Silvia Sanz: “La música no es sólo importante, sino también imprescindible”
Para la directora de
orquesta, Silvia Sanz (Madrid, 1967), la música es algo que nos acompaña en
cualquier momento y situación. Para ella “la música no es sólo importante, es también
imprescindible” y debería estar presente en todas las etapas de la vida de una
persona. Esta filosofía la aplica tanto en los conciertos que dirige en el
Auditorio Nacional de Música como en el Grupo Talía, fundado y dirigido por
ella misma. “El Grupo Talía estuvo en mi cabeza desde que estudiaba”, cuenta
Silvia Sanz en la cuarta entrega de la serie 'Mujeres Extraordinarias', un
proyecto realizado en colaboración con Renfe con el objetivo de visibilizar el
talento femenino. Tras terminar la carrera de Dirección de Orquesta y completar
sus estudios, algo no conectaba ni en la cabeza ni en la vida de Silvia. “Eso
no te da la posibilidad de sacar adelante una profesión como esta”, confiesa a
Álvaro López en ElPlural.com. Por eso, decidió montar su propio proyecto que
comenzó siendo algo pequeño, pero ha crecido enormemente, con varias orquestas,
dos coros y un proyecto pedagógico del que Silvia está muy orgullosa.
“Llegó un momento en el
que creíamos que había que dar esa oportunidad a los niños de venir a las grandes
salas de concierto”, explica Silvia. Para conseguir acercar la música a los
niños tuvieron una brillante idea: dar un concierto con juguetes. En estos
conciertos los músicos podrían tocar instrumentos de juguete e interpretar
canciones y bandas sonoras de películas y dibujos animados destinados a los más
pequeños de la casa. “Los músicos nos convertimos en niños, para que los niños
se sintieran también músicos”, una especie de si la montaña no va a Mahoma,
Mahoma va a la montaña, pero con una buena banda sonora de fondo. Todo esto sin
bajar el nivel musical del Grupo Talía, pero acercándose muchos más a los niños
y niñas, para que puedan vivir una experiencia gratificante relacionada con la
música.
Silvia Sanz recuerda ver
una grabación casera en la que ella misma, con tan solo 4 años, intentaba
dirigir a su familia para que cantase el 'Cumpleaños Feliz'. Comenzó a tocar, a practicar y a estudiar
música. Pronto, sus profesores descubrieron que tenía facilidad para ello. Su
historia, de una manera u otra, siempre estuvo ligada al Auditorio Nacional de
Música, como si el destino quisiera que ella formara parte del mismo. Y es que
Silvia sabía cómo iba a ser mucho antes del inicio de su construcción, pues su
padre fue el delineante encargado de la elaboración de esos planos que
acabarían convirtiéndose en ese magnífico “Templo de la Música”, tal y como
ella misma lo define.
Respecto a la situación
de la mujer dentro de la música clásica dice que “ha mejorado muchísimo en
estas últimas décadas”. Aunque no nos encontremos en el momento ideal ya que
todavía queda mucho por hacer, por aprender y por educar, reconoce los cambios
que se están viviendo en su profesión. “Tengo que reconocer que en mis primeros
conciertos se oía un murmullo entre el público. Soy directora de orquesta, pero
antes que eso soy mujer”, añade rotundamente.
La primera mujer
extraordinaria de su vida es su madre, por todos los esfuerzos que tuvo que
realizar para que pudiera convertir sus sueños realidad y por recibir de ella
todo el apoyo del mundo. La segunda es su hija por “demostrar día a día que es
una mujer del siglo XXI, que ha captado que se puede conseguir lo que se
quiere, que tiene claras sus aspiraciones y que lucha día a día por conseguir
lo que tiene en la cabeza”. Sin embargo, no se considera a sí misma nada
extraordinaria y se ve “como cualquiera otra mujer que veas por la calle”.
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