Cena de empresa 21-D.
“Cena de empresa –escribe Jordi
Évole– en un restaurante del Poble Sec de Barcelona. Momento del ridículo
parlamento del jefe para hacer balance del año. Todos saben que no es muy
'indepe'. Y los currantes, con esa valentía que te dan un par de copas de vino
(bastante bueno para ser del ‘menú para grupos’), se arrancan a cantar
‘In-inde-independència’. El jefe, envalentonado por el mismo vino, les acompaña
a grito pelado, y lo lleva más allá: ‘Els carrers seran sempre nostres’, y todos
pican con las manos al ritmo del cántico que se inventaron los de la CUP y que
acabaron coreando los trabajadores de La Caixa, cortando el tráfico en la
Diagonal (estampas del 'procés'). Pero la cosa no acaba ahí.
“De repente alguien se anima con
el ‘Yo soy español, español, español…’. Y los mismos que se desgañitaban
cantando a favor de la independencia, ahora lo dan todo como si estuvieran
celebrando el mundial de 'La Roja'. Y todos se parten de la risa. La cena sigue
tan ricamente. Más copas en un bar del barrio, y más tarde a la sala Apolo. No
se descarta que algunos acabasen empañando los cristales del coche en alguna
rampa de Montjuïc. No se registraron más incidentes. (Ni nadie grabó ningún
vídeo recomendando hipotecas fijas). Ya sé que esta noticia no vende. Que vende
más la discordia, el enfrentamiento, y el socavón social generado en Catalunya,
y que no voy a negar. Pero tendremos que empezar a destacar lo bueno para
superar la pesadilla en la que hemos vivido”.
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