domingo, 23 de febrero de 2025

Trumputismo frente Zelenski: EEUU y Rusia negocian el futuro de Ucrania (sin Ucrania).

 
Las delegaciones de EEUU y Rusia, durante las conversaciones celebradas en Riad sobre la guerra en Ucrania.

Es la pareja del momento. Donald Trump y Vladímir Putin ya han puesto a sus equipos a negociar el acuerdo que ponga fin a la guerra en Ucrania. Los máximos responsables de Exteriores de EEUU y Rusia se han sentado a la mesa en la capital de Arabia Saudí, patrocinador ya de cualquier evento internacional que se ponga a tiro. A partir de ahora, otro grupo de nivel más técnico intentará aterrizar el acuerdo. Ucrania sigue marginada de su propia conversación; aunque EEUU aseguró que les consultaría cada día, Zelenski también protestó por cómo se estaba gestionando. Una clara derivada de todo es que, gracias a Trump, Vladímir Putin es hoy un líder más poderoso que hace un año e incluso que antes de iniciar la guerra. Y que este acuerdo de conveniencia está reajustando las alianzas internacionales. En París, Macron anunció otra cumbre de gobiernos para definir estrategias conjuntas sobre Ucrania y el acuerdo entre EEUU y Rusia. En la primera reunión de hace unos días estaban Francia, España, Reino Unido, Alemania, Italia, Países Bajos y Dinamarca. A esta segunda se unirá una decena más de países, incluso alguno no europeo, pero con mucho peso simbólico: Canadá. La delegación estadounidense estuvo liderada por Marco Rubio, secretario de Estado, Steve Witkoff, enviado para Oriente Medio, y Mike Waltz, asesor de Seguridad Nacional. Witkoff, enviado para Oriente Medio (izquierda), es un promotor inmobiliario neoyorquino que conoce a Donald Trump desde hace décadas y ahora está en el centro de su equipo de política exterior. A Witkoff se le atribuye haber presionado al líder israelí Benjamin Netanyahu para que aceptara un acuerdo de alto el fuego en Gaza. En el lado ruso, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, y el asesor de política exterior Yuri Ushakov. Lavrov, un incondicional de la diplomacia rusa, fue ministro de Asuntos Exteriores del país durante más de dos décadas. A lo largo de su carrera ha criticado abiertamente la injerencia occidental en los asuntos de otras naciones y se ha opuesto firmemente a los valores liberales. Sin embargo, su influencia real sobre Putin sigue siendo objeto de debate. Estados Unidos y Rusia se reunieron el pasado martes en Riad, Arabia Saudí, para negociar el final de la invasión rusa de Ucrania, que la semana cumple tres años. Ni Ucrania ni la UE están presentes y estas son las personas que forman parte de las delegaciones.

Emmanuel Macron, Volodimir Zelenski y Donld Trrump, el pasado diciembre. Europa Press

El 7 de diciembre del año pasado, según la redacción HuffPost, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un encuentro en el que también participó como anfitrión el jefe del Estado francés, Emmanuel Macron, que los había invitado para las conmemoraciones de la reapertura de Notre Dame de París. Zelenski llegó poco después al Palacio del Elíseo, adonde Trump había acudido tres cuartos de hora antes para un cara a cara con Macron.  El presidente electo de Estados Unidos y el jefe del Estado francés debían hablar de los aranceles que el primero amenaza de imponer a los productos que entren en su país procedente de la Unión Europea, de la guerra en Oriente Medio y, sobre todo, del conflicto en Ucrania. Una cuestión que interesaba más que a nadie a Zelenski, teniendo en cuenta que Estados Unidos es su principal proveedor de armamento. Durante la campaña para su elección, Trump había subrayado su intención de resolver la guerra en Ucrania en 24 horas. Su actitud suscitaba incertidumbre y temor entre los europeos, y en particular en Kiev, por la posibilidad de que eso signifique el fin del apoyo militar. Zelenski sabía que su país no iba a poder reconquistar por las armas el territorio conquistado por Moscú e insistió en que había que buscar una salida diplomática. A la ceremonia de Nontre Dame asistieron una cuarentena de jefes de Estado y de Gobierno. El dispositivo de protección incluía un contingente de más de 6.000 policías y gendarmes y el establecimiento de un perímetro cerrado al público en la isla de la Cité, donde se encuentra la catedral. Los invitados de Macron a la ceremonia asistirán por la noche en el Elíseo a una cena ofrecida por el presidente francés.

Líderes europeos, en París.

Siete semanas más tarde, el plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para buscar la paz en Ucrania comenzó a levantar ampollas. “El frenesí ejecutivo del nuevo inquilino de la Casa Blanca -escribió Lupe Carrasco en Vozpópuli- está acaparando toda la atención y las órdenes firmadas por el magnate desde su regreso al despacho más poderoso del mundo fueron desde la imposición de aranceles hasta el cierre de las oficinas de la USAID, pasando por tomar el control de Gaza. El último movimiento del magnate tenía que ver con la guerra en suelo europeo, pero su estrategia para terminar con el conflicto en Ucrania indignó a Europa y al propio Kiev. El presidente estadounidense informó la semana pasada de que había conversado con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para comenzar las negociaciones de paz “inmediatamente”. El líder ucraniano aceptó, pero reclamando estar presente en ese diálogo. Ucrania también estaría en cualquier mesa en la que se negociase el fin del conflicto. Sin embargo, en ningún momento las voces estadounidenses aseguraron que las reuniones bilaterales pasarían a incluir a Ucrania. Sí dieron a entender que Europa se quedaría fuera y, de hecho, se eligió Riad, la capital de Arabia Saudí como escenario de las primeras reuniones, donde se desplazaron las delegaciones de EEUU, Rusia y Ucrania, esta última con Zelenski al frente. Pero paralelamente, la reacción e indignación de Europa se escenificó con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, como líder improvisado. El galo respondió a lo que los países europeos tachan de osadía, convocando una reunión de urgencia en París con los principales mandatarios de la Unión Europea, Reino Unido, la Comisión Europea y la OTAN. La reunión, pese a ser de urgencia e improvisada e incluir a jefes de Estado de Reino Unido (Keir Starmer), Alemania (Olaf Scholz), Italia (Giorgia Meloni), Polonia (Andrzej Duda), España (Pedro Sánchez), Países Bajos (Dick Schoof) y Dinamarca (Mette Frederiksen), así como a Rutte, Ursula von der Leyen y António Costa, fue calificada como ‘informal’”. Según el Elíseo, se convocó a estos líderes europeos al ser una 'cumbre' de urgencia, pero con la intención de seguir ampliando estas conversaciones e ir incluyendo al resto de miembros “para llegar a un consenso sobre qué pueden hacer los europeos por sí mismos.  Sin embargo, el cónclave fue un símbolo de la resignación y debilidad que se experimenta ahora mismo en Europa. Y quedó claro que la primera potencia mundial no tenía intención de sumar la paz a sus negociaciones de paz. De hecho, el enviado del republicano, Keith Kellogg, aseguró que los europeos debían quedar apartados de las conversaciones en este sentido. Además, aseveró que en primer lugar el diálogo sería entre Trump y Putin y, relegado a un tercer lugar, se incluiría al presidente ucraniano. 

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, Turquía.

Donald Trump indicó que, “probablemente”, mantendría una reunión cara a cara con el líder ruso, Vladímir Putin, durante este mes. Y mostró su postura sobre el posible despliegue de tropas de paz europeas en Ucrania, una propuesta discutida por los líderes del Viejo Continente en París. “Si quieren hacer eso, genial. Estoy totalmente a favor”, declaró durante una comparecencia ante la prensa. Aclaró que esta medida no implicaría la participación de fuerzas estadounidenses, argumentando que Ucrania “está muy lejos” para comprometer personal militar de EEUU. Además, criticó al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, señalando que había contado con tres años para buscar una salida negociada al conflicto. Estas palabras se produjeron mientras Zelensky, tras reunirse con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, reclamaba una solución diplomática al enfrentamiento bélico. Zelensky aseguró que no recibió invitación para formar parte de la cita en Arabia Saudí entre Rubio y Lavrov, aunque inicialmente tenía previsto visitarlo el miércoles. Y decidió retrasar su viaje hasta el 10 de marzo para evitar “ninguna coincidencia”. Desde Turquía, Zelensky destacó que ni Rusia ni Ucrania podrían obtener una victoria definitiva en el terreno de combate. “Me parece que hoy está claro que ninguna de las partes ganará esta guerra con las armas en el campo de batalla (...). Esto significa que debe haber una transición hacia la diplomacia, pero que esta debe conducir a una paz justa”, enfatizó. El presidente ucraniano volvió a mostrar su malestar por no haber sido informado por EE.UU. de que se iba a celebrar la reunión bilateral con los rusos, e insistió en que no habrá conversaciones a espaldas de Kiev ni reconocerá ningún resultado de esos contactos que afecte a Ucrania. “No queremos que nadie decida nada a nuestras espaldas... No se puede tomar ninguna decisión sin Ucrania sobre cómo poner fin a la guerra en Ucrania”, afirmó Zelenski ante los periodistas en la rueda de prensa conjunta con Erdogan. Además, el mandatario ucraniano declaró que no respondería a ningún ultimátum que el Kremlin haya podido plantear a Kiev en la reunión de Riad. “Como presidente de Ucrania, no he dado garantías a nadie, no he confirmado nada a nadie. Es más, ni he tenido ni tengo intención de responder a ultimatums de Rusia”, aseguró Zelenski.

Cuando Europa despertó, EEUU ya no estaba: el día que Trump dejó solos a los europeos.

La vuelta de Donald Trump al poder generó un escenario sin precedentes y un cambio en la geopolítica mundial que puede trastocar el orden que emanó de la Segunda Guerra Mundial. Así lo entendió Samuel Martínez en Publico: “Hay consenso sobre eso entre los internacionalistas. En un nuevo contexto que se encamina a una realidad neoimperialista con Estados Unidos, Rusia y China en cada una de las esquinas del tablero, la Unión Europea corre el riesgo de ver desdibujado su papel o de escorarse a posiciones también extremas. Por eso era pertinente el encuentro que tuvo lugar el jueves, 20 de febrero, en el Congreso de los Diputados entre varias figuras políticas de la izquierda europea vinculadas al grupo del Europarlamento The Left, en el que está integrada Sumar, una de las organizaciones que promovió el acto. La vuelta de Donald Trump al poder generó un escenario sin precedentes y un cambio en la geopolítica mundial que puede trastocar el orden que emanó de la Segunda Guerra Mundial”. Se trató de una mesa redonda, moderada por la directora de Público, Virginia Pérez Alonso, bajo el título 'La UE en la era Trump: una perspectiva desde la izquierda', y en la que intercambiaron sus pareceres Estrella Galán, eurodiputada por Sumar; Leïla Chiabi, eurodiputada por La France insoumise; Pasquale Tridico, eurodiputado por Movimento 5 Stelle; Rudi Kennes, eurodiputado por el partido belga PTB; Kathleen Funchion, eurodiputada por el Sinn Féin irlandés; la sueca Hanna Gedin, eurodiputada por Vänsterpartiet y Agustín Santos Maraver, diputado de Sumar en el Congreso y, antes, embajador representante permanente de España ante la ONU. Pérez Alonso habló de la importancia de debatir desde la izquierda las posiciones estratégicas de la UE “en un momento en que la conversación pública está copada por los anuncios y boutades de Trump, que parecen haber cogido a Europa con el pie cambiado”. En esta tesitura, “es esencial poder escuchar a figuras relevantes de la izquierda alternativa europea con capacidad para cambiar las cosas”. Actos como el de este jueves ayudaron a “esbozar el papel que debería tener la UE en este nuevo escenario geopolítico”, siempre desde una “perspectiva progresista y de defensa de los derechos humanos”. La cita llegó solo dos semanas después de que la extrema derecha europea también se encontrara en Madrid para celebrar un cónclave del partido europeo Patriots, que preside Santiago Abascal y cuyo líder espiritual es Viktor Orbán. 

La Casa Blanca ha pasado de apadrinar a Zelenski como héroe de la democracia a declararle su enemigo.

Con el cambio de presidente  en menos de dos meses, la Casa Blanca ha pasado de apadrinar a Zelenski como héroe de la democracia a declararle su enemigo. Trump acaba de cruzar una de esas líneas que parecen sagradas: ha llamado “dictador” a Zelenski. Si a este caos intentamos darle un sentido lógico, la única interpretación posible es que Trump acepta una de las grandes prioridades de Putin para trasladar el frente militar al frente político, donde es experto en injerencias: que Ucrania celebre elecciones. “Más vale que Zelenski actúe rápido o su país desaparecerá”, remató Trump. “Mientras tanto, estamos negociando con Rusia un final a la guerra. Biden nunca lo intentó, Europa ha fracasado y Zelenski probablemente quiere seguir haciendo dinero fácil”, advirtió el presidente. Trump, acusando a Zelenski de no gestionarla correctamente. “Volodímir Zelenski, un comediante de éxito modesto, convenció a Estados Unidos que gastarse 350.000 millones de dólares en una guerra que no se podía ganar, nunca debería haber empezado”, escrito el presidente. “EEUU se ha gastado 200.000 millones de dólares más que Europa [...] en una guerra que es mucho más importante para ellos que para nosotros. Nosotros tenemos un gran y bello océano de separación”. “El líder de la oposición, Petro Poroshenko, critica a Zelenski, pero no lo hace por no convocar elecciones. No es un error ni de la oposición ni de los ciudadanos comunes. Sería divisivo e inviable tener unas elecciones libres y justas. ¿Cómo se pueden celebrar unas elecciones con una población desplazada tan grande, con siete millones en el extranjero? ¿Cómo se aseguran las urnas cuando podría haber un ataque aéreo? ¿Cómo participan todas esas personas que viven bajo la ocupación?”, explica Onuch, catedrática de Política Ucraniana de la Universidad de Manchester. Horas antes, Volodímir Zelenski acusó a Donald Trump de vivir “en la burbuja de la desinformación” creada por Rusia.  El presidente de Ucrania respondió, en una rueda de prensa en Kiev, a los comentarios de su homólogo estadounidense sobre la aprobación interna a su gestión, y aseguró que “nunca comenta los índices de popularidad, especialmente los propios o los de otros líderes”, pero recordó que la última encuesta muestra que el 58% de los ucranianos confían en él.

Otros comentarios, imágenes, fotos y fotomontajes:  

Dictadores y sus mantras, la misma mierda, diferente siglo.

Las excusas para destruir la democracia son siempre las mismas. Cambian los nombres, cambian los escenarios, pero el guion es idéntico. Primero se presentan como salvadores, como líderes imprescindibles en tiempos de crisis. Luego, se arrogan el derecho a pisotear las leyes en nombre del bien común. Y cuando nos damos cuenta, ya han construido su maquinaria de poder absoluto. Napoleón fue el héroe revolucionario que terminó proclamándose emperador. Mussolini llegó como el defensor del orden y acabó instaurando el fascismo. Hitler usó la democracia para dinamitarla desde dentro. Franco justificó su dictadura con Dios y la patria. Y ahora, Trump, el showman convertido en caudillo, ya ni siquiera esconde su ambición: su país le pertenece, la justicia es su enemiga y la ley es un obstáculo que hay que aplastar. El peligro no es solo el individuo, sino la cantidad de personas dispuestas a creer en su farsa. No basta con decir “esto ya lo hemos visto antes”, hay que frenarlo antes de que sea demasiado tarde. Porque la historia no se repite sola: la repetimos nosotros cuando no aprendemos nada. (Spanish Revolution)

Este proverbio turco encaja a la perfección con la imagen de Donald Trump en el Despacho Oval, rodeado de su séquito. La frase es una advertencia sobre el peligro de encumbrar a figuras populistas, demagogas o incompetentes al poder: no es que ellas cambien, es que arrastran consigo a la institución que deberían representar. El problema no es solo el payaso, sino la degradación del palacio. Trump es un ejemplo paradigmático de esto. Su presidencia es una sucesión de escándalos, nepotismo y ataques constantes a los valores democráticos. Y lo más grave no es su torpeza o su ignorancia, sino cómo ha logrado rodearse de cortesanos dispuestos a reírle las gracias mientras desmantela normas básicas de convivencia política. Este fenómeno no es exclusivo de EE.UU. Lo vemos en todas partes donde la ultraderecha alcanza el poder. Líderes que llegan envueltos en discursos incendiarios, que desprecian la política, pero la parasitan, que reducen el debate público a una performance de insultos y bulos. Y mientras sus seguidores aplauden al “antipolítico” que “viene a cambiarlo todo”, lo que en realidad hacen es dinamitar las instituciones desde dentro. Cuando un payaso llega al palacio, el problema no es el payaso. Es el circo en el que convierte la democracia. (Spanish Revolution).

No se puede dudar de que Putin hizo lo que pudo por aupar a Trump al poder. Sabe que es un perfil manipulable y que le compra el discurso imperialista. De momento van a crujir entre los dos a Ucrania y luego vendrá la UE. Y por eso tienen partidos ultras infiltrados en Europa para acelerar el desgaste. A ver como se sale de esta pinza.  (Skakeo FanZine).

El dibujante Pablo Ríos, autor de “Más presidente Trump”.

El dibujante Pablo Ríos ya había publicado Presidente Trump (Sapristi, 2016), una colección de tiras cómicas sobre el entonces aspirante a la Casa Blanca. Coincidiendo con su nueva carrera electoral, el autor ha publicado “Más Presidente Trump” (Fandogamia), un libro de chistes gráficos que es más que una colección de las tropelías de Trump: se presenta como el relato de una campaña desquiciada que ha vuelto a llevar al sillón presidencial a un Trump que parece desatado y sin límites en sus pretensiones.

“Quien no lee habrá vivido 70 años.  Sólo una vida: ¡la tuya! Quien lea habrá vivido 5000 años: estuvo allí cuando Caín mató a Abel, cuando Renzo se casó con Lucía, cuando Leopardi admiró el infinito... Porque leer es una inmortalidad hacia atrás”. (Umberto Eco)

La Libertad emigra.

La mejor fotografía de eclipse jamás tomada por Joshua Cripps.

Efecto del sol en el mar.

Florecimiento de arándanos en Japón.


El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Eneko, Manel F., Vergara, Horca, Miki y Duarte, Kap, Asier y Javier, Riki Blanco, Tomás, J.R. Mora…








Mar gruesa.


Negociaciones
La ultraliberal.

Rubiales cuando besa.

La estrategia.
Trumpismo a la española.







 Una pareja feliz.

Pep Roig, desde Mallorca:

El retorno del Prínsipe Asul (Cap. 27)

Algo huele a podrido, en Madrid

 La que se avecina

Menos peso.

Pitorreo.

Al dictado.
La que se avecina.

Los vídeos de esta semana:

Trump negociará la paz en Ucrania con Rusia, pero sin Zelenski ni Europa

Cómo Trump y Putin han sacudido el orden mundial en una semana | BBC Mundo

Trump PIERDE LA CAPACIDAD de hablar tras el desastre de la conferencia de prensa de Kaitlan Collins

El papel del nuevo secretario general de la OTAN | DONALD TRUMP, UCRANIA y EUROPA | EL PAÍS

¿Qué son las tierras raras de Ucrania que tratan de negociar Trump y Zelenski? | EL PAÍS

Els productes sospitosos de Javier Milei

Donald Trump és "El gran dictador"



No hay comentarios: