Gloria Fuertes, la poeta ninguneada por sus compañeros de generación.
No sería hasta 2017, con
motivo del centenario de su nacimiento en el madrileño barrio de Lavapiés,
cuando se reivindicó la figura de Gloria Fuertes, fallecida hace veinticinco
años. Fue entonces cuando Blackie Books, fundado por Jan Martí y Alice
Incontrada, publicó sus textos adultos en “El libro de Gloria Fuertes, antología
de poemas y vida”. Y el escritor Jorge de Cascante se encargó de desempolvar la
biografía de esa poeta de voz ronca y encorbatada, espíritu castizo y motero,
fumadora empedernida y pésima suicida, porque cuando quiso arrojarse a las vías
del metro tras un desengaño amoroso, en vez de tirarse al tren se tiró a la
taquillera, como le confesó en su día a Vicente Molina Foix.
Hoy, en el 25º aniversario
de su muerte, sabemos que Gloria Fuertes se fue sin el reconocimiento que
merecía. Su primer libro editado versa sobre su vida y sobre la literatura un
poco más seria o elevada, mientras que el segundo está enfocado en esa
literatura más infantil. Sin embargo, ambos dialogan entre sí todo el tiempo y,
en muchas ocasiones, es difícil diferenciar entre ambas literaturas. Y en la
Feria del Libro de Madrid, la cola para conseguirlos fue kilométrica. Quizás
por ello algunos poetas que la veían desde otras casetas la infravaloraron: “Lo
que hace ella no vale nada”.
Henrique Mariño nos
recuerda sobre ella: “Pese a que tenía una personalidad bastante particular y a
que hacía de su capa un sayo, era imposible que no influyera el hecho de ser
mujer en aquella época. Y se aludió a la triple condición por la que no fue
reconocida en vida: mujer, lesbiana y pobre. En 'El libro de Gloria Fuertes.
Antología de poemas y vida', intentó arrojar luz sobre algunos aspectos que se
habían ido diluyendo con los años. Se trataba de explicar de dónde venía su
poesía y cuánto tenía que ver con su experiencia, es decir, lo que tuvo que
superar Gloria Fuertes para llegar adonde llegó.
“En efecto, en la obra de
Gloria Fuertes hay humor, aunque también muerte y desamor. ¿Qué poso le dejó la
guerra civil? Incluso en su poesía infantil están presentes por todas partes la
muerte, el hambre o la enfermedad. La guerra civil le dejó una marca
imborrable. Sus amigos comentaban que era un poco agarrada, o sea, tacaña. Un
rasgo que se le quedó de aquellos tiempos de pobreza extrema”.
Amor que libera
Ya no soy la niña amarga
que tenía un mar de llanto
y alta ortiga por el alma.
Ya no soy la niña enferma
que al oír risas lloraba;
ya salí del solitario
bosque que me acorralaba.
Ahora soy la niña verde,
porque floreció mi calma.
Ya no soy la loca triste,
ya no soy la niña blanca,
nuevo amor ha traspasado
con el nardo de su lanza
mi corazón, que ahora tiene
un nombre de menta y ámbar.
¡Ay cuánta sonrisa noto
que trepa por mis espaldas!
¡Qué brillo tienen mis ojos
—viudos de siete mil lágrimas—!
La vida me sabe a verso
y los besos a manzana.
—El monte arregla sus pinos,
por las rocas el mar baila—.
El amor danza en mi pecho.
¡Ya me quiere! ¡Ya me aguarda!
Ya no soy la loca triste,
que al oír risas gritaba;
ahora soy la niña dulce,
ya no soy mujer amarga.
(Gloria Fuertes)
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