre”. Para
rematar su autopromoción, añade refiriéndose a él mismo que al rojo, vista
coleta o luzca medio calvo, no le gana nadie”. Y termina recordando que “convendría hacer alguna advertencia” al
“recién llegado”, como llamó su periódico a Iglesias en un editorial. “Convendría,
pues, que este nuevo picacho oteara el horizonte y comprendiera que solo si se
suma a otros de formación geológica similar podría llegar a formar la
cordillera que frene el paso a ese enemigo común que todos conocen”.
Otros, como Luis
María Ansón, de la Real Academia
Española, alaban en El Imparcial a Pablo Iglesias, al acertar al renunciar a la
dádiva. “Ansón nos recuerda al dirigente de ‘Podemos’ como a quien le
corresponde una subvención estatal de más de un millón de euros por los votos
obtenidos en las europeas. ¿Quién dictamina la cuantía de semejante regalo a
favor de los partidos políticos? Pues los propios partidos políticos. En plena
crisis de austeridad, el Gobierno continúa otorgando suculentas dádivas a los
partidos. No existen controles ni debates. Todo se hace con descaro. Ellos se
lo guisan y ellos se lo comen. En lugar de vivir de las cuotas de los
afiliados, el 90% de lo que gastan los partidos lo pagan los ciudadanos a cargo
de los impuestos con que los políticos sangran los bolsillos del contribuyente.
Un escándalo. Un completo escándalo que no solo no se ha moderado con la crisis
sino que se acentúa cada año. Los partidos políticos se han convertido en un
negocio y sus dirigentes anteponen casi siempre el interés partidista al
interés general. De ahí el rechazo popular contra los partidos políticos,
instalados en el tercer lugar entre los diez grandes problemas que agobian a
los españoles”. Ansón reconoce que Pablo Iglesias “ha dado una soberana lección
al renunciar a la dádiva que, en forma de subvención electoral, se han otorgado
a sí mismos los partidos políticos en las elecciones europeas” Y dice que el
controvertido dirigente ha sido consecuente con sus ideas y ha dejado en la
picota a los otros partidos que se han apresurado a extender las manos
pordioseras para recibir la limosna de la subvención por voto conseguido. “Socialistas,
populares, comunistas, centristas y periféricos –concluye– callan como putas y
continúan genuflexos para favorecer el trato y beneficiarse de las pingües
subvenciones acordadas. Pero Pablo Iglesias los ha dejado en evidencia. A todos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario