Cursach, el capo mallorquín de la droga; la dimisión de Cifuentes, apuntillada por un vídeo, y el día que un tribunal nos violó a tod@s.
Tolo Cursach, el rey Midas de la noche que salvó
al Real Mallorca.
EL 24 de agosto de 2003 Bartolomé
Cursach, a sus 33 años, era ya un experto en comprar voluntades, repartir
favores, dar órdenes a alcaldes y comisarios, hundir a la competencia y no
exhibir su riqueza más de lo necesario, dentro de la mejor tradición de los
contrabandistas de esta Sicilia en miniatura.
Jesús Rodríguez, lo describió así en El País
Semanal del pasado 19 de abril: “El invisible hombre más poderoso de la Mallorca
se encajó aquel sábado de agosto de 2003 su mejor traje italiano, se anudó una
corbata de seda, se atusó la cabellera teñida de caoba (tenía canas desde los
veintitantos y era un conspicuo narcisista y mujeriego, con cuatro hijos de
tres mujeres). Y a las 21.30, entre aplausos, trepó con la agilidad del viejo
tenista al palco del Mallorca para presidir el encuentro de ida de Supercopa
contra el Real Madrid. Era el hombre del día. El amo de la noche. Treinta
discotecas. Bares y restaurantes. Garrafón y juerga para los ingleses en
Magaluf. Cerveza y chicas para los alemanes en el Arenal. El paseo marítimo de
Palma convertido en su paseo triunfal. Cada noche, un millón en cash. 1.700
empleados. 1,5 millones de clientes. Propietario de 261.585 metros cuadrados de
terreno edificable (el 2,52% urbanizable de la isla). Inversiones en Brasil y
República Dominicana. La ilimitada liquidez del Banco de Valencia (que sería
intervenido en 2011) a su disposición (para eso, su consejero delegado, Domingo
Parra, era su cuate de raqueta). Un gimnasio de 30 millones y 13 pistas de
pádel, que había convertido en su lobby y su hobby. Y, desde 2002, caballero
blanco del equipo de fútbol que jugaba esa noche, el Real Mallorca. Había
pagado sus deudas y adquirido la mitad de sus acciones: más de 20 millones a
tocateja. A cambio, se había quedado con los derechos de sus mejores jugadores
a través de un fondo de inversión domiciliado en Ginebra, Investfootball, que
administraba su sobrino, Pedro Rosselló, también en la cárcel por amenazar a
una testigo protegida. Todo en familia. Palma le aclamaba. A su vera, en el
estadio de Son Moix, el rey Juan Carlos, rivalizando en bronceado con el rey de
la noche. Alrededor, dos ministros llegados de Madrid; el presidente de
Baleares, Jaume Matas, con quien compartía pádel y confidencias; la pareja más
aclamada de aquel verano, Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin (a la que el
Ayuntamiento acababa de dedicar su avenida con más solera), y el mismísimo
Florentino. Y, por si fuera poco, lo más granado de los hoteleros de la isla.
Los señores del turismo que jamás le habían sentado a su mesa: Escarrer, Riu,
Fluxá, Barceló. Todos aplaudían a Tolo aquel agosto de 2003. Su equipo ganó 2-1”.
Fue en los buenos tiempos de la
isla, cuando Matas o Urdangarin aún no habían descendido la rampa del juzgado. Tiempos
de corrupción política, empresarial e inmobiliaria… mientras crecía la malversación
de fondos públicos y la financiación ilegal de partidos y el turismo de masas era
una máquina de hacer dinero negro a costa de cargarse el alma de Mallorca… Con
dos puntos nocturnos donde la movida se concentraba habitualmente: El BCM, en
Magaluf, y Megapark, en el Arenal. Ambos de Tolo Cursach. Los años del reinado
de Jaume Matas y su Partido Popular, secundado por su virreina, Maria Antònia
Munar y su Unió Mallorquina, entre 2003 y 2007, fueron de una completa
cleptocracia. Un fenómeno que se había iniciado 10 años antes con otro
presidente balear, Gabriel Cañellas, acusado de prevaricación y cohecho por las
obras del túnel de Sóller, y al que le salvó la campana de la prescripción… El
president Cañellas, se convirtió en el “señor Lobo” de Cursach. Cuando el rey
de la noche tenía algo que negociar con el Govern balear, ahí estaba Cañellas,
ya fuera para venderle un edificio, ya para recalificar un solar rústico. En la
isla se habían movido cantidades ingentes de dinero, los terrenos alcanzaron un
precio de escándalo y muchos restaurantes y hoteles facturaban en negro. Todo
eran billetes de 500. “Años de borrachera -sigue Rodríguez contando en el El País-.
El big bang de la corrupción en Mallorca se desencadenó cuando al dinero
meteórico del turismo se unió la construcción desenfrenada y la salvaje
especulación inmobiliaria. Urbanizaciones, campos de golf, polígonos,
edificios, recalificaciones, permutas”...
Tolo Cursach desciende del furgón policial el
pasado 3 de marzo.
“El pasado 28 de febrero Bartolomé
Cursach era detenido. Junto a él, su consiglieri, Bartolomé Sbert, alias Tolo
El Piscinero (comenzó su ascensión como director del Aquacity después de ser
director de Turismo con Cañellas). Y también Antoni Bergas, alias El Sheriff,
antiguo inspector de la Policía Local y encargado de repartir los regalos y las
consignas entre los paniaguados de Cursach. En los días siguientes, sus
oficinas de la discoteca BCM (las siglas de su nombre, Bartolomé Cursach Mas,
aunque en la isla se interpretaban como Banco de Cocaína de Mallorca) fueron
registradas por la Brigada de Delitos Económicos. Tras pasar 72 horas en el
calabozo, Cursach y Sbert ingresaron en la cárcel de Palma. En el auto de
prisión, el juez Manuel Penalva le acusó de cohecho, extorsión, amenazas,
pertenencia a organización criminal, blanqueo, homicidio, corrupción de menores
y tenencia de armas. En total, 16 delitos que suman una pena superior a los 80
años. El hombre que se subió ese día al furgón policial era un anciano de 69 años
de melena blanca, barba descuidada y aspecto ajado. Y, sin embargo, había en
sus ojos una mirada de desafío. Cursach es un jugador. Solo así se puede
comprender su personalidad; su ascenso y caída. De los testimonios de los que
le conocen surge el retrato de un individuo seguro de sí mismo, astuto,
lanzado, agresivo, supersticioso, simpático, cruel, intuitivo, con autocontrol
y capacidad para aceptar las malas rachas. Alguien que compartió timbas con
Tolo le describe como un ganador: “El que más dinero ponía sobre la mesa.
Acojonaba. No tenía miedo de fundirse 20.000 euros en una mano. Se podía jugar
miles de euros al parchís. Le he visto en partidas con gente que se apostaba su
yate y a su mujer. En su casa, se disputaban partidas muy fuertes los lunes. Venía
gente de Madrid. Y él perdía cuando había que perder, para terminar ganando”.
Mallorca Tenis Club.
Tolo fue un niño pobre de la
Mallorca profunda, trasplantado a uno de los escenarios más exclusivos de Palma
en los sesenta, el Mallorca Tenis Club, fundado en 1924 por un grupo de
selectos butifarras, la aristocracia local. “El club -nos recuerda Jesús
Rodríguez- es todavía un elegante oasis en el centro de Palma. Media docena de
mimadas pistas de tierra batida en torno a un pabellón proyectado en los
sesenta por Francesc Mitjans. Durante 43 años, el conserje y toallero, el
empleado que regaba, pasaba la estera y cobraba, el alma del recinto, fue
Miquel Cursach (mestre Miquel), tío paterno de Tolo. En los sesenta, Miquel se
trajo a su sobrino del pueblo para que le ayudara y progresara en ese selecto
ambiente de senyors en Lacoste, calzón corto y un escocés en la mano. Durante
los siguientes 20 años el club sería el hogar y centro de operaciones de Tolo.
Llegó a ser su presidente en la sombra. Hasta que fue declarado persona non
grata a finales de los ochenta. Pero antes, ese lugar le proporcionó tres
cosas: aprender a jugar al tenis hasta llegar a ser un brillante
semiprofesional que compitió en los campeonatos juveniles de Cataluña y de
España; aprender a jugar al póquer sobre el fieltro verde del salón de la
planta baja del club, mientras las señoras se distraían al rumy, algo que le
proporcionó dinero y relaciones, y, colarse en la impenetrable alta sociedad
palmesana, gracias a su amistad con el presidente del Tenis Club: Pedro Alomar,
oficial franquista, inspector de Hacienda, primo del alcalde y una figura
caciquil en aquella rancia Mallorca preturística… De las madrugadas sobre el
tapete del club saldrían los fondos para sus primeros negocios. Allí desplumó
primos, entabló amistad con mandos policiales, abogados y altos funcionarios;
cerró acuerdos oscuros y consiguió financiación para una tienda de moda (Smash,
en la bohemia calle de Verí) y su primera discoteca, también Smash, poco más
que un cuchitril en el Arenal. Tenía 20 años. Los setenta acababan de comenzar.
Después vendrían muchas más discotecas. Pagadas en efectivo. Nadie se explicaba
de dónde salía el dinero”.
Un antiguo retrato de Cursach, frente al Tito's.
Su primer campo de acción fue la
floreciente zona del Arenal, con la Riu Palace, hasta llegar a dominar esa
playa con la faraónica Megapark; a continuación, Palma, la capital, con tres
símbolos, Tito’s, Abraxas y Luna; y después, Magaluf, donde inauguró, en 1988,
BCM (la discoteca más grande de Europa) coronada con sus iniciales en oro pero
que nunca tuvo licencia. Tampoco estaban en orden Tito’s, Megapark ni su parque
acuático de Magaluf, Western Park. “Pero Tolo tenía patente de corso en los
Ayuntamientos de Palma y Calvià. Se fue quedando con todo. Y se convirtió en el
dueño de la noche. Todo turista que llegara a Mallorca tendría que pasar por
alguno de sus negocios. Amenazaba al que le hacía sombra, ahogaba negocios
ajenos y se quedaba con ellos a precio de saldo”, explica Ángel Ávila, un
empresario de la noche al que destrozó la vida y expulsó del negocio. “Su cash
era inagotable. Creó un monopolio. Si le hacías la competencia, te echaba a la
policía encima, te freían a multas e inspecciones. Te clausuraban. Además,
dominaba las asociaciones de empresarios y a la policía. Tenía gente en el PP y
UM que le hacían decretos a la medida de sus discotecas. Y con total
impunidad”. Ninguno de los grandes grupos de la noche, Pachá, Space o Joy, se
atrevió a abrir por su cuenta en Mallorca: era el archipiélago Cursach. A
partir de esa bolsa de liquidez producto de la noche, extendió sus tentáculos
al negocio inmobiliario, comprando algunos de los mejores solares del centro de
Palma y haciéndose con el polígono Son Valentí. “Era rápido y valiente. Si algo
no funcionaba, se bajaba en marcha. Aunque perdiera dinero. Lo que fue evidente,
en 1997, con la creación de una compañía aérea, BCM, que solo voló un año y
vendió a la familia Fluxá por su capital social, y en sus inversiones en el
Real Mallorca y después en el Atlético Baleares, donde se mantuvo una temporada
para, según susurraban en la isla, ‘blanquear su imagen e ingresos’. Incluso
sus negocios de representación de futbolistas acabaron cuando la FIFA (y
después el Parlamento Europeo) prohibió esos ‘esclavistas’ fondos de inversión
en deportistas en 2015”.
Los años de la crisis económica
no le salieron gratis a Tolo Cursach. Así nos lo recuerda Jesús Rodríguez: “A
partir de 2008, el negocio de las discotecas no marchaba como antes. Sus
inversiones brasileñas tampoco iban bien. Y tuvo que realizar una sospechosa
dación en pago de inmuebles y terrenos al Banco de Valencia para tapar un
agujero crediticio de más de 40 millones con esa entidad. Su idea de extender
su modelo de gimnasio por toda España se quedó en proyecto. La aventura
aeronáutica había sido un desastre, como su incursión en el fútbol. Incluso en
el vibrante negocio inmobiliario, sus apuestas de convertir el polígono Son
Valentí en un gran centro de negocios, de vender un edificio al Govern por 40
millones y de construir un geriátrico junto al nuevo hospital de Son Espases
(gracias, se dice, a un soplo del Ejecutivo de Matas) se saldaron con pérdidas de
decenas de millones de euros y su comparecencia (chulesca y atrincherado tras
unas gafas negras) en un par de comisiones parlamentarias en 2011 y 2015. El
cerco se iba cerrando en torno a él. En 2013 se destapó un complejo asunto de
corrupción en la Policía Local de Palma, que llevaba décadas actuando como una
guardia privada al servicio de dos empresarios de la noche. Esa policía,
además, había desarrollado una compleja red de extorsión, soborno, chantaje,
protección y prostitución en torno al negocio de las discotecas. Según el
sumario (todavía secreto), el nexo de unión entre el cuerpo y los dos
empresarios (Pascual y Cursach) eran dos hombres fuertes del PP de Mallorca, el
concejal Álvaro Gijón y el todopoderoso delegado del Gobierno, José María
Rodríguez. Por primera vez en décadas, decenas de testimonios ponían ante el
juez el nombre de Cursach en la picota. El 80% de las irregularidades de la
mafia policial estaban relacionadas con sus negocios. Las actividades mafiosas
de su policía conducirían al padrino a la cárcel (…) La impresión es que su
imperio se está deshaciendo con la misma rapidez con la que nació. Tras su
detención, dos de sus símbolos de la madrugada, Tito’s y BCM, fueron clausurados,
aunque la primera se ha reabierto”.
Vicente Campaner se presentó como abogado de
Cursach.
El
abogado Vicente Campaner, que representa a Bartolomé Cursach por su situación
penitenciaria, enviaba, a finales de noviembre pasado, un mensaje personal en
tono amenazante a J. F. Mestre, periodista especializado en tribunales de Diario de Mallorca. En el
escrito, que hizo público en redes sociales, le emplazaba a actuar en un
determinado sentido respecto a una información publicada por este periódico o,
en caso contrario, le advertía que ejercería acciones judiciales contra él y
contra Diario de Mallorca. El letrado amenazó también al periodista con hacer
públicas unas supuestas grabaciones que tendría la madame del prostíbulo, una
de las testigos protegidas en este caso. Dicha mujer habría recurrido al
abogado Vicente Campaner para cambiar la versión que había hecho previamente, bajo
juramento, en sede judicial, y en la que afirmaba que determinados políticos
acudían a su prostíbulo pagando Cursach los servicios. La madame había dicho
previamente al juez, antes de este cambio en su declaración, que estaba
recibiendo ofertas económicas (un piso en París y 5.000 euros al mes) del
entorno del empresario para desdecirse de sus acusaciones de la misma. La
Asociación y el Sindicato de Periodistas de Balears, las dos organizaciones
profesionales del sector en las islas, condenaron las “intolerables amenazas”
recibidas por el periodista del Diario de Mallorca por sus informaciones sobre
el caso Cursach. La APIB censuró la “intimidación pública inaceptable” a Mestre
por parte del abogado Campaner, y la tachó de “un ataque al libre ejercicio del
periodismo”. La APIB recordó que “si alguien cree que un medio de comunicación
ha faltado a la verdad y a la ética periodística, debe denunciarlo en la FAPE o
en los juzgados ordinarios; no usar la amenaza y la intimidación pública y
personal contra el periodista”. El SPIB expresó su solidaridad con el redactor
amenazado y, en la misma línea que la APIB, denunció que “las coacciones a los
periodistas son un grave atentado contra el derecho a la información y la
libertad de prensa”.
La directora de la cárcel denuncia al abogado
Campaner por decir que los funcionarios negocian con drogas.
En mayo de 2017, la directora del
centro penitenciario de Palma, María Jesús de Dios Corchero, difundía ante la
Fiscalía de Baleares las acusaciones realizadas por el abogado Vicente
Francisco Campaner contra la Administración Penitenciaria y contra los
empleados públicos de la prisión “por si fueran constitutivas de delito”. Y presentaba
ante al Colegio de Abogados de Mallorca una queja contra este letrado por
intentar comunicar en calidad de abogado con los internos Bartolomé Esbert y
Bartolomé Cursach “sin reunir los requisitos legales exigibles”. Los reclusos
renunciaron a que Campaner les visitase en prisión. Y la directora denunció en
su escrito el comportamiento “vejatorio, agresivo, hostil y de claro acoso” de
Campaner contra la Dirección del centro, la Subdirección de Seguridad y varios
funcionarios. También el fiscal denunció al abogado Campaner por injurias al
juez del caso Cursach. Y actuó contra el letrado, que organizó manifestaciones
para denunciar las irregularidades en la instrucción. En la querella se unió
como pruebas los comentarios que el abogado Vicente Campaner había realizado en
las redes sociales, sobre todo a través de Facebook.
Manifestación del entorno Cursach, contra el
juez Penalva.
El abogado Campaner manifestaba
el 1 de febrero que no le sorprendía la decisión del Consejo General del Poder
Judicial (CGPJ) de conceder amparo al juez Manuel Penalva e indicaba que se
mantenía la convocatoria de la manifestación para domingo, 4. Así se expresaba
el letrado después de que la comisión permanente del CGPJ hubiera acordado por
unanimidad otorgar amparo al juez que instruye el 'caso Cursach'. El abogado
recalcó que no estaba “atacando a un juez o a la independencia que merece un
juez” sino que estaba hablando “de un delincuente”. Argumentó que, en los
hechos a los que se refería Penalva en su petición de amparo, él no estaba
actuando como abogado. Anunció que estaba planteándose dejar la abogacía porque
“un abogado es parte de la Justicia y, visto lo visto en Baleares, no existe la
Justicia”. “Actúo como ciudadano libre, no como abogado, que es sólo mi
profesión. Y, a la vista de la Justicia que tenemos en Baleares, posiblemente
por poco tiempo, porque no quiero ser partícipe de tanta inmoralidad”. Paralelamente,
confirmaba que la manifestación convocada para el domingo en Plaza España se
seguía llevando a cabo. Un mes más tarde, el abogado Campaner trasladaba sus
críticas al TSJB con una manifestación de 450 personas, promovida por el
Movimiento 27-N contra la “corrupción judicial en Baleares” y encabezada por el
mismo. Era la tercera celebrada en tres meses y el abogado aseguró que se
querellaría contra el Tribunal Superior por negarse a apartar al juez. “Le
damos pruebas evidentes y el TSJB se niega a investigar a Penalva y Subirán”. “Lo
que hacemos es pedir ayuda a Madrid”. Para el CGPJ, las manifestaciones contra
Penalva eran una clara y grave injerencia frente a la labor del juez, pero
Delegación del Gobierno las había permitido al no ser competente para
prohibirlas, salvo por razones de orden público. Una pancarta de doce metros de
longitud con el slogan: “S.O.S. Tribunal Supremo. Corrupción Judicial en
Baleares”, presidió la manifestación. Los participantes denunciaron las “irregularidades”,
que, según los promotores de la marcha, estaban cometiendo durante la
instrucción del ‘caso Cursach’ por parte del juzgado de Instrucción número 12,
al frente de la misma. Y añadía: “Parece que han olvidado cuándo aplicar la ley
porque son amigos”. Además, el abogado anunció ante los medios de comunicación
una querella contra los magistrados del TSJ “porque entiendo que,
presumiblemente, han cometido un delito de prevaricación”.
El juez Manuel Penalva (izq); el fiscal Miguel
Ángel Subirán (derecha).
La que para muchos es, en Mallorca, la instrucción judicial más caótica de los últimos tiempos registró, en la segunda semana de marzo, otro terremoto: la Audiencia apartó definitivamente al juez Penalva del ‘Caso Cursach’. J. Jiménez desgrana, en “Última Hora,” los diez principales errores del magistrado más controvertido.
El empresario, Bartolomé Cursach, junto a su
abogado, Fernando Mateas.
Tolo Cursach, el amo de la noche
en la isla durante cuatro décadas, salía de la cárcel el 18 de este mes de
abril, después de permanecer 13 meses en prisión preventiva por la
investigación de presunta corrupción que lleva su nombre. Cursach era el único
investigado en este caso que seguía en prisión provisional, dictada el 3 de
marzo del año pasado por el juez de Instrucción número 12 de Palma, Manuel
Penalva, -instructor de la causa hasta que fue recusado- por la investigación
de una trama de funcionarios y policías presuntamente corruptos que
beneficiaban sus negocios. El empresario entregó su pasaporte en los Juzgados
de Palma, en cumplimiento de la medida cautelar impuesta por la Audiencia
Provincial al permitir su salida de prisión bajo prestación de una fianza de un
millón de euros. Cursach juega su última partida a todo o nada.
Cristina
Cifuentes durante la rueda de prensa el miércoles, en la que anunciaba su
dimisión.
Y mientras el “Caso Cursach” sigue
su curso en Mallorca, en Madrid, el caso de Cristina Cifuentes comienza a despejarse.
“Cifuentes -titula Alejando López de Miguel en Público-, la aspirante a
regeneradora que cayó por mentir y por robar en un súper”. Fue el pasado
miércoles con la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid. “La que hace
36 días seguía travistiéndose de mirlo blanco, como la gran renovadora del PP,
tras más de dos décadas de escándalos y corrupción como la impugnadora del
anterior régimen, apenas ha sobrevivido tres años. Cristina Cifuentes, la
otrora esperanza blanca del PP, ha dimitió acorralada por el caso de su máster
en la Universidad Rey Juan Carlos, y espoleada por el vídeo que muestra cómo
intentó robar en un supermercado de Vallecas, en 2011, siendo ya la número dos
de la Asamblea de Madrid… Cifuentes se va, pero el daño ya está hecho. Renuncia
tarde, en contra del criterio de algunos de sus colaboradores, y lo hace sin
poder mantener siquiera un poco de dignidad. El vídeo del hurto en el
supermercado ha sido la gota que ha colmado el vaso, la nueva sacudida para su
familia, la guinda del ridículo y el escarnio que ha decantado la balanza. Y ha
pasado a engrosar las filas de los dirigentes del PP, caídos en desgracia,
rechazados por su partido, acorralados por sus escándalos y señalados
públicamente”.
Cayó por mentir y por robar en un súper.
“Si la señora Cifuentes hubiera hecho un
desfalco de diez millones de euros -escribe Fernando Ónega en La Vanguardia-,
seguiría siendo presidenta de la Comunidad de Madrid. Entre que se descubre el
desfalco, se denuncia, se desmiente según tradicional costumbre, se aportan
pruebas, se apela a la presunción de inocencia y un juez decide imputarla, la
señora Cifuentes habría podido resistir una larga temporada, siempre que
tuviese detrás un líder que le dijese: ‘Sé fuerte, Cristina’. Pero si has
robado dos tarros de crema en el supermercado como si fueses una cría de quince
años y hay una grabación, se ahorran todos esos trámites. A efectos políticos
es igual de grave robar cuarenta euros en el súper que robar diez millones del
erario. Pero el hurto del súper tiene un agravante: la cutrez, más propia de la
cleptomanía que de la ambición. Si además cae sobre la basura del máster, se
convierte en arma letal. A Cifuentes la remató en cuatro horas”. Solo dos días
después de dimitir como presidenta de la Comunidad de Madrid, Cifuentes
anunciaba que dejaba también la presidencia del Partido Popular en la región.
"Esta es la segunda renuncia que hago en menos de dos días", dijo la
expresidenta en su carta. Sin embargo, Cifuentes continuará manteniendo su
escaño en la Asamblea, lo que le asegura mantener su aforamiento y no
arriesgarse a ser investigada por la Audiencia Nacional ni ningún otro tribunal
sobre la trama Púnica.
Un
grupo de mujeres concentradas ante el Congreso de los Diputados en protesta por
la sentencia sobre “la manada”.
El pasado jueves, nada más hacerse
pública la sentencia de los miembros de La Manada, una rabia feminista se
propagó espontáneamente en las calles de toda España. Y un grito de furia colectiva se percibió en
los ojos de una mayoría de mujeres que la se manifestaron en contra de la
sentencia. La convocatoria, que ya circula en redes sociales desde el
miércoles, tomó fuerza tras conocerse el fallo, que rebaja los hechos a un
delito de abuso sexual, al entender los magistrados que no hubo violencia ni
intimidación. En efecto, la Audiencia Provincial de Navarra condenó a los cinco
acusados a una pena de 9 años de cárcel por un delito de abuso sexual. El
Ministerio Público había pedido más de 22 años de cárcel para cada uno y el
pago de una indemnización conjunta de 100.000 euros por un delito de agresión
sexual. En la sentencia, se considera que no hubo agresión sexual porque no
hubo una violencia física explícita y se condena a los cinco miembros de 'La Manada'
por un delito continuado de abuso sexual con prevalimiento. Esto es,
aprovechándose el agresor de una situación de superioridad manifiesta que
coarta la libertad de la víctima. Y se les absuelve del delito de agresión
sexual, que pedía la Fiscalía y la acusación particular. Los hechos ocurrieron
el 7 de julio de 2016, cuando una joven denunció haber sido agredida en un
portal de la calle pamplonesa, Paulino Caballero. Las protestas y la reacción
popular frente a la sentencia fue inmediata, produciéndose en varias ciudades españolas
e incluso en el extranjero. Una sentencia que es considerada por gran parte del
público como una vergüenza nacional. Por
su parte, la Fiscalía mantiene que fue violación y recurrirá dicha sentencia.
“El día de hoy -escribe David
Bollero en Público- pasará a la historia como el día en que un tribunal, en
concreto, la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra, nos violó a tod@s. Y
digo violar porque nos ha jodido a todas las personas con un mínimo de sensatez
y lo han hecho a pesar de que hemos ofrecido resistencia. Mucha resistencia. Y
la que nos queda. Ni acatamos ni respetamos la sentencia en el juicio de La
Manada. Los magistrados Ricardo González, José Francisco Cobo y Raquel
Fernandino nos han declarado la guerra. La paciencia tiene un límite y hoy se
ha rebasado. La sentencia reclama violencia y violencia es lo que tendrán. Ya
no habrá lazos violetas, ni más minutos de silencio, ni concentraciones en las
puertas de los ayuntamientos. Lo que que hoy nos ha pedido esa mal llamada
justicia son hostias como panes. Y las habrá, vaya si las habrá. Ya veremos
cómo, dónde… pero las habrá. Cuando un@ ve cómo la justicia no nos protege,
cómo miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado violan a las
mujeres y esos mismos cuerpos no se echan a las calles despreciándolos, ni se
grita ‘a por ellos’ y vuelven a hacer gala de ese corporativismo que me produce
náuseas hasta ahogarme en bilis, ¿qué queda?
“Nada justifica la violencia
-prosigue Bollero- ¿Nada? Al carajo, esa sentencia dice todo lo contrario. Esa
sentencia reclama violencia por parte de la víctima para que consideren que
sexo no consentido en inferioridad numérica es una violación. Si esos cinco
indeseables rodearon aquel día a la joven, hoy quienes nos rodean con su
sentencia son estos magistrados de la Audiencia de Navarra, así que toca
resistir, toca recurrir a la fuerza, porque es una violación de facto. Si yo
fuera hoy cualquiera de los tres magistrados me preguntaría cuánto tiempo va a
tardar alguien en acercarse a mí, por la noche, cuando el sol haya caído, a
pedirme la hora fuera de un ‘contexto de violencia y/o intimidación’…
entendiendo como tal, lo que ellos han entendido en su sentencia. Del mismo
modo, si me pongo en el lugar de los absueltos por el delito de violación, no
sé qué temería más, si entrar en prisión o salir al primero de mis permisos…
porque los contextos sin violencia ni intimidación están a la vuelta de la
esquina… Ya está bien de ver cómo se mata a las mujeres por el hecho de ser
mujeres, son violadas y no hacemos nada. Ya está bien. Hoy todas y todos deberíamos
salir a la calle y comenzar a dar la primera hostia a la sentencia de la
Audiencia de Navarra. La primera de muchas. Hoy me siento desprotegido por la
justicia y si yo me siento así, no puedo ni acercarme a cómo se sienten las
mujeres. Hoy siento, precisamente por eso, que se acabaron las denuncias y las
órdenes de alejamiento, que ante una nueva agresión es mejor tirar por la calle
de en medio y rodearse de un buen puñado de amigas y amigos que corroboren
cualquier coartada. No van a faltar. Ya hemos dado demasiadas oportunidades a
la justicia y hoy ha sido el límite. Ese es el recado que hoy nos han enviado
los magistrados Ricardo González, José Francisco Cobo y Raquel Fernandino. Alto
y claro. Y lo hemos recibido. Vaya si lo hemos recibido”.
Las fotomontajes de la semana:
1 Según
El Jueves, hasta ahora, La Manada eran cinco salvajes. Tras la sentencia
emitida por los jueces, se les ha sumado un nuevo miembro.
1
Hoy, en Cleptomanía, como construir tu propio máster mientras coges unas cremas de cara.@GobernoAlem
2
¿Crema? ¿Qué crema?
3
Los buzones verdes y los amarillos. Tremending.
El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Vergara, J.R. Mora,
Pat, Manel F. Atxe, Nik…
Cristina Fuentes dimite.
. La España del blanco y negro.
Vergüenza, La Manada.
La venganza.
Tibio.
Pep Roig, desde Mallorca: Vacuidades, Juisticiería, Pseudodignidades,
De pequeñeces, nada, Todos a una y Viva las cadenas.
Los vídeos de esa semana.