Pepe Viyuela: un payaso incómodo.
Fotos de Christian González.
Pepe Viyuela es, a sus 54 años, un actor, un payaso y un poeta cuya visión política de errejonista es tenida muy en cuenta. “Reconozco –dice en una entrevista en Público, firmada por Henrique Mariño– que nunca me enfado y que tienes que ser amable con el público. El discurso político es vinagre puro, falta ingenio y humor. También en Podemos”. Viyuela fue elegido miembro del Consejo Ciudadano de Podemos en la asamblea de Vistalegre e integraba la candidatura encabezada por Íñigo Errejón, derrotada por la de Pablo Iglesias. Estudió Filosofía en la Universidad Autónoma, trabajó cuatro años como auxiliar administrativo en el Ayuntamiento de Alcobendas y se casó con una actriz, Elena, con la que trabaja en la misma función, Mármol, una obra de teatro producida por ellos.
Vinyuela estudia constantemente. “Hay diferentes maneras de entender las profesiones y yo entiendo la mía desde la implicación y el conocimiento. Tienes que viajar, leer, hablar con la gente y estar conectado con el mundo. El hecho de que te conozcan en todas partes a veces dificulta llevar una vida como el común de los mortales. Por ejemplo, hubo un momento en que pensé que no podría viajar en metro, mas he seguido haciéndolo. Me gusta estar en el sitio en el que estoy viviendo, porque si no los papeles se te desdibujan y no acabas de entender la realidad. Para conectar con el público, tienes que ser público”. Dice que “el payaso no es un tipo inocente, sino alguien que cuestiona la armadura con la que vamos por la vida”. Y le gustan más las preguntas que las respuestas, “si bien muchas de las que me hago se quedan sin respuestas o con pocas, sobre todo a preguntas importantes. Hay payasos que basan su trabajo en la poesía y desprenden cierto candor, pero me interesa más el payaso filósofo, que interroga, plantea y cuestiona. O sea, el payaso incómodo. Aunque también puedes ser un poeta incómodo. El payaso le pone a la sociedad un espejo delante para que se refleje y nos hace ver que somos seres vulnerables y falibles. El payaso no es un tipo inocente, sino alguien que cuestiona la armadura con la que vamos por la vida. Todos tenemos un payaso dentro, porque, en el fondo, representa al ser humano sin ningún tipo de disfraz”.
En la entrevista con Mariño, a Vinyuela le fastidia que las instituciones sean lentas y estén tan esclerotizadas. “También me jode el tema de las pensiones: si había estudios demográficos y se sabía que iba a pasar, ¿por qué no se ha hecho nunca nada? El humor nos permite sobrevivir y expresar nuestra opinión sin demasiada virulencia. El poder, en general, aborrece la inteligencia. Siempre que no esté de su lado, claro, porque en ese caso la abraza, la apadrina y la subvenciona. Lo que no soporta el poder es la inteligencia díscola”. Uno de sus principios en teatro es trabajar desde lo esencial. Fue una buena manera de aproximarse al público y hacer que se sintiese cercano al personaje. En Encerrona, su clásico, no gasta mucho en atrezo: una guitarra, una silla, una chaqueta, un periódico y una escalera. Paradójicamente, encarna a un tipo anárquico, cuando en realidad es un maniático del orden.
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